DE LA FILOSOFÍA A LA POLÍTICA. Kantianos en el Perú

Cien años después, el novelista Honoré de Balzac (1779-1950), con la misma lógica de razonar que el arriba citado, sostuvo: “El hombre no es ni bueno ni malo, nace con instintos y aptitudes; la sociedad, lejos de depravarlo, como ha pretendido Rousseau, lo perfecciona, lo hace mejor;  pero el interés desarrolla también sus malas inclinaciones.” (Balzac, 2014: 19.)

Resumen.

Este escrito es parte del capítulo III del libro, de pronta publicación, titulado La guerra de los 20 años. Este hecho se concretizó en el Perú entre los años 1980-2000. La investigación tiene como subtítulo: Un fantasma luminoso recorre a la sociedad peruana.

Palabras claves. Filosofía, política, revolución, Kant, Miro Quesada, Salazar Bondy, Abimael Guzmán.

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Los años 50-60 del siglo pasado, a nivel internacional, están marcados por el fin de la Segunda Guerra Mundial, la derrota del Nazi-fascismo, el triunfo de la Revolución China, la guerra de Corea, el macartismo y la guerra fría. En América Latina, por el triunfo de la Revolución Cubana y el fenómeno cultural llamado El Boom de la novela latinoamericana.

En lo interno, con la profundización del capitalismo a secas, burocrático, mercantil, modernización de la sociedad, de la mano del Gobierno de Manuel A. Odría y su plan de construcciones, tuvo como contraparte, la migración del campo a la ciudad, de la provincia a la capital, que obliga a la proletarización de los recién llegados. De igual manera las tomas de tierras en casi todo el país. Acciones que remataron con las guerrillas de los primeros años de la década del 60. Finalmente la división al interior del viejo PCP.

No obstante haber sido desarrollado este período en el sub-título Hechos y no palabras (Primer capítulo) es menester recordarlo en la medida que fue el ambiente-tiempo en que aparece, se forja, el personaje central y futuro líder del PCP-SL, Abimael Guzmán Reinoso.

ABIMAEL GUZMAN Líder del Movimiento Sendero Luminoso, antes profesor de Filosofía.

Guzmán, en base a la información que él brinda, vivió en Mollendo-Arequipa, Sicuani-Cusco, Chimbote-Ancash, Lima-Callao, Arequipa, Ayacucho, Lima. Visitó Europa (Albania). Vivió en 2 períodos en Asía (China). Como se colige, es una persona que conoce directamente muchas zonas, regiones, ciudades del Perú y también del extranjero. Estas experiencias, normalmente, amplían el horizonte y marcan la vida de los individuos.

En el libro titulado  Memorias desde Némesis (2015), menciona otras actividades que realizó durante la adolescencia y su primera juventud, paralelo al colegio y luego a la universidad, leamos: “También, y más importante, trabajaba con mi padre llevando libros de contabilidad; pues, si  bien había propinas, Estas no son nunca suficientes, y trabajar no sólo da dinero sino forja en muy buena escuela. Asimismo, en mi época de secundario estudié francés, un curso especial dictado en el colegio, e inglés en el Cultural Peruano Británico; similarmente ya en la universidad me aboqué al alemán, griego y latín como necesidad filosófica.” (Guzmán, 2015: 16.)
 
El ambiente académico-cultural, Perú (Arequipa) donde se forma el futuro intelectual, especialmente en la rama de filosofía, no fue el más óptimo. La tradición filosófica, la producción en esta rama del conocimiento, es bastante pobre en el Perú en comparación a otros países del mundo. Este déficit lo hacemos extensivo a América Latina. Cesar Vallejo conocedor de esta problemática, hace cerca de cien años atrás, evidenció esta realidad que se prolonga hasta la actualidad. Sus palabras: “… de las Universidades latinoamericanas no salen más que divulgadores. La Universidad en América no crea filosofías, ni ideales políticos ni corrientes científicas. Ella vive de las migajas ideológicas de Europa y todo su papel se reduce a repetirlas al alumnado de dentro o fuera de los claustros.” (Vallejo, 1987: 237.)
 
