Escenarios poselectorales en Francia…¿Qué es lo que está en juego?

Pretendo destacar en este trabajo, la importancia de los condicionamientos sociales, políticos y económicos que pesan sobre la actuación política del presidente de la República francesa, Emmanuel Macron y del parlamento francés…Debemos preguntarnos sobre el telón de fondo de las elecciones francesas ¿Cuáles son las consecuencias sociales de las políticas neoliberales y de la desindustrialización y deslocalización en Francia y de una fiscalidad abiertamente regresiva?

Reducción del suministro de hidrocarburos, embargos, sanciones, escasez de metales raros, una espectacular aceleración de la inflación y un golpe a la economía al borde de la recesión… meses después del inicio de la invasión del ejército ruso en Ucrania, las consecuencias económicas son considerables, especialmente en Europa y Francia. Pero, ¿debemos concluir que Francia ha “entrado en una economía de guerra en la que, creo, vamos a organizarnos permanentemente”? Son palabras terminantes que Emmanuel Macron pronunció el 13 de junio al inaugurar la feria Eurosatory, dedicada al armamento terrestre y aeroterrestre, que se celebra cada dos años en el recinto ferial de París-Nord Villepinte.

Economía de guerra

Escenario postelectoral: ¿Y qué se supone que escuchan los franceses cuando se les habla de la “economía de guerra”? Sangre y lágrimas, el regreso del colinabo, prácticamente la única verdura disponible durante las dos primeras guerras mundiales en Francia… O más trivialmente, ¿impuestos excepcionales en nombre de la buena causa y la defensa de la nación, como es tan común en tiempos de guerra? ¿O es que el jefe de Estado está pensando en establecer una forma de “unión nacional” que le permita formar una mayoría en la Asamblea a pesar de su derrota en las elecciones legislativas?

Los resultados de la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia que tuvieron lugar el 19 de junio, nos obligan a pensar en algunos escenarios posibles. Antes que todo hay que entender que los resultados electorales no se reducen simplemente a números, durante la V República, es la primera vez que se presenta una situación como la que se está viviendo: no existe ninguna mayoría parlamentaria, la alianza de fuerzas políticas que respaldan al presidente Macron no alcanzó la mayoría absoluta necesaria de 289 diputados, ¡Ensemble! (Juntos), el bloque macronista, recibió un 38,57 % de los sufragios en la segunda vuelta, lo que supone que perdió una decena de puntos porcentuales respecto a la segunda vuelta de las legislativas de 2017 y 105 diputados menos.

Recuento de votos en un colegio electoral tras la segunda vuelta de las elecciones legislativas del 19 de junio de 2022. © Jean-Francois Badias, AP

Tampoco la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES) conformada por la Francia Insumisa, Los Verdes, el Partido Socialista y el Partido Comunista Francés logró plenamente sus objetivos, se queda con 131 diputados con el 31,60 % de los votos. Eso significa un avance más que notable en escaños, si se contrasta con los 63 que tenían en 2017 los cuatro partidos que conforman la NUPES, y que entonces se presentaron divididos.

Pero el mayor incremento de los votos, y no previstos por los sondeos de opinión, concierne a la extrema derecha, la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, que con 89 escaños en principio se convertirá en el segundo grupo de la cámara de diputados, ya que los cuatro partidos de la NUPES no formarán un grupo parlamentario, que sería lo deseable y se organizarán por separado. El RN recibió un 17,30 % de los votos, ha sido un incremento enorme tanto de diputados como de votos, si se compara con sus 8 diputados de 2017, cuando en la segunda vuelta reunió un 8,75 % de los votos.

Y el partido de la derecha clásica Los Republicanos ha sufrido un duro retroceso ya que sus 61 diputados están muy por debajo de los 112 de hace cinco años. En porcentaje de voto, ha pasado al 6,98 %, frente al 22,23 % hace cinco años. Con esta nueva configuración, el Gobierno de Macron estará forzado a buscar aliados y, en su primera declaración la primera ministra, Elisabeth Borne, anunció de que esta nueva Asamblea Nacional constituye “un riesgo” para el país. Tarea que no le será fácil.

