La ONU censura la publicación de una lista negra de empresas que se benefician de las colonias ilegales israelíes

Es clara la hipocresía de estos Estados, que llaman a la paz en la región mientras hacen todo lo posible por obstaculizarla. Ahora, lo peligroso es que los dirigentes de la ONU se unan a ellos.

En la primera semana de marzo, la Organización de las Naciones Unidas ha aplazado por tercera vez la publicación de una lista negra de las empresas israelíes e internacionales (usamericanas, francesas, alemanas, británicas y holandesas) que se aprovechan directamente de las colonias ilegales establecidos por Israel en los territorios ocupados.

Michelle Bachelet

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha decidido posponer la publicación de la “lista negra” de empresas israelíes y extranjeras que operan en Judea y Samaria, según una carta enviada por la  Comisionada al embajador de Senegal ante el Consejo de Derechos Humanos.

El organismo internacional se encontraba bajo una enorme presión por mantener la base de datos secreta, después de que Israel, USA y numerosas empresas entre las 206 que estaban a punto de ser nombradas ejercieran un intenso cabildeo entre bastidores.

Los responsables de la ONU han dado a entender que podrían hacer pública la lista dentro de algunos meses.

Pero dado que no ha avanzado el asunto desde que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU reclamara la publicación de esta base de datos a principios de 2016, los dirigentes palestinos temen cada vez más que la lista haya sido enterrada definitivamente.

Era exactamente lo que Israel esperaba. Mientras se dedicaban esfuerzos a la publicación de la lista en 2017, Danny Danon, embajador de Israel ante la ONU, advirtió: “Haremos todo lo que esté en nuestras manos para asegurarnos que esta lista no salga jamás a la luz”, y añadió que penalizar las colonias era “una expresión del antisemitismo moderno”.

Tanto Israel como USA se han retirado del Consejo de Derechos Humanos el año pasado, afirmando que tenía Israel discriminado.

Israel tiene buenas razones para temer una mayor transparencia de esta cuestión. Probablemente, una mala publicidad de las empresas llevaría a muchas de ellas, algunas de primer orden, a cesar su actividad en las colonias por miedo a una reacción brutal de los consumidores y la retirada de las inversiones de las organizaciones religiosas y de los fondos de pensiones.

La ONU habría advertido ya a Coca-Cola, la compañía de productos farmacéuticos Teva, la de materiales electrónicos de defensa Elbit Systems y la de inversiones Africa Israel Investments de su probable inclusión en esta lista. Las empresas de telecomunicaciones y de servicios públicos israelíes, en concreto, corren el riesgo de aparecer, puesto que las redes que operan en las colonias están integradas a las de Israel.

Si la Corte Penal Internacional de La Haya acabara abriendo una investigación para determinar si las colonias constituyen un crimen de guerra, como lo exigen los dirigentes palestinos, dichas empresas podrían verse afectadas por acciones legales.

El éxodo de estas empresas de Cisjordania dificultaría más el hecho de que Israel mantuviera sus colonias en tierras palestinas arrebatadas. Como consecuencia, se intensificarían los esfuerzos dedicados a hacer avanzar el proyecto del Estado palestino.

En contraposición a lo que generalmente se piensa, numerosas colonias se han transformado en grandes ciudades. Sus habitantes cuentan con toda la comodidad de la vida moderna, desde sucursales de banco locales hasta establecimientos de comida rápida, pasando por grandes cadenas de ropa.

Hoy en día, una proporción considerable de los 750 000 colonos israelíes apenas entienden que sus comunidades violan el derecho internacional.

Las colonias también se integran progresivamente en la economía mundial, como se demostró el año pasado cuando surgió la polémica de que Airbnb, una web de reserva de alojamientos, anunciara su intención de retirar las ofertas de alojamiento de las colonias de Cisjordania.

La compañía quizás pretendía evitar aparecer en la lista negra de la ONU, pero su acción produjo una oleada de reacciones de los partidarios de Israel.

Este mes, el Estado de Tejas ha aprobado la prohibición de todos los contratos firmados con Airbnb, alegando que la acción de la empresa en línea era “antisemita”.

Como ambas partes entienden bien, la publicación de la lista negra entrañaría consecuencias. serias.

