Quiénes pagan y quiénes no pagan impuestos en venezuela

En resumen, pagan el impuesto en Venezuela los asalariados de nacionalidad venezolana, esa mayoría de compatriotas laboriosos y honestos a quienes Arturo Uslar Pietri denominó de manera escabrosa pero certera «pendejos».

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Pago con gusto, puntualidad y exactitud los impuestos que corresponden a mis modestos ingresos. Con ese monto también cancelo los que deberían pagar y no pagan o cancelan en proporciones nimias extranjeros y empresas que con nada o muy poco retribuyen los desmesurados beneficios que obtienen en Venezuela. Veamos cómo se forma ese 7% del PIB que corresponde a los impuestos.

Quiénes no pagan impuestos:

 

En Venezuela no pagan impuestos, o lo hacen en proporción insignificante en relación a sus ingresos:

-Los acreedores de la Deuda Pública, que según el Banco Central de Venezuela llegaba a 110.159 millones de dólares al cierre del primer trimestre de 2019, y que por Ley están exceptuados de cancelar tributos sobre los jugosos intereses que les reportan nuestros puntuales pagos del débito.

-Las personas y empresas extranjeras de una treintena de países beneficiados por los Infames Tratados contra la Doble Tributación, que los eximen de pagar impuestos sobre los beneficios obtenidos en nuestro país, mientras los contribuyentes venezolanos les costeamos la educación y gastos de salud y retiro de sus trabajadores, servicios públicos, medios de transporte, vialidad y seguridad jurídica. Según cálculos del economista Nagib Ayaach, actualizados por Paulino Núñez, por tal concepto dejan de cancelarnos cerca de 17.800 millones de dólares anuales. Entre aquellos a quienes premiamos con tan generoso regalo están países como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y España, que desconocen nuestro gobierno legítimo y aplican el dinero que dejan de pagarnos o roban de nuestros depósitos en el exterior para financiar intervenciones, sabotajes, invasiones e intentos de magnicidio. No sólo ponemos la otra mejilla: además de bofetones recibimos estacazos.

-Los exportadores colombianos, liberados por el Acuerdo de Cartagena de pagar aranceles en nuestro país por la introducción de unos 2.000 rubros de mercancías, fraternal gesto al cual corresponde su gobierno prestando el territorio de la Hermana República para entrenamiento de magnicidas, paramilitares y mercenarios estadounidenses invasores de Venezuela.

-Los grandes empresarios que transfieren sus dividendos a “Fundaciones” que, por supuestamente no tener fines de lucro no pagan impuestos y en realidad operan como bancos privados de sus creadores.
-La oligarquía dueña de inmensos patrimonios y propiedades, puesto que sólo a mediados de este año se creó una Ley de Impuesto para los Grandes Patrimonios.

-Los grandes patrimonios cuyos bienes aumentan de valor gracias a la infraestructura y servicios aportados por el Estado (tales como vías de comunicación, saneamiento, energía, seguridad, etc.) y que no cancelan un centavo por estas ventajas privilegiadas, pues nuestro país es uno de los pocos en el mundo donde no hay un «impuesto de plusvalía» o contribución de mejoras.

-Los capitalistas extranjeros y nacionales que transfieren sus ganancias a Paraísos Fiscales inmunes a los impuestos y a cualquier solicitud de información.

-La mayoría de los detallistas, que al vender un producto o servicio no expiden facturas, con lo cual el IVA que cancelamos a veces con extremo sacrificio no va a parar al Fisco, sino a sus sobredimensionados bolsillos.

-Los explotadores de loterías, bingos, casinos, juegos de envite y azar, trata de personas e industrias del vicio afines, fechorías sobre las cuales el control es dudoso y la fiscalización casi imposible.
-Las empresas importadoras, beneficiarias del régimen de exoneración del impuestos y tasas a las importaciones de 3.289 códigos arancelarios o productos hasta el 31 de diciembre de 2020, con el anexo de 77 códigos adicionales que se aprobó en marzo pasado, mediante decreto que las exonera efectivamente de los pagos del Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuesto de Importación y Tasa por Determinación.
-La infinidad de asociaciones criminales y personas extranjeras, tales como los garimpeiros, que arrasan ilegal y clandestinamente nuestras riquezas minerales y forestales sin rendir cuentas a nadie.
-Los paramilitares infiltrados, que mediante violencia, contrabando de extracción y tráficos ilegítimos crean enclaves de poder social, económico y político destinados a la destrucción de la República.

-Las empresas extranjeras beneficiadas por el artículo 29 de la Ley de Promoción de la Inversión Directa de 28 de diciembre de 2018 (en realidad, Ley de Promoción y Protección de la Inversión Extranjera) con los siguientes privilegios, -no extensivos a los discriminados venezolanos-: a)Desgravámenes. b)Amortización acelerada. c)Compra de la producción por parte del Estado. d)Bonificación en impuestos. e) Exenciones arancelarias. e)Subsidios. f)Condiciones crediticias especiales. g)Porcentaje preferencial de remesas de utilidades al exterior. h)Acceso preferencial a insumos y/o materias primas administradas por el Estado. Y cualquier otro dispuesto por el Presidente de la República entre ellos, el otorgado por el artículo 31 de ser inmunes por cinco años a las reformas tributarias, a menos que éstas los beneficien. Tales incentivos “tendrán un carácter progresivo de acuerdo al cumplimiento de los objetivos establecidos en el proyecto de inversión correspondiente”.

