La calle hervía, los retenes en las ciudades y rutas erigían sus almenas donde se controlaba el hormiguear de la gente y se inoculaba el miedo. Era el tiempo...
Para despejar toda duda, André Breton en el Segundo Manifiesto del Surrealismo (1930) expuso, con todas sus letras y consecuencias: “totalmente, sin reservas, nuestra...