El fascismo social se manifiesta en la vida cotidiana de múltiples maneras: en la violencia, el machismo, la intolerancia, el culto a la fuerza bruta, la defensa de la propiedad privada como si fuera sagrada, el individualismo extremo… pero también en la indolencia, complicidad y justificación de lo que es injustificable y todo eso lo vivimos en los minutos y en las horas siguientes los que allí estábamos.