La destrucción de Palestina es la destrucción de la Tierra

Yo trabajo en Occidente, en el mundo académico, en el departamento de producción de conocimientos e ideas. Allí prevalece una situación absurda. Es posible ignorar, excusar, justificar o alabar la política genocida de Israel sin arriesgar nada, sin ser descalificado de nada o perder cualquier respetabilidad. Pero apoyar la resistencia de los palestinos -la resistencia armada, la única fuerza que se opone al genocidio sobre el territorio- está prohibido. Yo, por mi parte, me niego a seguir con esto. Creo que la verdadera desgracia en Occidente es que la izquierda no pueda apoyar claramente y sin equívocos la lucha palestina hacia la autoemancipación.

El original de este texto es una versión ligeramente editada de una conferencia realizada el 4 de abril en la American University of Beirut, The Center for Arts and Humanities and Critical Humanities Studies for the Liberal Arts, y publicada posteriormente en el blog de la editorial Verso.

Agradecemos a Andreas Malm por permitirnos su publicación, y a Vicente Lane por la traducción.

Los últimos ocho meses de genocidio han inaugurado una nueva fase en la larga historia de la destrucción de Palestina, evidenciando de manera particularmente grotesca el compromiso de las potencias capitalistas occidentales con el proyecto colonial sionista. En este ensayo, el historiador y activista sueco Andreas Malm (autor de «Capital Fósil» y «Cómo dinamitar un oleoducto») propone un análisis de larga duración sobre la colonización y el extractivismo en Palestina, iniciando alguna décadas antes que el movimiento sionista emergiera como tal. Remontándose a la destrucción de Acre por la flota británica el año 1840 -en la que fuera una de las primeras manifestaciones de la potencia destructiva de la tecnología a base de carburantes en un contexto bélico- Malm nos recuerda el vínculo estrecho entre capitalismo y combustión fósil, y demuestra que, para comprender a cabalidad la crisis actual, es necesario sumergirse en la larga historia de los intereses imperialistas en la región.

Con ello, el autor subraya la insuficiencia de la teoría del Lobby para explicar el grado de implicación de las potencias occidentales (EEUU a la cabeza) en el actual genocidio en Palestina y, llamando a la izquierda a rehacerse de una teoría del imperialismo, pone en evidencia la manera en que la destrucción de Palestina se teje con la historia de la destrucción del planeta, a manos de un capitalismo extractivista y supremacista del cual el Estado de Israel encarna uno de los enclaves más avanzados y agresivos.

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Fuente: Carcaj, via Tlaxcala