Homenaje a Francisco Martínez Romero, malabarista callejero asesinado en Panguipulli

¡Pero que nadie se asombre de este homenaje postrero, aunque laven el reguero de esa sangre que se pierde, queda tu nombre indeleble : Pancho Martínez Romero!

Miren cómo se visten cabo y sargento
Para teñir de rojo los pavimentos…
Violeta Parra

¡Se lució usted, pues, sargento,
al matar impunemente
delante de toda la gente,
a un joven sin documentos!
Usted usó su armamento
sin criterio ni medida
hasta quitarle la vida
a un humilde ser humano.
Dando muerte a un ciudadano,
se convirtió en homicida.

Las imágenes son francas,
nos muestran lo sucedido:
Pancho en el suelo, caído;
usted, criminal, se arranca.
Pancho es otro Catrillanca,
otra Fabiola o Gatica.
Con su crimen se replican
las muertes innumerables
a manos de miserables
que la impunidad duplican.

El espíritu del puma*
se despierta en un instante
y encarna en el habitante
una impotencia que abruma.
Contra el criminal se suma
la protesta callejera;
todo el pueblo sale afuera
con lo primero que encuentra
y su voluntad se centra
en vengarse de las fieras.

Ya te vas, Pancho Martínez,
te asesinó un policía,
uno de esos que algún día,
sirvieron para otros fines.
Criamos a estos mastines
para cuidarnos la casa
y ahora ves lo que pasa:
nadie está a salvo afuera.
Hay que cambiar de perrera,
de perro, collar y raza.

El pueblo inscribe otro nombre
entre sus muertos sagrados:
sobre la calle grabado
queda el recuerdo de un hombre.
¡Pero que nadie se asombre
de este homenaje postrero:
aunque laven el reguero
de esa sangre que se pierde,
queda tu nombre indeleble:
Para dos renglones:
Pancho Martínez Romero!

* Panguipulli, pangi pülli en mapudungun, significa ‘loma de pumas’

Jorge Lillo Valenzuela

Fuente: Tlaxcala, 9 de febrero de 2021

Traducciones disponibles: Français

Publicado por La Lira Virtual