El sistema electoral francés Francia es mayoritario. Se elige un diputado por circunscripción electoral (con 577 circunscripciones). Si un candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos en la primera vuelta es elegido diputado. Si no, se procede a una segunda vuelta. Todos los candidatos que hayan obtenido un porcentaje superior al 12,5 % del número de inscritos en la lista electoral pueden presentarse. En la segunda vuelta se utiliza la mayoría simple: es elegido diputado el candidato que obtiene más votos. No es un sistema de sufragio universal directo y secreto donde gana el que tenga el mayor número de votos y es elegido automáticamente. En ese sentido, la votación de Macron hubiera sido muchísimo menor y jamás hubiera alcanzado los 245 votos que alcanzó y quizá la Agrupación Nacional hubiese obtenido más de 90 diputados y mucho más de 131 la Nupes.

Jean-Luc Melenchon, junto al resto de miembros de la ‘Nueva Unión Popular y Ecológica y Social (NUPES)

Ahora cuál es el fondo del problema y cuáles son los escenarios que se van a construir. No pienso que Macron pueda aprobar la reforma a la Ley de Pensiones (Loi de Retraites) y va a buscar ciertos acuerdos parlamentarios y tratar de quebrar, de una vez por todas, la alianza de izquierdas entre el Partido Comunista francés, la Francia Insumisa, los Verdes y el Partido Socialista, una alianza interesante que proporcionó resultados interesantes en las elecciones legislativas, pero es una alianza politica sumamente frágil con miradas diferentes sobre la Unión Europea, la OTAN y el conflicto que se está desarrollando en Ucrania, entre los Estados Unidos, la OTAN y Rusia. Las diferencias son abismales y es un espacio politico que Emmanuel Macron intentará sacarle el mayor provecho político.

Pretendo destacar en este trabajo, la importancia de los condicionamientos sociales, políticos y económicos que pesan sobre la actuación política del presidente de la República francesa, Emmanuel Macron y del parlamento francés. En tal sentido, es importante subrayar que tanto la derecha como la extrema derecha han estado siempre presentes en la historia republicana francesa bajo variadas formas, por ejemplo, el gobierno colaboracionista de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial y bajo la ocupación alemana; muy activa durante la IV República y la V República. En los comienzos de la V República se vivieron las acciones de la extrema derecha y un ejemplo de ello fue la organización del ejército secreto durante la guerra de Argelia que combatió al FLN y el ejército de Liberación Nacional y también al gobierno francés. El atentado al presidente francés para ese entonces, es un ejemplo ilustrativo, Charles de Gaulle, el célebre general que había liderado la resistencia francesa contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial ya tenía 72 años de edad y llevaba otros tres de regreso en la presidencia de Francia. Pero su decisión de reconocer la independencia de Argelia, el 5 de julio de ese mismo año, le había valido la animosidad de ciertos sectores del ejército francés y de los llamados pied noirs (“pies negros”), como se conocía a los habitantes de origen francés asentados en sus colonias en el norte de África, otro hito importante de la presencia política de la extrema derecha, fue cuando Jean- Marie le Pen pasa a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y dejando de lado al primer ministro socialista de esa época Lionel Jospin que era el candidato favorito en los sondeos de opinión y quien para ese entonces formaba parte de lo que se llama la cohabitación en Francia.

En la actualidad, tanto la extrema derecha como la derecha republicana comparten determinados valores políticos e ideológicos que permean toda la sociedad francesa, por ejemplo, el combate contra la inmigración y el islam, en un país donde existe el cruce de culturas y de grupos étnicos a lo largo de toda su historia, es incuestionable.

Debemos preguntarnos sobre el telón de fondo de las elecciones francesas ¿Cuáles son las consecuencias sociales de las políticas neoliberales y de la desindustrialización y deslocalización en Francia y de una fiscalidad abiertamente regresiva?

El diagnóstico de la situación que atraviesa Francia es complejo y difícil de superar en el corto plazo. El país sufre de un subempleo endémico desde los años 80 y en el nuevo milenio la situación de amplias franjas de la población se degrada bajo el efecto conjunto de una pauperización de los servicios públicos, de un deterioro progresivo de los servicios de la Seguridad Social y de una fiscalidad ampliamente regresiva que favorece sobre todo a los más ricos, a las grandes fortunas. Las 500 mayores fortunas de Francia han visto aumentar su patrimonio de 200 a 1 billón de euros entre 2010 y 2022, es decir, ¡del 10% al 40% del PIB! Esto está fuera de toda proporción con la evolución de los salarios.

