Xiomara Castro juramentó como nueva presidenta de Honduras. Es la primera mujer del país centroamericano, un hecho mayor aunado a otro: es la mandataria más votada de la historia. Sobre esa legitimidad, acompañada de su marido Manuel Zelaya, derrocado en el golpe de Estado del 2009, asumió ante un estadio lleno en Tegucigalpa, capital hondureña.
Xiomara Castro habla con su marido Manuel Zelaya luego de tomar juramento como nueva presidente de Honduras.. Imagen: EFE
Varios mandatarios asistieron a la toma de posesión de la nueva presidenta, como la vicepresidenta de Argentina, Cristina Kirchner -quien dio una conferencia la noche anterior-, el rey de España, Felipe VI, el presidente de Costa Rica, el canciller de México, Marcelo Ebrard, de Venezuela, Felix Plasencia, líderes como Dilma Rousseff, entre otros. Y estuvo la vicepresidenta de Estados Unidos (EEUU), Kamala Harris, país para el cual Honduras ha sido y es un punto importante del mapa, en el denominado triángulo norte de Centro América.
Bancarrota
La situación descrita por Castro, quien ganó con el Partido Libertad y Refundación (Libre) en alianza con el Partido Salvador Honduras, en su discurso es la de un país quebrado: “el Estado de Honduras ha sido hundido en estos últimos 12 años y lo recibo en bancarrota”, explicó. Una pobreza del 74 porciento, un crecimiento de deuda del 700 por ciento. “El Estado no tiene capacidad para sostener la estruendosa y bochornosa deuda, es prácticamente imposible cumplir con los vencimientos de la deuda, la única forma es un proceso de reestructuración con los acreedores privados y públicos”.
Esa crisis no es nueva. Una imagen trágica de la misma son las caravanas de migrantes que comenzaron a multiplicarse a partir del 2018: miles de hombres, mujeres, niños, en caravanas, a pie, en el largo y peligroso camino desde la ciudad de San Pedro Sula hasta Guatemala, México, y, a veces, EEUU. Este año ya partió una nueva caravana, abriéndose camino en los pasos cada vez más cerrados debido al diseño estadounidense de intentar detener las migraciones desde México.
Simpatizantes de Xiomara Castro que asisten a su juramento como presidenta en el Estadio Nacional de Tegucigalpa.. Imagen: EFE
El país centroamericano, además de quebrado económicamente, se encuentra marcado por lo que fueron “los 12 años de dictadura”, como los nombró Castro: asesinatos de líderes sociales como Berta Cáceres -cuya hija subió al escenario junto a la presidenta-, sicariatos, violencia social, represiones, y una penetración del narcotráfico hasta el más alto nivel. Esto último quedó evidenciado con la condena a cárcel perpetua en EEUU del presidente saliente Juan Orlando Hernández, en una causa de narcotráfico que lo involucra directamente.
Inestabilidad
Junto con el cuadro económico, social y político, el gobierno deberá resolver los conflictos internos e institucionales que ya emergieron. Esa inestabilidad se vio días atrás cuando se juramentaron dos presidencias del Congreso: una en el recinto oficial y reconocida por la presidenta, la otra fuera del recinto y desconocida por Castro. Esta segunda, encabezada por Jorge Calix, del partido Libre, no planteó desconocer a la nueva mandataria, y se estima que podría desarmarse, en particular en vista de la reunión del miércoles a la noche entre Castro y Calix.
Lo ocurrido evidenció una fragilidad al interior del principal partido de gobierno que, días antes, había echado a 20 diputados de sus filas por “traidores” por aliarse con el principal partido de la derecha con quienes, finalmente, conformaron el Congreso no reconocido por el Ejecutivo. El nuevo gobierno deberá entonces enfrentar no solamente el conjunto de grandes tareas enunciadas, con prioridad en educación, salud, seguridad y empleo como afirmó Castro, sobre un escenario de crisis, sino además lograr un ordenamiento puertas adentro.
Programa
¿Cuánto logrará avanzar el nuevo gobierno? La distancia entre las expectativas, promesas y la capacidad de llevarlas adelante ha mostrado poder ser grande en los nuevos gobiernos progresistas o de izquierda, como enseñan el caso argentino y peruano. Una cosa es ganar, otra es implementar una agenda de transformaciones teniendo en frente, por ejemplo, a oposiciones frecuentemente radicalizadas, o espacios de gobierno frágiles, heterogéneos o con dificultad de conducción.
Castro realizó algunos anuncios concretos. Uno de ellos es que la energía eléctrica será gratuita para más de un millón de personas que viven en la pobreza y consumen menos de 150 kilovatios. La misma será subsidiada por los sectores que más consumen. La agenda legislativa anunciada tendrá varios puntos de inicio, como una ley de condena al golpe de Estado del 2009, de revocatorio de mandato, amnistía a los presos políticos, participación ciudadana para poder llevar adelante consultas populares.
El nuevo gobierno en Centro América tomó posesión en un contexto de mayor fortaleza de gobiernos progresistas en el continente en términos numéricos y de reconstrucción, por ejemplo, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. En el caso hondureño su autodefinición política es de “proyecto de socialismo democrático”, y la presidenta anunció que su política exterior será “centroamericanista y latinoamericana”, por lo que es probable que Honduras trabaje en el fortalecimiento de los instrumentos regionales y continentales.
Las fotografías del jueves mostraron a un nuevo gobierno rodeado de gente, expectativas, demandas, urgencias, la necesidad de comenzar una nueva página luego de los años vividos después del golpe del 2009. Xiomara Castro, nueva presidenta del país, tendrá frente a sí numerosos desafíos en una geografía centroamericana compleja y particularmente monitoreada por Washington.