Dossier Qatar 2022: SANGRE, SOBORNOS Y… TAMBIÉN FÚTBOL

El Mundial 2022 es un despropósito climático, social, político y deportivo pactado a través del corredor del tráfico de influencias y los intereses políticos-industriales y financieros. 6.500 migrantes murieron en Qatar durante la construcción de los estadios. Como en el mundial que se celebró en la Argentina en 1978, cientos de personas jugarán al futbol sobre un terreno lleno de cadáveres

Ya está por comenzar otro Mundial de fútbol y miles de millones nos olvidaremos de guerras, genocidios y la diaria lucha por la supervivencia. Qatar 2022 será el primero en ser disputado en Medio Oriente y en jugarse al final del año calendario, entre noviembre y diciembre. Presentará 32 seleccionados nacionales, como es habitual desde Francia 1998 (hasta entonces lo habían jugado 24 como máximo), y será el último con esa cantidad de países antes de que en 2026 se expanda a 48 equipos. Aquí, todo lo que usted (no) quería saber del Mundial de Fútbol en Qatar.

Un mundial de fútbol manchado de sangre y sobornos

Aram Aharonian

El de Qatar es un mundial de fútbol manchado por sangre y corrupción. La difusión de esos hechos preocupa a los mandos de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) que, a menos de 20 días del comienzo del certamen, pidió a las selecciones que participan del torneo que se centren en el fútbol y no formen parte de “sermones” sobre moralidad, arrastrando al fútbol «a batallas ideológicas o políticas que existen”.

La carta completa que el presidente de FIFA Gianni Infantino, y la secretaria general Fatma Samoura, enviaron a las federaciones que participarán de la Copa del Mundo señala: «¡Por favor, concentrémonos ahora en el fútbol!». Obviamente, no cita a los 6.500 trabajadores muertos en la construcción de los estadios ni los sobornos recibidos por los dirigentes del fútbol mundial para votar por Qatar como sede.

Tampoco aborda la solicitud de Inglaterra y Gales, y otras seis naciones europeas, para que sus capitanes usen brazaletes multicolores «One Love» en la Copa del Mundo, que son una respuesta a las preocupaciones sobre las leyes anti LGBTQ+ de Qatar. Ambas naciones ya han dicho que desafiarían cualquier sanción de la FIFA. Y ya no está Diego Maradona, que seguramente protestaría contra tantos desmanes y explotación.

En estos días y con motivo de la guerra en Ucrania se han producido resoluciones y pedidos inéditos. A la exclusión –ya ejecutada- de Rusia, con motivo de ese enfrentamiento, ahora se le agrega la petición de Ucrania para que Irán sea eliminado y que su lugar lo ocupen ellos. ¿El motivo? Que Irán provee a Rusia de drones usados para atacar a su población. El pedido lo ha hecho el presidente de un club ucraniano. En las eliminatorias, justamente Ucrania había sido derrotada por la selección iraní.

¿Y América Latina?

Como estaba establecido, seis seleccionados latinoamericanos participarán en Qatar2022: tres de ellos ya han sido campeones mundiales (Uruguay, Brasil, Argentina). La de Argentina es la 18° participación, con la superestrella Lionel Messi como mayor atracción, sabiendo que sus mejores resultados fueron los campeonatos obtenidos en 1978 y 1986.

Brasil participa por vigesimoprimera vez y es el máximo ganador de mundiales por los conquistados en 1958, 1962, 1970, 1994 y 2002. Lleva un equipo de superestrellas, entre quienes destaca Neymar, el amigo de Bolsonaro criticado por Lula por intentar evadir obligaciones impositivas.

Uruguay participa por decimocuarta oportunidad, tras conquistar los mundiales de 1930 y 1950, con un equipo plagado de leyendas y nuevos talentos.

Ecuador llega por cuarta oportunidad y su resultado más destacado aconteció en Alemania 2006, alcanzando los octavos de final. Costa Rica es la sexta vez que disputarán la Copa, resaltando su participación en Brasil 2014, donde llegaron a cuartos de final. Mientras, México es la decimosexta ocasión en la cual parte del Mundial: llegó a cuartos de final en 1970 y 1986 en torneos disputados en su país.  Sobre la situación de los derechos humanos en Qatar no han dicho nada.

Sepultados bajo los estadios

Hay una gran división del mundo musulmán: sunitas y chiitas, hoy en día particularmente evidenciada por las actuales tensiones entre Arabia Saudita e Irán. Ambos comparten las mismas enseñanzas del Corán, pero para el mundo occidental los sunitas son buenos y los chiítas malos, aunque siguen las mismas reglas religiosas.

La joven Mahsa Amini, que había ido a visitar a su familia, fue detenida el martes 13 de septiembre a la salida de una estación de metro de Teherán por la policía religiosa islámica iraní, acusada de infringir la ley que obliga a las mujeres a cubrirse el pelo con un pañuelo, y los brazos y las piernas con ropa holgada. La joven falleció días después en un hospital de Teherán, tras pasar tres días en coma. Y la información fue difundida por todos los medios hegemónicos, suscitando olas de protestas.

Pero la muerte de al menos 6.500 trabajadores oriundos de Bangladesh, India, Nepal y Filipinas, que murieron por el calor extremo y las duras condiciones de explotación laboral a las que fueron sometidos en la construcción de los estadios para el Mundial de Qatar, fue ocultada por la autocracia catarí, el dinero de las seis grandes trasnacionales patrocinantes de la justa “deportiva”,  la prensa hegemónica occidental y, obviamente los cómplices de la masacre, la FIFA.

“Muertes por causas naturales” (sin mediar autopsia), dijo Qatar, repitió la FIFA y publicitaron los medios hegemónicos. En Qatar la palabra democracia es un chiste de mal gusto. Allí la palabra está acaparada (como todo lo demás) por la familia real Al Thani. Y el jeque Tamim Bin Hamad Al Thani de 42 pirulos y “apenas” tres esposas (a la vez)… por ahora.

¿Patrimonio? Unos 350.000 millones de dólares. Los petrodólares han servido para construir fastuosos edificios en el desierto, comprar clubes de fútbol -como el Paris Saint Germian de Lionel Messi, Neymar y Mbappé, entre otros-, acallar a la prensa hegemónica, y sobornar a quien se les oponga.

Sunitas, chiítas, petróleo y EU

La división de los musulmanes no es nueva, ya que se remonta al año 632 y la muerte del profeta Mahoma, que derivó en una lucha por el derecho a liderar a los musulmanes. Aún hoy sunitas y chiitas mantienen importantes diferencias en materia de doctrina, rituales, leyes, teologías y organización y compiten por su influencia en especial en el oeste de Asia.

Sus respectivos líderes también acostumbran competir por influencia. De Siria a Líbano, pasando por Irak y Paquistán, muchos conflictos recientes –algunos aupados y financiados por Occidente- agravarono esta división, rompiendo comunidades enteras. Los sunitas son mayoría entre los musulmanes –entre el 86% y el 90%– y se ven a ellos mismos como la rama más tradicional y ortodoxa del Islam.

Mural cubano Maisel Lopez Mundial de Futbol Qatar.

De hecho, el nombre de suní, o sunita, proviene de la expresión «Ahl al-Sunna»: la gente de la tradición, referida a prácticas derivadas de las acciones del profeta Mahoma y sus allegados en contraste con los chiitas. Los maestros y líderes religiosos sunitas han sido históricamente controlados por el estado, controlado mayoritariamente por monarquías nada democráticas.

Se estima que los chiitas actualmente suman entre 120 a 170 millones de fieles, aproximadamente una décima parte de todos los musulmanes. Son mayoría en Irán, Irak, Bahréin, Azerbaiyán y, quizá también Yemen. Hay importantes comunidades chiitas en Afganistán, India, Kuwait, Líbano, Paquistán, Qatar, Siria, Turquía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

La revolución iraní de 1979, por su parte, lanzó una agenda islamista radical de vertiente chiita que vino a retar a los gobiernos sunitas conservadores, particularmente en el Golfo Pérsico.

Estados Unidos reemplazó al colonialista Reino Unido como principal patrocinador y financista de seguridad de los estados del Golfo Pérsico en los años 60 y 70, trabajando para garantizar un flujo estable de petróleo del Golfo.

Qatar es una pequeña península dentro de una más grande llamada Península Arábiga. El vocablo árabe para “península” es Al Jazeera, que significa “casi una isla”. Comparte un pasado común con el resto de pequeñas monarquías árabes –Kuwait, Baréin, Emiratos, Omán– de dominio otomano primero y del imperio británico luego.

Hubo un momento en que los persas mandaron en el país. Pero, en 1968, cuando a los británicos se fueron retirando de algunas de sus colonias, los cataríes ingresaron a la federación de Emiratos Árabes Unidos, amor que duró apenas tres años, para constituirse como estado independiente al mando de la familia Al Thani.

