Uno de mis temores recurrentes es el de caer en el llamado ultracrepidarianismo. ¿Lo qué? Eso mismo. Fenómeno que se hace frecuente: para probarlo basta con examinar los discursos de quienes han presidido el país del año 1990 en adelante.
El ultracrepidarianismo es el hecho de hablar sobre temas que se ignoran. Los resultados suelen estar a la altura. Mira ver el caso del economista Axel Kicillof, actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires.
De diciembre 2011 a noviembre 2013 fue Secretario de Política Económica y de Planificación de Cristina Kirchner (de noviembre 2013 a diciembre 2015 fue ministro de Economía). Desde allí pilotó la nacionalización de la empresa petrolera YPF con los resultados conocidos: Argentina -que no tiene un mango- debe pagar una multa de 16 mil millones de dólares en EEUU.
Kicillof declaró alguna vez en la TV:
“Yo concluí mi carrera en la Ciudad de Buenos Aires, me recibí de licenciado en Economía sin haber leído un solo libro en mi carrera, como bibliografía. Ningún libro completo de teoría económica ni de economía”.
Kicillof es como Michelle Bachelet, no sólo dice huevadas: también las hace. Milei- tan admirado por Elon Musk y por el “Puma” Rodríguez- es el resultado de expertos como estos.
Apoyado en mis recuerdos del Liceo, donde don Juan Danús-profesor de Filosofía- nos habló de René Descartes y su Principio de Causalidad, y don Pedro Quijada- profesor de Física- nos explicó las ideas de Laplace a propósito de las causas y sus efectos… me digo que lo que tenemos hoy en Chile es el producto del ultracrepidarianismo de quienes estuvieron en La Moneda en plan okupa.
El profesor Dale Jamieson, académico de la Universidad de New York, invitado al Congreso Futuro, dice algo parecido:
“…el cambio climático es un problema increíblemente difícil… ya que los gases de efecto invernadero son ‘invisibles, insípidos e inodoros’, el ser humano es completamente inconsciente de su existencia…”
Vale… Pero de Aylwin a Boric, pasando por Frei, Lagos, Bachelet y Piñera, no se puede decir que alguno de ellos fuese invisible o insípido, y aún menos inodoro.
Si el homo sapiens la ha estado cagando inconscientemente desde hace unos 20 millones de años, el homo chilensis la caga desde hace medio siglo, cuando un primate antropomorfo se apoderó del coso. Como el chimpancé (más brutal y violento que un gorila…) ya tenía el pulgar opuesto a los otros dedos, aprendió a contar y cumular billete, costumbre transmitida de manera endémica a sus sucesores.
Leer a Emmanuel Todd- incluyendo su indigesto libro Estructuras familiares y diversidad (1999)-, me han espabilado. En su recién publicada obra La derrota de occidente, Todd pone en evidencia un par de indicadores estadísticos de gran significación que permiten comprender dónde estamos y hacia dónde va la lancha.
Todd había anunciado la desaparición de la URSS en su libro La Caída final: Ensayo de la descomposición de la esfera soviética (1976).
Expertos, periodistas, filósofos, políticos, historiadores y académicos se apretaron la tripa riéndose. Hasta el 26 de diciembre de 1991.
He aquí algunos de los indicadores utilizados por Emmanuel Todd:
Tasa de mortalidad por alcoholismo
Chile tiene una de las más altas tasas de consumo de alcohol per cápita en el continente: 9,3 litros del alcohol puro por nuca. Más de ocho mil 500 curagüillas la palman cada año a causa del consumo de alcohol. Lo que da una tasa de mortalidad espeluznante: 42,5 decesos por cada 100 mil habitantes, un récord.
A título de comparación, la tasa de mortalidad por el alcohol en Rusia es de 8,4 y en EEUU de 13,1.
Tasa de mortalidad infantil
Un estudio de tres universidades chilenas muestra que la tasa de mortalidad infantil era de 7,4 en el 2012. El mismo estudio señala que la mortalidad es superior en los grupos de población menos privilegiadas: pobres, indígenas e inmigrantes, que tienen menos oportunidades de acceso a los servicios de salud y al desarrollo socio-económico. Es fácil suponer que la tasa no es la misma en Las Condes que en Cobquecura o La Pintana.
El Banco Mundial ofrece para Chile (2021) la tasa de siete mientras en Cuba era de cinco.
En los EEUU es de cinco, en Rusia de cuatro y en la Unión Europea de tres.
Servicios de Salud
La OCDE nos informa sobre el número de camas de hospital: Chile dispone de 1,9 camas de hospital por cada mil habitantes, allí donde el Reino Unido dispone de 2,4, los EEUU de 2,8… Francia de 5,8 y Rusia de ocho…
Tasa de fecundidad
Otro indicador lleno de significados. Definido como el número de hijos de cada mujer en edad de concebir. Los países pobres suelen tener una alta tasa de fecundidad, mientras los países “ricos” no logran renovar su población, que disminuye y se hace cada vez más vieja. Para que las generaciones se renueven es necesaria una tasa de fecundidad de 2,1 hijos por mujer. Según la ONU, las tasas de fecundidad- para 2023- son las siguientes:
Francia: 1,79.
Tasa muy baja, preocupante… Macron desea estimular la fecundidad masculina y femenina… del prójimo: él mismo no tiene hijos. Macron promete un permiso post natal de seis meses.
EEUU: 1,66
Chile: 1,53
Rusia: 1,52
Rusia estimula la natalidad, allí dónde una madre recibe ya un considerable monto de dinero al quedar embarazada y deja de trabajar para criar a su hijo recibiendo una remuneración mensual (пособие по уходу за ребёнком) durante un año y medio.
