Disfrutar de un sabroso y refrescante raspado forma parte de las tradiciones venezolanas, en especial cuando el calor aprieta. De colita, parchita, limón o tamarindo, algunos de los más comunes, esta delicia preparada con minúsculos trozos de hielo, jarabes de fruta o de sabores artificiales y una corona de leche condensada, encanta a grandes y chicos.
Todavía pueden verse en plazas, parques y lugares emblemáticos de nuestras ciudades a los tradicionales “raspaderos” y sus típicos carritos empujados a pie o por una bicicleta. Allí llevan todo para transformar un bloque de hielo en pequeñas virutas, formar una pequeña bola de nieve y aderezarla al gusto del consumidor.
Al escuchar el sonido de las cuchillas rozando el hielo y ver la mano del raspadero girando la manivela mientras las heladas virutas caen en un tazón, nos transportamos a nuestra niñez. Rememoramos la alegría que sentíamos al salir de la escuela porque en la acera estaba el carrito que nos ofrecía una merienda simple pero dulce y refrescante, servida en un vaso de papel encerado con forma de cono, que dio paso a los de plástico desechable tiempo después.
La elaboración artesanal de este refrigerio, bien sea mediante una maquina con cuchillas que giran por la acción manual o el uso de un cepillo de metal, aún convive con la que emplea técnicas y maquinaria industrial, cuyos productos se distribuyen en carritos y locales.
Raspado o esnobol y cepillado
Además de raspado o raspa’o, en Venezuela se conoce a este sabroso refrigerio con el nombre de esnobol o esnobor (españolización del anglicismo “snow ball”) en el oriente del país, y cepillado o cepilla’o en el Zulia, denominación que tiene su origen en la herramienta utilizada para trocear el hielo.
Sin embargo, existe una diferencia entre el raspado y el cepillado. La viruta del primero es un poco más grande y tosca, mientras que en el segundo es fina y delicada.
El cepillado es símbolo de la zulianidad, una tradición de más de 90 años que forma parte de la gastronomía local. Un manjar que ha evolucionado con el tiempo sin perder su esencia. En Maracaibo se pueden degustar las variantes que han surgido con los años, gracias a nuevas técnicas de elaboración y el uso de la tecnología; así como de diversidad de sabores mediante la combinación de frutas naturales, leche, frutos secos, entre otros ingredientes.
El cepillado zuliano
A finales de la década de 1920 los vendedores ambulantes de cepillados recorrían las calles en unos carritos multicolores tirados por un burro y provistos de botellas de vidrios llenas de dulces jarabes de frutas, panelas de hielo y un cepillo para madera. El sonido de una corneta anunciaba su llegada alborotando a niños y niñas, quienes eran los primeros en rodear al cepilladero. Tiempo después los animales fueron reemplazados por bicicletas.
Al hablar de la historia del cepillado en el Zulia y de Maracaibo en particular, hay que mencionar a Jesús Ríos, un popular cepilladero ambulante que, a partir de 1930, decidió parar su carrito frente al abasto que abrió en la esquina de Soledad y Vargas para continuar ofreciéndolos mientras atendía el local.
Luego, el abasto bautizado como “El Popular Jesús Ríos con sus Cepillados de Frutas Naturales”, se convirtió en el primer establecimiento dedicado a la venta del refrescante manjar y aún hoy, es parada obligada cuando se visita Maracaibo.
Vendrían después nuevos locales que también conforman la tradición del cepilla’o marabina, entre los que destacan: Los Cepillaos de San Francisco, fundado en 1947 por la familia Urdaneta, y Cepillaos El Manguito, creado por la familia Fuenmayor en 1965.
Popular en América
Por diversos los nombres se conoce el raspado en América, donde goza de popularidad desde México hasta Argentina y en varias ciudades de Estados Unidos.
Granizado, copo, churchill, minuta, prensado, picado, raspadilla, frío frío, yun yun, granizada, cholado, yuki y piragua, son algunos de ellos. En Hawái es un postre típico que desciende del kakigōri, postre tradicional japonés, y se denomina hawaiian shave ice o hawaiian ice shave en inglés.
Cuando apremia el calor, sin lugar a dudas, no hay nada como disfrutar de un sabroso, dulce, refrescante y simple raspado, cepillado o esnobol.
Haiman El Trudi, 13 de marzo de 2024
Fuente:
Editado por María Piedad Ossaba
Con información de Tu Reporte, El Heraldo, Esnobol Blog, Catálogo del Patrimonio Cultural Venezolano 2004-2005 Municipio Maracaibo, Wikipedia y Semanario La Universidad