En la siguiente década Khalifa bin Hamad Al Thani, abuelo del actual emir, nacionalizó la industria petrolera –dejándola bajo su dominio-, motor de toda la economía. Lo siguiente a independizarse fue jugar al fútbol para demostrarlo, contratando a jugadores y técnicos de todo el mundo. En junio de 1995, cuando el emir Khalifa estaba de vacaciones en Suiza, su hijo organizó un golpe de Estado sin derramamiento de sangre y se consagró como nuevo emir, quien en 1996 lanzó Al Jazeera, la primera cadena satelital de habla árabe.

A partir de 1992, Qatar ha establecido vínculos militares íntimos con los Estados Unidos, y ahora en ese país se ha ubicado el cuartel general de avanzada del Comando Central de los Estados Unidos y el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas. La base de Al Udeid, la más grande que tiene Estados Unidos en Medio Oriente, tiene capacidad para albergar más de un centenar de aviones y a más de 10.000 efectivos.

Al Udeid juega un papel fundamental en las operaciones militares estadounidenses en la región, incluyendo la lucha contra el autodenominado Estado Islámico (EI).

Sobornos, muchos

Desde su designación como sede del Mundial de Fútbol 2022, Qatar ha sido fuente de grandes controversias. Las acusaciones de sobornos para que el país del Golfo Pérsico fuera elegido comprometieron a una docena de dirigentes. Fue acusado de pagar a los funcionarios de la FIFA 3,7 millones de dólares en sobornos para asegurar su respaldo, pero fue absuelto después de una investigación de dos años.

El entonces presidente de la FIFA, Sepp Blatter, apoyó la candidatura de Qatar en ese momento, pero desde entonces aceptó la posibilidad de haber tomado la decisión equivocada. Moraleja: Blatter enfrenta actualmente en Suiza un juicio por acusaciones de fraude, malversación de fondos y otros cargos de corrupción.

Las investigaciones señalan que le pagaron un millón de dólares a delegados de la Confederación Centroamericana (Concacaf), millón y medio a otros de la Confederación Sudamericana (Conmebol), unos millones por Asia y Europa. La prensa francesa denunció que la ex superestrella francesa Michel Platini, cobró 7,5 millones de dólares. Y el supercapo argentino Julio Grondona , titiritero del fútbol sudamericano,  se embolsó 10 millones de dólares por dar el sí a Qatar 2022, antes de fallecer en 2014.

Varias ciudades de Francia se levantaron en señal de protesta contra el certamen por varias razones, y, lo más indignante, las cifras de personas que murieron para crear los estadios. Las polémicas giran en torno al impacto ecológico del torneo, los derechos de los trabajadores migrantes, las irregularidades en las construcciones de los estadios y los aspectos culturales que atentan contra los derechos humanos.

Qatar promocionó al Campeonato Mundial como el primer evento sin emisiones de carbono de su historia, hablando ampliamente sobre el aire acondicionado alimentado por energía solar que enfriará los ocho estadios, su sistema de metro eléctrico, y demás. En mayo, la ONG europea Carbon Market Watch (CMW) contradijo las afirmaciones cataríes, acusándolo de aplicar una «contabilidad creativa« para alcanzar sus objetivos.

El gobierno qatarí declaró que habían contratado a 30.000 trabajadores extranjeros únicamente para construir las ocho estadios del certamen. La mayoría de los empleados eran oriundos de Bangladesh, India, Nepal y Filipinas. Según diferentes organizaciones humanitarias, al menos 6.500 trabajadores fallecieron por el calor extremo y las duras condiciones a las que fueron sometidos.

Bikini, alcohol y homosexualidad, prohibidos

Obviamente, Qatar no va a querer presentarse al mundo como un Estado que está abriendo las puertas a Occidente para hacer un Mundial y que luego termine gente presa o con ciertos derechos vulnerados. Van a tener que flexibilizar o…

A fines de 2021, Nasser Al-Khater, presidente del comité organizador de la Copa del Mundo 2022 reiteró que «la homosexualidad no está permitida» pero que los fanáticos LGTBIQ + tendrán derecho a viajar, aunque aclaró que «las demostraciones públicas de afecto están mal vistas y esto se aplica a todos».

El presidente de FIFA, Gianni Infantino, explicó en septiembre que las autoridades cataríes le dieron garantías que cualquier eventual inconveniente se manejará de acuerdo a las normas internacionales de derechos humanos. Nadie comprendió qué quiso decir o quizá fue una respuesta a la declaración de la Selección australiana.

Los australianos pidieron a Qatar implementar reformas en favor de los derechos humanos, incluyendo la despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, de cara al Mundial.

En un vídeo colectivo, el cual fue publicado en las redes sociales oficiales del equipo, varios de los futbolistas alzaron la voz y expresaron su preocupación por el trato dado a los trabajadores inmigrantes, tras las denuncias por la muerte de miles de ellos, que trabajaron en la construcción de infraestructuras del mundial de fútbol Qatar 2022.

El 3 de noviembre, a pocos días de iniciarse el torneo, Qatar anunció que los servicios sanitarios de Qatar no preguntarán a las mujeres que necesiten un tratamiento médico durante el Mundial 2022 si están casadas o no, en un país en el que las relaciones sexuales fuera del matrimonio están prohibidas «No se preguntará a las personas si están casadas o no, su sexo, su nacionalidad o su religión», indicó Youssef Al Maslamani, portavoz encargado de las cuestiones sanitarias del Comité organizador.

Una bocanada de humanidad, porque según las leyes de Qatar, las relaciones sexuales fuera del matrimonio son susceptibles de penas que llegan hasta los siete años de prisión.

Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Creador y fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Detrás de escenas: corrupción, explotación laboral y violaciones de DDHH 

Paula Giménez y Matías Caciabue

El 20 de julio de este año, la FIFA publicaba en su página oficial una serie de documentos bajo el título “los derechos humanos, una prioridad en la Copa Mundial de la FIFA 2026”. En una promesa que suena a un forzado intento de lavado de imagen, pareciera obviarse que lo que se avecinaba era la edición 2022 de la Copa que se realizará en Qatar, que ha sido foco de todo tipo de denuncias de violaciones a los derechos humanos.

No es esta la primera vez en la que detrás del espectáculo y los flujos de miles de millones de dólares, se esconden violaciones a los derechos humanos. La experiencia de 1978 en Argentina, que sirvió para fortalecer a una de las dictaduras cívico-militares del Plan Cóndor, dejó una estremecedora experiencia al respecto.

Argentina 78: el Mundial que tapó la dictadura. notimérica/deportes

En las últimas semanas, las denuncias se han intensificado por parte de jugadores, directores técnicos y aficionados, e incluso Joseph Blatter, quien en 2010 era el presidente de la FIFA cuando Qatar recibió los derechos para organizar la Copa, dijo el pasado miércoles que “Qatar es un error”, y que “la elección fue mala”.

Pese a los “lamentos” de Blatter, a tan sólo días del mundial, ya están en marcha las campañas publicitarias, los pasajes aéreos y las ofertas de televisores para ver el Mundial de Fútbol. Esa pasión global promovida y administrada por la FIFA, un organismo que se comporta como  una suerte de  Ministerio Agencia del Deporte de un Estado Global controlado por la red financiera y tecnológica que hoy mueve los hilos de la economía mundial.

Este año, el valor de la entrada para mirar un partido, que oscila entre los 300 y los 1.200 dólares, estará por encima del salario mínimo que cobraron los trabajadores migrantes en Qatar, por trabajar en las obras que se desarrollaron desde 2010 para acondicionar la infraestructura a las exigencias del evento.

Algunos datos significativos como este se han dado a conocer a duras penas, mientras los dedos mediáticos, cuando no están promocionando el show, apuntan sobre todo a la cultura Qatarí y las reglas que impone el país respecto del consumo de alcohol, las manifestaciones de afecto en público y la ilegalidad de la homosexualidad.

Hansi Flick, seleccionador de Alemania, dijo a mediados de agosto: “Tengo muchos conocidos a los que les encantaría volar a Qatar, pero se abstienen de hacerlo por muchas razones. Porque no pueden permitirse precios exorbitantes, porque la situación es inaceptable para los homosexuales, porque hay violaciones de los derechos humanos o porque las minorías están marginadas”. “Básicamente, creo que es una pena que este torneo no vaya a ser un Mundial para los aficionados. El fútbol debería ser para todos. Por eso digo que no es un Mundial para el fan normal”, señaló.

Hansi Flick carga contra el Mundial de Catar: “No será un torneo para los aficionados”

Paradójicamente, el pequeño país, con una superficie similar a la de Bahamas o de las Islas Malvinas -poco más de 13.000 kilómetros cuadrados-, es considerado actualmente uno de los países más ricos del mundo según el Global Competitiveness Report y el FMI,  lo ubica en la lista de los mayores PIB per cápita del planeta. Un indicador que se sostiene a base de negar la ciudadanía a los trabajadores migrantes, que por sus condiciones laborales precarias, de semi esclavitud, sin dudas empeorarían estos números.