Esta carencia de corrientes filosóficas, incluso, es común a todos los países hispanohablantes. En idioma español no se ha originado, sistematizado, creado, una escuela o corriente filosófica. Lo máximo que se ha hecho es recrear, repetir, adecuar, actualizar, las corrientes filosóficas sistematizadas en otras partes del mundo y en otros idiomas. Por lo tanto, con rigor no hay filósofos. Lo que existen son profesores, “divulgadores”, que imparte cursos de filosofía. Miguel de Unamuno, con su recreado humanismo cristiano, no se consideró filósofo. José Ortega y Gasset, con su nada nuevo perspectivismo relativista, dijo ser sólo un escritor.
Las razones son muy simples. 1.- No hay necesidad de generar una escuela o una corriente. 2.- No existe tradición histórica de trabajar, con rigor, abstracciones sobre abstracciones. 3.- Es más cómodo repetir, actualizar, recrear, las corrientes ya existentes. Lo mencionado no implica que no exista filosofía. Ella existe en todas partes, en todos los tiempos. Lo que no hay es una corriente sistematizada, con conceptos, con categorías, con principios, con leyes, de carácter general. Los que han forjado, escuelas, corrientes, es por la necesidad que se da la mano con la tradición de pensar conceptos sobre conceptos y más la voluntad de algunos individuos.
 
En el Perú, en aquel tiempo, existieron dos ciudades donde se impartía cursos de filosofía con algún rigor. Lima y Arequipa. En la primera, en dos centros superiores de estudios: La Universidad Nacional de San Marcos y la Universidad Católica. A decir de Salazar Bondy e Ignacio López Soria (1937-), en la primera, la discusión filosófica fue mucho más abierta que en la segunda. San Marcos era más permeable a las nuevas corrientes filosóficas, a tendencias democrático-liberales, e incluso hasta progresistas.
 
Mientras que, por su parte, la Universidad Católica fue conservadora. Cerrada a las nuevas corrientes de pensamiento. La escolástica, el neotomismo, dominaron la reflexión desde su fundación (1917) hasta los años 60 del siglo pasado. En este centro de estudios se expresaron tendencias fascistas con mucha fuerza y libertad (1). Dos de los más connotados ideólogos del fascismo en el Perú tuvieron directa incidencia en esta Universidad. Su mecenas y profesor José de la Riva Agüero y Osma, (2885-1944) (fascismo aristocrático) y el varias veces decano Raúl Ferrero Rebagliati (1911-1977) (fascismo mesocrático).
 

En Arequipa, la enseñanza de la filosofía en la Universidad, estuvo mucho más cercana a la orientación que guiaba a San Marcos. Entre el 30 y el 50, aquí estudiaron, enseñaron, dos profesores que tuvieron directamente influencia en la futura formación filosófica de Abimael Guzmán. Cesar Augusto Guardia Mayorga y Miguel Ángel Rodríguez Rivas. Guardia fue maestro y amigo de Rodríguez. Rodríguez fue maestro y amigo de Guzmán. Guzmán dedica su tesis en filosofía a Rodríguez. Guzmán reemplaza, en la cátedra de filosofía, a Guardia en la Universidad San Cristóbal de Huamanga el año 1962.

Tomando en cuenta este contexto histórico-cultural adverso en el Perú, la pobre tradición filosófica, la escasa bibliografía especializada sobre Immanuel Kant (1724-1804), el eterno problema de las traducciones, la edad del autor, 26 años, la tesis de Abimael Guzmán, titulada Acerca de la teoría kantiana del espacio, es un caso especial, por la profundidad de los conceptos y por la lógica manejada en la argumentación.

