Atronador triunfo correísta en Ecuador

El camino hacia la reconquista del poder nacional no estará ciertamente sembrado de rosas, pero ¿no acaba el pueblo ecuatoriano de demostrar que todo es posible?

La insólita traición de Moreno Garcés, a partir de 2017, fue precisamente unirse a esas fuerzas del conservadurismo, completamente indiferentes a la urgencia del necesario progreso de todo un país. En su larguísimo viraje, Moreno Garcés se había llevado consigo a un buen número de políticos miopes, sin principios ni honor. Nos quedamos atónitos y entristecidos. El partido fundado por Correa le había sido así confiscado, ofrecido en bandeja de plata a la oligarquía, que no podía creerlo.

Todo el Estado fue entregado por el patético Moreno Garcés a quienes querían eliminar a la izquierda correísta de la escena política. Instantáneamente, fue una época de brutales persecuciones: bajo los pretextos más inverosímiles, la justicia se abatía sobre los recalcitrantes. El propio Correa ya no puede regresar a Ecuador, acusado como está de haber organizado una red de corrupción mediante un “flujo psíquico” (expresión acuñada sin risa en los documentos de la “justicia” ecuatoriana). No existe ni una sola prueba, ni un solo elemento, que demuestre el más mínimo enriquecimiento, o un ejemplo de dinero mal habido. ¡Nada! Correa se fue de Ecuador sin haberse enriquecido, viviendo ahora en un modesto apartamento de alquiler. Los que han saqueado el país durante décadas, o sus fieles servidores, acusan a los correítas de haber malversado la friolera de 70.000 millones de dólares. La fiscal Diana Salazar ha entrado en la historia del país, dedicándose voluntariamente el trabajo sucio esperado por la oligarquía. Mediante la lawfare -la guerra judicial- se trataba de eliminar todo rastro de correísmo. La persecución golpeó a los cuadros revolucionarios más destacados. Los más expuestos se marcharon, y muchos encontraron refugio en México, donde el Presidente Andrés Manuel López Obrador les dio la bienvenida. Un reciente documental les da palabra y relata el calvario vivido por cada uno de estos militantes: “Se fue a volver*”

El pequeño proyecto oligárquico consistía en convertir a Moreno Garcés en un fantasma de centroizquierda, confrontándolo ocasionalmente con las fuerzas de centroderecha. Una situación ideal. Para ellos. Pero llevado por la pendiente del servilismo, queriendo complacer demasiado a la embajada y a su amo en la felonía -Luis Almagro-, Moreno Garcés se fue demasiado a la derecha. Y el espacio  se abrió rápidamente a la izquierda. ¡Ahora, entre los correístas, a pesar de todas las persecuciones, algunos habían optado por quedarse, liderando estoicamente la batalla contra las fuerzas desatadas de los medios de comunicación y de la “justicia” secuestrada por los servidores de la gran burguesía parasitaria.

Entonces grandes nombres entraron en la historia de Ecuador. Hombres y mujeres extraordinarios que se negaron a renunciar a sus convicciones revolucionarias. Así, Paola Pabón, pureza y dedicación, prefecta (electa) de la provincia de Pichincha.

Acusada de orquestar un golpe de Estado, las fuerzas del orden irrumpen en su casa de madrugada, la puerta es forzada, hombres armados hasta los dientes entran en los rincones más íntimos de su hogar. Las televisiones acuden inmediatamente al lugar de los hechos, al amanecer, e informan de todo ello con avidez

¡Humillación total! Es encarcelada y luego sale de prisión con una pulsera electrónica para el día de Navidad de 2019. No tenían absolutamente NADA para reprocharle. Otro caso: Marcela Aguiñaga, ex ministra de Correa, brillante, brillantísima, excelente oradora, vivió mucho tiempo con una espada de Damocles sobre sobre su cabeza. Es “acusada” de haber hecho perder a la administración pública 41 millones de dólares porque se habrían pagado terrenos a un precio excesivo.

En realidad, se trata de observaciones (“glosa” en Ecuador) emitidas por la contraloría general, que se lo permitía todo, al margen de la justicia. Los medios al servicio de la oligarquía gritaron corrupción, el coro de la propaganda oligárquica le pidió que “devuelva los 41 millones de dólares”, cuando se trataba de una transacción entre dos entidades públicas, y que ella jamás tocó ese dinero.