Qatar, está ubicado en una pequeña península del Golfo Pérsico, donde se encuentra el estrecho de Ormuz, que une el golfo de Omán con el golfo Arábigo-Pérsico y por el que transita más de 20% del petróleo crudo mundial, según datos compilados por World Energy Trade en 2020. Posee la tercera reserva de gas natural del mundo (lo que le ha dado el impulso económico de las últimas décadas) y los principales productos de exportación del país son el petróleo crudo, el petróleo refinado, el etileno y los polímeros de aluminio, enviados principalmente a Corea del Sur, Japón, India, China y Singapur.

La ubicación de Qatar en el Golfo Pérsico.

También se encuentran entre sus socios comerciales, Estados Unidos, que posee una importante base aérea en ese territorio (la base aérea de Al Udei, la mayor de la región), Alemania y Reino Unido, a quienes compra productos para la producción industrial. Además, Qatar es un gran paraíso fiscal, en el que la carga impositiva para cualquier actividad es muy baja y es el lugar que ha elegido para asentarse la cadena de noticias árabes Al Jazeera, de la cual Hamad Al Thani, padre del actual emir qatarí Tamim bin Hamad Al Thani, es dueño del 50%.

El 75% de los más de dos millones de habitantes que viven allí son extranjeros. Se rige por un emirato (monarquía), y adopta la Sharia o Ley Islámica para normar comportamientos morales en los que se basan luego los sistemas jurídicos. Es por esto que en Qatar están prohibidas y penadas por ley las relaciones entre personas del mismo sexo o fuera del matrimonio, el consumo de alcohol, las demostraciones de afecto en el espacio público y maldecir. La vida y la conducta de las mujeres queda bajo la tutela de sus esposos a quienes deben pedir permiso para estudiar, viajar e incluso a acceder a cuestiones vinculadas a la salud sexual y reproductiva.

En 2010 Qatar se aseguró los derechos a la Copa del Mundo al ganar una votación de los 22 miembros ejecutivos de la FIFA, por entonces presidida por Blatter. Derrotó las candidaturas de Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Australia. En respuesta, Estados Unidos desató el fifa-gate, mediante el cual se acusó a Qatar de pagar sobornos a los funcionarios de la FIFA en sobornos para asegurar su respaldo, además de sobornos relacionados con los derechos televisivos. Sin embargo, el país fue absuelto después de una investigación de dos años.

Organizar un mundial de fútbol requiere al país sede ajustarse a las exigencias edilicias que impone la FIFA y supone una dinamización de la economía local, a partir del aumento del turismo. Según un informe de Bloomberg, los ingresos que genera el evento se reparten entre la FIFA y el país sede. Por ejemplo, los derechos de televisión, los patrocinios y la venta de mercancía alusiva al Mundial de Fútbol corresponden a la FIFA. Mientras que los anfitriones se quedan con una parte de la boletería, con una cantidad específica por organizar el torneo y lo que pueda percibir por turismo y promoción de su marca país.

La conveniencia de organizar un evento como este, para abrirse al mundo es para nada despreciable para un país como Qatar que entre 2017 y principios de  2022 en medio de una crisis diplomática soportó sanciones y aislamiento económico por parte de Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, en conjunto con Estados Unidos, quienes lo penalizaron por entablar relaciones con Irán y Turquía y lo declararon país amigo del terrorismo, al tiempo que exigieron el cierre de Al Jazeera y de una base militar turca en suelo qatarí.

El inicio de las obras de infraestructura para la construcción de estadios, hoteles, aeropuertos y rutas destaparon las condiciones abusivas y de reducción a la esclavitud crónicas, en las que trabajaban en general las y los trabajadores migrantes. Según Naciones Unidas, en 2020 el número de migrantes internacionales (personas que residen en un país distinto al de nacimiento) alcanzó casi los 272 millones en todo el mundo – 48% de mujeres – de los cuales 164 millones son trabajadores migrantes.

A fines de 2015, la ONG Amnistía Internacional (AI), quien caracterizó a esta edición como “el mundial de la vergüenza” publicó un informe en el advirtió que 1,7 millones de trabajadores, es decir más del 90% de la mano de obra en Qatar era migrante. En las obras para la reforma del estadio de Jalifa, se desempeñaron 3.200 trabajadores, en su mayoría en esta condición. Allí AI identificó que más de 234 hombres sufrieron abusos y explotación, a la vez que algunos fueron víctimas de trabajo forzado.

La llamada kafala, un sistema de empleo por patrocinio, que se extiende por toda la zona del Golfo, pone a los trabajadores migrantes en situaciones de extrema vulnerabilidad, ya que en muchos casos son engañados o no obtienen toda la información respecto de las condiciones en las que deberán desarrollar la tarea para la que son contratados. De acuerdo con el informe de AI las agencias de contratación cobraban entre 500 y 4300 dólares en los países de origen para conseguir trabajos en Qatar.

Bajo este sistema de contratación los trabajadores pueden ser denunciados si renuncian a sus trabajos y una vez que ingresan al país quedan sometidos a la tutela del empleador que los trajo, lo que los expone a aceptar condiciones de hacinamiento, encierro, salarios bajos, demoras en los pagos y tareas forzosas, entre otros abusos.

De acuerdo con los datos de AIl, de los trabajadores en las obras del estadio Jalifa que fueron entrevistados, el salario mensual medio era de 220 dólares. Menos que la entrada más económica a un partido del mundial. Mientras, Six Construct, la empresa contratada para la reforma del estadio y Eversendai, la principal subcontratista, se llevaron 90 y 35 millones de dólares respectivamente. Los ingresos de la FIFA, en 2014, según compara el informe, fueron de 2 mil millones de dólares.

The Guardian, denunció que 6.500 trabajadores inmigrantes murieron desde 2010, cuando se pusieron en marcha las obras, en un informe que publicó en marzo de 2021. Los números son estremecedores.

En agosto de 2020, Qatar promulgó dos leyes laborales, destinadas a eliminar las restricciones para que los trabajadores y trabajadoras migrantes cambien de trabajo sin el permiso de quienes los emplean y a elevar el salario. Sin embargo, en 2021, Amnistía Internacional evaluaba que tales medidas no se habían cumplido y que en la práctica lo peor de la Kafala continuaba vigente.

A la explotación laboral, se suman las denuncias por la discriminación (y criminalización) por la orientación sexual. Víctor Madrigal-Borloz, Experto Independiente sobre la protección contra la violencia y la discriminación por orientación sexual e identidad de género de la ONU se expresó en junio en contra de la posibilidad de vivir el mundial en Qatar bajo una perspectiva que considere los Derechos Humanos.”Creo que una verdadera ejecución de este evento con un enfoque de derechos humanos inmediatamente crea el dilema de la incompatibilidad. El estado de Qatar, para entrar en conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos, tiene que desmantelar esa legislación, como lo tienen que hacer los 69 países que aún criminalizan la intimidad entre personas adultas del mismo sexo”, observó en una entrevista.

Si bien ha habido todo tipo de denuncias al respecto, la más reciente fue la de la selección australiana, que solicitó al gobierno qatarí la despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo, además de expresar su preocupación por el trato a los trabajadores migrantes.

En una declaración, el técnico alemán Jürgen Klopp, que actualmente entrena al Liverpool de Inglaterra, disparó una fuerte autocrítica al mundo del fútbol: “Nadie ha pensado en esos trabajadores. Ha habido muchas oportunidades para denunciarlos, pero mucha gente ha ganado dinero por razones equivocadas. Todos somos culpables”.

El aplaudido discurso de Klopp sobre el Mundial de Qatar: “Nadie los ha denunciado y mucha gente ha ganado dinero”

Lo cierto es que, lejos del ámbito deportivo, la FIFA se ha visto envuelta en diversas operaciones jurídicas y mediáticas producto de tensiones geopolíticas que disputan sobre esta especie de superestructura deportiva global. Desde las denuncias por “corrupción” instaladas por medios británicos a raíz de la designación de Rusia y Qatar como sedes de los mundiales hasta el “fifa-gate” por el cual tribunales neoyorquinos condenaron a diversos directivos del organismo por diversos casos de sobornos relacionados con la elección de sedes y la asignación de derechos de televisación, comercialización y patrocinio de eventos futbolísticos. A esto se suma que, casualmente, la sede del mundial que la FIFA anuncia como respetuoso de los Derechos Humanos, será ni más ni menos que en Estados Unidos (junto con México y Canadá).

Otra evidencia de que este es un espacio de poder que se disputa se dio en Argentina cuando el expresidente neoliberal Mauricio Macri fue cuasi premiado por su labor al ser nombrado presidente ejecutivo de la recientemente creada (2018) Fundación FIFA, que en 2022 obtuvo un presupuesto casi sin control de U$D 18 millones, pero con la autonomía además para recibir donaciones, herencias, legados u obsequios.

