Carta a un amigo

Manchados de luz y sombra, como en una fiesta “impresionista”, se abandonan hoy al tango, a los valses o al bolero… Pero continúan cantando “Soy yo el que tiene el mejor lado”.

Mi querido amigo:

A pesar del clima (que se hace ya más eterno que nuestra eterna primavera), aquí  me tienes; lanzado en una arenade veinte pies de largo por doce de altura…  dejando mi piel en el muro; deshaciéndome de las imágenes que me crecen en la noche. Podría creerse que sueño pues es la urgencia quien me trabaja, haciéndome instrumento de su goce y de su pánico. Aquí estoy, atacando el centro de la tela… sacándole un paisaje a ese ombligo.

El cuadro no tiene título, voy a intentar darte una idea más exacta describiéndolo. La escena ocurre en mi taller, el cuadro está dividido en tantas partes cuantas sean necesarias y yo estoy en medio pintando… Delante de mí, el paisaje del cual te hablaba, con sus cielos agridulces, las colinas arrancadas de mi infancia y esas yerbas cortando el aire con sus cuchillos tibios…  Detrás, y a los lados, como cruzando su camino con el mío, los otros personajes que me habitan: el hombre en negro y blanco con su sombrero melón – especie de daguerrotipo viviente, con su cofre bajo el brazo-; un cura con figura triunfante, todo en rojos y púrpura, su bata amplia movida por el viento…  Detrás de él, un general o un militar de no sé qué grado con su gorra arqueada -un quepis como águila empollando en su cabeza-, curiosa media-luna haciendo un eco extraño a los “soles” que cuelgan de su pecho. Tengo en ellos: el blanco, los negros, la línea del rojo a los morados y en el último, la oscuridad del verde y la luz de lo dorado.

A la presencia frontal de mis tres personajes le vino un “movimiento”; un brazo por encima… el otro por debajo… y a la figura ominosa le sonó su música.  Unos cuantos compases sobre su decoro y el asunto estuvo hecho… Oh gloria! Oh dignidades! Al instinto de muerte le pudo el brote vital; a la prohibición… la licencia. No sé cómo fue operando la sigilosa transformación; tal vez fue el obispo, el cura de faldones traviesos; corruptor alegre de esta santísima trinidad de cómplices, quien con femenina esencia otorgó el permiso sensual de la materia.

También es cierto que yo estuve ahí por algo… soplando un polvo de oro sobre las medallas – polen fecundando corazones -, deslizándome franco y furtivo, suavemente, bajo sus corazas… Los fui seduciendo uno a uno – con manoseo y desparpajo -, les hice probar, en dosis graduadas, el sabor de una libertad negada.

Manchados de luz y sombra, como en una fiesta impresionista”, se abandonan hoy al tango, a los valses o al bolero… Pero continúan cantando Soy yo el que tiene el mejor lado”.

Luego detrás de mí, hay una modelo desnuda que se apoya en el espaldar de mi asiento viéndome pintar. Su ropa está en el piso, delante del cuadro… Yo le digo: “De lo único que se trata es de tener una mano para hacer lo que se nos dé la gana…; ella parece no entender y continúa imperturbable.

Desde hace ya algún tiempo mi pintura comienza a admitir unas blancas Venus venidas del norte… Las cosas que se respiran en el aire! Quién sabe si esa mujer enorme no es la gigante de Baudelaire… La he visto en los museos conservando en la pose su piel de aceite y su perfume intacto. La he visto también cargando lámparas, por los lados de la Opera, con la túnica discreta calcando sus blandas geometrías; extrañamente maternal: amamantando con su culta leche una pálida prole… Como te dijera… Me gusta y no me gusta: amplias caderas, cabello recogido, el vientre curvado en una línea fértil… Podría apostar, sin embargo, que de sus partos no nos queda más que la substancia sin cuerpo de las legislaciones.

La humedad del aguacero, o el vapor liviano de la sangre fresca… Todo esto lo encuentras, reducido al símbolo, perdido al fondo de perfectas espirales. Granos de arena en el ojo del olvido; que los frisos amontonen héroes quietos mientras las nubes pasan… Para mi hay un contraste; la figura ha abusado tal vez, del disfraz de la República. Ya no importa, ahora soy yo quien la engendra, y dejo en cada pliegue una ocasión de nacimiento. Ahí están y nada esperan; redondas como huevos sobre una loca hierba; casi sacramentales, presidiendo su ceremonia de raros animales. Paisaje sin rostro de lo que es dulce y no es humano.

En seguida de esta mujer, hay algunos personajes conocidos (me gustaría retratar algún filósofo o a algún mesero de café, pero a ninguno de los dos los creo disponibles); luego es tu turno – hacia el frente del cuadro -, estas sentado en un taburete, con las piernas cruzadas y un sombrero de paja sobre las rodillas, con el rostro alargado de Español y las manos inquietas. A la extrema derecha, apoyada en una mesa, esta Baudelaire leyendo un gran libro (¿Poe? ¿La Biblia?); a su lado una mujer oriental que finge mirarse en un espejo. Luego, una ventana, una hamaca, algún florero como una explosión muda al fondo de la pieza…  Después, nada más. La pared desnuda y la sombra de un pájaro que pasa.

Te he explicado todo esto muy mal; he debido haber comenzado por el final… Pero lo entenderás como puedas. Figúrate que teniendo este cuadro en mente me sorprendieron unas “paperasespantosas. ¡A mí, que no tengo tiempo que perder y no soporto el encierro y la quietud!. Ya casi tengo lista la exposición para el señor Brusel. Necesito 14 cuadros; creo que lo lograré.

En Ermont frecuento un café donde van algunos cazadores ilegales… Son gente simpática a quienes basta una especie de sabiduría popular… El sábado próximo me han invitado a cabalgar (previniéndome del tamaño de sus caballos; mucho más grandes que los nuestros, pero creo que no los voy a defraudar)… Confío, como todos, en las virtudes del verano; cuídate, pues el orgullo y la honestidad pueden acabar con cualquiera. Recibe un abrazo de todo corazón,

OSSABA

«Cadencia avanti». Reportaje sobre el artista y su obra realizado y difundido por FR3 (canal 3 de televisión) Francia, 1986.

« Les quatre saisons» (Las cuatro estaciones). Galerie Orly. Aeropuertos de París. Exposición personal, 1994.

Traducción disponible: Français