¿Qué pasa con la izquierda o las izquierdas en Francia, porqué se encuentran escindidas y por qué no están unidas? ¿Qué capacidad tendrían de gobierno en el supuesto negado que fuesen unidas? Las izquierdas no tienen los mismos criterios ante la política fiscal, la edad de jubilación, la pertenencia a la Unión Europea, la política nuclear y de defensa, las relaciones con los Estados Unidos, Rusia y China y la membresía ante la OTAN… también es necesario indicar que, desde el nacimiento de la quinta República hasta el día de hoy, la izquierda ha estado en el ejercicio del poder durante 20 años: 1981-1986, 1988 -1993, 1997-2002 y 2012-2017. Pero podríamos preguntarnos: ¿cómo gobernó, con quiénes gobernó y para quiénes gobernó? En el año 2002, la social democracia dirigía 13 de los 15 países de la Unión Europea; 20 años después solamente 7 de los 27 países (Alemania, Finlandia, Suecia, Dinamarca, España, Portugal y Malta).

Como observó el filósofo Lucien Sève, “el capitalismo no se derrumbará por sí mismo, todavía tiene la fuerza de llevarnos a todos a la muerte, como esos pilotos de avión que se suicidan con sus pasajeros”. Es urgente que entremos en la cabina y tomemos juntos los mandos.

La izquierda tuvo la oportunidad de controlar los mandos de la cabina, pero pulverizó las demandas de los sectores populares y generó un profundo escepticismo y desconfianza hacia los que entraron en su momento a la cabina de mando. Recordemos algunos nombres: Clinton, Mitterrand, Craxi, González, Schröder, Hollande, entre tantos otros. Nada que ver con el New Deal, el Frente Popular, el “espíritu de 1945” (al que los británicos deben su servicio público de salud), el “comunismo que ya estaba ahí” de la seguridad social, según la fórmula del sociólogo Bernard Friot. La historia de las desilusiones que siguieron, sobre todo, en los últimos años, es bien conocida, lejos de haber fracasado en la aplicación de su programa politico, la izquierda aplicó el programa de sus enemigos neoliberales: «No capituló de forma precipitada, el primer día de su mandato, es el caso del presidente François Hollande; no fue ni un golpe de Estado, ni un ejército extranjero lo que puso en jaque al país, sino un estrangulamiento financiero. La primavera de Atenas”, resumió Yanis Varoufakis en agosto de 2015, “fue el resultado de un estrangulamiento financiero. Varoufakis, que había sido ministro de finanzas griego, fue aplastado al igual que la Primavera de Praga. No por los tanques, sino por los bancos.»

Y fue en las entrañas de las propias filas del socialismo que se gestó la conjura neoliberal. Veamos algunos ejemplos: un ex primer ministro laborista transitó al sector privado y ganando fortunas contratando sus servicios al Barclays Bank y al JPMorgan, o que un ex ministro de finanzas socialista se convirtiera en director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Retomando el artículo de Benoit Bréville y Serge Halimi, tres socialistas franceses o cercanos a François Mitterrand fueron los artífices de la desregulación del capital que impulsó la globalización financiera: Jacques Delors como presidente de la Comisión Europea, Henri Chavranski en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y Michel Camdessus como director gerente del FMI. El Acta Única Europea, las asociaciones entre el sector público y el privado, las privatizaciones, incluida la de los medios de comunicación, fueron por tanto a menudo obra de la izquierda. Al declarar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2002, el primer ministro socialista Lionel Jospin llegó a recordar que los “intereses de los empleados” de France Telecomm y Air France habían justificado, según él, las aperturas de capital decididas por su gobierno. ¿Cómo movilizar políticamente a los votantes de izquierdas con semejante historial?

Las posibilidades reales de llegar la izquierda al poder en Francia pasan necesariamente por esbozar un modelo de sociedad en el cual los servicios públicos y un sistema de protección de salud único serán prioritarios. La pandemia demostró y sobre todo en su primera fase que los héroes no se encontraban en las capas intelectuales y en las élites estatales y privadas. Se encontraban más bien en todos aquellos seres humanos que producen la infraestructura común de los servicios sociales: las escuelas, los hospitales, las casas de jubilaciones, los repartidores de servicios básicos de alimentación, entre otros. Espacios que no son fácilmente automatizables y que gozaban y gozan de una popularidad considerable en la opinión pública.

En cualquier caso, la izquierda no debe perder el espacio de las batallas de las ideas, no es que la sociedad se haya vuelto masivamente de derecha, ya que es en el espacio político que se manifiestan los antagonismos entre la derecha y la izquierda, es en torno a las luchas por la igualdad y la libertad, ordenadores de la dinámica de los conflictos, que se juega el futuro de la izquierda que ha perdido su orientación emancipadora a lo largo de las cuatro últimas décadas, confundiendo con demasiada frecuencia lealtad con inmovilidad y la movilidad a la renuncia de sus valores primigenios.