¿Cómo interpretar todo esto? Ucrania, que según Emmanuel Todd es una suerte de estado-nación fallido, o abortado, tiene una tasa de fecundidad de 1,28…, pero concentra el mercado mundial de la GPP o gestación para el prójimo. Antes de la guerra, 25 por ciento de este mercado tenía lugar en Ucrania. ¿En qué consiste esta maravilla?
La gestación para el prójimo (GPP) hace que una mujer, designada con el nombre de “madre portadora”, se embarace de un bebé por cuenta de una «pareja de padres de intención» a quienes entregará el niño una vez nacido. A cambio, claro está, de una remuneración.
De ahí que tales madres reciban el nombre de “vientres de alquiler”. El sistema consiste en la implantación en el útero de la madre portadora de un embrión obtenido de una fecundación in vitro (FIV) o de una inseminación. Según la técnica utilizada los miembros de la pareja son los padres genéticos del niño, o bien tienen un lazo genético parcial con el niño, o simplemente no tienen ningún lazo genético con él. Y esto es un “mercado”. ¿No es lindo el progreso? De esta manera Ucrania aumentó significativamente sus exportaciones no tradicionales…
He ahí una oportunidad de nego$io… ¿Cuándo lanzarán en Chile una empresa en este rubro? La publicidad ya está lista:
Ud. ponga las lucas, nosotros ponemos las cucas…
Regresando a nuestro tema, al examinar los indicadores mencionados uno tiene dificultades para situar a Chile.
Su tasa de mortalidad infantil señala que la degradación moral es muy alta: los seres más inermes no tienen protección. Tampoco la población mayor, visto que la densidad de servicios médicos es insuficiente, el acceso a tales servicios discrimina en función del nivel de ingresos y a menudo- experiencia propia- la formación del personal hospitalario es deficiente o nula.
Hace unos días el sindicalista Luis Mesina señaló:
«En la salud, la situación es peor, realmente una tragedia. Según el Ministerio de Salud, durante 2022, 38 mil personas fallecieron estando en alguna lista de espera. Otras cinco mil 437 personas fallecieron con alguna garantía GES no atendida. Según la propia ministra de Salud 38 mil 564 personas fallecieron sin atención y esperando por una consulta médica o una cirugía.»
Las cuentas alegres de quienes nos gobiernan- o nos han gobernado- se estrellan con prosaicas realidades como la tasa de mortalidad por alcoholismo, que señala un cierto escapismo, o bien un nihilismo cierto… Cunde el amoralismo y/o el escepticismo moral. Esas cifras a priori, no integran la…
Tasa de suicidio
“La Organización Mundial de la Salud reveló que Chile es uno de los países con mayores niveles de suicidios a nivel latinoamericano. De acuerdo a cifras del 2022, después de la pandemia, los decesos ascendieron a 10,3 casos por cien mil habitantes.”
El ya citado Luis Mesina indica:
«El desempleo en Chile llega a un 8,7 por ciento y el 50 por ciento de los y las trabajadoras perciben salarios líquidos inferiores a los 503 mil pesos mensuales. El empleo informal aumenta, de hecho, el 44 por ciento de los empleos recuperados después de la pandemia son informales, o sea, no cuentan con ningún tipo de protección social, salud o previsión.»
Confieso mi ingenua incredulidad inicial ante la cifra del empleo informal…, pero casi al mismo tiempo recibí un informe de la OCDE (los países ricos) que muestra que “la economía sumergida concentra el 60 por ciento de la mano de obra mundial”.
Luis Mesina tiene razón: Chile contribuye poderosamente a la desprotección de los trabajadores asalariados.
Luego… el tema de los bajos salarios es universal. La jerga del neoliberalismo ya ni siquiera habla de salarios, noción remplazada oportunamente por la muy moderna “repartición del valor”. Esa repartición muestra que “las cinco personas más ricas del planeta doblaron su fortuna desde el año 2020”… o sea en apenas ¡tres años! No lo digo yo, lo dice Davos 2024, el foro que reúne ahora mismo a los poderosos del mundo. Lo que genera una conmovedora inquietud entre los periodistas: en breve tiempo habrá que cifrar esas fortunas, ya no en cientos de miles de millones de dólares, sino en ¡billones!
De 1990 en adelante, todos los paquete-de-claveles que nos han gobernado han contribuido notablemente a la concentración de la riqueza por un lado, y a la difusión de la pobreza y la miseria por el otro. Ponce Lerou no me desmentirá.
Luis Mesina abunda en el mismo sentido cuando comenta que en el año 2009 el 53 por ciento de los menores de 35 años de edad podía- con esfuerzo- acceder a la propiedad de una vivienda, y que en la actualidad sólo el 27 por ciento puede acceder a este derecho básico y elemental.
Lo que lleva a pensar que si Chile tiene una tasa de fecundidad muy baja (1,53) en comparación con los otros países de la región (tasa media de 1,84 para América del Sur y Central), se debe a la masa de incertidumbre que pesa sobre los hogares.
Esto nos conduce a evocar un discurso reciente de Gabriel Boric, en el que el presi’ente reivindicó- y deseó- para todos los chilenos “el derecho a ser feliz” (sic).
Si no te había quedado claro lo que es el ultracrepidarianismo…
Luis Casado, para La Pluma
Fuente: Prensa Latina, 25 de agosto de 2024
Editado por María Piedad Ossaba