Bob Menéndez, uno de los mayores halcones demócratas, preside ahora el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de USA

Con Menéndez en una posición tan poderosa, debemos estar atentos para evitar futuros desastres en materia de política exterior.

Ahora que cuentan con una mayoría operativa, los demócratas han nombrado al senador Robert Menéndez (demócrata por Nueva Jersey) para presidir el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Lo cual ha hecho saltar las alarmas de los defensores de la paz, los derechos humanos y el derecho internacional, en la medida en que Menéndez se ha opuesto al acuerdo nuclear con Irán, ha atacado repetidamente a las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia, ha apoyado la ayuda militar sin condiciones a gobiernos que han utilizado las armas para cometer crímenes de guerra y ha adoptado otras posiciones mucho más próximas a los republicanos que a las bases demócratas.

El miembro senior de la minoría en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado Robert Menéndez habla durante una audiencia del Comité, en el Capitolio, Washington, D.C., el 24 de septiembre de 2020. Foto Erin Schaff-Pool / Getty Images

Las iniciativas en materia de política interior tomadas por el presidente Joe Biden en sus primeros días de mandato han sido sorprendentemente positivas desde la perspectiva de la mayoría de los progresistas, lo que hace esperar que la influencia del ala izquierda del Partido Demócrata y las graves condiciones que afronta del país conduzcan a una administración más progresista de lo que muchos se habían atrevido a imaginar. La principal preocupación  sigue estando en la política exterior, donde Biden se ha se ha alineado con frecuencia con el ala más militarista del partido, entre otros con su destacado apoyo a la invasión de Iraq, su defensa del gobierno derechista de Israel, su defensa de un alto gasto militar y su apoyo a las dictaduras aliadas.

Había esperanzas de que una mayoría demócrata en el Senado pudiera frenar los impulsos belicistas de Biden, potenciados aún más con los nombramientos de Anthony Blinken, Jake Sullivan, Victoria Nuland, y otros partidarios de la línea en política exterior. De hecho, durante la mayor parte de losúltimos 60 años, los presidentes demócratas del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, como J. William Fulbright, Frank Church y Claiborne Pell, han tendido a ser más crítico s con el intervencionismo militar de Estados Unidos y el apoyo a sus aliados represivos que sus presidentes contemporáneos de cualquiera de los dos partidos. Por desgracia, los demócratas del Senado han elegido ahora para el puesto más visible de la política exterior del partido a uno de sus miembros más beligerantes.

Roger Noriega, un analista político de derechas que fue secretario de Estado adjunto para Asuntos del hemisferio occidental bajo la presidencia de George W. Bush, expresó su entusiasmo por el hecho de que Menéndez se convirtiera en presidente, y afirmó: “No hay manera de eludir al presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado cuando está dispuesto a atrincherarse en temas importantes.”

Noriega se mostró especialmente satisfecho con la fuerte oposición de Menéndez a los esfuerzos de Obama para normalizar las relaciones con Cuba, a la que el senador se refiere como un “régimen totalitario”, aun cuando está a favor de la ayuda militar incondicional de Estados Unidos al régimen mucho más represivo del general Sisi en Egipto, entre otras dictaduras aliadas.

En 2018, Menéndez fue uno de los únicos diez senadores demócratas que votaron a favor de presentar una resolución bipartidista para poner fin al apoyo de Estados Unidos a la devastadora guerra que libra Arabia Saudí contra Yemen. Antes, Menéndez fue presidente del Comité por dos años durante el gobierno de Obama, uniéndose con frecuencia a los republicanos en las críticas de éstos al presidente. En sus años de miembro de la Cámara de Representantes, Menéndez era conocido por atacar desde la derecha incluso al presidente George W. Bush. Por ejemplo, en 2003, envió una carta a Bush diciendo que estaba “profundamente consternado” por las críticas del presidente a la política de asesinatos selectivos de palestinos por Israel, asegurando que el asesinato de un líder de Hamás “estaba claramente justificado como una aplicación del derecho de Israel a la autodefensa” y que la política de asesinatos de Israel -que también incluía a los opositores no violentos a la ocupación israelí- debía contar con “el pleno apoyo de Estados Unidos.” También ha criticado a Trump desde la derecha, censurando sus esfuerzos por retirar algunas fuerzas estadounidenses de Siria y Afganistán y afirmando que hacerlo sería de alguna manera una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.

En cuanto a Irán, el senador Menéndez intentó socavar las negociaciones que condujeron al acuerdo nuclear, exagerando la capacidad nuclear de Irán. Fue uno de los dos senadores demócratas que se unieron a los republicanos para oponerse al acuerdo nuclear de Obama. Cuando la dirección republicana invitó al derechista primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a dirigirse a una sesión conjunta del Congreso para denunciar a Obama y el acuerdo con Irán, lo que provocó el boicot de varios congresistas demócratas, Menéndez se unió al comité de escolta oficial de Netanyahu en la Cámara.

Menéndez ha apoyado los esfuerzos de los republicanos para oponerse al pago de cientos de millones de dólares que se deben a las Naciones Unidas a menos que los Estados miembros elijan a Estados Unidos para determinados comités de la ONU. Se ha opuesto estridentemente a la participación de Estados Unidos en la Conferencia Mundial de la ONU contra el Racismo, uniéndose a los republicanos de derechas acusándola falsamente de ser antisemita y antiamericana. Firmó una carta en la que criticaba a las Naciones Unidas y sus organismos por pedir al gobierno de Netanyahu que pusiera fin a sus violaciones del derecho humanitario internacional, y elogió los ataques de la ex embajadora de Trump ante la ONU, Nikki Haley, contra el organismo mundial. Y votó a favor de una resolución en la que se atacaba a la Corte Internacional de Justicia por dictaminar que, si bien Israel podía construir un muro de separación a lo largo de su frontera internacionalmente reconocida, no podía construir legalmente una estructura de este tipo en el interior de los territorios palestinos ocupados para defender los asentamientos ilegales, alegando falsamente que la decisión casi unánime rechazaba el derecho de Israel a la autodefensa.

