El Moriche, árbol de la vida

Denominada también Aguaje (Perú), Buriti (Brasil), Canangucho (Colombia, Venezuela) y Palma Real (Bolivia), el moriche es un regalo para Suramérica… Además de crear un impactante e inigualable paisaje, es una reserva de biodiversidad.La palma moriche sin lugar a dudas ha ganado su lugar como árbol de la vida y como parte de lo afirmativo venezolano.

El Árbol de la Vida crece en Venezuela, así llaman al Moriche el pueblo Warao. Una extraordinaria palma, de gran versatilidad y apreciada por los habitantes del Delta del Orinoco desde tiempos ancestrales. Cuenta una leyenda que los Panare son hijos del moriche, mientras que los Kariña lo consideran como el “maná”.

La palma Mauritia Flexuosa, es originaria del centro y norte de Suramérica. Símbolo del estado Monagas, con su alto tallo que alcanza más de diez metros, suele crecer en hileras creando un hermoso paisaje en medio de las aguas.

Esta especie de palma, clave en el paisaje amazónico y vive en aguas tranquilas. Aseguran que a través de estos grandes árboles, respiran los pantanos.

El morichal, propio de sabanas y riberas del Orinoco, cuenta con una gran riqueza natural que le imprime una estampa particular.  La exuberancia de este ecosistema donde reina el moriche, árbol de la vida, alberga una gran variedad de fauna.

Vasto templo natural

La existencia del moriche fue reportada por primera vez en los viajes de Humboldt y Bompland. Por su parte, el inglés Wallace, naturalista, explorador, antropólogo y biólogo, se impresionó al verla en el río Orinoco. Inspirado por la majestuosa palma, llamó a los morichales “un vasto templo natural el cuál no sucumbe en esplendor y sublimidad a aquellos de Palmira y Atenas».

El moriche, árbol de la vida, domina extensiones de bosques de tierras pantanosas o humedales. En Venezuela lo encontramos en Bolívar, Delta Amacuro, Amazonas, Anzoátegui, Monagas, Sucre, Apure y Guárico.

Fuera de nuestras fronteras se encuentra distribuido en los países de la Cuenca Amazónica: Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Surinam, Guyana, Guayana Francesa y Trinidad.

Esta especie, autóctona de centro y norte de Suramérica y símbolo del estado Monagas, es una enormepalma de un solo tallo que puede alcanzar hasta 27 metros de alto. Tiene individuos hembras y machos. Las hembras producen los frutos que miden entre cuatro y cinco centímetros, protegido por un compuesto de escamas de color pardo-anaranjado a rojizo, cuando están maduros. Su pulpa, amarilla o anaranjada, es carnosa y aceitosa.

Tienen el contenido más alto de Vitamina A conocido para una fruta. Además, altos valores de proteínas, carbohidratos, aceites simples, antioxidantes y pigmentos, por lo que se están volviendo un ingrediente popular en muchos cosméticos.

La belleza del morichal

A menudo pueden verse a los moriches formando hileras a lo largo de arroyos y ríos. Son los morichales, comunidades biológicas con presencia en distintas proporciones de la palma Mauritia flexuosa. En otros casos, forman asociaciones con otras especies de árboles y palmeras, pero la planta dominante en número y en altura, siempre es el moriche.

Del color del té es el agua donde vive el morichal, pues crece en zonas donde las corrientes son muy tranquilas. Se nutren de aguas muy limpias que han sido filtradas por los arenales de los suelos de las sabanas.

Se puede decir que los moriches crecen casi exclusivamente en lugares permanentemente anegados, donde el suelo es limoso, pantanoso y anegadizo.

Por encontrarse siempre asociados a cuerpos de agua, constituyen un atractivo como lugares de recreación y esparcimiento, principalmente al ser utilizados como balnearios.

Diversidad biológica

Las características ecológicas que presentan los morichales le imprimen un gran valor paisajístico y recreacional. Su belleza escénica radica en su majestuosa arquitectura, dominada por la palma moriche, que irrumpe en el paisaje de la sabana.

La exuberancia y estabilidad de ese ecosistema le permite sustentar una gran riqueza y diversidad de fauna. En él, habitan cientos de especies de aves, mamíferos, insectos y peces. Este ecosistema cuenta con peculiares animales de excepcional valor escénico como las bandadas de guacamayas, loros, pericos, arrendajos, azulejos y guacharacas.

El agua del Morichal es el hogar del pez temblador, el Pavón y la Guabina. Además, en sus riberas viven el pato real, el pájaro vaco y hasta uno que otro jaguar. Monos, cunaguaros, perros de agua, mapurites, báquiros y la conocida tonina del Orinoco, forman parte de la variada y colorida fauna del morichal.

El árbol de la vida

El moriche es una especie clave en el paisaje amazónico y un recurso de enorme versatilidad, que ha sido apreciado y empleado por pobladores de esta región desde tiempos precolombinos.

Siendo una de las palmas determinantes en la cultura indígena venezolana, ha sido usado por varios grupos originarios. Entre estos están los Yaruros o Pumeh, Yebaranas y Guahibos del Amazonas, así como los Piaroas y Pemones de Bolívar.