Si Israel y USA salen ganando y las empresas occidentales quedan libres de ignorar las desposesiones y el sufrimiento de Palestina, las colonias se anclarán más en Cisjordania, la ocupación israelí se hará cada vez más irreversible y la posibilidad de un Estado palestino, cada vez más lejana.

Un informe de 2013 sobre las relaciones entre las grandes empresas y las colonias reveló que el impacto sobre los derechos de Palestina era “invasivo y devastador”.

Por desgracia, la cobardía de los dirigentes de la ONU ante lo que debería ser un asunto sencillo (las colonias violan claramente el derecho internacional, y las empresas internacionales no deben ser cómplices de tales acciones criminales) se inscribe en el marco de una clara tendencia.

Israel ha ejercicio repetidas veces una fuerte presión en la ONU para que mantenga su ejército fuera de una “lista de la vergüenza” de los autores de graves violaciones de derechos infantiles. Incluso evitó aparecer en esta lista en 2015 tras sus 50 días de ataque el año anterior en Gaza, lo cual le costó la vida a más de 500 niños palestinos. Cada año, decenas de ejércitos y de milicias se incluyen en la lista.

Desde hace años, el tribunal de La Haya también actúa con indolencia ante la necesidad de abrir una verdadera investigación sobre los crímenes de guerra de Israel a Gaza, así como en las colonias.

Probablemente, se desencadene la batalla para pedir cuentas a Israel otra vez este año, tras la publicación del mes pasado de un informe abrumador de expertos jurídicos de la ONU sobre el asesinato de manifestantes palestinos en la valla de Gaza por francotiradores israelíes.

Las condiciones de vida de dos millones de palestinos en Gaza se han vuelto críticas desde que Israel impuso un bloqueo que impidió la circulación de bienes y personas hace más de una década.

El informe de la ONU ha revelado que casi ninguna de las personas asesinadas por los francotiradores (154 de 183) estaba armada. Entre los fallecidos, se han contabilizado aproximadamente 35 niños palestinos y, de 6 000 heridos, mas de 900 eran menores de edad. Periodistas, personal médico y personas discapacitadas también fueron heridas.

Los expertos  jurídicos concluyeron que existen pruebas de crímenes de guerra. Añadieronque todos los comandantes y francotiradores identificables deberían ser detenidos si se presentan en los Estados miembros de la ONU.

Sin embargo, el primer ministro israelí, Benyamín Netanyahu, ha tachado el informe de “mentiras” nacidas de un “odio obsesivo contra Israel”.

Este informe no ha causado un gran  revuelo en las capitales occidentales. Jeremy Corbyn, el jefe de la oposición británica, fue el único en reclamar la imposición de un embargo de armas a Israel a modo de respuesta.

Este excepcionalismo israelí es especialmente asombroso. Cuando más violento se vuelve Israel contra Palestina y más intransigente es en su rechazo de la paz, menos presiones sufre.

Israel sigue beneficiándose de un generoso apoyo financiero, militar y diplomático por parte de USA y de la UE. Es más, estas dos potencias se empeñan cada vez más en callar las críticas de sus propios ciudadanos respecto a los crímenes israelíes.

A medida que el movimiento internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra la colonización, el apartheid y la ocupación israelí cobra impulso, las capitales occidentales han renegado progresivamente de sus compromisos a favor de la libertad de expresión por intentar pisotearlo.

Francia ya ha criminalizado el apoyo al boicot de Israel y su presidente, Emmanuel Macron, ha propuesto recientemente ilegalizar toda crítica al sionismo, ideología subyacente al control brutal israelí sobre los palestinos.

Más de dos docenas de Estados usamericanos han adoptado una legislación anti BDS al prohibir a las empresas y a los empresarios individuales que tengan relaciones con el gobierno de este Estado el boicot a Israel. Israel es el único país protegido por dichas leyes. El mes pasado, el Senado usamericano adoptó un proyecto de ley que le da una fuerza federal a la campaña de intimidación a livel de los Estados.

Es clara la hipocresía de estos Estados, que llaman a la paz en la región mientras hacen todo lo posible por obstaculizarla. Ahora, lo peligroso es que los dirigentes de la ONU se unan a ellos.

Jonathan Cook

Original: Once again, the UN has failed to name firms that profit from Israel’s illegal settlements

Traducido por Sofía Vílchez Chaparro

Editado por Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي

Fuente: Tlaxcala, 20 de mayo de 2019

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