Mauricio Macri nombrado Presidente Ejecutivo de la Fundación FIFA

El mundial de Qatar 2022 no es ajeno a esta situación, aunque hoy las voces denunciantes esgrimen realidades inaceptables, como la violación de los derechos humanos y la criminalización de las elecciones sexuales. En un mundo en el que todos los ámbitos están atravesados por los grandes conflictos, luchar por la dignidad se vuelve imprescindible.

*Paula Giménez es Licenciada en Psicología y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos. Matías Caciabue es Licenciado en Ciencia Política y Secretario General de la Universidad de la Defensa Nacional UNDEF en Argentina. Ambos son investigadores del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). 

Qatargate y los espías de la CIA

Isabella Arria

Un informe de investigación emitido por la televisión suiza aseguró que funcionarios de alto rango de la FIFA habrían sido espiados durante al menos nueve años por Qatar, con el fin de garantizar la celebración en ese país del Mundial.

El reportaje, del canal público en alemán SRF, afirmó que el emir de Qatar, Tamin bin Hamad al Thani, estuvo directamente implicado en la operación de espionaje y que ordenó a antiguos espías de la CIA la obtención de listas detalladas de llamadas y mensajes por parte de miembros del comité ejecutivo de la FIFA.

La operación pudo estar inicialmente dirigida contra las candidaturas rivales de Qatar para albergar la cita mundialista del 2022 -Estados Unidos, Japón, Australia y Corea del Sur- y luego para acallar las voces críticas con la elección del país árabe por supuestos abusos en materia de derechos laborales y humanos.

Según SRF, Qatar habría utilizado para este espionaje la empresa estadounidense Global Risk Advisors, compuesta por antiguos colaboradores de los servicios secretos norteamericanos y dirigida por el antiguo espía de la CIA Kevin Chalker.

Alrededor de 66 agentes habrían participado en esta red en los cinco continentes, como parte de un acuerdo entre Qatar y la firma de seguridad que pudo negociarse en Zúrich, ciudad donde se encuentra la sede de la FIFA, y que pudo costar 387 millones de dólares, según destacó la televisión pública suiza.

Más de 50 mil elementos resguardarán el certamen

Más de 50 mil personas han recibido formación para garantizar la seguridad en la Copa del Mundo, que comienza el 20 de este mes, de acuerdo con las normas de la FIFA, y el personal internacional actuará bajo un mando unificado catarí, declaró ayer un portavoz del Ministerio del Interior.

La participación de fuerzas de países amigos con conocimientos especializados constituirá un verdadera ayuda para la seguridad del torneo y estos elementos trabajarán bajo el liderazgo unificado de Qatar, dijo Jabr Hammoud Jabr Al Nuaimi, sin dar más detalles. Turquía proporcionará tres mil policías antidisturbios y ha dicho que operarán bajo mando turco.

Los organizadores confían en que  50 mil guardias contratados puedan contener los fanáticos de todo el mundo que ya van llegando a Qatar. Por las dudas, la base estadounidense de Al Udeid, alberga a más de un centenar de aviones y a más de 10.000 efectivos, siempre dispuestos a reprimir y matar, si fuera necesario.

Doha reabrirá las fronteras a todos los visitantes, tengan boletos o no para los partidos del Mundial, una vez que finalice la fase de grupos el 2 de diciembre.Por otra parte, los servicios sanitarios no cuestionarán a las mujeres que necesiten un tratamiento médico durante el certamen si están casadas o no, en un país en el que las relaciones sexuales fuera del matrimonio están prohibidas, anunciaron los organizadores.

No se preguntará a las personas si están casadas o no, su sexo, su nacionalidad o su religión, indicó el portavoz encargado de las cuestiones sanitarias en el seno del Comité de Organización, Youssef Al Maslamani, durante una conferencia de prensa en Doha.Se les harán preguntas sobre su estado de salud y no sobre su situación personal, añadió.

Penas de cárcel

Según la legislación de Qatar, las relaciones sexuales fuera del matrimonio son susceptibles de penas que llegan hasta los siete años de prisión. Sus leyes restrictivas, entre ellas, la de homosexuales, han sido denunciadas repetidamente por organizaciones en defensa de los derechos humanos.

En sus consejos a los visitantes, algunas embajadas recomiendan a las mujeres embarazadas que lleven un certificado de matrimonio si lo tienen, por cautela en el caso de que necesiten atención médica durante su estancia en Qatar.

En octubre de 2020, pasajeras de 10 vuelos de Qatar Airways, de las cuales 13 eran australianas, se quejaron de exámenes ginecológicos impuestos para encontrar a la madre de un recién nacido abandonado en unos baños del aeropuerto de Doha.

*Isabella Arria: Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)

Estadios paradisíacos, abusos laborales, trabajadores muertos

Felipe Fernández

Un buen comienzo para contar un país es su ubicación geográfica. Qatar es una pequeña península dentro de una más grande llamada Península Arábiga. El vocablo árabe para “península” es Al Jazeera, que significa algo así como “casi una isla”. Es una buena manera de definir a Qatar y la relación con su barrio: casi una isla.

Comparte un pasado común con el resto de pequeñas monarquías árabes –Kuwait, Baréin, Emiratos, Omán– de dominio otomano primero y del imperio británico luego. Aunque en el caso de Qatar también hubo un momento en que los persas mandaban en el país. Cuando a los británicos el mundo les empezó a quedar grande y se fueron retirando de algunas de sus colonias, los cataríes ingresaron a la federación de Emiratos Árabes Unidos.

Sucedió en 1968 y no duraría mucho: tres años después se retiraría de esa federación para constituirse como Estado independiente al mando de la familia Al Thani. En la década del 70 Khalifa bin Hamad Al Thani, abuelo del actual emir, nacionalizó la industria petrolera que se constituiría en el motor de toda la economía catarí. Lo siguiente a independizarse es jugar al fútbol para demostrarlo.

En 1970 se disputó la primera edición de la Copa de Naciones del Golfo. Jugada en Baréin, reunió, además de a los anfitriones, a Arabia Saudita, Kuwait (campeón) y Qatar. Cuatro años después, los países del golfo se integraron a la ya existente Unión de Asociaciones de Fútbol Árabes y comenzaron a competir contra sus pares africanos. También en 1974 la liga catarí pasó a ser reconocida por la Federación de Fútbol de Qatar, aunque se venía disputando desde los años 50.

La principal competencia de la región es la Copa de Naciones Árabe, un torneo por fuera de la órbita de FIFA hasta su última edición en el que la máxima autoridad del fútbol fue la organizadora; si bien no fue parte del calendario FIFA y por ende los clubes no estuvieron obligados a ceder a sus jugadores, fue un primer paso importante para el fútbol árabe.

Volviendo a la política, a fines de los 80 y principio de los 90 Qatar primero se peleó con Baréin por las islas Hawar, muy próximas a territorio catarí pero que pertenecen a los primeros. Luego vendría un choque fronterizo con Arabia Saudita, una frontera desértica que ha sido causa de disputas desde siempre. Por esa frontera pasan las únicas dos carreteras que conectan a Qatar con la Península Arábiga, o dicho de otra forma, las únicas dos maneras de entrar a Qatar por tierra. Al Jazeera, casi una isla.

En junio de 1995, cuando el emir Khalifa estaba de vacaciones en Suiza, su hijo organizó un golpe de Estado sin derramamiento de sangre y se consagró como nuevo emir. Dio vuelta algunas cosas, para empezar el nombre: se pasó de un Khalifa bin Hamad a un Hamad bin Khalifa. El apellido, siempre Al Thani. El nuevo emir tuvo como objetivo abrirse al mundo, como lo explica el analista internacional Federico Gaon: “Qatar buscó consolidar un poder blando para compensar su escasa territorialidad.

En 1996 el país lanza Al Jazeera, la primera cadena satelital de habla árabe, y mediante esta herramienta comienza a darles visibilidad a ciertos problemas sociales del mundo árabe que los estados conservadores deliberadamente ignoraban. Qatar empieza a consolidar cierta reputación en el Medio Oriente y progresivamente también en el extranjero”.

El fútbol era parte del plan del nuevo emir. En 2004 se refundó la liga local y pasó a llamarse Qatar Stars League. El nuevo lanzamiento vino acompañado de fondos: las autoridades repartieron cinco millones de dólares a cada club para contratar a jugadores de alto perfil. Lo cuenta Nahuel Lanzón en el capítulo dedicado a Qatar del libro Ligas exóticas y nombra algunas de esas estrellas: Pep Guardiola, Fernando Hierro, Gabriel Batistuta, Claudio Caniggia.

Más historia

En esta zona del mundo, los países y sus ciudades no cuentan historias del pasado. Sus habitantes más antiguos no escribían, la transmisión cultural en las tribus del desierto es oral. Pescadores de perlas en los meses de invierno, en verano debían refugiarse en el oasis más cercano para huir de las altísimas temperaturas veraniegas y de la humedad que transforman a las noches del golfo en un infierno con luna. Ese ir y venir no deja como legado grandes construcciones. Fue entonces que esta pequeña península del tamaño del departamento de Durazno decidió que debía contar historias del futuro.