Nosotros no haremos un análisis de la tesis. Nuestra investigación tiene otro objetivo. No obstante destaquemos un par de párrafos de la misma. En la introducción, Guzmán, afirma: “Dos razones nos han impulsado; una, nuestra admiración por la filosofía de la ciencia, altísima cumbre del  pensamiento humano; otra, nuestro respeto a Kant, preclaro y muy grande filósofo.” (Guzmán, 1961: 7.)
El tema central es la ciencia. Existe la filosofía de la historia, la filosofía política, la filosofía del arte, etc. El autor no centra en la ciencia pura, ciencia a secas. Lo que hace es filosofía de la ciencia. Esta es la razón del por qué las ciencias particulares elegidas, para sustentar el concepto de espacio, son la matemática y la física.
Finalmente transcribamos la siguiente argumentación en torno a estos tres conceptos. El en sí, el tiempo, el espacio. Leamos: “Es indiscutible que sólo se dan cosas en el espacio, de acuerdo, pero ello implica, precisamente, que la forma en la cual las cosas se dan, se manifiestan, es pues mediante espacio y tiempo, dimensiones éstas que corresponden a las cosas mismas como entidades materiales.” (Guzmán, 1961: 89.)
El profesor David Sobrevilla (1938-2014), en su libro Escritos kantianos. En torno a Kant, su obra e influencia (2006), en la parte dedicada a su país, titulada Recepción de Kant en el Perú menciona a cuatro de sus connacionales en quienes las ideas del filósofo habían tenido, en unos, influencias y, en otros, recepción. Comienza con Francisco Miro Quesada Canturías, continua con Augusto Salazar Bondy, Melquiades Castillo Dávila (1953-) y termina con el incómodo Abimael Guzmán Reinoso. Sin darle mayor importancia, Sobrevilla crítica la tesis de este último. (2).
De las críticas hechas por Sobrevilla, a la tesis de Guzmán, sólo mencionemos una. Él dice que algunas fuentes, a las cuales recurre Guzmán al citar a Kant, no son originales. Proceden de la literatura secundaria. Aquí coincidimos con Ricardo Licle (1970-) diciendo que si las fuentes secundarias son textuales y se hace la referencia precisa al texto original es totalmente lícito.
Esta crítica de Sobrevilla a Guzmán nos da pie para pensar en un  problema mayor, común a los estudiosos que no trabajan con textos originales. Es el espinoso acápite de las traducciones. (3). Si insistimos en los originales implicaría que se trabaje, también, en el idioma original en la cual fue escrito la fuente principal. En este caso la crítica a Guzmán sería  por no haber leído a Kant en idioma alemán. Lo mismo que las fuentes citadas en el idioma que fueron escritas originalmente. Este requerimiento, normalmente, en muy pocos casos se cumple en el mundo y en el Perú en ninguno por aquellos años.
En el caso de Kant. Guzmán no sólo debería haberlo leído en alemán estándar. Sino en alemán filosófico. Que dicho sea de paso el común de los alemanes, que hablan el estándar, no comprenden. Finalmente, leer en el alemán filosófico de Immanuel Kant. Alemán que un especialista en G.W. F Hegel, A. Schopenhauer, F. Nietzsche o M. Heidegger, no lo entiende con facilidad. No estaremos lejos de la verdad cuando sostenemos que estos  personajes tienen un alemán filosófico que linda con un lenguaje privado.
Decíamos que la tesis de Abimael Guzmán, titulada Acerca de la teoría kantiana del espacio, es un caso especial en el Perú por su profundidad y concatenamiento lógico, primero. Segundo, por su alta capacidad de abstracción en el proceso de sistematizar, concatenar, conceptos en base a conceptos. Algo similar no se ha dado en el Perú ni antes ni después de 1961, año en el cual Guzmán sustentó la mencionada tesis. Ningún estudioso de filosofía, menos un joven de 26 años de edad, ha producido un trabajo como el que aquí mencionamos. Los que afirman lo contrario que muestren un caso como prueba.
