MbS entabla una cruzada de reconquista de los árabes

Todo apuntaba a MbS como el máximo responsable de la operación Jashoggi: Erdogan lo dejó claro, lo mismo que Qatar, el Washington Post, la CIA, en resumen, sólo queda Trump que dice que es demasiado pronto para prnunciarse, añadiendo: «Si golpeamos a los saudíes, van a aumentar el precio del petróleo que nos venden. »

El príncipe heredero saudí Mohamed ben Salmán está sentado en una silla eyectable. Puesto en ella   por su padre enfermo de Alzheimer tras la expulsión del anterior presunto heredero, el príncipe Mohamed ben Nayef, sabe muy bien que los jefes del clan en cualquier momento pueden someterlo a la misma suerte y sustituirlo, por ejemplo, por su hermano menor Jaled. Las peripecias de la fitna (discordia) en el seno del clan Sudairi* y, más ampliamente, en el seno de la Casa de los Saud, contienen todos los ingredientes de un culebrón turco o egipcio.

Emad Hayyay

Desde hace dos meses, MbS está sobre la cuerda floja, tras la desaparición de  Yamal Jashoggi , que nunca salió vivo ni entero del consulado saudí en Estambul. Verosimilmente, el escenario del caso parece un remake del caso Ben Barka. El opositor marroquí había sido secuestrado en París en 1965, trasladado a Marruecos, donde fue torturado hasta morir, antes de ser disuelto en un baño de ácido. Los mafiosos que habían llevado a cabo la operación trabajaban para los servicios secretos del General Oufkir, eran supervisados por el Mossad israelí y cubiertos por los servicios franceses del SDECE (futura DGSE). En efecto, parece que la misión de los 15 agentes sauditas enviados a Estambul era llevar a Jashoggi vivo y entero al reino, pero que la operación habría «salido mal». Una vez muerto, Jashoggi habría sido cortado en trozos y evacuado hacia no se sabe qué vertedero. En todo caso, no  aparece que el ácido necesario para disolver sus restos haya hecho parte de los equipajes diplomáticos de los 15 enviados especiales

Todo apuntaba a MbS como el máximo responsable de la operación Jashoggi: Erdogan lo dejó claro, lo mismo que Qatar, el Washington Post, la CIA, en resumen, sólo queda Trump que dice que es demasiado pronto para prnunciarse, añadiendo: «Si golpeamos a los saudíes, van a aumentar el precio del petróleo que nos venden. »

Sin embargo, dado el modo de gobernanza de MbS, que lo tiene todo centralizado en sus manos, es difícil de creer que no fue él quien dio la orden de neutralizar a Jashoggi, « by any means necessary » (por todos los medios necesarios). ¿Por qué era necesario neutralizar a Jashoggi? Por una razón muy simple: el hombre, que había trabajado durante una veintena de años para los mujabarat (servicion de inteligencia) saudíes, se había puesto bajo la protección de la CIA con una sólida cobertura – «columnista del Washington Post»- y estaba a punto de lanzar una iniciativa en forma de  «primavera saudí», que iba a ser apoyada por sus protectores yanquis, para promover las reformas y, por qué no, la abolición de la monarquía.  La perspectiva de un movimiento al estilo de « República Islámica Árabe» fue suficiente para provocarle escalofríos al supuesto futuro rey saudí y para que se volviera aún más paranoico, empantanado en una costosa e ineficaz guerra de exterminio en Yemen y en un confuso intento de reconversión de la petromonarquía en una monarquía pos petrolera, a la que los inversores se hacen esperan (el Davos del desierto, después del caso de Jashoggi, fue un gran fracazo).

La popularidad de MbS en el mundo árabe-musulmán está en caída libre. No son sólo los Hermanos musulmanes erdogano-cataries los que están haciendo campaña, sino todo tipo de tutero-fezbukiano-instagramistas, de Nuakchot a Alepo, sin olvidar, por supuesto, los grandes medios yanquis y las organizaciones de defensa de la libertad de prensa. Por lo tanto, MbS ordenó a sus servicios de poner en marcha  una « fábrica de troleos »,  basada en Riad, para hacerle publicidad en las redes sociales. En menos de 24 horas, el hashtag #انا_عربي_ومحمد_بن_سلمان_يمثلن, que significa literalmente « Soy árabe y Mohammed Ben Salman me representa» inunda literalmente la tuitooesfera hasta el punto de alcanzar el top 3 de las tendencias mundiales en la red social, informó el Huffpost Magreb el pasado  25 de octubre.

