Tras la aplastante victoria de Donald Trump, Benyamin Netanyahu envió el 6 de noviembre el siguiente mensaje en la red X (de Elon Musk):
“Queridos Donald y Melania Trump: ¡Felicidades por el mayor regreso de la historia! Vuestro histórico regreso a la Casa Blanca representa un nuevo comienzo para Estados Unidos y un poderoso nuevo compromiso con la gran alianza entre Israel y Estados Unidos. ¡Es una inmensa victoria! Con amistad, Benyamin y Sara Netanyahu”.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, también en X, envió el siguiente mensaje:
“Felicidades al presidente @realDonaldTrump por su histórico regreso a la Casa Blanca. Usted es un verdadero y querido amigo de Israel, y un campeón de la paz y la cooperación en nuestra región. Espero trabajar con usted para fortalecer el vínculo duradero entre nuestros pueblos, construir un futuro de paz y seguridad para Oriente Medio y defender nuestros valores compartidos. En nombre del Estado judío y democrático de Israel y de todo nuestro pueblo, le deseo mucho éxito”.
El nuevo ministro de Defensa, el bulldozer Israel Katz, no se quedó atrás:
“Nos mantendremos firmes para derrotar al eje del mal liderado por Irán”. Estos “actos de fe” anuncian las líneas de fondo de la dilatada guerra regional.
Estas felicitaciones se exhiben en un momento en el que, en Gaza, se desarrolla un genocidio medio oculto por los medios de comunicación. Sin embargo, un diario como Haaretz, en su editorial del 29 de octubre, titulaba: “Lo que parece una limpieza étnica probablemente lo sea”. Lo describía de la siguiente manera:
“Desde hace tres semanas y media, las fuerzas israelíes asedian el norte de la Franja de Gaza. Israel ha bloqueado casi por completo la entrada de ayuda humanitaria, matando de hambre a los cientos de miles de personas que viven allí. La información procedente de la zona asediada es sólo parcial, porque desde el comienzo de la guerra Israel ha prohibido a los periodistas la entrada en la Franja de Gaza.
Pero incluso sobre la base de lo poco que se ha revelado al público [¡en Israel!], se pueden decir dos cosas sobre este bloqueo. En primer lugar, la magnitud de las víctimas civiles causadas por los bombardeos diarios del ejército contra ciudades y campos de refugiados del norte de la Franja de Gaza –niños, mujeres, ancianos y hombres inocentes de cualquier delito– es enorme.

Además, las instalaciones médicas y otras instalaciones de ayuda se han derrumbado en gran medida, al igual que otras instituciones. Como consecuencia, cientos de miles de personas corren ahora el riesgo de morir de inanición o padecen ya una terrible hambruna.
Israel afirma haber dicho a la población que tenían que abandonar el norte de la Franja de Gaza, y aún hoy pueden desplazarse hacia el sur por las carreteras que el ejército ha designado a tal efecto. Así que, a mucha gente que ya ha sido desarraigada dos o tres veces o más de los lugares donde huyeron de los terrores de la guerra, se le pide ahora que vuelva a desplazarse. Sin embargo, Israel no ha dado ninguna garantía de que puedan regresar una vez finalizada la guerra.
En estas condiciones, no es sorprendente que hayan surgido serias sospechas de que Israel está llevando a cabo una limpieza étnica en el norte de Gaza y que esta operación tiene como objetivo vaciar permanentemente la zona de palestinos y palestinas. (…) Desde el comienzo de la guerra, empezaron a pedir que Gaza fuera aniquilada y que se perpetrara una segunda Nakba. (…) Hoy podemos ver los resultados: Israel se hunde en la limpieza étnica; sus soldados aplican las políticas criminales de la derecha mesiánica y kahanista; y ni siquiera la oposición de centro y centro-izquierda protesta. Este consenso en tono a la limpieza étnica es vergonzoso, y cualquier dirigente público que no exija el fin de la expulsión apoya, de facto, este crimen y se convierte en parte de él.
Si este proceso no se detiene inmediatamente, cientos de miles de personas se convertirán en refugiadas, comunidades enteras serán destruidas y la mancha moral y legal de este crimen se aferrará y continuará en cada israelí”.
¿Estas afirmaciones del editorial de Haaretz arrojan luz sobre el significado del mensaje del presidente Herzog presentado “en nombre del Estado judío y democrático de Israel y de todo nuestro pueblo”? Esta pregunta debería suscitar una mínima reflexión crítica por parte de quienes estructuran el discurso mediático dominante en el mundo francófono en relación con la escandalosa descripción de la “guerra de Gaza” o “guerra de Israel contra Hamás”. Las abreviaturas son camuflaje propagandístico.
En este contexto, el 5 de noviembre, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) publicó el siguiente documento “con los pies en la tierra”:
“La secretaria general adjunta en funciones para Asuntos Humanitarios, Joyce Msuya, afirmó hoy que el norte de Gaza lleva un mes bajo un asedio brutal casi total y que los civiles mueren de hambre ante los ojos del mundo.
En un mensaje publicado en las redes sociales, advirtió que las operaciones militares israelíes sobre el terreno han privado a las y los palestinos de lo esencial para sobrevivir, les han obligado a huir repetidamente en busca de seguridad y han cortado sus rutas de evacuación y suministro. La Sra. Msuya afirmó que las condiciones de vida son mortales y subrayó que estas atrocidades deben cesar.
OCHA informa que hoy el Coordinador Humanitario para el Territorio Palestino Ocupado, Muhannad Hadi, comenzó una visita de dos días a la Franja de Gaza.