Es verdad que Abimael Guzmán es uno de esos singulares talentos que, de vez en cuando, aparecen en países tercermundistas en transición como el Perú. Esta comprobación real no es motivo para dar crédito, a ciertos seguidores de él, que lo ubican en otro nivel del conocimiento humano y hasta conferirle el estatus de ser “El más grande marxista-leninista-maoísta viviente”. Lo último está reñido con el análisis científico. Es construcción ideológica y, cuando no, deseo.
Abimael Guzmán no se reduce al campo de la filosofía. En ese plano es conocido por una pequeña élite-académica que se interesa en este nivel del conocimiento. Él va mucho más allá. La ideología, la política, la organización, la táctica-estrategia de la revolución, son otros campos donde Guzmán aparece, como no podía ser de otra manera, extremadamente controversial. Desde hace 4 décadas Abimael Guzmán, más aún como “Presidente Gonzalo” o “Mito Gonzalo” polariza a la sociedad peruana. Contra él se desatan los odios más desenfrenados de unos así como las mayúsculas simpatías de otros.
De los cuatro profesores de filosofía, mencionados por Sobrevilla, que se han ocupado de la filosofía de Immanuel Kant en el Perú, con excepción de Castillo, existe una coincidencia central. Su interés por la ideología, su dedicación a la política. No sólo en términos latos en esta última disciplina. Sino que hasta incursionan en la organización y militancia partidaria. Más aún, los tres fueron ideólogos de sus respectivas organizaciones políticas. Francisco Miro Quezada fue ideólogo, fundador, militante, de Acción Popular. Su libro El Perú como doctrina (1966) así lo evidencia. Augusto Salazar Bondy fue ideólogo, fundó, militó, en el partido Social Progresista.
Entre Escila y Caribdis. Reflexiones sobre la vida peruana (1969) podría ser el libro más representativo sobre el tema. La historia ideológica y política de Abimael Guzmán es conocida y actual que nos ahorra continuar hablando de él.
A estas tres personalidades los une el tránsito del trabajo abstracto,  pensar conceptos sobre conceptos, hasta llegar al accionar ideo-político contingente. A la par, mencionemos, existen marcados disentimientos teórico-conceptuales. Diferencias que se acentúan en la proyección político-social de cada uno de ellos. Miro Quesada y Salazar tienen en común, hasta cierto momento, el humanismo kantiano. En base al “Imperativo categórico” que se concretizan en las frases: “El ser humano es libre por naturaleza.” “El hombre es un fin en sí mismo, no un medio para usos de otros individuos.” Miro Quesada lo conservó hasta su muerte. Mientras que Salazar, en los últimos años de su vida, se alejó significativamente de estos conceptos y adoptó la siguiente triada. Alienación-dominación-liberación. Salazar, en su última etapa, estaría más cercano a Guzmán antes que a Miro Quesada. El diálogo titulado Bartolomé o de la dominación (1977) y el esbozo filosófico, llamado, Antropología de la dominación, así lo evidencian.
Este compromiso político de los tres “kantianos”, arriba nombrados por Sobrevilla, tiene sus antecedentes en los conceptos de “los filósofos-reyes” o “los reyes-filósofos”. Ideas que fueron planteadas por dos titanes del  pensamiento filosóficos occidental. El primero a cargo de Platón (428-348) y el segundo a través de G.W.F. Hegel. El griego sostenía que los filósofos deben ser reyes. Que los filósofos reyes deben gobernar los Estados. Leamos su razón: “Puesto que los verdaderos filósofos son aquellos que pueden alcanzar lo que existe siempre de una manera inmutable, y que todos los demás que giran sin cesar en torno de mil objetos siempre mudables serán todo menos filósofos, es preciso ver a quién hemos de escoger para gobernar nuestro Estado.” (Platón, 1996: 261 y 262.)
Por su parte, el otro filósofo, cerca de 2,000 años después, invierte el orden de los conceptos e introduce la figura del “Rey filósofo”. Hegel da un  paso más allá en comparación a Platón. Él encuentra en el gobernante del Imperio Prusiano “al rey filósofo” de carne y hueso. Leamos lo que escribió: “… Federico el Grande no sólo introdujo a Prusia, como potencia  protestante, entre los grandes Estados de Europa, sino que además fue un rey filósofo, un fenómeno enteramente típico y único en la Edad Moderna.” (Hegel, 1989: 441.)
