“Yo podría arrollarlo todo, mas no quiero pasar a la
posteridad como tirano. Las malas leyes y una administración
defectuosa han quebrado la república; ella estaba arruinada
por la guerra; la corrupción ha venido a envenenarle
hasta la sangre y a quitarnos hasta la esperanza de mejora”.
SIMÓN BOLÍVAR PALACIOS (1783-1830)
Muchas naciones del planeta (Francia, Argentina, Bolivia, Ecuador, Chile, Colombia) se sacuden de la opresión violenta de sus gobiernos fascistas que con sus políticas que enriquecen a los ambiciosos capitalistas, han incrementado en forma alarmante la miseria física de sus habitantes y, además, haciéndose sordos ignorantes ante las contundentes evidencias científicas de daño irreversible al ambiente de la Tierra, creado por rapiña de las poderosas multinacionales con sus grandes empresas contaminantes (minería, automóviles, petróleo).
Más, sus conscientes pobladores no solo han continuado e intensificado las luchas de resistencia pacífica sino que han desarrollado novedosas y eficientes formas de exigir sus derechos. Sumado a lo anterior, la eufemística llamada “corrupción” tanto pública (principal) como privada, manchada con manos de politiqueros, empresarios y sus socios paramilitares, asesinando todo intento de inconformismo, protesta, crítica y movilización, cayendo hombres y mujeres, llámense líderes sociales, indígenas, estudiantes, defensores de derechos humanos, ambientalistas, ex combatientes e insurgentes. El pueblo no está en guerra, en términos militares (recordar lo expresado por el presidente de Chile, Sebastián Piñera cuando afirmó: “Estamos en guerra”). Se estigmatiza a los marchantes, tildándolos de vándalos y creando miedo a la población a través de mensajes mentirosos que infunden terror ante los posibles ataques de los mismos a unidades residenciales, cuyos habitantes se armaron de cuchillos y palos, montando guardia nocturna para defenderse de sus incursiones.
Todos los sectores de la población, secularmente excluidos, han sido los protagonistas de un nuevo accionar. Y la juventud, su principal grupo movilizador, al lado de indígenas y campesinos, sin olvidar la presencia de la mujer, con sus hermosas y creativas arengas, cantos y marchas, como en Chile y Bolivia.
Creo, que con las nuevas y poderosas aplicaciones tecnológicas, las movilizaciones continuarán para así lograr verdaderos y reales transformaciones en las políticas financieras, ambientales, educativas y científicas en sus respectivos países, porque las nuevas y posteriores generaciones ya no reclaman sino que exigen, con conciencia social y política, solidaridad y valentía, tener y heredar un planeta viable en todos los ámbitos posibles, principalmente el de hacer efectivo el derecho a vivir en paz, tener trabajo digno, salud y libertad plena, educación gratuita y de calidad.
Los pueblos, creadores de la riqueza material y espiritual, no son inferiores a sus “dirigentes”, sino los fundadores de lo que podría llamarse Patria sin fronteras, y además defensores de toda vida tanto micro como macroscópica de este todavía Azul planeta llamado Tierra.
La asombrosa tecnología de hoy por parte de los gobiernos para manipular, desinformar y “educar” a quienes diariamente hacen uso de celulares, portátiles, tabletas, y así controlar grandes masas de usuarios que suministran información personal, laboral y académica a las empresas tecnológicas como Google y Microsoft. Me refiero a las llamadas redes sociales y a la inteligencia artificial, es decir, se apropian, robando tan íntimos datos y así tener una vigilancia permanente sin que se percaten quienes con tranquilidad e inocencia hacen uso de sus redes sociales, verdaderas redes de espionaje.
Y Colombia, es uno de los países, que al igual que otros como Chile, Ecuador y Bolivia en Latinoamérica y Francia en Europa, se está volcando masivamente a las calles desde el 21 de noviembre (21N) a través de multitudinarias manifestaciones y cacerolazos en todo el país, exigiendo al gobierno de Iván Duque Márquez, el cumplimiento de acuerdos con estudiantes, campesinos, indígenas y ex guerrilla de las FARC-EP, firmados hace ya varios años. Pero dicho gobierno, además de ser mentiroso, es negacionista de la heroica y grandiosa historia del pueblo colombiano; ha silenciado a los dirigentes populares, asesinándolos y desapareciéndolos, continuando con los crímenes de Estado, eufemísticamente llamados “falsos positivos”, que adquirieron proporciones gigantescas en los dos períodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez (2002-2006 y 2006-2010). Y en este 2019, con los recientes hallazgos de fosas comunes en cementerios de Dabeiba (Antioquia), San Onofre (Sucre) y Meta, por ahora. Se puede afirmar que Colombia es otra vergüenza para el mundo: inmensa fosa común, donde están enterrados miles de seres humanos, víctimas del terrorismo de Estado.
“… dice Adriana Arboleda, directora de la Corporación Jurídica Libertad y vocera del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice): “es urgente determinar una estrategia de intervención de los cementerios para evitar que sean alterados, como parece que pasó en Dabeiba. Se requiere una ruta de intervención que permita cruzar la información con los datos de víctimas de desaparición “falsos positivos”. (El Tiempo, 19 de diciembre de 2019).
Todas estas movilizaciones tienen que continuar en el 2020 y ser direccionadas estratégicamente y así obligar a negociar al gobierno de Duque los trece puntos del Comité de Paro:
1. Retirar el proyecto de ley de reforma tributaria o ley de crecimiento económico. Fue aprobada la pasada semana.
2. Derogar el decreto por el que se creó el “holding financiero”.
3. Derogar la circular del Ministerio de Trabajo sobre estabilidad laboral reforzada.
4. Disolver al ESMAD (Escuadrón Móvil Anti Disturbios) ydepurar la Policía.
5. No presentar ante el Congreso la reforma pensional.
6. No presentar ante el Congreso la reforma laboral.
7. Que el gobierno no privatice ni enajene bienes del Estado.
8. Que se cumplan los acuerdos firmados con estudiantes, organizaciones indígenas, trabajadores estatales y Fecode (Federación Colombiana de Educadores).
9. Que el Gobierno tramite con Dignidad Agropecuaria los temas relacionados con las necesidades de los productores agropecuarios.
10. Cumplir e implementar los acuerdos firmados en La Habana.
11. Tramitar en el Congreso los proyectos de ley anticorrupción.
12. Derogar el impuesto o “tarifazo” nacional para financiar Electricaribe.
13. Definir las políticas ambientales y la protección de páramos con representantes de organizaciones ambientales.
¡Aún es hora de la lucha y dignidad humana!
¡Los pueblos no desean la guerra
Félix Orlando Giraldo Giraldo especial para La Pluma y Tlaxcala, 26 de diciembre de 2019
Editado por María Piedad Ossaba