En resumen, en Venezuela no pagan o casi no pagan impuestos quienes deberían pagarlos: los grandes capitales que, según el BCV, en 2017 se apropiaron del 50% de todo lo producido en el país, mientras que sólo el 18% de ese producto se destinó a remunerar salarialmente al trabajo, que lo produce todo.

Con razón en la actualidad lo ingresado por impuestos según el SENIAT no supera una magnitud equivalente al 9% del PIB, de los cuales 7% corresponden al IVA, la mayor parte del cual es pagado por la mayoritaria población asalariada –el 95% de la fuerza de trabajo- y sólo el 2% restante corresponde a impuestos sobre la renta, en su mayor parte también pagados por asalariados.

Quiénes si pagan impuestos:

-La totalidad de los asalariados venezolanos que están por encima del nivel mínimo de exención del Impuesto sobre la Renta, el cual les es descontado irremisiblemente por sus patronos. Debiéndose señalar que mientras la unidad tributaria sube constantemente debido a la inflación, el Desgravamen Único permitido y la Base de Exención tienden a permanecer fijos.

-La totalidad de los asalariados venezolanos de cuyo sueldo se descuentan forzosamente cuotas para el Seguro Social Obligatorio, el Seguro de Paro Forzoso, la Ley de Ahorro Habitacional, los diversos Fondos de Pensiones, Montepíos e Institutos de Previsión, las cuotas forzosas de sindicatos y otras «parafiscalidades» que raramente redundan en beneficio de quienes las cancelan.

-Las personas naturales y las jurídicas -en su mayoría pequeñas y medianas empresas nacionales que no gozan de los privilegios otorgados a las extranjeras- que pagan otro conjunto de contribuciones nacionales, estadales y municipales tales como impuestos sobre sucesiones y donaciones, tasas por servicios, patentes, timbres fiscales, derechos de frente que a veces se cobran por la superficie total del inmueble piso por piso, y otros.

-La totalidad de los venezolanos, copropietarios indivisos de las riquezas del subsuelo, cuando el Estado vende esos activos de propiedad del pueblo e ingresa el precio al Fisco denominándolo «renta de hidrocarburos» o «renta minera».

-La totalidad de los venezolanos que pagan el neoliberal Impuesto al Valor Agregado (IVA), que carga 16% sobre el valor de toda compra salvo la de unos pocos productos exceptuados, monto que raramente ingresa al Fisco, pues como señalamos la inmensa mayoría de los detallistas no expiden facturas y se lo guardan, y el control sobre sus ventas es tan inexistente como el que recae sobre los precios de ellas. La cadena de productores e intermediarios se resarce del IVA aumentando inflacionariamente el precio de los bienes, hasta llegar al consumidor, que no puede trasladarlo a más nadie. Hay que añadir que este impuesto debe ser pagado incluso si el contribuyente está exceptuado de cancelar impuesto sobre la Renta por la exigüidad de sus ingresos.

En resumen, pagan el impuesto en Venezuela los asalariados de nacionalidad venezolana, esa mayoría de compatriotas laboriosos y honestos a quienes Arturo Uslar Pietri denominó de manera escabrosa pero certera «pendejos». Mayoría que constituye el 95% de la fuerza de trabajo, produce la casi totalidad del PIB y recibe sólo el 18% de éste por vía de salarios. Y que a diferencia de las empresas, no pueden descontar del impuesto que pagan los gastos “normales y necesarios” para producir su trabajo, tales como alimento, transporte y vivienda, sino excepciones insignificantes para un número limitado de dependientes y medicinas.

Decía Ferdinand Lundberg en The rich and the Super rich que se puede saber cuál es la clase dominante en un sistema porque es la que ha conseguido inmunizarse contra la tributación. El abuso en tal sentido en el mundo capitalista es tan grande, que la organización Oxfam, e incluso multimillonarios como Warren Buffet y el mismo Billy Gates han declarado que los ricos deben pagar más impuestos. “Por eso estoy a favor de un sistema de impuestos en el que, si tienes más dinero, pagas un porcentaje más alto en impuestos. Y creo que los ricos deberían pagar más de lo que pagan actualmente, y eso incluye a Melinda y a mí”, escribe este último en su blog. Sólo neoliberales de quince y último consideran un crimen aumentar los impuestos a los grandes capitales.

Lo que importa es saber si, con elecciones en puerta, es preferible un sistema tributario que privilegie al 5% empresarial, u otro que permita sobrevivir al restante 95% de la fuerza de trabajo.

Luis Britto García para La Pluma

Editado por María Piedad Ossaba

Fuente: Luis Britto García Blog, 1 de agosto de 2020