El tránsito del kantismo al marxismo, de la filosofía a la ideología y de esta a la política, de la teoría política a la organización partidaria y, de esta, a organizar, iniciar, dirigir, la revolución, es un tema aún por investigar en el discurrir filosófico-ideológico-político de Abimael Guzmán. Hay algunos académicos, que intentando profundizar en el tema, han propuesto algunas ideas que evidencian lo controvertido que es el acápite tratado.
Examinemos dos opiniones que se ubican en las antípodas. El recién desaparecido sociólogo Gonzalo Portocarrero escribió: “En realidad el discurso senderista está calcado sobre el cristiano apocalíptico pero está coloreado con matices cientificistas. Las ideas provienen de la tradición cristiana pero su legitimación está dada por el reclamo de cientificidad, por el postular que es una verdad plenamente demostrable. Para cualquier  persona razonable sus afirmaciones serían evidentes. No sería necesaria la fe.” (Portocarrero, 1998: 66.).
Más de 100 páginas después, Portocarrero, vuelve sobre el tema y escribe: “La pasión revolucionaria, el sueño de una transformación radical, acaba encontrando sus portadores más decididos en los profesores y estudiantes de las universidades de provincias. Si antes, con el clasismo, al decir de Lynch, era posible prometer `el cielo y el cartón… sinceramente´; ahora, con la radicalización ya no interesa el cartón. Lo único que interesa es el cielo. El marxismo revolucionario de Sendero es por su puesto la expresión más intensa de este fervor milenarista.” (Portocarrero, 1998: 168.)
Algunos años después, el historiador José Luis Reñique sostiene todo lo contrario a su colega arriba citado, para él: “Guzmán configura un concepto híper-racional. Lee a Mao desde Kant a quien consideraba, en 1961, `cumbre del pensamiento humano´ por sus aportes a la `filosofía de la ciencia´. Su maoísmo está excepto de elementos románticos o morales del asimilado por los jóvenes `nuevoizquierdistas´ de formación cristiana.” (Reñique, 2015: 205.)
Las ideas expuestas sobre Guzmán y Sendero Luminoso son totalmente contrapuestas. Para el historiador, el pensamiento del mencionado “… configura un concepto híper-racional. Lee a Mao desde Kant (…) Su maoísmo está excepto de elementos románticos o morales…”. Para el sociólogo, “… el discurso senderista está calcado sobre el cristiano apocalíptico pero está coloreado con matices cientificistas (…) El marxismo revolucionario de Sendero es por su puesto la expresión más intensa de este fervor milenarista.”
¿Quién de los dos tiene la razón? ¿El que afirma que el pensamiento kantiano de Guzmán es híper racional y está excepto de elementos románticos o el que dice que el discurso de Sendero está organizado sobre el cristianismo apocalíptico y, además, de una intensa pasión milenarista? Lo más seguro es que en la ideología, en el discurso, sobre todo en la  práctica de Sendero-Guzmán hay influencia de estas dos corrientes de  pensamiento. En niveles e intensidades distintas. La caja de pandora, sobre este tema, aún está por abrirse. Los interesados en el punto tienen la palabra  para luego sistematizar lo que saldrá de esa búsqueda.
Sobre el acápite es menester decir, brevemente, lo siguiente: Los dos citados tienen parcialmente razón. Sus afirmaciones son correctas. El  problema reside en que ellos separan la razón y la emoción, la ciencia y la religión. No hay ningún movimiento, acción, revolución, en el mundo donde estos dos pares contradictorios estén aislados y menos ausentes o enfrentados. Lo uno está contenido en lo otro y viceversa. El aislamiento se da en la mente de los investigadores, en los análisis de los académicos, mas no en la realidad viviente y actuante.
 
