¡Pero que nadie se asombre de este homenaje postrero, aunque laven el reguero de esa sangre que se pierde, queda tu nombre indeleble : Pancho Martínez Romero!
Déjenlos que sigan acribillando a ciudadanos inermes. Dejen que impongan la barbarie fascista a sangre y fuego. ¡Déjenlos matar! ¡Dios y Patria! Dios de...
Eres mi propio grito que reclama justicia;
Estás incorporado a esta memoria viva,
que fluye como un río torrentoso,
Y se niega al olvido y al silencio.