En suma, la llegada de Bolsonaro y el grupo que lo acompaña al Palacio de Planalto supone una catástrofe en todos los ámbitos para el propio Brasil, para el conjunto de las naciones latinoamericanas, y de manera muy probable para el planeta entero. Sólo cabe esperar que el pueblo brasileño encuentre el camino de vuelta a la cordura y pueda afrontar la embestida neoliberal con la menor cantidad de daños posible.