Estamos al borde del descenso. Unos cuantos patinazos más de Piñera, de sus ministros, o de los parlamentarios, y caeremos a la Liga ‘B’. A los potreros de la democracia, donde puede ocurrir cualquier cosa y donde se usa la violencia para participar.
A ese derrotero llevan a la sociedad chilena. Con la contribución, tal vez involuntaria, de políticos y periodistas de sectores dizque progresistas, democráticos, pacíficos. Piñera y sus ministros encabezan la marcha. Siguen –en el cortejo del belicismo– las fuerzas policiales que reprimen indiscriminadamente.
Sin embargo, cuando se trata de bandoleros armados, de narcos en fiesta o de malandras en grupo, la cosa cambia. Se dio un insólito caso en la comuna de Quilicura durante el velorio y sepelio de un criminal narco. El funeral se realizó a todo trapo con disparos al aire… de armas cortas y de las otras. ¿Qué hizo la fuerza policial? Jugar a la mamá canguro.
Carabineros acudió al lugar para solicitarle (sic) a los narcos tener la bondad de abstenerse de disparar. Si no fuera mucha la molestia. Horas más tarde, motoristas de la policía uniformada le abrían paso al cortejo fúnebre por las calles de Santiago. ¿Detenidos? Ninguno. No somos Chilezuela, somos Chihuahua.
Este gobierno es de derecha. Lo que ocurre cae bajo su responsabilidad. Los ultranacionalistas criollos, enamorados de Bolsonaro, denuncian la ‘tibieza’ de la reacción al acoso delictual que se ha desatado en el país. Esos ultranacionalistas juran que con un gobierno autoritario todo podría cambiar. Saque cuentas amigo lector: si la policía actúa hoy con violencia desmedida e impune, ¿cómo actuaría teniendo chipe libre? Hoy se inclina ante los narcos. Mañana podría asociarse a ellos, como hizo en México al abrigo de gobiernos de derecha.
Piñera –ya se dijo– estimula la violencia con declaraciones falaces y desafortunadas. Hace unos días evocó el Apocalipsis. Habló de ‘paraíso’ y de ‘infierno’. La izquierda es el reino de Satán, según Tatán*.
El evangelio según San Sebastián anuncia Tiempos mejores: el paraíso. Pero hay que armarse de paciencia esperando el juicio final. El juicio contemporáneo lo condena en las encuestas. El crecimiento económico anunciado sigue en el limbo. El desempleo aumenta, nadie ve multiplicarse los panes y los peces.
Piñera no encuentra un espíritu santo que nombrar en TVN, ni arcángeles que le sirvan de embajadores.
En la derecha no hay mucho pan que rebanar si se trata de trabajar para el país y su gente. Sebastián tendrá que echar mano de parlamentarios de Chile Vamos, Evópolis y similares, o peor aún, pedirle apoyo a la DC que no dice que no.
Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Mariana Aylwin, Jorge Burgos, Jaime Ravinet, Jaime Carmona, Eduardo Pérez Yoma y aun otros, piafan de impaciencia. Roberto Ampuero los inspira: es la prueba viviente que de los pobres de espíritu será el reino de los cielos.
Las volteretas circenses del gobierno en el tema del Pacto Migratorio hablan de brújula extraviada y del “síndrome del pelele” que afecta al mandatario y a sus ministros. ¿Quién maneja y administra la agenda y las decisiones del ejecutivo? La lucha interna espanta. Primo hermano versus hermano enemigo. Chadwick versus José Antonio Kast. Este último parece imponer los términos en los asuntos de mayor peso.
Las diputadas Camila Flores y Paulina Núñez se han esforzado en echarle leña al fuego, buscando el quiebre total de la sociedad civil en asuntos políticos. Las mentiras, la ignorancia y la mala fe les son habituales, como si se tratase de sus propias naturalezas. La “prensa canalla” las destaca como si fuesen opiniones de sabios. “Muchos países se están retirando de la ONU”, dijo Camila Flores hace una semana, intentando justificar la decisión de la Moneda de no suscribir el Pacto Migratorio.
¿Sabe la diputada que la ONU nació en 1945 con la presencia de 51 naciones (Chile entre ellas), está conformada ahora por 193 estados miembros y que nunca una nación se ha retirado de ese relevante organismo internacional?
¿Camila Flores es ignorante, fanática o mentirosa? ¿O las tres al mismo tiempo? Una vergüenza para nuestro poder legislativo, y un peligro para la democracia y la paz en el país.
Lo que abunda no daña, dice el refrán. En este caso sí daña. Vea usted. Se desgrana lentamente el choclo de la derecha tradicional. Los cantos de sirena del fanatismo ultranacionalista atraen a más de un Ulises sin cera en los oídos: algunos parlamentarios reflexionan en la oportunidad de cambiar de barca.
Ignacio Urrutia, boquiflojo y racista representante de la UDI en el Congreso, manifestó sus intenciones de abandonar el partido de Jaime Guzmán y sumarse a las Schutzstaffel de José Antonio Kast. Una conversa con Bolsonaro Jr. terminó de convencerlo.
La derecha tradicional se tienta con fanatismos neofascistas, Piñera pierde fuerza y autoridad con una rapidez que asombra. La progresía sigue embriagada por el alcohol de su propia soberbia, soñando con volver a la teta del Estado (o algún pituto** en la ONU).
La Liga ‘B’ se aproxima a pasos agigantados. Pero… ¿aún es tiempo?
José Clemente Orozco, La trinchera, 1926, Fresco
Patio Grande del Antiguo Colegio de San Ildefonso, México
Arturo Alejandro Muñoz para La Pluma, 17 de diciembre de 2018
NdeE
* Tatán es el nombre con el que designan a Sebastian Piñera
** Pituto es un contacto útil dentro de alguna empresa, usualmente al buscar trabajo o un favor especial
Editado por María Piedad Ossaba
Publicado por Politika