Pero la propaganda en la telaraña no es suficiente. Nada mejor que un contacto directo con los dirigentes del mundo árabe, acompañado de regalitos. Los Sudairi saben desenfundar tan rápidamente su chequera como su motosierra. Y fue así como nuestro MbS se embarcó en un viaje mundial. Primea etapa: los Emiratos Árabes Unidos, donde fue recibido con 21 cañonazos el jueves 22 de noviembre y por los brazos abiertos de su mayor y mentor, Mohammed ben Zayed al-Nahyan, alias MbZ, Príncipe Heredero de Abu Dhabi, y que debería sentarse a su lado en el banquillo de los acusados, en caso de que la Corte Penal Internacional descubriera que están cometiendo un genocidio (siempre se puede soñar). Próximas etapas: Túnez, Buenos Aires (cumbre del G20, donde se codeará con Erdogan, Trump y la élite mundial) y Argel. Debería visitar a otras capitales, como Nuakchot (Mauritania) y Manama (Bahrein).

La etapa de Túnez, donde es esperado el martes 27 de noviembre, como era de esperar, dio lugar a incidentes karakúzicos**. Mientras que los comunicados oficiales saudíes indicaban  que MbS viajaría a Túnez invitado por el presidente Beji Caïd Essebsi, Saida Garache, su portavoz, negó esta información en una emisora de radio local el 23 de noviembre. En resumen, MbS se invitó y no se le puede decir que no a un príncipe tan poderoso. Para los príncipes saudíes, los países del Magreb han sido durante mucho tiempo territorios de caza de gacelas (en sentido literal y figurado), de libertinaje, fornicación, consumo de whisky e inversión. Vinculados durante décadas a la otra ala del clan sudairi, la del príncipe Nayef, los presidentes tunecino y argelino se sintieron un tanto avergonzados por la autoinvitación de MbS en un contexto de escándalo jashoggiano. Especialmente desde que la sociedad civil tunecina se apresuró a unirse al baile.

La fachada de la sede del Sindicato Nacional de Periodistas Tunecinos

50 abogados tunecinos presentaron un recurso judicial  para prohibirle al príncipe poner sus babuchas de oro macizo en suelo tunecino, mientras que el Sindicato Nacional de Periodistas publicó una carta abierta al presidente denunciando este «ataque flagrante contra los principios de nuestra revolución», y recordando que, «Ya el 22 de octubre último nos comocionó la posición del Ministerio de Asuntos Exteriores (tunecino) cuando pidió que no se utilizara el caso del asesinato de nuestro colega saudí Jamal Jashoggi para «explotar este incidente para atacar a Arabia Saudita, su seguridad y su estabilidad». Los activistas también convocaron a manifestar el lunes 26 a las 6 pm y el martes 27 a partir de las 10.00 am en la avenida Habib Bourguiba bajo el lema « Ningún asesino en nuestro país», recordando entre otras cosas que el depuesto dictador Ben Ali y su familia están refugiados entre los saudíes.  Mientras tanto, los argelinos, menos organizados que los tunecinos, están agitándose y lanzando peticiones y hashtags contra la visita de MbS, lo que crea tanto bochorno en La Muradía como en Cartago. Buteflika, era efectivamente un viejo amigo y cómplice del príncipe Nayef (el padre), cuyo hijo había recibido en enero de 2017.

Nombrado por un padre enfermo de Alzheimer, recibido por un presidente tunecino que ha superado el límite de edad (91 años) y luego por un presidente argelino reducido al estado de vegetal, el príncipe motosierra mejor distribuirá regalitos de manera adecuada a los potentados reunidos en Buenos Aires. Por ejemplo, pagando las facturas de los traje sastres Chanel de la Sra. Lagarde y abriendo el mercado saudí a las creaciones de alta costura de María Juliana Awada, la primera dama de Argentina, realizadas en talleres del Gran Buenos Aires, por mujeres trabajando 15 horas al día por un salario mensual de…1800 pesos (35 €). Esto sin duda le haría ganar definitivamente un sello de gran feminista ante el eterno capital.

Notas

*Los Sudairi son los 7 hijos de Hassa bint Ahmed Al Sudairi, una de las esposas favoritas de Ibn Saud (1880-1953), fundador de Arabia Saudita y rey de 1932 a 1953. El Rey Salman es uno de los 7 Magníficos (o Bastardos, como quieras).

**Karakuz es un teatro de sombras y marionetas de origen turco, que se ha extendido por todo el Imperio Otomano, desde Grecia hasta Túnez, con el nombre de su protagonista Karagöz (Ojos Negros, convertido en Grecia en Karagiorgios, Jorge el Negro). El adjetivo karakúzico designa el circo político en árabe tunecino.

Las primeras protestas en Túnez
Frente al Teatro municipal lunes en la tarde

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Photos FG

 Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

Original: MbS engage un baroud de reconquête des Arabes

Traducido por María Piedad Ossaba para La Pluma y Tlaxcala, 26 de noviembre de 2018

Traducciones disponibles: English