Bolsonaro y la pandemia: el cóctel que demuele a Brasil

Sin embargo, la barbarie desatada por el líder ultraderechista no se refleja solo en el tema sanitario.

El manejo que el gobierno de Jair Bolsonaro tuvo de la pandemia dejó consecuencias que impactaron en todos los niveles de la sociedad. Al igual que el caballo de Atila, donde Bolsonaro pisa “no crece la hierba”.

Protesta contra el presidente Bolsonaro y en honor de las personas fallecidas por COVID-19 enfrente del Congreso Nacional en Brasilia el 28 de junio de 2020

Como ya es sabido, el negacionismo del mandatario brasilero  dejó como consecuencia directa a más de 27 millones (27.135.550) de personas contagiadas y más de 636 mil  (636.338) fallecidas a causa del Covid-19 (datos hasta el 11 de febrero 2022).

Sin embargo, la barbarie desatada por el líder ultraderechista no se refleja solo en el tema sanitario.

El desempleo en el gigante suramericano alcanzó el 11,6 %, lo que en números concretos representa a 12,4 millones de personas. A ello se suma que el 40% de las personas que tienen trabajo se encuentran en la informalidad, es decir 38,6 millones de brasileños y brasileñas.

En la actualidad, la inflación en Brasil se ubica por arriba del 10%, la más alta desde 2015. A ello se agrega que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO),  un organismo que durante el gobierno de Dilma Rousseff había declarado a Brasil como un país libre de hambre, indica que en la actualidad sufren de inseguridad alimentaria el 23,5% de los brasileros, es decir 57 millones de personas, o lo que se podría resumir como uno de cada cuatro brasileños y brasileras.

El informe de la FAO señala que la inseguridad alimentaria afecta a casi la mitad de las mujeres de la región, en especial a las del sector rural. | Foto: Brasil de Fato

La infancia también se ha visto gravemente afectada por las políticas de Bolsonaro. La pandemia dejó huérfanos a más de 12 mil niños y niñas y, según informó UNICEF: “en Brasil, más de 18 millones de niños y adolescentes (el 34,3% del total) viven en hogares con ingresos per cápita insuficientes para adquirir una canasta básica de bienes. Pero la pobreza en la niñez y la adolescencia es aún mayor. Esto porque, para entender la pobreza, es necesario ir más allá de los ingresos y analizar si las niñas y los niños tienen garantizados sus derechos fundamentales”.

El estudio de UNICEF advierte que “el 61% de las niñas y los niños brasileños viven en la pobreza, siendo pobres monetariamente y/o privados de uno o más derechos” (https://www.unicef.org/lac/informes/pobreza-en-la-infancia-y-la-adolescencia-en-brasil).

La pandemia no ha terminado para los brasileros y mucho menos para los niños y niñas. Según publicó el  portal InfoSaúde, en los primeros días de febrero de 2022 la capital del país, Brasilia, reportó la ocupación del 100% de las salas de cuidados intensivos para niños afectados de coronavirus, tanto en hospitales públicos y privados.

Por último, un reciente estudio del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) muestra que, en los últimos dos años, en el gigante suramericano el número de niños y niñas de 6 y 7 años que no sabía leer o escribir subió del 1,4 millones (2019) a  2,3 millones (2021) lo que representa al 40,8% de los niños y niñas de esa edad en Brasil (https://www.telam.com.ar/notas/202202/583018-brasil-alumnos-escribir-leer.html).

El 40,8% de los niños brasileños entre 6 y 7 años no sabían leer o escribir en 2021. Foto: Captura TW @unicefBrasil

Los grandes logros en política económica, social y cultural que Brasil vivió a principios del siglo XXI, con los gobiernos del Partido de los Trabajadores (gobiernos encabezados por Lula Da Silva y Dilma Rousseff), han sido arrasados por la combinación letal de Bolsonaro y la pandemia. Un cóctel que demuele a Brasil.

Héctor Bernardo para La Pluma

Editado por María Piedad Ossaba

Publicado por Contexto, 11 de febrero 2022