“El hombre que vendió su piel”: Sidi Bouzid girl goes to Hollywood

Su película es un mosaico de géneros, estilos y ritmos tal que todo el mundo, desde Raqqa hasta Sacramento, puede encontrar algo que disfrutar, con algunas pequeñas dosis de irritación.

De niña, Kaouther Ben Hania solía ir con su padre escritor al cine de Sidi Bouzid, que ahora se ha convertido en la oficina de registro del municipio. Por eso, cuando l@s bouzidian@s necesitan un certificado de nacimiento, acuden al “cine”. Una hermosa alegoría sobre la identidad y sus representaciones.

La cuenta atrás está en marcha: sólo faltan cuatro días para la ceremonia de los Awards, los Óscars de Hollywood, y la pequeña Kaouther, que ha crecido entretanto, tiene muchas posibilidades de convertirse en la primera bouzidiana y tunecina de la historia en ser hollywoodizada, algo que ni siquiera Mohamed Bouazizi consiguió. Por supuesto, tiene serias competidoras, entre ellas la bosnia Jasmila Žbanić, 3 años mayor que ella, que ha estrenado otra película para hacer sangrar los corazones de los Grandes Blancos, “Quo vadis, Aida?”, que cuenta la historia de la entrega, en julio de 1995, por parte del Occidente democrático de cascos azules, de los musulmanes de Srebrenica a los asesinos serbios de Ratko Mladic, después de que los señores Chirac y Clinton dieran luz verde.

La película de Kaouther toma como pretexto otra tragedia que ha arañado un poco a la opulenta Europa: la de los refugiados sirios que huyen de una guerra civil globalizada provocada por este mismo Occidente con buena conciencia democrática.

Su película, “El hombre que vendió su piel”, forma parte de la última “nueva ola” de cine globalizado. Como en Parásitos, la película surcoreana, o en La plataforma, la española, asistimos de nuevo al choque del Sur con el Norte, de los de abajo con los de arriba. En definitiva, intentos de poner en imágenes la lucha de clases planetaria.

Kaouther, al igual que sus colegas de la misma generación de l@s cuarentañer@s, tiene una cultura cinematográfica bastante sólida.

Ella conoce sus clásicos, incluso los que nunca se han proyectado en el cine de Sidi Bouzid. Y la virtuosa cámara del director de fotografía Christopher Aoun hace el resto. Muchas de las escenas de la película, por sus encuadres, la sutil elección de los filtros, los juegos de luces, los fundidos a negro y los colores, pueden dar una impresión de déjà vu a los viejos cinéfilos (que habrán pensado en Greenaway, Bresson o Fassbinder), pero tienen una fuerza de impacto en los cinéfilos con ojos más cercanos a la virginidad, al menos aquellos cuyos ojos no han sido definitivamente destruidos por youtube y las telenovelas de sus televisiones nacionales, generalmente turcas y dobladas en árabe libanés-sirio. Y como Kaouther tiene un gran sentido del humor de ambas orillas, sus guiños se dirigen también a los adictos a las telenovelas turco-sirias-libanesas-egipcias, sobre todo en las escenas en las que el héroe, la heroína, la madre de ésta y el marido “diblumata” intentan superar el malestar común a todas las sociedades árabes: “rápido, hay que casar la chica antes de que haga una estupidez”.

Hay momentos de júbilo universal: ¿quién no puede loquera al ver a un chiquillo de Raqqa caminando resueltamente, descalzo, con su bata de seda azul brillante ondeando, a los pies de gigantescos cuadros de la escuela holandesa en el Museo Real de Bruselas, como si los repasara pero sin mirarlos, para luego ocupar su lugar como obra de arte viva?

Vayamos al meollo: la trama de la película está innegablemente bien fundamentada -a pesar de que algunos vean la tragedia del pueblo sirio como simple “suceso de crónica”- y la forma en que se escenifica y retrata puede no gustar a todo el mundo -y es normal-, pero es una opción que sólo podemos respetar. Críticos disgustados la han acusado de hacer una película “para occidentales” que no se dirige a los árabes, con el fin de ganar su billete a Hollywood. En una época en la que todo el mundo ve todo -los habitantes de las barriadas indias ven series islandesas, las amas de casa colombianas ven series turcas-, es hora de cuestionar esta oposición entre las miradas del Norte y del Sur. Hoy en día, todas las empresas de creación y producción de películas se dirigen a un público -un mercado- global y la película de Kaouther, producida por belgas, franceses, alemanes, suecos, qataríes y tunecinos, no es una excepción a la regla. Su película es un mosaico de géneros, estilos y ritmos tal que todo el mundo, desde Raqqa hasta Sacramento, puede encontrar algo que disfrutar, con algunas pequeñas dosis de irritación. Pero la vida de un·a cinéfil@ nunca es un río largo y tranquilo.

Ficha Cinemattack

Género: Drama satírico

Guión: bien investigado, pulido

Dirección: Caleidoscópica, un poco de chorba (sopa)

Banda sonora/música: clásica occidental, árabo-globalizada

Fotografía: creativa, inventiva, amaestrada

Dirección de actores: excelente

Mejor actor·triz: Yahia Mahayni (Sam Ali) y Dea Liane (Abir)

Peor actor·triz: Monica Bellucci

Flechazo: Los ojos de Abir

Nuestra valoración: 4 (de 1 a 5)

Ell@s escribieron

“El clímax de una película en el vacío, el academicismo humanitario chic, ruidoso y obsceno de KBH compite en cinismo con lo que pretende denunciar.”
PharaonDeWinter

 يمكن لشريط كوثر بن هنية، الوصول إلى أعين المشاهدين بسحره، ولكنه لم يتجرّأ على طرح الأسئلة المُحرجة، علينا نحن كعرب. فيلم يخاطب الجمهور الغربي أكثر من الجمهور العربي، ويجعله يتأثر لحالنا، ولكنّ المهم: هل نستعمل السينما لمخاطبة أنفسنا وإيجاد الأجوبة عن أسئلتنا، أم هدفنا فقط طرح قضايا أساسية تمسّنا من دون التكلم عنها بجدية وبنقد حادّ لأنفسنا قبل أي شخص آخر؟

 شفيق طبارة/الأخبار اللبنانية

   “La película de Kaouther Ben Hania puede deslumbrar a los ojos del público con su encanto/magia, pero no se atreve a hacer preguntas embarazosas sobre nosotros como árabes. Una película que se dirige al público occidental más que al árabe, y le hace tomar conciencia de nuestra condición, pero lo importante es: ¿utilizamos el cine para abordar nuestros problemas y encontrar respuestas a ellos, o sólo buscamos presentar problemas básicos que nos afectan sin hablar seria y críticamente, en primer lugar, de nosotros mismos?
Chafik Tabara, crítico libanés, al-akhbar

Rim Ben Fraj ريم بن فرج

Original: L’homme qui a vendu sa peau : Sidi Bouzid girl goes to Hollywood

Traductions disponibles : English  Italiano 

Editado por   Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

Fuente: Tlaxcala, 21 de abril de 2021

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