Abimael Guzmán recurre a la razón para escribir su tesis en filosofía, calcula, planifica, organiza, la revolución a largo plazo. Según lo que se lee en el N° 42 de Bandera Roja, los lineamientos generales de “la lucha armada”, de “la guerra popular”, aparecen en 1969 y recién se implementa en la realidad el año 1980. Sus planes políticos a corto, mediano y largo  plazo, sus campañas militares a corto plazo, mediano y largo tiene que pasar  por el tamiz de la razón. Kant, Hegel, Marx, Lenin, Mao, están presentes. Hasta aquí estamos de acuerdo con el historiador Reñique.
 
Dando la razón a las tesis del historiador, el General Sinesio Jarama que combatió directamente a Sendero Luminoso, en 1992, comienza su razonar con esta pregunta: “¿Ustedes creen que Abimael Guzmán y su Comité Central han improvisado? Ellos evalúan, miden, definen el objetivo, la modalidad de acción y empiezan a empujar sus fuerzas. Y después vuelven a evaluar ese resultado.” (Calvo y Declerq, 1993: 193.)
 
Por otro lado, en una sociedad con un pasado milenarista, con la fuerte presencia de la religión judeo-cristiana desde cerca de 5 siglos, es imposible  planificar racionalmente una revolución prescindiendo de estos componentes histórico-culturales. Ellos, hasta cierto punto, están “naturalizados” en la mentalidad de la inmensa mayoría de habitantes del  país. En la vida, en la prédica concreta, de las “masas” populares, en las aspiraciones de las mayorías, están cruzadas, teñidas, por la religión católica, por el fervor andino milenario. Los mitos, leyendas, cuentos, creencias, están vivos. Por estos motivos le damos la razón al sociólogo Portocarrero.
 

En Sendero Luminoso, como en todo movimiento revolucionario en el mundo, la unidad contradictoria razón-emoción, ciencia-religión, mito-realidad, pasado-presente, presente-futuro, es una realidad. Que en un sector, dirección, predomine la razón, en el otro sector, la “masa” popular,  predomina la emoción, no discutimos. Los puros, los incontaminados, los “naturales”, en cualquiera dirección o nivel, es un invento de las mentes metafísicas. En la realidad no existe porque todo está, tanto en lo inmanente como en lo trascendente, entremezclado. Finalmente la grandeza de un movimiento revolucionario, de la vida en general, decía el escritor libanés Khail Gibran (1883-1931), reside en “Descansar en la razón y moverse en la emoción”.

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Nosotros, posponiendo en algo la filosofía, pasamos a mencionar algunos indicios ideológico-políticos que nos ayudan a comprender al  personaje y a su organización que venimos estudiando. Sobre su actividad  política-organizativa, en los primeros años de la década del 60, Guzmán informa: “Trabajé con denuedo en varios frentes, en el obrero y universitario  primero; después en organización, así llegué a conocer la estructura  partidaria y su funcionamiento, y concurrí a eventos importantes como una reunión regional con camaradas de Cusco y Puno. Posteriormente actué en la preparación del llamado `Frente de Liberación Nacional´, pero estuve entre quienes se oponían a usar este nombre con fines electorales, pues sus  perspectivas eran las elecciones de 1962; buena parte, si no la mayoría, tomó tal posición en la lucha interna más importante del momento sobre un fondo de lucha contra el revisionismo que, años después, terminaría por arrojarlo del Partido en 1964.” (Guzmán, 2014: 20.)
El Frente de Liberación Nacional, con el apoyo del PCP, Guzmán como uno de sus representantes, aparece en el año 1960. Organización que se  presentó a las elecciones generales el año 1962. El FLN tuvo candidato  propio. Fue el exteniente coronel del Ejército Peruano Cesar Pando Egúsquiza (1904-1967). En este mismo tiempo se formó, también, el Ejército de Liberación Nacional (1962). La mayoría de sus jóvenes miembros provenían del PCP. Un tiempo después iniciaron acciones armadas hasta su liquidación. Ello ocurrió a comienzos del año 1966 cuando fue detenido Héctor Béjar en Lima. La pregunta es: ¿Por qué Abimael Guzmán optó por el FLN y no por el ELN?
Otro dato a tomarse en cuenta es que Guzmán fue promovido al Comité Central del PCP el año 1964. Fecha en que sucedió la división al interior de ese partido. Aparece el PCP pro-soviético que pública Unidad y el PCP pro-chino que publica Bandera Roja . Él tomará partido por este último.
A la par de la división del PCP, hay dos hechos que inciden en la vida  política futura de Guzmán. A comienzos del año 64 asistió al mitin, donde habló Luis de la Puente, en la Plaza San Martín. Él informa que junto a Augusta la Torre (1946-1988) escuchó la intervención con mucho interés. Meses después viaja a China, regresa a finales del año siguiente, cuando la guerrilla del MIR llegaba a su fin.
Existe asidero para pensar que estas dos últimas experiencias, discurso en la Plaza San Martín de Luis de la Puente donde llama a la lucha armada y el viaje a China, fueron hechos que influenciaron para que Guzmán termine por definirse en sus concepciones ideológico-políticas y llegue a la conclusión de que la única vía, para transformar la sociedad, es la revolución armada.
Posiblemente esta idea primigenia se irá desarrollando. Ello será evidenciado con toda claridad en la práctica concreta en junio del año 1969.  Nos referimos a los sucesos de Huanta y Ayacucho. Concepción que finalmente fue llevada a la práctica el año 1980. Por lo expuesto, vemos que fueron 15 años de intenso trabajo teórico-político, práctico-organizativo, que culminó con el inicio de la guerra de los 20 años y todas sus consecuencias conocidas.
La idea de que la guerra popular fue trabajada con mucha anticipación,  por el futuro PCP-SL, fue evidenciada por Gustavo Gorriti. Leamos lo que él declaró en 1990: “Desde 1965 había actuado organizadamente con un  paciente trabajo de crear una red de organizaciones y de bases para declarar la insurrección. Finalmente lo hace en 1980 habiendo tenido quince años de  preparación global y por lo menos ocho o diez años como organización independiente. Esta organización extraordinariamente disciplinada, con un liderazgo sumamente capaz, alteró todos los términos del juego económico y del debate político que de otra forma hubiera tenido un cariz diferente.” (Gorriti, 1991: 233.)