Pero para contar y mostrar el futuro se precisa mucho dinero. Y esta casi isla lo tiene gracias al petróleo, pero principalmente a su reserva de gas ubicada en el yacimiento South Pars-North Dom, el más grande del mundo y compartido con Irán. Desarrollaron una estrategia para convertirse en el mayor exportador de gas licuado del mundo y en eso están, porque se ubican segundos, apenas por detrás de Australia.

La invasión rusa a Ucrania ha puesto el gas natural en el centro del tablero geopolítico. Europa intenta no depender más del gas ruso (barato y por cañería) y encontró en Qatar un buen sustituto con su gas licuado. El Mundial se jugará en pleno invierno europeo. En los últimos días, varios alcaldes franceses han salido a la prensa para comunicar que no pondrán pantallas gigantes para ver los partidos en protesta, e incluso la primera ministra, Élisabeth Borne, comunicó que no irá a Qatar como crítica a la situación de los trabajadores de la construcción y al impacto medioambiental.

El país árabe ha respondido recordando la buena voluntad a negociar envíos de gas y el papel que jugó Doha para evacuar a personal francés de Afganistán.

En 2013 el grupo Deloitte realizó un informe y estimó que Qatar invertiría 200.000 millones de dólares para organizar el mundial. Nueve cifras. Para poner en contexto, Brasil gastó 15.000 millones y Rusia, 11.600, que son quienes lo siguen en el ranking de mundiales más caros. La diferencia es muy grande por varios motivos, pero el principal es que Qatar tuvo que no sólo construir estadios sino también encarar muchas obras de transporte: desde agrandar el aeropuerto hasta la construcción de un metro, además de infraestructura hotelera. Vivir en Doha en los últimos 20 años implica que a cada vuelta de las vacaciones te encuentres con algo nuevo en la ciudad.

De todas partes vienen

En Qatar viven algo menos de tres millones de personas, la mayor cantidad de gente viviendo en ese país desde que se tienen registro. El crecimiento ha sido veloz: hace 15 años no llegaban al millón de habitantes. Pongámoslo en tiempos futbolísticos: cuando en 2010 Qatar ganó la sede para este mundial, vivían en el país 1,7 millones de personas. En 12 años la población aumentó 70%.

En ese crecimiento mucho tienen que ver los inmigrantes, porque una cosa es vivir en Qatar y otra muy distinta es ser catarí. La población local sólo representa 10%, luego podemos dividir a los inmigrantes en dos grandes grupos: por un lado, árabes (egipcios, palestinos, yemeníes) que representan 25%. El otro grupo serían los iraníes, indios, pakistaníes, nepalíes y filipinos, que hacen 55%. El otro dato llamativo es la poca cantidad de mujeres: unas 734.000 de los casi tres millones de habitantes.1

Hay cuatro orígenes de los obreros que se repiten más que el resto: India, Bangladesh, Pakistán y Nepal. Esos países ponen la mano de obra y también ponen los muertos. El año pasado una investigación de The Guardian, cifraba en 6.500 las muertes relacionadas a la construcción para el mundial entre 2012 y 2020. Pueden ser muchas más, porque el diario inglés no pudo acceder a la cifras de muertos de Filipinas y Kenia, otros dos países desde donde llegaron muchos trabajadores.

La organización maneja números muy diferentes: de acuerdo a esta, sólo 37 personas han muerto en lugares de trabajos, y nada más que tres lo han hecho por “accidentes de trabajo”. Lo que ocultan esos números extremadamente bajos es, por un lado, las muertes asociadas a las condiciones de trabajo, desde agotamiento, deshidratación o directamente suicidios. Y por otro, hay muchas de esas 6.500 muertes que Qatar catalogó como “muertes por causas naturales” sin mediar autopsia.

Las alarmas empezaron a sonar muy temprano incluso en el ambiente del fútbol. En 2012 el futbolista franco-argelino Zahir Belounis escribió una carta pública a Zinedine Zidane y Pep Guardiola como embajadores de Qatar 2022 para contarle su situación. Belounis estaba jugando en un equipo que había dejado de pagarle su salario. Cuando fue a reclamar, los directivos le quisieron hacer firmar un documento para desistir de la deuda a cambio de entregarle el pasaporte.

En Qatar funciona algo conocido como el “sistema Kafala”, por el cual un empleador se hace responsable de los trabajadores ya que estos no son ciudadanos plenos del país, patrocinio que les permite acceder a una visa de trabajo. En la práctica esto deriva en que el empleador le retenga el pasaporte a quien tiene a cargo para asegurarse de que no pueda salir del país sin su consentimiento. En el caso de Belounis intervino Fifpro (el sindicato internacional de jugadores de fútbol), gracias a lo cual logró una visa de salida y pudo volver a Francia.

Qatar se comprometió a ponerle fin al sistema Kafala, cosa que hizo en 2020, y desde ese momento los trabajadores pueden salir del país sin permiso de su empleador y pueden cambiar de trabajo libremente. También se estableció un salario mínimo de 275 dólares mensuales; la Organización Internacional de Trabajo lo describió como un cambio histórico.

El historial de abusos laborales relacionados con la organización del mundial es extenso. Por eso algunas organizaciones como Human Right Watch y Amnistía Internacional propusieron que la FIFA cree un fondo destinado a reparar a los trabajadores damnificados y a las familias de los fallecidos. “La FIFA y Qatar han fallado a los trabajadores inmigrantes, que son esenciales para la Copa del Mundo de 2022.

Pero aún pueden indemnizar a los gravemente perjudicados y a las familias de los numerosos fallecidos”, declaró Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch. El fondo de compensación ha sido apoyado por federaciones como las de Francia y Países Bajos e incluso por seleccionadores como el holandés Van Gaal y el brasileño Tite. Alasdair Bell, secretario general adjunto de la FIFA, declaró que están pensando en implementar un fondo de compensación.

*Felipe Fernández: Licenciado en Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Católica del Uruguay, escribe en Ladiaria.

El Mundial maldito

Jon Kokura

«Lo que mal comienza, mal termina» decía mi abuelita, que era sabia y muy bonita. Hace 12 años, en diciembre del 2010. Joseph Blatter, presidente de la FIFA en aquellos años anunciaba que el mundial 2022 se iba a jugar en Qatar. Los únicos que saltaron de sus asientos felices como lombrices fueron los integrantes de la familia Al Thani. Son los amos y señores de Qatar.

Este pequeño territorio metido en el Golfo Pérsico, con una sola frontera terrestre, con Arabía Saudita, con la que se llevan bastante mal. Qatar está sentado sobre la tercera reserva de gas y petróleo del mundo. Su población es de 250.000 cataríes. Y 2.750.000 trabajadores inmigrantes… Sí, el 80% de la población son extranjeros.

En Qatar la palabra democracia es un chiste de mal gusto. Allí, la que corta el queso es la familia real Al Thani. Y el jeque Tamim Bin Hamad Al Thani de 42 pirulos y tres bellas esposas… por el momento.

Como son los dueños de Qatar, su patrimonio ronda los 350.000 millones de dólares. Y como ya no saben qué hacer con tantos petro dólares, aparte de construir fastuosos edificios, al cuete en el desierto. Y comprar clubes de fútbol, el PSG entre otros.

Alguien les sugirió que financiaran las ONG que trabajan alimentando a los niños hambrientos del mundo… pero no le dieron pelota. Un día los hombres de la familia Al Thani (las mujeres no pueden decir ni pío) dijeron: «¿Y si compramos el mundial de fútbol 2022?» «¡Dale!» contestaron todos… Y compraron un mundial de fútbol.

Les salió barato. Le pagaron un millón de dólares a ciertos delegados de la Concacaf (Centroamérica) Un millón y medio a otros de la Conmebol (Sudamérica) Un par de millones por aquí y otro más allá… Dicen que el crack del fútbol francés Michel Platini, que se las daba de virgen, casto y puro, cobró 7,5 millones de dólares. Y el capo di tutti capo, el argentino Julio Grondona (fallecido el 2014) se embolsó 10 palos verdes por dar el sí a Qatar 2022.

De inmediato la realeza catarí se puso manos a la obra. Tenían que construir estadios de fútbol, en un «país» donde nadie jugaba al fútbol. El proyecto original era de 12 estadios. Quedaron en 8 uno de ellos desmontable, que van a «donar» a algún país donde sí se juegue al fútbol. Si usted, tiene en su barrio, una canchita rasca y piñinienta, escríbale al Emir de Qatar ¿Quién sabe? por ahí, le regalan el estadio desmontable.