Notas

[1]El Presidente de la República parece aún más consciente de la gravedad de tales palabras, ya que él mismo reprochó a Bruno Le Maire haber recurrido a este “campo léxico” bélico: vamos a “librar una guerra económica y financiera total contra Rusia… Vamos a provocar el hundimiento de la economía rusa”, había declarado el Ministro de Economía y Finanzas en France Info el 1 de marzo de 2022. A petición del Elíseo, el anfitrión de Bercy se retractó al día siguiente, diciendo que el término era “inapropiado”, “no estamos en guerra con el pueblo ruso”, subrayó.

Desde luego, no es la primera vez que Emmanuel Macron invoca al dios Marte para tocar la fibra sensible. “Estamos en guerra”, proclamó la noche del 16 de marzo de 2020 en un discurso televisado en el que pronunció la palabra doce veces. Se trataba entonces de preparar a los franceses para el encierro por la pandemia (el primero de este tipo) que entraría en vigor en las horas siguientes, el 17 de marzo a mediodía. Nueve meses más tarde, en diciembre de 2020, el jefe del Estado se explicaba en una entrevista con el semanario Le Point sobre su retórica bélica, considerada excesiva por muchos en aquel momento: “Hubo que movilizar medios excepcionales: el ejército, los trenes, los aviones para los traslados médicos. Así que este campo léxico estaba justificado”, había alegado.

[2] Muchos críticos de la reforma de pensiones, sobre todo de la izquierda, señalan las desigualdades entre categorías sociales. El socialista Olivier Faure señaló en diciembre de 2019 la “brecha de trece años en la esperanza de vida entre el 5% de la población francesa con los ingresos más bajos y el 5% con los más altos”. Una “increíble desigualdad”, se alarmó en una entrevista con el diario económico «Les Echos». Esta figura también la esgrime La Francia Insumisa en su “contraproyecto” para criticar el establecimiento de una edad pivote en el sistema universal de pensiones.

El Instituto Nacional de Estadísticas y de Estudios Económicos (INSEE) constata grandes diferencias en la esperanza de vida al nacer según el nivel de vida. Los hombres que forman parte del 5% “menos rico” tuvieron una esperanza de vida de 71,7 años en el periodo 2012-2016, frente a los 84,4 años del 5% más rico, una diferencia de 12,7 años. La diferencia es ligeramente menor en el caso de las mujeres (80 años frente a 88,3 años).

Para algunos economistas, esta observación plantea la cuestión de la arquitectura del sistema de pensiones. En un principio, el sistema universal se diseñó para que «1 euro aportado diera los mismos derechos a todos». Pero «si un asalariado modesto pasa diez años en la jubilación mientras que un alto ejecutivo pasa veinte», se puede decir que «una gran parte de las cotizaciones del primero se utiliza en la práctica para financiar la jubilación del segundo», señalaba por ejemplo Thomas Piketty en una columna en el vespertino Le Monde en septiembre de 2019.

Véase:https://www.lemonde.fr/les-decodeurs/article/2020/01/13/esperance-de-vie-sante-inegalites-l-age-juste-du-depart-en-retraite-fait-debat_6025740_4355770.html

El Presidente de la República parece aún más consciente de la gravedad de tales palabras, ya que él mismo reprochó a Bruno Le Maire haber recurrido a este “campo léxico” bélico: vamos a “librar una guerra económica y financiera total contra Rusia… Vamos a provocar el hundimiento de la economía rusa”, había declarado el Ministro de Economía y Finanzas en France Info el 1 de marzo de 2022. A petición del Elíseo, el anfitrión de Bercy se retractó al día siguiente, diciendo que el término era “inapropiado”, “no estamos en guerra con el pueblo ruso”, subrayó.

[3] A eso de las 08:20 de la noche del 22 de agosto de 1962, una lluvia de balas recibió al auto que transportaba al presidente francés, Charles de Gaulle, acompañado de su esposa, Yvonne, a la altura de la localidad conocida como Petit Clamart, en las afueras de París.

