Considerado uno de los más insignes exponentes de la fotografía documental y el fotoperiodismo de todos los tiempos, Sebastião Salgado falleció este viernes a los 81 años en París, donde residía, informaron el Instituto Terra –fundado por el creador brasileño y su esposa, Lélia Wanick— y la Academia de Bellas Artes francesa. Diversas fuentes indican que murió a causa de una leucemia que era secuela de la malaria que padeció hace años.
A lo largo de sus más de cinco décadas de trayectoria, se dio dado a la tarea de documentar el drama social y humano, el de los refugiados y desplazados por el hambre y la guerra y las agrestes condiciones de vida de agricultores y trabajadores de las minas de oro.
Ese encuadre en temáticas sociales también abarcó la explotación y la crueldad del modelo capitalista y el fenómeno, muchas veces doloroso, de los éxodos y migraciones humanos. “Espero que la persona que entre a una de mis exposiciones no sea la misma al salir”, sostenía.
El suyo fue un periplo de vida y profesional que lo llevó por más de 130 países para documentar las condiciones naturales más extremas, desde los cruentos fríos de Siberia y la Antártida, con temperaturas de hasta 50 grados bajo cero, hasta lugares inhóspitos para toda forma de vida, como el desierto de Kuwait en llamas, donde perdió en gran medida la audición, debido a las explosiones de los pozos petrolíferos incendiados tras la guerra del Golfo, contó a La Jornada en febrero pasado con motivo de su visita al país, donde presentó su exposición Amazonia en el Museo Nacional de Antropología, la cual concluyó el 4 de mayo y fue visitada por más de 170 mil personas.
Fuente : La Jornada, 23 de mayo de 2025
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Muere el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, portavoz de los marginados y de la protección a la naturaleza

La mala fortuna ha querido que el mismo día se haya cruzado el nombre de dos fotógrafos, fotorreporteros con alma, profesionales de la imagen en blanco y negro, tocados por la varita mágica del Premio Princesa de Asturias de las Artes: de un lado, Graciela Iturbide, reconocida hoy mismo con este galardón. De otro, el brasileño Sebastiao Salgado, quien lo recibió en 1998, cuando el premio tenía todavía nombre de varón, del que hoy toca despedirse.
Y es que, según informa la Academia de Bellas Artes francesa, el afamado fotógrafo, uno de los más populares entre el gran público, ha fallecido hoy a la edad de 81 años. Salgado destacaba principalmente por sus fotos en blanco y negro de gran formato, en producciones impecables, sobre grandes conflictos y por su canto de amor al planeta en general y a la selva amazónica en particular. De hecho, ‘Amazonía’ fue la última exposición que lo trajo a España hace un par de años (Centro Cultural de la Villa, 2023, comisariada por su mujer, Lélia Wanick Salgado), su último gran proyecto desarrollado entre 2013 y 2019, que adoptó la forma de concierto en el Liceo barcelonés en 2024.
Un autor que se mide en kilómetros e injusticias
Nacido en 1944 en Minas Gerais, Sebastião Salgado se convirtió en el fotógrafo que probablemente más kilómetros haya caminado y más desigualdades haya visibilizado con su inseparable Leica: visitó más de cien países y realidades sociales. Con su cámara denunció las grandes injusticias del planeta y se adelantó al clamor ecologista para salvaguardarlo cuando la cuestión no era ni una mínima línea de las agendas de los grandes mandatarios.
Sin embargo, su formación fue como economista, aunque las posibilidades de la fotografía le sedujeron desde los 29 años y a ella se entregó de forma autodidacta. Así, y después de trabajar para las agencias Sygma y Gamma, en 1979 se incorporó a la prestigiosa Magnum Photos, donde permaneció hasta 1994, año el que creó, junto con Wanick Salgado, Amazonas Images, una firma dedicada exclusivamente a su obra.
Ningún ámbito de marginalidad o abuso fue esquivado por su lente. En la introducción a ‘Éxodos’ (2000) escribió: «Más que nunca, siento que solo hay una raza humana. Más allá de las diferencias de color, de lenguaje, de cultura y posibilidades, los sentimientos y reacciones de cada individuo son idénticos». Eso no evitó que, a lo largo de su vida, también recibiera críticas –por ejemplo, de la mismísima Susan Sontag– por sacar rédito comercial de la miseria humana.
Duelo en la Fundación Princesa de Asturias
Su obra se ha exhibido en los grandes museos de todo el mundo. En junio de 2007 se celebró en Madrid una gran antológica sobre su trabajo, dentro de la programación de PHotoEspaña, festival con el que regresó para ocupar las salas expositivas del Palacio Real en 2022. Miembro honorífico de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias y Comendador de la Orden de Río Branco, fue doctor honoris causa por la Universidad de Evora (Portugal), la New School University (Nueva York), el Art Institute of Boston y la Universidad de Nottingham (Reino Unido). Recibió numerosos reconocimientos, entre ellos, el Eugene Smith de Fotografía Humanitaria (1982) y el Premio internacional de la Fundación Hasselblad (1989). En 2001 fue nombrado embajador especial de UNICEF.
En su última entrevista a ABC, el artista declaraba: “ La fotografía miente, porque no es objetiva, es subjetiva. La fotografía que hago es mi punto de vista. Es mi ideología, toda la herencia que he tenido en mi vida, que ha creado una forma estética y una forma política. No puedo decir que sea objetiva, es profundamente subjetiva. Así es la fotografía”. Hoy, este legado firma su página más amarga.
Fuente: ABC Cultura, 23 de mayo de 2025
Editado por María Piedad Ossaba