Resulta especialmente preocupante el desprecio que merecen a Menéndez las vidas de los civiles en tiempos de guerra. En 2014, Menéndez copatrocinó un proyecto de ley que defendía la guerra de Israel contra Gaza, en la que murieron cerca de 1.500 civiles, entre ellos más de 500 niños. Su resolución insistía en que las muertes eran resultado del uso de “escudos humanos” por parte de Hamás, a pesar de los informes de Amnistía Internacional, Human Rights Watch y otros grupos que, aunque criticaban a Hamás en otros aspectos, no encontraban pruebas que apoyasen que participasen en ese crimen de guerra en concreto. Menéndez también apoyó una resolución de 2009 que respaldaba el asalto igualmente devastador de Israel a ese abarrotado enclave palestino, utilizando un lenguaje que afirmaba efectivamente que el hecho de que miembros de un grupo designado como terrorista recibieran tratamiento en hospitales, asistieran a lugares de culto o vivieran en barrios civiles convertía todos estos lugares en objetivos legítimos. También copatrocinó una resolución en la que se condenaba un informe bien documentado de las Naciones Unidas, elaborado por una comisión compuesta por destacados juristas internacionales de renombre (y presidida por un destacado sionista), en el que se criticaba tanto a Hamás como a Israel por los ataques a civiles, acusándoles falsamente de tener un sesgo antiisraelí y de oponerse al derecho de autodefensa de Israel.

Menéndez llegó incluso a firmar una carta en la que defendía el ataque de Israel, en 2010, a una flotilla de ayuda humanitaria desarmada en la que murieron diez pasajeros y tripulantes, y se oponía a cualquier acción que pudieran emprender las Naciones Unidas. Según los informes de la autopsia y una investigación de la ONU, cinco de los muertos no opusieron resistencia al asalto israelí, y uno de ellos era un ciudadano estadounidense de 19 años que simplemente estaba filmando el incidente antes de recibir un disparo a quemarropa en la nuca.

Efectivamente, es en lo relativo a Israel y Palestina donde las opiniones de extrema derecha de Menéndez son más evidentes. Aunque afirma apoyar una solución de dos estados, se opone a cualquier esfuerzo por presionar a Israel para que ponga fin a la ocupación (de 1967) y hacer posible dicha solución. De hecho, se ha opuesto firmemente a cualquier tipo de Estado palestino que no cuente con el visto bueno de Netanyahu, quien desde hace tiempo ha dejado clara su oposición al establecimiento de un Estado palestino viable junto a Israel. Menéndez ha atacado a la Unión Europea por su oposición a etiquetar los productos de la Cisjordania ocupada como “Made in Israel”, acusando a la UE de aplicar “medidas comerciales restrictivas e ilegales”. Fue uno de los dos únicos senadores demócratas que votaron a favor de la elección por parte de Trump de David Friedman –un opositor a la estatalidad palestina que ha promovido la colonización israelí de Cisjordania y ha insistido en que los sionistas liberales que se oponen a la ocupación son peores que los colaboradores de los nazis– para el puesto de embajador de Estados Unidos en Israel.

En 2017, Menéndez copatrocinó una resolución en la que se ponía del lado de Trump en contra de Obama en la cuestión de los asentamientos israelíes y ponía en entredicho el derecho de las Naciones Unidas a opinar sobre cuestiones de derecho internacional humanitario en territorios bajo ocupación beligerante extranjera. Ese mismo año, fue uno de la pequeña minoría de senadores demócratas que elogió a Trump por su decisión de reconocer unilateralmente a Jerusalén como única capital de Israel y trasladar allí la embajada de Estados Unidos, una decisión que Biden ha prometido mantener. En ese momento, Menéndez también copatrocinó un proyecto de ley que, de haber sido aprobado, habría convertido en un delito federal, castigado con hasta 20 años de prisión, fomentar o participar en boicots contra Israel o los asentamientos israelíes.

La elección de Menéndez por parte de los demócratas del Senado para encabezar el Comité de Relaciones Exteriores y servir efectivamente como su portavoz de política exterior es otro ejemplo de cómo traicionan los líderes demócratas del Senado a las bases progresistas que les dieron la mayoría. Ésta podría haber sido una oportunidad para que los demócratas mostraran a los votantes negros y latinos, principales responsables de tener un gobierno y un Congreso demócratas, que el partido apoya los derechos humanos en el Sur Global. En lugar de ello, se hizo lo contrario.

Aprovechando la distracción de la pandemia de COVID, el nombramiento de Menéndez a este puesto tan importante de política exterior ha pasado prácticamente desapercibido para los progresistas. Con Menéndez en una posición tan poderosa, debemos estar atentos para evitar futuros desastres en materia de política exterior.

Stephen Zunes

Original: One of the Democrats’ biggest hawks is now Senate Foreign Relations Chair

Traducido por S. Seguí

Traducciones disponibles : Français 

Source: Tlaxcala, le 29 janvier 2021

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