Pronunciamiento del CEDIS: Resistir y derrotar la carga del fascismo

Conscientes de nuestro deber y convencidos de la necesidad de aportar a las luchas que fluyen a partir de todos los rincones de la Patria, enarbolamos las banderas populares en la ruta de Túpac Amaru y José Carlos Mariátegui, que será siempre una ruta de victoria.

El Centro de Estudios “Democracia, Independencia y Soberanía”, se pronunció sobre los últimos acontecimientos en la política peruana tras la destitución del presidente Pedro Castillo.

A partir del mediodía del miercoles 7 de diciembre, arreció en el país la carga sediciosa del fascismo.

 

Teniendo como pretexto una supuesta aventura golpista cuyo origen, desarrollo y desenlace aún debe esclarecerse; las fuerzas más reaccionarias actuaron al unísono, contando con el apoyo cómplice de altas esferas castrenses.   Fue, en efecto, a partir del comunicado de la Fuerza Armada deslindando con lo anunciado por el Presidente Pedro Castillo, y referido a la disolución del Congreso de la República  y otros entes del Estado; que el Parlamento Nacional declaró la Vacancia del Primer Mandatario, a lo que se sumó el pronunciamiento del Tribunal Constitucional y otros organismos del Poder. De este modo, el Jefe del Estado fue derribado, y luego detenido, en una suerte de operativo relámpago incubado y trabajado laboriosamente por estructuras especializadas del Perú y del exterior.

Hoy se sabe que Fernández, el exjefe de la Dirección de Inteligencia de Palacio de Gobierno, tuvo reuniones que ha admitido, con funcionarios de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (la CIA) para diversos efectos. El combate contra el gobierno de Castillo, estuvo sin duda, en esa agenda.

Probablemente se conocerá más adelante el conjunto de hechos ocurridos en el marco de esa crisis, y se conocerán los nombres de las personas que urdieron planes golpistas para acabar con el proceso popular iniciado en julio del 2021. Por ahora, resulta evidente que se beneficiaron con su desenlace las fuerzas más reaccionaria de la vida nacional, la Mafia Apro Fujimorista que construyera una conjura sediciosa sumando a su precaria “mayoría parlamentaria”, los instrumentos de la judicialización de la política, la incidencia de los medios de comunicación y la suma de colectivos partidistas de la reacción. Juntos actuaron  para denigrar y demoler la figura presidencial y apoderarse de los resortes del Estado y administrar el Poder en beneficio del Capital Financiero.

TRAS LA MANIOBRA GOLPISTA, LA MANO DEL IMPERIO

Es claro ahora también que tras las acciones golpistas estuvo la mano del Imperialismo. La OEA, que fuera invocada por el Presidente Castillo, lo abandonó en la hora decisiva en lugar de denunciar la conjura sediciosa en marcha, en tanto que la embajadora de los Estados Unidos en el Perú se apresuró a saludar la caída del Presidente Castillo bajo el argumento de defender “la estabilidad constitucional” en el país. A la sombra del Poder Imperial, el trabajo de la CIA y la influencia del Comando Sur de los Estados Unidos sobre los altos mandos de la Fuerza Armada peruana, resulta más que evidente.

Para la Casa Blanca, el tema de fondo es siempre la situación continental en el marco de la guerra que libra en suelo ucraniano bajo las siglas sangrientas de la OTAN. Alinear a los países de la región bajo su estrategia de guerra, constituye una obsesión del Imperio sobre todo ahora, que Bolsonaro perdiera las elecciones en Brasil y que en Colombia se afirma un proceso liberador liderado por Gustavo Petro como nuevo mandatario.

Más allá de ello, sin embargo, las causas de la crisis fueron predominantemente internas. Las empresas periodistas y los canales de la Televisión Privada viven en un estado de extrema angustia por la falta de lectores y audiencia, pero sobre todo por la ausencia de avisaje estatal que les permita subsistir. Los exportadores necesitan debilitar la moneda nacional dado que ellos negocian en dólares; y los grandes empresarios no se sienten en la voluntad de pagar sus deudas al Estado. Todos  buscan privilegios económicos y una política de “incentivos” que los ayuden a solventar sus costos e incrementar sus ganancias.

