Aunque los helechos han existido desde hace millones de años, actualmente se enfrentan a su posible desaparición. Factores como la afectación ambiental por tala, quema, sobreexplotación agrícola y el urbanismo creciente, sumados al cambio climático, amenazan la existencia de estos habitantes ancestrales.
Entre las especies de helechos amenazadas, existen unas endémicas de Venezuela. Ellas son la Cyathea parianensis, que habita únicamente en el país y ha sido declarada en peligro; las Cyathea amabilis, Cyathea barringtonii y Cyathea venezuelensis, también exclusivas del territorio venezolano, catalogadas como vulnerables.
Este tipo de plantas son vistosas gracias a su frondosidad y verdor, por lo que son muy usadas en decoración. Ahora bien, tanto por factores ambientales como por la comercialización desmedida, buena parte de los helechos, mayormente los arborescentes, están en peligro, debido a ello se recomienda no adquirir estas especies sin conocer su procedencia.
Pertenecen a las pteridofitas
Los helechos pertenecen a las Pteridofitas, un grupo muy antiguo. Se trata de plantas que se han adaptado al medio terrestre, pero de forma incompleta. Desarrollaron un tejido epidérmico con cutícula y estomas, lo que evita la desecación y controla el intercambio de gases. Además de estas plantas, las psilofitas, psilotatas, licopodios y equisetos, se incluyen en los principales grupos de pteridofitas.
En específico, los helechos, son plantas perennes, sin semillas, originarias de zonas tropicales y ecuatoriales húmedas, así como de regiones con clima de tipo mediterráneo. Tienen hojas muy grandes y llamativas, llamadas frondes, que crecen del centro del tallo. Esta es una de las razones por las cuales, son muy usadas como elementos oranentales. Después de muchos años de vida, pueden crecer hasta unos 20 metros de alto.
En general son muy vistosos y dan una sensación de frescor a cualquier espacio. Requieren de sombra, pero con luz indirecta y temperaturas cercanas a los 18º C. Prefieren un suelo húmedo y ligeramente ácido. Los helechos arborescentes, en particular, suman unas 700 especies en el mundo pertenecientes solo a dos familias. Crecen muy bien en terrenos inclinados, bordes de carreteras y taludes bien asoleados.
Los helechos arborescentes
De las más de 12.000 especies de helechos repartidos por todo el mundo en la actualidad, en Venezuela han sido reportadas aproximadamente más de mil especies de Pteridofitas, y unas 700 de helechos.
Por lo general, los helechos arborescentes crecen en los bosques nublados de las zonas tropicales y subtropicales. En América se distribuyen geográficamente desde Centroamérica, Las Antillas y Suramérica, hasta Chile. La distribución en nuestro país abarca la Sierra de San Luis y el Cerro Santa Ana, estado Falcón, la Cordillera de la Costa, la Región Los Andes y la Región Guayana.
No son realmente árboles, pues no poseen troncos como tal. Sus tallos son estructuras denominadas rizomas, producto de la compactación de las raíces que sostienen las hojas. Los rizomas pueden llegar a los 60 centímetros de diámetro y a 12 metros de altura. Su silueta se confunde con la espesura y contrasta con la neblina de la selva.
La fronda, la parte más llamativa y distintiva de los helechos, se desarrolla de una manera inusual, comenzando por el crecimiento de la punta enrollada hacia el centro que se va desplegando, gradualmente, a lo largo de varias semanas. Se divide en dos partes principales, el peciolo, tallo de la hoja, y los folíolos, porción expandida y exuberante de la fronda.
Habitantes ancestrales
El mundo continental estaba cubierto, en el periodo geológico Jurásico, por extensas formaciones boscosas dominadas por una gran variedad de plantas de helechos y otros grupos esporófitos afines, pero ya comenzaban a aparecer las primeras plantas con flores, frutos y semillas.
Existe evidencia fósil de la existencia de los helechos desde el Carbonífero, hace 300 millones de años, cuando constituyeron la vegetación dominante de esa época. Probablemente entonces sirvieron de alimento a bestias prehistóricas, y sobrevivieron porque pudieron sintetizar complejas sustancias orgánicas secundarias de mal sabor o venenosas para evitar ser comidos.
Hoy sirven de alimento a pocos animales y apenas se le conocen algunos parásitos, comensales o depredadores. El ganado no lo usa como forraje, y no se conoce ningún vertebrado que se sirva de su tronco o densas hojas como alimento.
Ciclo vital
Al ser plantas sin flores ni semillas, los helechos se reproducen por esporas que se originan en la cara posterior de las frondas maduras (envés). Millones de esas minúsculas esporas se propagan por la acción del viento y, si caen en suelo húmedo, dan lugar a nuevas plantas, incluso a grandes distancias, pues son muy ligeras.
Cuando germinan, salen plantas en forma de corazón conocidas como prótalos. Estas plantas sexuadas poseen esperma masculino y óvulos femeninos, y en presencia de humedad, se fertilizan los ovarios y crece para convertirse en un helecho adulto. La dependencia del agua para su reproducción, ha limitado la abundancia de helechos en la actualidad en comparación con las condiciones húmedas predominantes hace millones de años. Por ello, se encuentran en los bosques húmedos y nubosos, cuyas condiciones les son favorables.
Durante las épocas de sequía la fronda se seca, el rizoma (tallo subterráneo) se mantiene vivo si hay humedad en el suelo. Cabe preguntarse entonces qué impacto tiene el calentamiento global en aumento sobre estas plantas, y si están destinadas a desaparecer.