El asunto fue que, para construir los 8 estadios, hoteles, aeropuerto, autopista, centros comerciales, necesitaron mano de obra barata, muy barata… y eso que están podridos en dólares. Y llevaron trabajadores inmigrantes al por mayor. En un sistema de esclavitud llamado «Kafala» y que consiste en darle todo el poder a un administrador (negrero) para que contrate inmigrantes, los explote reteniéndole los pasaportes. Haciéndolos vivir hacinados y con horarios de trabajo de hasta 18 horas por día. Sin derecho al pataleo, y mucho menos a cambiar de empleo.

Sin este sistema perverso, construir lo que se construyó en Qatar, con temperaturas que varían de 30° a 50° a la sombra era imposible. Desde el 2010 murió en las faenas un promedio de 12 obreros por semana. Un total de 6.751 trabajadores inmigrantes murieron para que usted; «¡Viva el fútbol!»

Esto, sin contar los obreros de Kenia y Filipinas, donde no se llevan registros migratorios. Las cifras de muertos aportadas por informes de The Guardian, la BBC (Inglaterra) y Amnistía Internacional son las siguientes: India 2711… Nepal 1641… Bangladesh 1018… Pakistán 824… Sri Lanka 557.

Se construyeron 8 estadios espectaculares, pero manchados de sangre. Están tan cerquita el uno del otro, que si usted es bueno pa’ andar en bicicleta los recorre todos, en poco más de un medio día.

Hace poco, en Irán, una mujer de 22 años, Mahsa Amini murió en manos de la policía por usar «mal el velo». Esto causó una ola de protesta en Irán y el mundo entero.
Como si en Qatar las mujeres se pudieran vestir como se les canta los ovarios. Como si tuvieran derecho a decidir por sí mismas.

Como si pudieran jugar al fútbol. El lado femenino de la FIFA crece día a día. Las ligas de fútbol femenino son cada vez más populares. Pero el mundial 2022 se va hacer en un territorio, donde las mujeres tienen prohibido practicar deporte. Entre otras muchas cosas.

En Qatar, sobre la periodista mexicana Paola Schietekat, que trabajaba para el mundial, pesa una condena de siete años de prisión, más cien latigazos, con fecha 19 de febrero de 2022, por haber denunciado a un colega colombiano que la violó en territorio catarí. El violador era casado, entonces la mujer violada es la culpable. Según «la shaira» ley islámica que «controla» a las mujeres.

La sombra de atentados

Serán 30 días en que las usinas cataríes estarán funcionando a full para mantener el aire acondicionado en los 8 estadios, hoteles, centros turísticos y comerciales. Arrojando al aire humo contaminante, equivalente a diez mil autos tirando smog sin filtro por hora. Todo sea por la fiesta del fútbol… Porque el deporte es salud ¿vio?

Pero hay una sombra más siniestra sobre Qatar 2022. La posibilidad latente de atentados terroristas. Los musulmanes, no olvidan, ni perdonan… aunque digan que sí. La familia real de Qatar ha financiado a oscuras facciones terroristas en Siria, Irak, Afganistán y Libia. En Libia financiaron a los terroristas que asesinaron al líder Muamar el Gadafi en octubre de 2011. ¿Por qué no van a arruinarle «la fiesta» a la realeza proestadounidense catarí?

De esto nadie habla… Todos cruzan los dedos, rogando que ningún musulmán suicida se haga el mártir, volándose en medio de un montón de gente. Como ocurrió el 2021 en el Aeropuerto de Kabul.

En Europa, al mundial de Qatar le llaman «El mundial de la vergüenza». Hay una movida en ciudades francesas para no poner pantallas gigantes en lugares públicos en París, Marsella, Burdeos, Estrasburgo, Lille, etc. Es una forma de protesta por un mundial de fútbol que se llevó la vida y sueños de miles de trabajadores inmigrantes, que no le importaron a nadie.

Por 8 estadios fastuosos. Que durante 30 días estarán repletos de hinchas. Y vacíos, por toda la eternidad. Por un capricho de la familia Al Thani, que el 2010 compró un mundial de fútbol. En un mundo en crisis. Con millones de desplazados por hambre y con hambre. En el vértice de una guerra nuclear.

¡Viva el fútbol!

*Jon Kokura: Periodista chileno, residente en Neuquén, Argentina. Colabora en distintas revistas y portales como fraczinet.cl, otramirada,pe, revista De Frente.cl, lacolumnavertebral.com, La Ola Digital, Red Angostura

14 patrocinantes asocian su imagen a miles de muertos

Álvaro Verzi

Hay 14 grandes empresas que patrocinan este mundial y han pagado cerca de mil millones de dólares para que su imagen quede asociada «con la diversión, la competencia justa y con logros humanos espectaculares en el terreno de juego», según la directora de iniciativas globales en Human Rights Watch, Minky Worden.

Todas estas empresas sabían de antemano que quien con dictaduras se acuesta, son sangre ajena se levanta, y Qatar lleva en su brutal nómina laboral, al menos, 6.500 trabajadores migrantes muertos en una flagrante violación de los Derechos Humanos desde que en 2010 se empezaron a construir las instalaciones que albergarán el campeonato del mundo.

Estas víctimas mortales, que se suman a los y las estafadas, explotados, enfermos y esclavizadas sin remedio, proceden de India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y Paquistán, según confirmaron estos mismos países a Amnistía Internacional. Organizaciones en defensa de los derechos humanos, señalan que se necesitarían 440 millones de dólares para indemnizar y hacer más llevadero el dolor de los esclavos y de las familias de los muertos.

De las catorce empresas patrocinadoras (AB InBev/Budweiser, Adidas, Coca-Cola, McDonald’s, Visa, Hyundai-Kia, Wanda Group, Qatar Energy, Qatar Airways, Vivo, Hisense, Mengniu, Crypto y Byju’s), solo las cuatro primeras (AB InBev/Budweiser, Adidas, Coca-Cola y McDonald’s) se han mostrado de acuerdo con la propuesta de reparación humanitaria y sostienen estar en conversaciones con FIFA para que se lleve adelante.

Del presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se conocen sus lamentables declaraciones de mayo, carentes de cualquier atisbo de humanidad: «Cuando le das trabajo a alguien, incluso en condiciones difíciles, le das dignidad y orgullo. No es caridad». El CEO de Qatar 2022, Nasser Al-Khater, negó los muertos y muertas sin más, mucho antes de que salieran las investigaciones periodísticas: «¿Los muertos en Qatar? Tres, lo demás es falso», declaraba en diciembre de 2021.

“Asistimos impotentes a un despertar del cinismo universal en su máximo apogeo; no porque antes no existiera, sino porque ahora las tecnologías más sofisticadas nos meten al bicho repugnante de la hipocresía en la sopa: lo que vale contra Rusia y por Ucrania no sirve contra Marruecos o Israel o Arabia Saudí o EE.UU. por Sáhara o Palestina o Yemen o Afganistán, respectivamente”, señala Ana Pardo en Público

Lo más humillante –añade-, es que los países concedan a la FIFA, como si fuera un Estado más, la posibilidad de reírse de los derechos humanos celebrando un mundial de fútbol en Qatar. “Jugadores de fútbol, un deporte ni más ni menos, haciendo rodar una pelota sobre un campo cubierto de cadáveres”, grafica.

En julio, tres organizaciones de Derechos Humanos les escribieron a los 14 socios corporativos de la Fifa y patrocinadores de la Copa del Mundo, instándolos a pedirle al organismo de fútbol que corrija los abusos contra los trabajadores migrantes relacionados con los preparativos de la Copa del Mundo.

Cuatro de ellos, Budweiser, Adidas, Coca-Cola y McDonald’s, han manifestado su apoyo a dicha compensación económica, según Human Rights Watch (HRW). Otros diez patrocinadores no han ofrecido apoyo público y no han respondido a las solicitudes por escrito para discutir los abusos relacionados con el torneo: Visa, Hyundai-Kia, Wanda Group, Qatar Energy, Qatar Airways, Vivo, Hisense, Mengniu, Crypto y Byju’s.

Además de los patrocinadores de la Copa del Mundo, HRW también les ha pedido a las selecciones que usen su influencia para pedirles a la Fifa y a las autoridades de Catar que se comprometan públicamente con un fondo de compensación. Mutis por el foro.

*Álvaro Verzi: Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

La FIFA, Qatar y un pedido de indemnización

Gianni Infantino, presidente de La FIFA

Gustavo Veiga

El hombre calvo le toma el pelo a las audiencias que lo escuchan. Se frota las manos porque en el Mundial de Qatar serán algo más de 5 mil millones los televidentes. Gianni Infantino dijo que la FIFA pretende organizar “la mejor Copa de la historia”. También “la más sana” por su contribución al aire puro, aunque no a evitar prácticas cuasi esclavistas. Es el mismo dirigente que se asoció con el gobierno de Jair Bolsonaro para realizar la Copa América en Brasil 2021, uno de los países con peor desempeño del mundo en la pandemia. Casi 700 mil muertos.

