Miren cómo se visten cabo y sargento
Para teñir de rojo los pavimentos…
Violeta Parra
¡Se lució usted, pues, sargento,
al matar impunemente
delante de toda la gente,
a un joven sin documentos!
Usted usó su armamento
sin criterio ni medida
hasta quitarle la vida
a un humilde ser humano.
Dando muerte a un ciudadano,
se convirtió en homicida.
Las imágenes son francas,
nos muestran lo sucedido:
Pancho en el suelo, caído;
usted, criminal, se arranca.
Pancho es otro Catrillanca,
otra Fabiola o Gatica.
Con su crimen se replican
las muertes innumerables
a manos de miserables
que la impunidad duplican.
El espíritu del puma*
se despierta en un instante
y encarna en el habitante
una impotencia que abruma.
Contra el criminal se suma
la protesta callejera;
todo el pueblo sale afuera
con lo primero que encuentra
y su voluntad se centra
en vengarse de las fieras.
Ya te vas, Pancho Martínez,
te asesinó un policía,
uno de esos que algún día,
sirvieron para otros fines.
Criamos a estos mastines
para cuidarnos la casa
y ahora ves lo que pasa:
nadie está a salvo afuera.
Hay que cambiar de perrera,
de perro, collar y raza.
El pueblo inscribe otro nombre
entre sus muertos sagrados:
sobre la calle grabado
queda el recuerdo de un hombre.
¡Pero que nadie se asombre
de este homenaje postrero:
aunque laven el reguero
de esa sangre que se pierde,
queda tu nombre indeleble:
Para dos renglones:
Pancho Martínez Romero!
* Panguipulli, pangi pülli en mapudungun, significa ‘loma de pumas’
Jorge Lillo Valenzuela
Fuente: Tlaxcala, 9 de febrero de 2021
Traducciones disponibles: Français
Publicado por La Lira Virtual