Golpe de Estado en Bolivia para profundizar el saqueo capitalista
Mientras el capitalismo siga vivo, sigue en su seno viva su herramienta fascista, y sigue imperando la brutal injusticia social que hambrea pueblos y devasta la naturaleza.
Se consumó el Golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Ahora se viene lo más terrorÃfico contra el pueblo boliviano, particularmente contra la clase trabajadora, contra las organizaciones campesinas e indÃgenas de base, contra el pensamiento crÃtico, contra toda persona que se oponga al saqueo capitalista, a la depredación de la naturaleza, a la explotación. Se viene el fundamentalismo católico declarado y el racismo abyecto, la misoginia más brutal y la nostalgia del tiempo de las cruzadas (lo vienen anunciando las acciones y proclamas de los golpistas); se viene la intensificación del saqueo del litio, del gas, de la plata, del oro, del estaño, del hierro, de los manantiales y demás riquezas naturales, se viene mayor explotación contra las y los trabajadores, hambre y exterminio contra el pueblo, montañas y rÃos capitalizados por un puñado de multinacionales y latifundistas.
Bajo el gobierno de Evo Morales, se invirtió el capital generado por la minerÃa y los impuestos en servicios sociales, para implementar una mejora de la calidad de vida de las personas más empobrecidas de la clase explotada (pero no se cuestionó de raÃz al capitalismo y siguió existiendo una clase explotada y una clase explotadora); las medidas sociales obviamente representaron un alivio para miles de familias bolivianas, pero como toda medida que no modifica la estructura misma del sistema socioeconómico, su durabilidad tenÃa fecha de caducidad. TenÃa fecha de caducidad porque la clase explotadora no cesa nunca en su afán por profundizar los niveles de explotación y saqueo, dado que en base a esos mecanismos se enriquece.
El pueblo dio la lucha de manera contundente contra los destacamentos fascistas para impedir que sea tumbado el primer presidente indÃgena de toda la Historia de Bolivia (desde la llegada de los colonizadores los indÃgenas fueron explotados y excluidos). Evo Morales no habÃa seguido a rajatabla los dictados del gran capital (y por eso los magnates se lo quisieron quitar de en medio, y no quisieron reconocer su victoria electoral).
Los acontecimientos se encadenaron luego a una velocidad vertiginosa. La PolicÃa se amotinó en varias ciudades. A la capital de Bolivia arribaron numerosas hordas fascistas provenientes de Santa Cruz. Los medios de comunicación del Estado y varios medios comunitarios fueron atacados. Varias casas de gobernadores fueron incendiadas por los mercenarios. El gobierno de Evo tenÃa en ese momento dos opciones: o ceder al chantaje del fascismo y caer en la trampa de llamar a nuevas elecciones, en medio del clima de terror que imponen los mercenarios de la burguesÃa, o bien radicalizar el proceso popular, tomando su fuerza de las masivas movilizaciones en su apoyo que seguÃan en las calles. Se decantarÃa a primeras horas del 10 de noviembre por llamar a nuevas elecciones, siendo que ya ganó en las elecciones del 20 de octubre, y que claramente la burguesÃa no se calmarÃa hasta tener en sus manos todo el poder (es decir, en eventuales nuevas elecciones el clima de terror impuesto por la herramienta fascista de la burguesÃa impedirÃa a muchos votantes por Evo el acercarse siquiera a votar, y en el caso de que ganara Evo nuevamente, claramente la burguesÃa seguirÃa con la desestabilización). Pero ni siquiera el anuncio de Morales de llamar a nuevas elecciones fue suficiente para la burguesÃa: ese mismo 10 de noviembre la cúpula militar emitió un comunicado en el que se posicionó del lado de los golpistas, llamando a Evo Morales a renunciar. El pueblo boliviano sin embargo siguió masivamente en las calles dando la batalla contra las hordas fascistas y su pretensión de Golpe de Estado.Â
El Golpe de Estado en Bolivia se dio mediante la brutalidad fascista y el amedrentamiento; la mayor parte de la policÃa no estaba protegiendo al pueblo de los ataques de los mercenarios, los militares anunciaron que se alineaban con el Golpe de Estado. Como siempre, cuando la clase explotadora no consigue lo que quiere mediante unas elecciones, recurre al golpe militar y paramilitar, a la amenaza, al terror: prácticas mafiosas de un sistema putrefacto. La clase explotadora casi siempre consigue lo que quiere mediante las elecciones pues tiene el capital para imponer sus candidatos mediante millonarias campañas alienantes, pero cuando excepcionalmente gana algún candidato más afÃn a los intereses de la clase trabajadora, tiene los dÃas contados.
Asà está la guerra que la clase explotadora le hace a la clase explotada: ahora saca a su herramienta fascista, por todo el planeta, para intentar barrer a todos los gobiernos que no le sean totalmente funcionales, y para profundizar la tasa de explotación y saqueo que incrementa su acumulación capitalista. Los pueblos tienen sus manos desnudas para defenderse, y su consciencia de que si no vencen en la batalla contra la herramienta fascista de la burguesÃa, se vienen tiempos de mayor terror, represión, explotación, saqueo, empobrecimiento y barbarie. Mientras el capitalismo siga vivo, sigue en su seno viva su herramienta fascista, y sigue imperando la brutal injusticia social que hambrea pueblos y devasta la naturaleza.