El 17 de octubre el suizo disertó en la cumbre de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y dio cátedra sobre los beneficios del fútbol para una vida saludable.Una vida que no tuvieron las víctimas que arrojaron las obras de los estadios faraónicos en el emirato del golfo Pérsico.Las denuncias siguen con un pie ya en el torneo. Amnistía Internacional (AI) insiste con su pedido de indemnización para los trabajadores migrantes. El 17 de mayo había lanzado la campaña #PayUpFIFA a la que adhirieron otras instituciones y personalidades deportivas.

Siete federaciones de fútbol se sumaron a esta movida incómoda para Infantino y la corporación que lidera. Son las de Alemania, Inglaterra, Francia, Bélgica, Países Bajos, Gales y Estados Unidos, uno de los organizadores del Mundial 2026. En su fútbol femenino –más popular y ganador que el masculino– a principios de octubre se difundió una investigación independiente que encabezó la exsecretaria de Justicia Sally Q. Yates. Denunciaba abusos sexuales y malos tratos contra las jugadoras de la Liga (NWSL). Si esto hubiera sucedido en Qatar, el boicot contra la próxima Copa sería tratado en una asamblea de Naciones Unidas.

Ezequiel Fernández Moores acaba de regresar de Qatar. El reconocido periodista fue invitado a una conferencia sobre el Mundial y regresará a cubrirlo en noviembre. Le preguntamos si la Kafala – el régimen coercitivo que reguló el mercado laboral durante décadas en estas monarquías del golfo – seguía vigente. Dijo que “legalmente ya no existe más y los países limítrofes están siendo obligados a revisar su legislación laboral. Pero no quita esto que haya sectores privados que la sigan practicando aunque sería más difícil de controlar”En un artículo que escribió en La Nación sobre su viaje mencionó que los qataríes dicen en su defensa que “nunca se ha visto tanta hostilidad hacia un país anfitrión de un Mundial” y que hay una “islamofobia” notoria.

Una de las características más restrictivas de la Kafala consistía en que los empleadores locales podían negarle a sus trabajadores la salida del país.Sin su autorización ningún migrante bajo contrato laboral podía abandonar Qatar, aunque estuviera a disgusto, no recibiera paga o se desempeñara en condiciones infrahumanas.

En 2017 el emirato empezó reformas para suprimir estos abusos. Aun así no resultó suficiente para Amnistía Internacional.“Cuando se le concedieron a Qatar los derechos de organización de la Copa Mundial en 2010, sabía o debería haber sabido que los millones de trabajadores migrantes que construirían una infraestructura sin precedentes de 220.000 millones de dólares se enfrentarían a graves riesgos de derechos humanos”, denunció la ONG. El 90 por ciento de los habitantes del pequeño país son migrantes de otras naciones, básicamente de Asia. Ellos fueron la mano de obra barata en el levantamiento de los estadios. Algunos no sobrevivieron. Y los migrantes siguieron sin poder fundar ni afiliarse a un sindicato.

AI, Human Rights Watch, FairSquare, sindicatos, asociaciones civiles y personajes del fútbol como los entrenadores de Alemania y Países Bajos, Hansi Flick y Louis Van Gaal, fueron muy críticos con Qatar. El ex DT del Barcelona consideró “ridículo” en marzo pasado que la Copa se disputara ahí.

Las víctimas no han sido cuantificadas con exactitud y difiere la cantidad según quien la mencione. Sí hay una idea más aproximada del dinero en juego como en toda corporación (futbolera) que no repara en los cuerpos que somete a su plusvalía. Por ejemplo, los 6 mil millones de dólares que la FIFA prevé generar con su torneo más rentable. De esa suma, menos del 10 por ciento – unos u$s 440 millones – deberían ser destinados a los resarcimientos según reveló AI, que sacó esa cifra de “la dotación en premios de la Copa Mundial para financiar un gran programa de indemnización para la población trabajadora migrante objeto de abusos”.

La exigencia de Amnistía a la FIFA del pago extraordinario es, entre otras, la que más le dolería a su tesorería. Pero hay otras demostraciones de rechazo al emirato. La Federación Danesa de Fútbol (DBU) ya anunció que la delegación no viajará con sus familiares al Mundial. “No queremos contribuir a generar ganancias para Qatar”,declaró el gerente de comunicaciones de la DBU, Jakob Hoyer, al periódico Ekstra Bladet. Francia tomó otra medida antipática para los organizadores. No transmitirá los partidos de la Copa por pantalla gigante.

En Amnistía Internacional ya se preguntan qué pasará una vez que termine el Mundial 2022. Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de la organización, declaró: “La tarea de proteger a la población trabajadora migrante de la explotación está hecha sólo a medias, mientras que la de indemnizar a quienes sufrieron abusos apenas ha comenzado. Los avances no deben detenerse una vez que el espectáculo de la Copa Mundial abandone Doha”.

AI entrevistó a trabajadores que dejaron el emirato y dieron testimonio de sus padecimientos. Es el caso de Joshua, un keniata y exempleado de seguridad privada que se fue antes de finalizar su contrato: “Era insoportable seguir en la empresa en la que estaba por el trato y la sobrecarga de trabajo. En cuatro meses, sólo te dan dos días libres. Hay retrasos en los salarios y demasiadas multas deducidas innecesariamente”.

Habría que agregarle a casos como el de Joshua el pago de comisiones que se les exige para emplearse en Qatar. Su valor va de los 1.000 a 3.000 dólares, cifras que muchos de los migrantes no pudieron terminar de abonar y quedaron endeudados por años como si hubieran recibido un préstamo del FMI.

Otros sufrieron atropellos laborales que derivaron en persecución. Se les cancelaba la visa o cuando abandonaban las tareas por maltrato se los denunciaba como fugitivos y terminaban detenidos por la policía. No es la primera vez que el país organizador de un Mundial queda expuesto por violaciones a los derechos humanos. Pasó durante la dictadura genocida de Argentina en 1978 y con el emirato en los últimos años, más allá de sus notorias diferencias.

Las Copas de la FIFA suelen exponer otras miserias con nitidez. Las democracias occidentales que les hacen de sede tampoco se salvanLos patrocinadores de la FIFA someten a sus trabajadores a condiciones laborales del siglo XIX.Pasó en Alemania 2006 con las denuncias contra Adidas por explotación en las maquilas de Centroamérica y en Brasil 2014 cuando McDonald’s fue acusada por “explotar, maltratar y discriminar a sus trabajadores y trabajadoras”.

En aquel Mundial que Alemania le ganó la final a Argentina hace ocho años, organizaciones como la Confederación de Trabajadores de Turismo y Hospitalidad (Contratuh), la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación y Agricultura (Uita) y el Movimiento de Justicia y Derechos Humanos (MJDH) firmaron una carta abierta que le enviaron a otro suizo, Joseph Blatter, el jefe de Infantino en su momento.

Se titulaba:“FIFA patrocinada con trabajo indecente”. Y le reprochaban a la federación internacional la contradicción de no respetar su propio Código de Ética. McDonald’s negó todo. Pero no es un estado. Es una multinacional instalada en más de cien países y la FIFA no muerde la mano del que le da de comer.

*Gustavo Veiga Cursó la carrera de Licenciatura en Historia en la UBA que no finalizó. También realizó cursos de cine y Periodismo de Investigación. Es docente por concurso de la carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la materia Taller de Expresión III.y de la tecnicatura de Periodismo Deportivo en la Universidad de La Plata (UNLP) en la materia Comunicación, Deporte y Derechos Humanos. Periodista de Página12.

La Copa del Mundo que obligaron los intereses monetarios

Atalayar, Distrito Financiero, Doha, Qatar.

Alberto Aceves-La Jornada

La elección de Qatar como sede de la Copa del Mundo fue un error, señala ahora el ex presidente de la FIFA, Joseph Blatter, declarado inocente junto a Michel Platini tras un juicio en un tribunal federal por su implicación en el caso FIFAGate, el mayor entramado de corrupción en la historia del futbol. Con escasa tradición futbolística y limitaciones en alojamiento, la pequeña y adinerada nación se impuso en la ronda final de un proceso de cinco candidaturas por ser la sede de 2022, desatando la furia de Estados Unidos.

Aunque en los pasillos de la FIFA era un secreto a voces el anticipado triunfo de los estadunidenses, el proceso dio un vuel-co en favor de los cataríes luego que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, organizó un almuerzo en el Palacio del Elíseo, en París, una semana antes de la votación pautada para el 2 de diciembre de 2010 por el comité ejecutivo.

Allí estuvieron el príncipe heredero de Qatar y actual emir, Tamim bin Hamad Al Thani; el primer ministro de Asuntos Exteriores, Hamad ben Jassem, además de Platini, entonces presidente de la UEFA.