LOS FACTORES INTERNOS

Hay que reconocer ciertamente, los factores internos de la crisis. La arremetida de las fuerzas reaccionarias que finalmente les generó una victoria parcial y transitoria, se vio facilitada por la falta de unidad del movimiento popular. Perú Libre, el Partido que ganara los comicios el 2021, no estuvo a la altura de sus deberes y responsabilidades.  Presa de criterios dogmáticos y de un sectarismo estrecho, fue incapaz de ampliar el movimiento, ganar aliados, vertebrar acuerdos e impulsar acciones unitarias.   Al contrario, alentó distancias y buscó alejar a todos los que querían apuntalar el proceso. Motejó a unos como “caviares”, para ahuyentarlos del escenario y descalificarlos;  y adjudicó a otros un comportamiento “arribista” como si lo que quisieran era “subirse al carro” de su victoria para arrebatarle la conducción del proceso.  Por lo demás, sus parlamentarios tuvieron un comportamiento errático que los llevó votar en diversas ocasiones con la derecha más reaccionaria, y facilitar sus planes.

El resto de la Izquierda tampoco estuvo a la altura de los retos que planteaba el proceso. No fue capaz de ayudar al Gobierno a cumplir sus planes ni avanzar. Tampoco, supo defenderlo del acoso de sus enemigos. Apenas si buscó eventualmente ponerse a la sombra del Poder para alcanzar beneficios puntuales, pero no fue capaz de apuntalar programas ni tareas. Las organizaciones sociales lucharon, es verdad, por sus propias reivindicaciones y derechos, pero carecieron también de una política de clase que respondiera a los intereses históricos del movimiento.

El Gobierno de Castillo, por lo demás, fue en extremo precario, débil y aún inconsistente. Y no alcanzó a impulsar programas ni planes de gobierno. Se dejó atrapar por la confrontación interna, dando sólo en la etapa final de su gestión, una respuesta política al acoso de sus adversarios

LAS LECCIONES DE LA CRISIS

La evolución de los hechos, luego del 7 de diciembre, permite, y obliga, a extraer lecciones de la crisis. Veamos. La alturada reacción del movimiento popular nos demuestra, en primer lugar que nunca hay una situación concluida. Nunca, una crisis se agota definitivamente, ni configura una derrota sellada. Cualquier proceso puede revertir y un escenario puede recomponerse. Lo ocurrido en noviembre del 2020 cuando la fuerza del pueblo dio al traste con el gobierno reaccionario de Manuel Merino, fue un atisbo de ello, y bien puede confirmarse ahora. Por lo pronto, las movilizaciones populares registradas en el interior del país, pero también en la capital, el bloqueo de carreteras y caminos, el pronunciamiento de localidades enteras y los llamamientos a proseguir la batalla en resistencia al Golpe ejecutado por la reacción, confirmar una voluntad no desdeñable que hay que apuntalar.

En segundo lugar la experiencia demuestra que hay que definir el blanco principal de nuestro ataque. El Congreso de la República, es, objetivamente, el enemigo principal de esta confrontación puntual y el eslabón más débil en la cadena de dominación actuante. Hay que golpear allí. Constituye un error centrar los fuegos en Dina Boluarte. Ella asumió la Presidencia de la República no como Mandataria paralela a Castillo, como quiso hacerlo Mercedes Araoz ante Martín Vizcarra. Lo hizo luego que Castillo dejara Palacio de Gobierno. Si no hubiese actuado de esa manera, habría asumido la conducción del país José Williams Zapata y se hubiese configurado nítidamente un Golpe de Corte Fascista enmascarado tras una supuesta “recuperación democrática”. Y eso habría sido mucho peor en todos los extremos. Por lo demás, la ultra derecha ya comenzó a atacar violentamente a Dina Boluarte acusándola de “cómplice” de Pedro Castillo. Muy pronto, esa derecha que hoy busca rodearla, podría convertirse en su principal adversaria.

