Cuanto menos se cuestiona el orden social establecido en materia de relaciones de género, más se contribuye a mantener o profundizar las inequidades y desigualdades entre hombres y mujeres. Estamos así en presencia de la violencia simbólica, que también se verifica en el caso de la omisión (no dar voz a las mujeres, silenciar sus conflictos y problemáticas, etcétera).