La tenencia de tierra en Colombia, una historia de campesinos sin tierra

Resulta evidente que las últimas dos décadas la ampliación en la superficie productiva se ha concentrado en las UPAs de mayor tamaño.

                                                       Epígrafe
“La colonización para el campesino es la felicidad de encontrar un pedazo de tierra”
Darío Fajardo

Colombia históricamente se enraizó en el sur del continente como lo designó de manera muy apropiada Hernando Calvo, como un “laboratorio de embrujos” donde se entremezcla la democracia más antigua de Latinoamérica con un terrorismo de estado igual de antiguo. Es por ello que la violencia, es consecuencia de la intransigencia política del Estado y de las enormes desigualdades sociales, en donde la insaciable oligarquía nacional y Estados Unidos han sido los principales protagonistas[1].

Esta dinámica extractivita nos ha proyectado históricamente como una gran finca, con puertos, dedicados a la explotación de todo tipo de bienes naturales que han dejado una serie de saldos en rojo, por los que seguiremos pagando durante décadas.

Uno de esos saldos y quizás el más relevante para entender el ciclo interminable de múltiples violencias en Colombia es la tenencia de la tierra. Frente a este tema es común escuchar que “el problema de la tierra en Colombia es por causa del conflicto armado interno”, pero lo cierto es que los diferentes conflictos armados en el país tienen como causa y no como consecuencia una inequitativa distribución de la tenencia de la tierra. La actual distribución de la tierra, nos demuestra esa construcción histórica de robo por despojo basada en la guerra.

Las guerras convencionales enfrentan dos bandos contrarios fácilmente diferenciables, pero en Colombia encontramos un estado que, desde la colonia, ha favorecido los intereses de una oligarquía regional retardataria, que ve en la tenencia de la tierra su fuente de control territorial y electoral, generando el problema agrario, que según el maestro Darío Fajardo:

está marcado por la histórica expulsión del campesinado de las tierras que ellos, han transformado con su trabajo, sus conocimientos y su voluntad encomiable, obligándole a un continuo tránsito de campesino a colono, desconociendo el aporte de la construcción espacial campesina al desarrollo de la Nación [2].

Este transito de campesino a colono en Colombia es la mejor prueba del fracaso en la legislación sobre los terrenos baldíos, de la falta de una renovación catastral rural desde hace más de 60 años y desde luego de los infructuosos intentos de realizar una reforma agraria. Un ejemplo de lo anterior, es que entre 1903 y 2012 el Estado adjudicó cerca de 60 millones de hectáreas baldías a personas naturales y jurídicas, y a comunidades indígenas y afro, lo que representa más de la mitad de la superficie nacional, que suma 114 millones de hectáreas[3]. El problema, dice el investigador en conflictos agrarios Alejandro Reyes Posada, es que muchas veces esas tierras se han “adjudicado a las personas equivocadas”, lo que ha construido una estructura bipolar de la tenencia de la tierra donde dos tercios de la superficie productiva esta siendo manejada por personas jurídicas, las cuales residen mayoritariamente fuera del área rural, mientras que el 75% de los campesinos colombianos tienen tierras insuficientes.

Estructura bipolar de la tenencia[4]

El análisis de los datos del censo nacional agropecuario de 2014 (que no se realizaba desde los años setenta),  nos muestra que los rasgos de tamaño de explotación, excluyendo los territorios de grupos étnicos, determina un panorama nítido sobre la desigualdad en la distribución de la tierra cuando nos fijamos únicamente en los dos extremos.

Por un lado, las UPAs[5] de menos de 10 hectáreas representan el 81% del total de las explotaciones (1’658.450 unidades) y en promedio apenas tienen 2 hectáreas de tamaño. La superficie que manejan todas juntas no llega al 5% del área total censada (3.400.000 de hectáreas, o el 4,92%).

En el otro extremo, las UPAs de más de 2.000 hectáreas representan el 0,1% del total (2.362 explotaciones), en promedio tienen 17.195 hectáreas de tamaño y ocupan casi el 60% del área total censada (40’600.000 de hectáreas, o sea el 58,72%).

La concentración de la tierra se ha agudizado en las ultimas décadas

Resulta evidente que las últimas dos décadas la ampliación en la superficie productiva se ha concentrado en las UPAs de mayor tamaño. Las explotaciones de más de 500 hectáreas se han mantenido en torno al 0,4%-0,5% del total. Sin embargo, la superficie que ocupan se ha ampliado enormemente, pasando de 5 millones de hectáreas en 1970 (el 29% del área total censada) a 47 millones en 2014(el 68%) (Ver Figura 1). Su tamaño promedio también ha aumentado significativamente pasando de menos de 1.000 hectáreas en 1960 a cerca de 5.000 hectáreas en el 2014.

Figura 1. Evolución de la superficie en Unidades Productivas Agropecuarias (UPAs) de más de 500 hectáreas (en rojo). OXFAM. 2017. Radiografía de la desigualdad lo que nos dice el ultimo censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia.

Este aumento desproporcionado de la concentración de la tierra en las últimas décadas es:

el principal impacto del conflicto armado sobre la tenencia de la tierra “es la sustitución del control estatal por los grupos armados irregulares”, quienes desplazaron al menos a la mitad del campesinado de las regiones bajo su dominio, en muchos casos para entregarles esas tierras a terceros, y además subordinaron los derechos de propiedad a la tributación2.

Fuentes:

[1] Calvo Ospina, Hernando (2008) Colombia, laboratorio de embrujos. Democracia y terrorismo de estado. Ed. FOCA. Colombia.

[2] Fajardo, Darío (2021) La colonización para el campesino es la felicidad de encontrar un pedazo de tierra. Academia Sociedad Vida. Universidad de Antioquia Recuperado el 21 de diciembre de 2021.

[3] Reyes Posada, Alejandro (junio de 2018) ¿De quién es la tierra en Colombia?) Centro Nacional de Memoria Historica. Recuperado el 21 de diciembre de 2021 de la pagina http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/balances-jep/tierras.html  

[4] Oxfam América. (2017). Radiografia de la desigualdad: lo que nos dice el úlltimo censo agropecuario sobre la distribución de la tierra en Colombia. Oxfam International. Recuperado de https://www.oxfam.org/es/informes/radiografia-de-la-desigualdad

[5] Unidad de Producción Agropecuaria (UPA) o explotación agropecuaria es la base sobre la que se recolecta la información censal.

Lilliam E. Gómez Álvarez & Alejandro Henao Salazar especial para La Pluma, 31 de diciembre de 2021

Editado por María Piedad Ossaba