Sus utilidades son tan diversas, que los Warao del Delta del Orinoco lo llaman “El árbol de la vida”. Ellos aprovechan prácticamente toda la planta. Del corazón, donde está en el almidón o fécula de gran valor nutricional, extraen la yuruma, harina que sirve para elaborar pan casero.

Con los pecíolos de las hojas preparan flotadores para pescar (enejeru). También hacen astas de flechas (ebatu), arpones y escudos, utilizados en algunas ceremonias para probar la fuerza entre contrincantes. Las hojas sirven para construir techos. Con la fibra del moriche fabrican anzuelos y chinchorros. Además, emplean la corteza de la palma para hacer pisos. La penca o vástago es un material de amplio uso y utilidad, el interior esponjoso sirve como tapabotellas, para elaborar telas de listones y fabricar las canoas e implemento rituales.

Ancestral y versátil

Son muchas las maneras de aprovechar la palma de moriche, árbol de la vida. Con ella hacen tablas para el piso y, de los troncos tumbados, extraen una larva de coleóptero (Rymchophorus palmarum L.), que comen crudas o cocidas. Tiene un alto valor nutricional y es grata al paladar. En la Amazonía ecuatoriana y peruana la denominan «suri«, los Warao la llaman “Yomo”. También usan el mojobo, especie de vino que mana del tronco hendido del vegetal.

Con la pulpa de las frutas, forman grandes pelotas amarillentas que llaman ojiguari, especie de queso de moriche que los criollos utilizan para hacer carato. La parte más tierna, la inferior del cogollo, la aprovechan a manera de espárrago y, con la parte superior, fabrican cuerdas, hilos y sogas para chinchorros y alpargatas.

Los Cuivas de Apure hacen con las fibras del moriche un soplador para avivar el fuego de sus fogones, y elaboran esteras. Los frutos del moriche son empleados por los yanomamis para fabricar trompos (Kohomo).

Para los Yekuanas del estado Amazonas, el moriche es un árbol energético. Tomadas en agua caliente, las cenizas de las hojas del moriche le dan fuerza al hombre para realizar cualquier tarea o trabajo.

Mil y un usos

El moriche, árbol de la vida, es un recurso natural no maderable, con un alto potencial nutricional, social, económico y cultural. En el Orinoco se usa más su fibra que los frutos, aunque constituyen un importante recurso para la alimentación y sustento económico de familias amazónicas.

En Venezuela, Brasil, Colombia y Perú se utiliza en la preparación de bebidas y dulces. Mención aparte merece, el refrescante y energético carato de moriche que consumen en Bolívar durante las fiestas de la Cruz de Mayo. En Ecuador los indígenas Siona-Seco entierran la fruta para madurarla y luego elaborar una «chicha» que dejan fermentar.

El fruto del moriche es también fuente de aceites y grasas de donde se extrae el ácido oleico. Los cogollos tiernos son empleados como sustitutos de verduras. Las semillas del moriche, compuestas principalmente por celulosa, pueden ser transformadas en azúcar fermentada.

Aseguran incluso, que el moriche tiene aplicaciones sanadoras para ciertas afecciones o dolencias como tos, fiebre, dolor de cabeza, vómitos, dolor de estómago, entre otras.

Regalo para Suramérica

Denominada también Aguaje (Perú), Buriti (Brasil), Canangucho (Colombia, Venezuela) y Palma Real (Bolivia), el moriche es un regalo para Suramérica. En la Amazonía peruana es la fruta de mayor valor cultural, por su elevada preferencia en comparación con otras frutas. Es conocida como «la fruta del amor”, por su alto contenido de hormonas femeninas que, aseguran, hace lucir más bellas a las mujeres. Con las hojas fabrican esteras, canastas, cinturones, hamacas y otros productos artesanales.

Los indios quechua de la Amazonía ecuatoriana, utilizan los peciolos de las hojas para elaborar corchos para botellas y otros materiales esponjosos. En Colombia extraen las fibras de las hojas para la confección de hamacas y otros enseres. Las hojas sirven para construir los techos de las viviendas y con las semillas, fabrican botones y otros objetos pequeños.

Es evidente el valor del árbol de la vida, no solo para las comunidades indígenas sino para las regiones donde habita. Por un lado, esta palma ofrece potencial para la producción de alimentos con alto valor nutritivo y en suelos relativamente pobres en nutrientes, no aptos para la agricultura tradicional. Por el otro, brinda mil y una oportunidades para producir elementos útiles para las familias.

Además de crear un impactante e inigualable paisaje, es una reserva de biodiversidad.La palma moriche sin lugar a dudas ha ganado su lugar como árbol de la vida y como parte de lo afirmativo venezolano.

Con información de Venezuela Tuya, Frutos de Palma y Cuadernos Ecológicos de PDVSA

Haiman El Trudi, 20 de septiembre de 2024
Fuente: Haiman El Troudi
Editado por María Piedad Ossaba