En riesgo
Entre las pteridofitas, los helechos arborescentes se encuentran como “Vulnerables” o “En Peligro” debido a los altos niveles de comercialización. Por ello, dado los altos requerimientos ecológicos, lento crecimiento y excesiva explotación de sus especies nativas, es necesario establecer planes de manejo para su conservación.
El urbanismo creciente en las diferentes regiones, con la consecuente pérdida de hábitats, no es solo un factor determinante, sino la principal amenaza para la preservación de la biodiversidad. Los asentamientos humanos, la deforestación, la contaminación de los cursos de agua, así́ como la aceleración del cambio climático, afectan la distribución natural de las especies vegetales por la destrucción de su hábitat.
Otras actividades como el desarrollo agropecuario y comercial, y la sobreexplotación de los recursos, representan agentes perturbadores ambientales que también conllevan la disminución de la diversidad vegetal.
Ante esta situación, en Venezuela se dictó en 2013 la Resolución N° 175, la cual establece la protección de líquenes, briofitas, helechos arborescentes y de la barba de palo. La medida “prohíbe la extracción, transporte, comercialización, aprovechamiento y cualquier otro tipo de intervención de las mencionadas especies, incluyendo a los helechos arborescentes en terrenos del dominio público o privado en todo el territorio nacional”.
Únicas y en peligro
Entre los helechos arborescentes en peligro de extinción, existen unas especies endémicas de Venezuela. Entre ellas está la Cyathea amabilis, la cual fue declarada como Vulnerable. Crece en bosques siempre verdes y nublados, entre 400 y 1500 msnm. Habita en Monagas y Sucre.
Por otra parte, está la Cyathea barringtonii, única del país y declarada también como Vulnerable. Crece en bosques nublados entre 1.000 y 1.700 msnm en Aragua, Carabobo y Yaracuy. La también endémica Cyathea parianensis, ha sido declarada en Peligro. Hasta ahora solo se ha reportada en el estado Sucre, aunque en años recientes se encontró una subpoblación en Falcón. Crece en bosques nublados entre 600 y 1200 msnm. Su tamaño poblacional es desconocido, pero se presume que es muy reducido. En la Lista Roja de plantas de la IUCN de 1997, esta especie está reportada como «Rara» para Venezuela.
Por otra parte, la Cyathea venezuelensis, habita solo en Venezuela, y ha sido declarada como Vulnerable. Crece en bosques nublados, entre 800 y 1650 msnm, en Monagas, Nueva Esparta y Sucre. Ya califica como una especie poco común en la naturaleza.
Los helechos endémicos de Venezuela han sido incluidos en el Apéndice II de Cites, que protege aquellas especies que no están necesariamente amenazadas de extinción, pero que podrían llegar a estarlo si no se controla su comercio. Todas estas especies tienen en común la disminución de su tamaño poblacional por factores como la destrucción del hábitat por tala, construcción de viviendas y explotación agrícola. A pesar de que algunos segmentos de la población se encuentran dentro de parques nacionales, las medidas de protección no son suficientemente efectivas.
Otras especies de helechos en peligro
Otras especies de los helechos arborescentes vulnerables o en riesgo de extinción que se encuentran en nuestro país. Entre ellas, tanto la Cyathea consimilis como la Cyathea karsteniana han sido declaradas en Peligro.
La primera se distribuye en Trinidad y Tobago y Venezuela. Crece en bosques siempre verdes y nublados, entre 600 y 1350 msnm. Mientras que la segunda, se distribuye en la Cordillera de la Costa de Venezuela y en Ecuador. En años recientes fue registrada en Yaracuy. Crece en bosques siempre verdes y nublados, entre 900 y 1600 msnm.
Estas especies se ubican en zonas ambientalmente deterioradas, que han generado una marcada fragmentación de la población de la especie y la paulatina desaparición de sus individuos, lo que disminuye la probabilidad de su permanencia en la naturaleza.
Más helechos vulnerables
Entre las especies de los helechos arborescentes que han sido declarados como vulnerables se encuentran la Cyathea dissimilis, que se distribuye en el estado Bolívar en Venezuela y Guyana. Crece en laderas del bosque húmedo montano entre 100 y 1500 msnm. De igual forma, la Cyathea sagittifolia registrada en nuestro país y Trinidad y Tobago. Crece en bosques nublados entre 1300 y 1400 msnm.
Por último, pero no menos importante está la Dicksonia sellowiana, muy usada con fines comerciales. Sus troncos y raíces son el sustrato principal para el cultivo de orquídeas y bromelias en viveros y jardines, por lo que se ha considerado en peligro de extinción en el país desde hace varias décadas. Además de Venezuela, su distribución abarca México, Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú́, Bolivia, Brasil y Uruguay. Crece en bosques nublados, subpáramos y páramos, entre 1800 y 3200 msnm.
Internacionalmente, se ha reportado tráfico de la especie desde Brasil, Costa Rica, Belice y Venezuela.
También hay helechos herbáceos endémicos de Venezuela, como el Tectaria amphiblestra, declarados en peligro. Habita solo en Monagas y Sucre. Crece terrestre, sobre rocas calcáreas o a orillas de quebradas de bosques siempre verdes y nublados, entre 250 y 1300 msnm. Presenta distribución restringida y área de ocupación muy reducida.