Tampoco hay que hacerse ilusiones con ella. Objetivamente, está ubicada en el vértice de dos caminos y tendrá dos opciones: o capitula ante los designios de la reacción y se presta a su juego y dominio; o mira al pueblo y mantiene una línea general progresista y avanzada. En el primer caso, se configurará una traición que deberemos enfrentar; en el segundo, una resistencia que será preciso apuntalar.

La composición del Gabinete Ministerial constituye un indicio a observar. Integrado por elementos calificados académicamente, en su mayoría responde a un apoliticismo que va a contraluz con la realidad. A diferencia del “Gabinete Merino” , éste  no  integra los núcleos agresivos de la reacción peruana. 

La política interna, el manejo que dé a los conflictos sociales y la política exterior basada en la amistad y solidaridad con pueblo y gobiernos así como el respeto a los principios de la No Injerencia en los Asuntos Internos de los Estados y la Auto Determinación de los Pueblos; principios que son esenciales siempre y que se tornan aún más vigentes por cuanto la ultra derecha busca ya reorientar la política exterior peruana para distanciarnos de los países hermanos y el Proceso Emancipador Bolivariano.

El tercer elemento indispensable es construir la verdadera alternativa popular. Ella pasa por forjar la unidad de todas las fuerzas democráticas y antiimperialistas, los sectores avanzados, progresistas y revolucionarios de la sociedad peruana, sin prejuicios ni limitaciones artificiales. También, por organizar a las masas populares en los distintos niveles de la estructura social. La organización, es la correa de trasmisión que facilita la lucha, agiliza al movimiento y protege a los activistas y a los dirigentes para que libren mejor la batalla planteada. Adicionalmente, hay que politizar altamente la lucha demostrando que ella se proyecta contra la Oligarquía a y sus exponentes, el modelo Neo Liberal y sus voceros, incluida la “Prensa Grande”.

Para el efecto, hay que promover y alentar la Prensa Alternativa y el uso de las redes sociales que constituyen la vía más práctica de información y comunicación y el instrumento para el conocimiento real de lo que se vive en elPerú y el mundo.

Y el cuarto elemento es la necesidad de dotar al pueblo de una  línea coherente, constante y justa, que responda realmente a los intereses  de las grandes masas.

LOS OBJETIVOS DE LA LUCHA

En las condiciones de hoy, la lucha debe centrarse en demandas concretas. Solidaridad con Pedro Castillo y el  rechazo a la campaña represiva desatada contra él y sus colaboradores políticos como Raúl Noblecilla, Guillermo Bermejo, Aníbal Torres y Bertsy Chávez, constituye un deber elemental.

Exigir el respeto a las movilizaciones populares, el debate abierto de los problemas del país, el diálogo entre las fuerzas comprometidas con el cambio social, la reforma de la legislación electoral y la retoma de la consigna de una Asamblea Constituyente para dejar atrás la írrita carta del 93; tienen que formar parte de los objetivos concretos de nuestra lucha,

Igualmente hay que exigir que se esclarezcan las denuncias referidas a la consumación del Golpe que derribó al Presidente Castillo, dado que en torno al tema han surgido diversas interrogantes y distintas interpretaciones que justifican una investigación minuciosa de los hechos.

CON LAS BANDERAS DEL PUEBLO 

Conscientes de nuestro deber y convencidos de la necesidad de aportar a las luchas que fluyen a partir de todos los rincones de la Patria, enarbolamos las banderas populares en la ruta de Túpac Amaru y José Carlos Mariátegui, que será siempre una ruta de victoria.

CEDIS

Editado por María Piedad Ossaba

Publicado por Almayaden Español , 11 de diciembre de 2022

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