Su color evoca el encuentro entre el mar y el cielo que tanto se aprecia en los hermosos paisajes costeros del estado Sucre, lo que seguro inspiró su proclamación como el ave emblemática de esa entidad del norte de Venezuela. Se trata del Azulejo, una especie de ave paseriforme americana de la familia Thraupidae también conocida como azulejo de jardín.
Bautizado científicamente como Thraupis episcopus, este simpático pajarito que emite un canto armonioso y alegre con notas de llamado: “chuip” y “síiiii”, se encuentra desde la parte central de México, siguiendo la dirección hacia el sur, hasta el noreste de Bolivia y el norte de Brasil, en toda la cuenca Amazónica.
El azulejo, que también abunda en Venezuela, es considerado como preocupación menor por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), gracias a su amplia distribución y a la densidad relativamente alta de su población en el continente americano.
Thraupis episcopus es llamado tangara azuleja en Costa Rica, Panamá y Perú; tángara azulada, en Nicaragua; azulejo común, en Colombia; tangara azulgrís, en México; azulejo, en Honduras; viudita, en Costa Rica; y sui sui o suy suy, en la Amazonía peruana.
Un ave brillante y luminosa
Con alas azul brillante y cuerpo gris claro luminoso, Thraupis episcopus destaca entre la vegetación a pesar de medir entre 15 y 18 centímetros de largo y pesar unos 35 gramos. Sus ojos son negros. Posee un pico corto y grueso en el que la maxila es negra y la mandíbula gris azulada.
Los adultos, tanto el macho como la hembra, tienen la cabeza, la garganta y la parte inferior de color gris pálido con un tinte azul verdoso, que se torna más oscuro y azulado en los flancos. Su espalda es de color gris azulado más oscuro, la rabadilla y la cola son azul más brillante, mientras que las patas son negruzcas.
El espléndido vuelo del azulejo también es luminoso, pues sus alas, mezcla de verde claro y azul, lucen brillantes al batir. Los machos jóvenes son más opacos y grises, y presentan como máximo un leve tinte azulado en la cabeza y en la parte de arriba. Su anillo ocular es blanco, angosto e interrumpido.
Thraupis episcopus prefiere frutas y néctar de las flores
Se alimenta principalmente de frutas, en especial de bayas, pero también el azulejo disfruta tanto del néctar de las flores como de las hojas tiernas. Además, captura insectos y arañas que encuentran en los follajes, mientras que en los comederos artificiales se inclinan por bananos y plátanos.
En Venezuela, esta especie disfruta en especial de mangos y cambures, frutas por las que se pelea con otras aves. En cuanto a sus flores preferidas, se ha reportado que los azulejos compiten con los colibríes por el néctar de la flor del Araguaney, nuestro árbol nacional.
Madre y padre responsables
La pareja de azulejos es muy responsable con sus crías. Tanto el macho como la hembra se turnan para librar a los huevos de cualquier amenaza. Una vez superada esta etapa, ambos padres también se turnan para cuidar a sus polluelos, así como para enseñarlos a volar cuando ya les corresponde.
Estas simpáticas aves forman parejas durante todo el año, pero su período de reproducción ocurre entre los meses de marzo y julio. La azuleja pone de uno a tres huevos de color gris azulado pálido con abundantes motas café o chocolate. La incubación es de unos 14 días, mientras que la crianza de los polluelos dura otros 17 días.
Generalmente construyen sus nidos en cavidades, que bien pueden ser huecos naturales o antiguos huecos de pájaros carpinteros en árboles no más altos de 30 metros. En forma de cuenco profundo, elaborado en materiales suaves unidos con una especie de telaraña y forrado con fibras finas, el nido también puede estar ubicado en una hondonada o en huecos de edificios, cuando viven en ciudades.
El Azulejo es amante del clima tropical
Amantes del clima tropical, los azulejos viven en bosques abiertos con árboles y arbustos, así como en áreas cultivadas y jardines fuera de las ciudades. En zonas urbanas, se puede disfrutar de su presencia en parques y plazas.
De acuerdo a la clasificación del Congreso Ornitológico Internacional, se reconocen entre 13 y 14 subespecies de Thraupis episcopus, con su debida distribución geográfica. En Venezuela, además de la especie tradicional, se encuentran las subespecies Thraupis episcopus cana, hacia el norte, y Thraupis episcopus nesophila, al este del país.