Regresando a Guzmán, en esos años tuvo responsabilidades como dirigente mayor, uno de los más importantes, del PCP-Bandera Roja. Su  base orgánica fue el Comité Regional José Carlos Mariátegui de Ayacucho. Los tres ejes ideológico-políticos sobre los cuales trabajaban los comunistas de ese entonces fueron: 1.- Retomar el pensamiento de Mariátegui. 2.- Reconstituir el Partido Comunista del Perú. 3.- Trabajar en perspectiva de iniciar la guerra popular en el país.

En esa dirección del trabajo cultural, el año 1966, salió a luz el primer ejemplar de la revista político-cultural editada por el Grupo Narración. A lo largo de su existencia salieron 3 números (1966, 1971, 1974). Además de su calidad literaria y su capacidad analítica, la revista es conocida porque algunos de sus miembros militaron en el futuro PCP-SL y otros nunca ocultaron sus simpatías; entre los primeros, mencionemos a Vilma Aguilar Fajardo (1930-1992), asesinada en el Penal Castro-Castro e Hildebrando Pérez Huarancca, muerto en el fragor de la guerra popular. Entre los segundos, a Oswaldo Reinoso y Miguel Gutiérrez. En esta misma fecha se creó el Teatro campesino por Víctor Zavala.
Rolando Breña Pantoja (1944-), uno de los connotados dirigentes del PC del P-Patria Roja, que compartió actividades clandestinas-conspirativas con Guzmán, por esos años, consigna la siguiente información sobre el  personaje, que después fue llamado “Presidente Gonzalo”: “Yo he trabajado muchos años con Abimael Guzmán. Él era un brillante expositor, pero un expositor de seminario, de conferencia, muy buen argumentador, con mucha facilidad de palabra y no sé si de conocimiento, pero con mucha lectura, él era un hábil lector y expositor, tenía conocimiento de filosofía, lógica, música, literatura, arte. Una segunda característica es su dogmatismo absoluto y espíritu libresco, en el fondo caracteriza al predicador evangelista que va con su biblia y para él todo lo que sirve está escrito, lo que no está escrito no sirve; lo que dijeron o escribieron Marx, Lenin, Mao, es indiscutible y no podemos apartarnos un centímetro, y menos cuestionarlos. Es un hombre inteligente, pero su inteligencia ha sido obnubilada encerrándolo en ese esquema, no la ha sabido desarrollar, cultivar, sino simplemente aplicar ciegamente los textos, ha hecho seguidismo.” (Breña, 2011: 264.)
Una de las características, mencionadas por Rolando Breña, se repite en la apreciación que hizo Alfonso Barrantes Lingan en 1981 cuando afirmó: “… el inteligente y culto Doctor Guzmán seguro que es preso de un Lin Piao como fue el caso del Presidente Mao Tse-tung en su momento”. Esta misma idea transmite Vladimiro Montesinos sobre Abimael Guzmán. En una conversación privada con Patricio Ricketts Rey de Castro (celebrada el 12.01.1998), en ese entonces el asesor del Presidente Alberto Fujimori, cuando se refiere a Guzmán, afirmó: “… es un tipo exquisito (…) es un tipo fino (…) y de gran cultura.”