[4] El ultraderechista Jean-Marie Le Pen provocó el 21de abril de 2002 una brutal sacudida política en Francia, al obtener el 17,07% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, por encima del primer ministro, el socialista Lionel Jospin, que fue eliminado de la carrera electoral junto con el resto de los candidatos de la izquierda. El respaldo que tuvo Jean-Marie Le Pen y tiene, hoy en día, Marine Le Pen, merece una interpretación: es un voto contra Europa, la inmigración y el islam, favorecido por la obsesión de la inseguridad ciudadana y la perdida de oportunidades de trabajo y la pauperización de los sectores populares, como había dejado claro en la campaña electoral, han sido los mejores avales de un líder extremista que en ese entonces vio su sueño realizado de pasar a la segunda vuelta de las presidenciales, tras haberlo intentado antes cuatro veces y en las elecciones presidenciales de  abril de 2017 y 2022, fue su hija, Marine Le Pen, la que pasó a la segunda vuelta presidencial, en la que fue derrotada por Emmanuel Macron.

[5] De hecho, según las cifras de la OCDE, la industria representó solo el 13,5% del producto interior bruto (PIB) francés en 2018, frente al 22,3% de 1970. Las consecuencias directas de esta baja participación de la industria en el PIB nacional, correlacionadas con el déficit de la balanza comercial, son el declive de un cierto número de territorios y la desaparición de empleos cualificados y no cualificados.

50 años después, esta cifra se ha dividido por 5. Este descenso afectó a todos los sectores industriales. De 5 millones 700 mil personas empleadas en la industria en 1974, se ha bajado a poco más de 3 millones en 2019. La desindustrialización es un fenómeno global fruto de la deslocalización y la búsqueda por parte de las empresas transnacionales de mano de obra barata en otras partes del planeta. Incluso China y Alemania, las dos principales potencias industriales del mundo, han visto disminuir la parte de la industria en lo que se produce en sus países.

[6] Véase : https://www.challenges.fr/classements/fortune/;http://oise.pcf.fr/116379

El estudio, realizado en la primavera de 2020, que tiene en cuenta la actualidad (las fluctuaciones bursátiles tras el COVID, por ejemplo), establece que los 500 más ricos han aumentado mucho su peso en la economía: pesan el equivalente a un tercio del PIB francés previsto para este año. “A pesar de la crisis económica provocada por la contención, la riqueza de las 500 primeras grandes fortunas francesas no se ha hundido. Al contrario. Con 730.000 millones, nunca ha sido tan alta. En diez años, el importe total de las 500 mayores fortunas de Francia ha pasado de un total de 210.000 millones de euros a 730.000 millones de euros en 2020. En porcentaje del PIB, esto significaría un aumento del 11% al 30%. Se trata de un aumento del triple, mientras que la riqueza media de los franceses ha crecido aproximadamente al mismo ritmo que el PIB.

En la cúspide del capitalismo francés encontramos en primer lugar a las familias Arnault, Hermès, Wertheimer, Bettencourt y Pinault, los reyes del lujo; una especificidad de este capitalismo a la francesa. A continuación, observamos que el sector sanitario, en sentido amplio, es muy rentable. Los accionistas de Biomérieux, Eurofins o Moderna Therapeutics se enriquecen con varios miles de millones de; también encontramos a los propietarios de EHPAD y de residencias de ancianos, llamados “los reyes del oro gris” (Domus, Sedna, Emera, Colisée patrimoine, Orpea), que han sabido enriquecerse “con un modelo de negocio ventajoso”, escribe la revista. En esta tribu destaca Jean-François Gobertier, antiguo número 2 de DomusVi, que colecciona restaurantes, hoteles, villas, Harleys y coches de lujo, pero también es investigado por corrupción, malversación de bienes sociales y blanqueo de dinero.

[7] Véase : https://www.monde-diplomatique.fr/2022/01/BREVILLE/64204

[8] Entrevista publicada en el diario L’Humanité el 8 de noviembre de 2019, reeditada el 24 de marzo de 2020, poco después de su muerte. También debe leerse regards.fr
>> Un magistral inventaire du communisme (et de sa trahison stalinienne) avant refondation.

[9]A juicio de Lucien Sève, la labor de los ministros comunistas en la Liberación, con los considerables avances que supuso el establecimiento de la seguridad social, el estatuto de la administración pública, la nacionalización de la electricidad y del gas, fueron avances de carácter anticapitalista -cuya fuerte dimensión emancipadora se ha “convertido en una dimensión esencial de la personalidad nacional”.

[10] https://www.monde-diplomatique.fr/2022/01/BREVILLE/64204

[11] Véase : http://www.regards.fr/actu/idees-culture/article/la-gauche-en-quete-de-sens

Michel Mujica Ricardo

Editado por María Piedad Ossaba