El pasado 16 de noviembre mientras se disputaba el partido de fútbol de eliminatoria al mundial Colombia contra Brasil, una consigna empezó a corearse por un nutrido y bien distribuido grupo de hinchas dentro del estadio metropolitano de Barranquilla, se escuchaba casi al unisonó “Fuera, Petro”.
Esto de entrada terminó afectando a una menor de edad, la hija del presidente, quien se encontraba presente en el estadio Metropolitano de Barranquilla para disfrutar del encuentro deportivo.
@rosalbamunera Ana Bejarano, opina sobre la agresión verbal contra Antonella Petro en un estadio de #Barranquilla #políticacolombiana #opinión #PuntoDeVista
Sectores de La prensa nacional justificaron el hecho diciendo que a todos los presidentes les pasaba lo mismo y el informativo Futbolred señalo en su portada: “Explotó el metropolitano contra Petro y su hija respondió con insultos” y a renglón seguido dio inicio a su columna diciendo: “La Selección Colombia siempre une al pueblo…” Dando a entender que poner afuera a Petro es una causa de unidad nacional, y de paso que la niña fue la agresora por sus insultos a los pacíficos hinchas que coreaban la concertada y premeditada consigna.
Pensando ahora desde la distancia, al asistir a la Cumbre Climática de la ONU o conferencia de las partes COP 28 que se celebra en Dubái desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre y constatando en vivo y en directo la acogida que tiene nuestro presidente Gustavo Petro en el escenario internacional, así como su equipo de gobierno encabezado por su Ministra de la cartera de Ambiente Susana Muhammad, quienes prácticamente parecen celebridades permanentemente asediadas por la prensa internacional y en los salones de conferencias llueven los elogios al contenido y la calidad de las propuestas, así como al coraje y la valentía de los oportunos y necesarios debates propuestos por Colombia en materia de cambio climático y energías fósiles.
Dichas evidencias obligan a examinar todos y cada uno de los ataques, sabotajes y desprestigio que viene sufriendo el gobierno del Petro y sus reformas sociales y la agenda del cambio dentro del país. Ello además hace urgente intentar encontrar una respuesta de por qué hay sectores económicos y políticos que están trabajando sin descanso para que a Petro le vaya mal, aun cuando se hunda el país y con él las empresas y negocios de quienes lo atacan con fiereza. Paralelamente es importante estudiar la actuación de los partidos de oposición y de manera especial el caso del Centro democrático, ya que, según las palabras de Paloma Valencia, en el discurso a sus militantes dijo: “Ya el trabajo está hecho, ahora solo hay que esperar que el gobierno se caiga a pedazos”.
Mientras una u otra cosa ocurra, los debates internacionales con los limites planetarios a la cabeza se agitan y los resultados de la COP 28 aún no se ha cerrado el telón, mientras tanto hay disputas por los resultados finales. Por ejemplo, sigue sobre la mesa la propuesta de la presidencia de la misma, que aboga por lograr un acuerdo para reducir el uso de combustibles fósiles, pero no su abandono definitivo, lo cual demuestra el poder de lobby de las empresas petroleras.
Sin embargo, Petro no comió cuento de que no hay que nombrar la soga en la casa del ahorcado como reza el dicho mencionado hace 500 años en la celebérrima obra Don Quijote de la Mancha, del inmortal Cervantes. Y muy por el contrario frente a los árabes, y más específicamente de frente al presidente de la COP28, Sultan al Jaber, les dijo que había llegado la hora de defender la vida y luchar contra el cambio climático y el calentamiento global para lo cual es imperativo acordar el abandono definitivo del petróleo, el gas y el carbón.
Como contrapesos las propuestas económicas están al centro del debate y por ello La COP28 aprueba el lanzamiento del fondo climático de daños y pérdidas para países vulnerables. Mientras la Unión Europea, Reino Unido, Estados Unidos y otros países anunciaron contribuciones inmediatas por un total de alrededor de US$400 millones para los países con menos recursos que sufren los impactos del cambio climático.
Mientras tanto, las organizaciones que luchamos contra el cambio climático decimos que esa cantidad es totalmente insuficiente para cubrir los costos de los estragos causados en todo el mundo por el cambio climático, que algunas fuentes cifran en US$400.000 millones.
Así mismo se retoma la discusión sobre los compromisos de la conferencia de Copenhague 2009, que obligaba a los países ricos a aportar desde el año 2020 hasta el 2024 USD 100 millones por año lo cual solo se ha cumplido parcialmente y ahora se exige pasar esa misma meta a USD 500 millones por año.
De igual manera se interpela por la aplicación del artículo 2.1.C del acuerdo de parís del año 2015 COP 21, con el cual todos los países del G-77 encabezados por la China, tienen que asumir el financiamiento del desarrollo bajo en carbono, al cual china se excusa en que los grandes deben ser los primeros.
También se ha debatido ampliamente el concepto de transición justa, donde además se le incorpora la exigencia de asegurar la cooperación internacional y la protección y reparación de los ecosistemas.
Reconociendo que se necesitan miles de millones de dólares para marcar una diferencia sustancial en las comunidades que necesitan desesperadamente ayuda para reconstruir sus hogares tras las tormentas, las forestas después de los incendios, o para apoyar a los campesinos y campesinas que pierden sus cosechas, o a las personas desplazadas de manera permanente por la crisis climática, para reconvertir a los trabajadores que ven afectados sus puestos de trabajo o pensionar anticipadamente a quienes ya no pueden reincorporarse laboralmente, entre otras”.
Colombia ha puesto con claridad en el escenario internacional los costos que asumió el sur global y los efectos del costo de la deuda externa y el pago de su servicio, demostrando como ello, restringe la capacidad fiscal y la posibilidad de la inversión social y ambiental, y en esa línea de análisis se ha atrevido a plantear el canje de deuda por cuidados de la naturaleza, ello puede desencadenar en responsabilidades compartidas pero diferenciadas o en capitalismo verde, pero el debate ya está abierto.
Por último, volviendo a nuestra patria querida, si la consigna usada en el partido Colombia – Brasil, se complementa: fuera Petro del estadio, entonces los dardos eran para su hija porque Petro, el presidente no estaba en ese lugar. Y si el mensaje lo que pretendió decir, es fuera Petro del gobierno entonces lo que se quiere es evitar el Pacto social y las reformas del cambio y las transformaciones que le resuelven los problemas históricos de desigualdad y pobreza a los mismos hinchas furibundos.
Pero la verdad sea dicha, los que están cegados por la polarización y el odio quisieran a PETRO fuera de Colombia, frente a lo cual les tengo la siguiente noticia: “PETRO FUERA DE COLOMBIA”, es un presidente valorado y respetado, y a través de él se le hace un halago a la patria y se hace grande a nuestra nación de ahora en adelante y nos permite además levantarnos en la dignidad. Aspectos que resultan ser necesarios e inequívocos para avanzar hacia la democracia, la libertad y la paz. Si de verdad ya lo pensaron bien y es eso lo que quieren, digámoslo juntos: ¡Fuera Petro de Colombia!