De ser verdad lo dicho por Breña, en parte por Barrantes y Montesinos, tenemos dos fuerzas vitales en guerra que conviven al interior del personaje Abimael Guzmán. La claridad y la sombra, con la cual está tamizada la condición humana, aparecen diáfanamente expuestos en primer plano. Los dardos disparados, los escudos en guardia, que combaten en el espíritu de los mortales, marcan con fuego la vida de “Álvaro” primero, de “Gonzalo” después. Abimael Guzmán expresaría los grandes encuentros, los hondos desencuentros, con lo cual está matizado la existencia de todo ser humano en este mundo.

En la medida que es moneda corriente, incluso hasta en boca de muchos académicos, extrapolar las acciones humanas recurriendo a argumentos morales, los buenos por un lado, los malos por otro lado, en el caso Guzmán es patético. De nuestra parte, para demostrar que en este personaje, el uno está intrínsecamente contenido en el otro, recordemos algunas ideas al respecto. Comencemos leyendo lo que el filósofo Paul Holbach (1723-1789), escribió: “Yo afirmo que los seres humanos no son por naturaleza ni  buenos ni malos; son idénticamente capaces de ser tanto buenos como malos en función de cómo se les modifique, o según cómo les enseñe a entender sus intereses.” (Holbach, 1940: 171.)

Cien años después, el novelista Honoré de Balzac (1779-1950), con la misma lógica de razonar que el arriba citado, sostuvo: “El hombre no es ni bueno ni malo, nace con instintos y aptitudes; la sociedad, lejos de depravarlo, como ha pretendido Rousseau, lo perfecciona, lo hace mejor;  pero el interés desarrolla también sus malas inclinaciones.” (Balzac, 2014: 19.)

Finalmente, de igual modo un siglo más tarde, ahora desde el ángulo del psicoanálisis, Sigmund Freud coincidía con las opiniones de los dos franceses mencionados. Sus palabras: “Estos impulsos instintivos no son en sí ni buenos ni malos. Los clasificamos, y clasificamos así sus manifestaciones, según sus relaciones con las necesidades y las exigencias de la comunidad humana.” (Freud, 2011: 168.)

Notas

(1).- El libro titulado El pensamiento fascista: antología 1930-1945, prologado por el ya mencionado Ignacio López Soria, es una fuente de importancia para conocer el tema en la universidad mencionada.

(2).- Sobre la crítica a la tesis de Guzmán de parte del autor mencionado, a los interesados, les recomendamos la respuesta dada a Sobrevilla, a la vez también el análisis hecho sobre la investigación de Guzmán, por el profesor Ricardo Licle Meza (1970-). Ella es titulada Crítica acerca de la teoría kantiana del espacio, apareció en Revista de filosofía en el Perú. Pensamiento e Ideas. UNMSM, (2014).

(3).- El problema de las traducciones no es nuevo. A nivel de las ciencias naturales,  por su exactitud y precisión, se ha estandarizado. En ciencias sociales se sigue, en términos generales, la misma orientación. La traducción se complica cuando se hace en literatura y música. Dentro de la literatura, traducir poesía, es muy difícil por la sencilla razón que de por medio hay sentimientos y los sentimientos no se pueden traducir. Se repite, de igual manera, en el campo de la música. En el plano de la filosofía, es algo parecido, no existen sentimientos de por medio; más bien porque los filósofos tienen algo cercano a un vocabulario privado, que muchas veces sólo entienden ellos.

Bibliografía

-Breña, Rolando Apogeo y crisis de la izquierda peruana. Hablan sus protagonistas. IDEA (Lima) 2011.
-Calvo, Hernando y Declerq, Kotlijm Perú. Los senderos  posibles. Editorial Txalaparta (Nafarroa) 1994.
-De Balzac, Honoré. Prólogo a la comedia humana. Ermeida Editores (Madrid) 2014.

Julio Roldán

Editado por María Piedad Ossaba

Perú: la guerra de los 20 años
Encuentro en París con el autor del libro, Julio Roldán