¡Después de haber sido arrastrada por el fango durante cinco años, Marcela Aguiñaga fue exculpada en agosto de 2022. (Vea la emoción de la activista en este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=Cz9QXiEGrJI&t=1360s  a partir del minuto 8:00). ​​

La persecución tenía como objetivo resecar el movimiento Correísta. Como Marcela Aguiñaga y Paola Pabón, mil y un casos más de la misma índole. Sin embargo, los principales comentaristas autorizados nos aseguran que la democracia ecuatoriana va muy bien desde que el tiránico Correa se fue.

​El asunto podría haber parecido zanjado. La izquierda correísta parecía debilitada duraderamente. Luego, ya en 2021 primer disparo de advertencia. Un joven, salido de la discreción de rigor de entonces, se presentó a las elecciones presidenciales, sin partido, sin medios de comunicación, sin demasiada experiencia. Pero, pero, pero, es apoyado por Correa, una extensión transatlántica. Y el joven, Andrés Arauz, roza el palacio presidencial. Fracasó por poco, al obtener “sólo” el 47,50% de los votos frente a uno de los hombres más ricos de Ecuador, el banquero Guillermo Lasso. Con Lasso como presidente, la obra de destrucción del correísmo podría continuar al son de los tambores mediáticos. El ex vicepresidente Jorge Glas, fiel al correísmo, no estaba a punto de salir de prisión.

​Llega ahora el 5 de febrero de 2023, día de elecciones locales, para las alcaldías y las provincias, con el añadido de un referéndum de 8 preguntas solicitado por Lasso. Resultado: ¡una increíble victoria correísta! Imaginemos a un boxeador que durante 12 x 3 minutos no ha hecho más que recibir golpes, sin ser capaz de asestar ninguno, y luego, al final del combate, gana por nocaut técnico. Los candidatos correístas, los perseguidos, los vilipendiados, obtienen victorias en todas las direcciones. Inquebrantables en sus convicciones políticas, impasibles ante el odio mediático y valientes ante la lawfare, reaparecen sin cambios

Al cuestionado y deslegitimado banquero Lasso los ecuatorianos le dijeron No a su consulta popular que fue convocada para el pasado 5 de febrero.

Quito, capital de la república, fue ganada por Pabel Muñoz – el tranquilo y serio militante correísta derrotó a los payasos superficiales de la derecha. Guayaquil, la gran ciudad portuaria del sur, fue ganada por Aquiles Álvarez, un hombre tranquilo, como si nada. Los correístas ganaron un total de nueve provincias. Paola Pabón, la mujer que vio cómo la policía entraba brutalmente en su casa a las 5 de la mañana, la mujer que hasta hace poco llevaba todavía un brazalete electrónico, la que había estado encarcelada durante  más de dos meses  -por nada- fue reelegida prefecta de la provincia de Pichincha, la más grande del país (el equivalente a la región de Île-de-France -Isla de Francia). La provincia de Guayas (donde se encuentra Guayaquil), bastión del derechista Partido Social Cristiano (PSC) desde hace más de treinta años, fue ganada por la líderesa nacional del movimiento correísta, Marcela Aguiñaga, una auténtica proeza política. Pichincha y Guayas son las dos provincias más pobladas del país. La provincia de Azuay, en el sur, fue ganada por el correísta Juan Cristóbal Lloret. En la provincia de Manabí fue reelegido el correísta Leonardo Orlando. Y así sucesivamente. ¡Nueve provincias ganadas por la Revolución ciudadana, incluidas las más importantes!

Los correístas están felices, pero la victoria es amarga. En los últimos años, tanto sufrimiento innecesario e injustificable. Y ahora el riesgo de represión violenta: el sábado 4 de febrero de 2023 fue asesinado Omar Menéndez, candidato correísta a la alcaldía de Puerto López, en la provincia de Manabí. La papeleta que llevaba su nombre ganó las elecciones al día siguiente, domingo 5 de febrero, como último homenaje popular al líder local de la Revolución ciudadana. El camino hacia la reconquista del poder nacional no estará ciertamente sembrado de rosas, pero ¿no acaba el pueblo ecuatoriano de demostrar que todo es posible?

* Se fue a volver:

Usando una expresión típica de Ecuador que, paradójicamente, significa que se regresará pronto, que no se partió para siempre, este documental trata sobre la persecución política de la que fue objeto la clase dirigente de la Revolución Ciudadana a la salida del gobierno del expresidente Rafael Correa Delgado, lo cual derivó en su exilio por diferentes lugares del mundo, entre ellos el México de la Cuarta Transformación.[N de la Editora].

Mila Desmers, Paris 8 de febrero de 2023

Original: Coup de tonnerre en Équateur : triomphe correiste

Traducido y editado por María Piedad Ossaba