En la ciudad de Gaza, visitó una escuela dirigida por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS), que alberga a cientos de familias, la mayoría de las cuales son desplazadas recientes de la gobernación del norte de Gaza. El Sr. Hadi describió las condiciones de vida en la escuela de Al Moumanya como insoportables, con falta de alimentos, agua y aseos en funcionamiento.
Hablando desde la escuela, el coordinador humanitario dijo que las aguas residuales corrían por todas partes y que había basura por todas partes. Este no es un lugar donde los seres humanos puedan sobrevivir, dijo. Va más allá de lo imaginable».
Lo que está ocurriendo en Gaza, y más concretamente en el norte del enclave, no es la consecuenciaa aleatorias de los combates entre soldados israelíes y miembros de Hamás. La limpieza étnica que se está llevando a cabo responde a un plan descubierto a principios de septiembre por ONG israelíes. Grupos de derechos humanos como Gisha, B’Tselem, Médicos por los Derechos Humanos de Israel y Yesh Din declararon que había “signos alarmantes” de que se estaba aplicando el “plan del General”, conocido como plan Eiland, refiriéndose a “la masacre de civiles”, “la destrucción de infraestructuras”, “la expulsión forzosa de toda la población palestina del norte de Gaza a la mitad sur de la Franja, al sur del corredor de Netzarim” (el eje militar que divide la Franja de Gaza en dos). Esta es una de las razones por las que el gobierno israelí, con el apoyo de una Knesset prácticamente unánime, ha hecho legalmente imposible que la UNRWA continúe sus actividades.
Basándose en un extenso análisis de Haaretz realizado por Amos Harel y Yaniv Kubovich el 6 de noviembre, Mera Aladam en Middle East Eye resume el plan de la siguiente manera:
“[El Plan] Fue publicado a finales de septiembre por el Foro de Comandantes y Soldados de Reserva, una ONG israelí que se define a sí misma como un organismo profesional de más de 1.500 oficiales del ejército.
La figura central del plan es Giora Eiland, un general de división de la reserva retirado que dirigió las divisiones de operaciones y planificación del ejército y después el Consejo de Seguridad Nacional.
En su forma más simple, esta propuesta de un grupo de reservistas de alto rango consiste en limpiar étnicamente el norte de la Franja de Gaza, y después sitiar la zona, impidiendo incluso la entrada de suministros humanitarios, para matar de hambre a todos los que queden, incluidos los combatientes palestinos”.
El análisis realizado por Amos Harel y Yaniv Kubovich en Haaretz el 6 de noviembre especifica un objetivo prioritario:
Hasta hace poco, la idea de volver a instalarse en Gaza estaba reservada a las y los extremistas de derecha. La perdida juventud de las colinas’-juventud colonos radicales, a menudo violentos- abandonaba las granjas y puestos de avanzada ilegales de Cisjordania y llegaba a la frontera de Gaza para crear provocaciones y presionar a los dirigentes políticos para que reconstruyeran los asentamientos judíos evacuados durante la retirada de Gaza en 2005. Pero lo que hace sólo un año parecía una descabellada idea de una banda extremista se ha convertido en los últimos meses en lugar de peregrinación de rabinos, representantes electos [a la Knesset] y activistas de extrema derecha.
Incluso después de viajar unos cientos de metros dentro de la Franja de Gaza, es fácil ver que las y los activistas del campo están más cerca de hacer realidad su visión de lo que el público en general podría pensar.
En Beit Lahia [norte de Gaza], no hay ni una sola casa donde la gente pueda regresar y vivir. La región parece haber sido golpeada por un desastre natural. No hay civiles entre las ruinas. Para intentar desalojarlos, el ejército dispara artillería contra la zona por la noche. Los que quieren regresar no pueden hacerlo, porque el ejército se lo impide. Al final, no importa cómo llame el ejército israelí a sus acciones. El ejército ha comenzado la fase de limpieza en el norte de la Franja de Gaza, mientras se prepara para retener la región durante mucho tiempo.
A lo largo de toda la ruta, camiones y máquinas de ingeniería civil se afanan en destruir los edificios cercanos a las carreteras. En su lugar, están pavimentando amplias arterias destinadas a permitir que las fuerzas implicadas se desplacen con mayor facilidad y total seguridad. […]
En términos generales, las acciones de las IDF reflejan un intento de establecer hechos sobre el terreno a largo plazo. En el ejército, como sabemos, no hay nada más permanente que lo temporal. (…) Las IDF no actúan en el vacío, sino según acuerdos discretos con los líderes políticos. Cada vez se tiene más la impresión de que el Primer Ministro Benyamin Netanyahu está haciendo deliberadamente el juego a sus socios de extrema derecha, a pesar de que hace varios meses dijo en una entrevista en el Canal 14 que no apoyaba la reconstrucción de los asentamientos en Gaza.”
La limpieza étnica que se está completando en el norte de Gaza es una parte inseparable de lo que llevó al historiador israelí Amos Goldberg (Le Monde 29 de octubre) -después de afirmar dolorosamente que “nunca habría imaginado que pudiéramos llegar a tal derramamiento de sangre y tal crueldad, incluso después del 7 de octubre”- a concluir: Lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio, porque Gaza ya no existe. El territorio ha sido totalmente destruido. El nivel y el ritmo de la matanza indiscriminada de enormes cantidades de personas inocentes, incluso en lugares definidos por Israel como zonas seguras, la destrucción de hogares, infraestructuras, casi todos los hospitales y universidades, los desplazamientos masivos, la hambruna organizada, el aplastamiento de las élites y la deshumanización generalizada de las y los palestinos dibujan el cuadro general de un genocidio”.