Los acuerdos

Según la revista France Football, en la reunión se discutió la votación para elegir la sede de la Copa, pero además otros temas: la compra del club París Saint-Germain, acuerdos entre la energética francesa EDF y Qatar Petroleum International, futuros contratos de la compañía Airbus con Qatar Airways, así como el arribo a Francia de la cadena televisiva BeIN Sports, filial del grupo Al Jazeera, con la condición de que el voto de Platini fuera para el emirato y no a los estadunidenses.

La FIFA, a su vez, recibiría un bono por 100 millones de euros de los jeques árabes y la garantía de firmar un segundo contrato de derechos televisivos por 480 millones de dólares, reveló el diario inglés The Sunday Times. Llegada la votación, Qatar, nación principalmente llana y desértica donde en verano la temperatura supera los 40 grados centígrados, fue anunciada como organizadora del torneo en 2022 –al mismo tiempo que Rusia de 2018– sin sospechar el escánda-lo de corrupción que vendría después.

Estados Unidos, furioso porque perdió aquella elección, acudió en seguida al FBI por presuntas irregularidades en el procedimiento. La monumental investigación –conocida como FIFAGate– abrió varios frentes, pero, en su afán de quitarle el matiz revanchista por haberse quedado sin la Copa, las autoridades estadunidenses afirmaron que todo comenzó meses antes.

El negocio

La prensa europea reveló que el presidente de la Federación catarí y también titular de la Confederación Asiática de futbol, Mohammed bin Hamman, pagó hasta 3.6 millones de dólares a 30 miembros de la FIFA y otro tanto a dirigentes africanos para asegurarse el voto favorable.

Encuentro vergonzoso que se me arrastre por el barro, declaró Platini al diario Le Monde, en medio de las diligencias que también encabezaron elementos de la policía británica, Scotland Yard. El punto culminante llegó con la detención de siete altos funcionarios en ma-yo de 2015, en un hotel de Suiza. Joseph Blatter, entonces mandamás de la FIFA durante 17 años, cayó del trono del máximo organismo del futbol tan estrepitosamente como el francés, quien aspiraba a sucederlo.

Sarkozy nunca me pidió votar por Qatar, pero yo sabía que era beneficioso, reconoció el titular la UEFA, señalado por Blatter de echar abajo la candidatura estadunidense. Ambos tuvieron que afrontar un proceso judicial tras la renuncia a sus cargos, mientras en la FIFA se convocaba a elecciones extraordinarias en febrero de 2016, en las que resultó ganador Gianni Infantino, quien se mudó al emirato en el último año.

Aunque arrepentido de sus errores, el suizo acusó a Estados Unidos e Inglaterra, que perdió el derecho a organizar el Mundial de 2018, de sumarse a una campaña para destruir a la FIFA. Junto a las autoridades, dijo, esos países orquestaron el ataque contra el organismo.

Críticas por derechos laborales

Qatar, país musulmán con leyes, costumbres y prácticas arraigadas en el Islam, es ahora el anfitrión más chico en tamaño desde el Mundial de Suiza 1954. Como otras naciones del Golfo Pérsico, depende de millones de trabajadores migrantes, que son la mayoría de la población y casi 95 por ciento de la fuerza laboral, desde los ejecutivos corporativos de altos salarios a los obreros de la construcción.

Ante las intensas críticas, el emirato ha desmantelado buena parte del sistema conocido como kafala, que vinculaba a los trabajadores a sus empleadores y hacía casi imposible que renunciaran o cambiaran de empleo sin permiso. Pero organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch han denunciado que dicho modelo persiste de un modo más informal.

A menudo, los trabajadores deben pagar una cuota desorbitada de reclutamiento, que los endeuda incluso antes de llegar. Y los empleadores todavía pueden cancelar sus visas o reportar a los que renuncian por fuga, un delito penal. Desde 2010 a la fecha, informó el diario The Guardian, se reportaron al menos 6 mil 500 fallecimientos de obreros que trabajaron en la construcción de siete de los ochos estadios para el torneo.

A eso se suman la ausencia de infraestructuras deportivas y hoteleras, el rechazo a la comunidad LGBT+, así como las altas temperaturas del verano catarí, que llevó en 2015 a trasladarlo a los meses de noviembre y diciembre, en el final del otoño local.

Según los historiadores, el futbol llegó al país en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial. El primer equipo local data de 1950, mientras la Asociación de Futbol de Qatar fue fundada en 1960 e ingresó a la FIFA en 1970. La liga nacional celebró su primera temporada en 1963.

Ficha

El Mundial 2022 es un despropósito climático, social, político y deportivo pactado a través del corredor del tráfico de influencias y los intereses políticos-industriales y financieros. 6.500 migrantes murieron en Qatar durante la construcción de los estadios. Como en el mundial que se celebró en la Argentina en 1978, cientos de personas jugarán al futbol sobre un terreno lleno de cadáveres

-Son 31 las selecciones que se ganaron el derecho a competir, ya que el anfitrión está automáticamente clasificado. Cada continente tiene un número asignado de representantes y así quedó el panorama final: cinco africanos, cinco asiáticos, trece europeos, cuatro de Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, y seis de América (Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, México y Costa Rica).

-El partido inaugural, entre las selecciones de  Ecuador y Qatar, se jugará el domingo 20 de noviembre y la final de la Copa del Mundo, el domingo 18 de diciembre. Ocho estadios serán los anfitriones del evento en apenas cinco ciudades qataríes: Lusail, Al Khor, Al Rayyan, Al Wakrah y Doha.

-Será el último que disputen muchas estrellas que hicieron y siguen haciendo historia en el fútbol, como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar, algunas de las figuras que anticiparon que se despedirán de las citas mundialistas. Los dos primeros lo hacen por una cuestión lógica de edad, pero la decisión de otros jugadores como el brasileño Neymar sorprendieron al mundo deportivo por su juventud.

-Otras estrellas que podrían jugar su última edición son Karim Benzema, Luka Modric, Thomas Müller y Robert Lewandowski, entre otros.

-Según la Federación Internacional de Fútbol (Fifa), el presupuesto de toda la competición será de 1.600 millones de dólares, de los cuales 440 millones serán para los equipos.

-Por ejemplo, los seleccionados que ocupen del decimoséptimo al trigésimo puesto se llevarán un total de nueve millones de dólares por equipo. De igual manera, los equipos que ocupen el noveno al decimosexto puesto se embolsarán un total de 13 millones de dólares. Además, las selecciones que lleguen al octavo y quinto puesto se ganarán 17 millones de dólares.

-Las escuadras que lleguen al cuarto y tercer puesto se ganarán un total de 25 y 27 millones de dólares, una suma que ha aumentado considerablemente en el torneo. Por último, el subcampeón se llevará 30 millones de dólares y el campeón de la competición 42 millones de dólares, además del prestigio y respeto de todas las entidades del fútbol.

-Cabe mencionar que la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) dio a conocer que si un equipo de Sudamérica (Argentina, Brasil, Uruguay o Ecuador) se consagra campeón recibirá una suma de diez millones de dólares.

Guía de normas prohibitivas

Qatar tiene otro tipo de normas «prohibitivas» que no son comprensibles para los ojos y cultura de los ciudadanos de Occidente. En Qatar, cuando una mujer va al ginecólogo y se entera de que está embarazada, el médico debe pedirle el acta de matrimonio. Si no está casada, la tiene que denunciar; si la denuncia, la llevan presa, la separan de su hijo o hija, la pueden llegar a expulsar de su comunidad

  • Los hinchas que se han  hipotecado para poder ver jugar a sus selecciones en el Mundial deben tener mucho cuidado, porque el uso de banderas no está permitido; tomar alcohol en un lugar público tampoco; insultar no está bien visto. Además deben ser prudentes, porque no están en un Estado en el cual tengan garantizados todos sus derechos.
  • Las cancillería de varios países participantes en la justa futbolísticas han redactado manuales sobre las prohibiciones y recomendaciones para quienes viajen a Qatar. Uno,  las agresiones a la dignidad sexual son castigadas con la cárcel; tomar fotos de personas locales sin pedir permiso, especialmente de mujeres, está prohibido; así como usar bikinis en las playas públicas (solo en playas privadas de los hoteles).
  • Se deben evitar las demostraciones públicas de afecto, ya que pueden conducir al arresto; tener en claro que vivir juntos sin estar casados está prohibido, así como el sexo fuera del matrimonio; y los vínculos sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales en Qatar, y pueden conducir a la cárcel e incluso la muerte;
  • La forma de saludar es un breve y suave apretón de manos y, con las mujeres, debe evitarse cualquier contacto físico en el saludo. En cuanto a la vestimenta, es recomendable que tanto hombres como mujeres se cubran los hombros y rodillas. Se recomienda a las mujeres, que vayan con una pashmina como «elemento básico» en su guardarropa. ¡Ah!: arrojar basura en la calle es sancionado con multa de hasta unos 15 mil dólares.

Varios Autores
Fuente: Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE), 13 de noviembre de 2022
Editado por María Piedad Ossaba
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