La magia de Kakó Parú o Quebrada de Jaspe en la Gran Sabana

Existen varias versiones de por qué abuela y abuelo quedaron, en medio de la sabana, convertidos en inmensas piedras de jaspe. Las historias refieren al Dios Makunaimu o Makunaima, cuyo padre bajó del cielo. Para el pueblo Pemón, cada piedra, así como cada rincón de la Gran Sabana, fue creado por Makunaimu… Makunaimu creó las plantas medicinales, los pájaros de la selva, el árbol de los frutos y podía convertir a los seres en piedra «kakó».

Kakó Parú es el nombre que le dio el pueblo Pemón y Quebrada de Jaspe, la denominación con la que se conoce, popularmente, este hermoso y mágico lugar de la Gran Sabana en el estado Bolívar.

Localizada en el sector Oriental del Parque Nacional Canaima, la Quebrada de Jaspe es uno de los 47 atractivos que alberga esta extraordinaria área protegida de 30.000 km2 (3.000.000 ha), Patrimonio de la Humanidad desde 1994, año de su declaratoria como Bien Natural por parte de Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Es un sitio de gran significación ancestral para el pueblo Pemón porque allí reposan la Abuela Kueka y el Abuelo Kako, dos piedras de jaspe sagradas que, de acuerdo a la cosmogonía de esta comunidad indígena, son miembros originarios de la tribu, seres vivientes, protectores, espíritus tutelares que representan un lugar seguro para su prosperidad y el equilibrio natural.

La declaratoria de Kakó Parú o Quebrada de Jaspe, la Abuela Kueka y el Abuelo Kako como Monumento Nacional que forma parte del Patrimonio Cultural de Venezuela, en abril de 2022, coincide con el regreso de la sagrada piedra Kueka a la tierra de la comunidad Pemón Santa Cruz de Mapaurí, de donde fue extraída de forma ilícita a mediados de 1998 y trasladada al Parque Metropolitano Tiergarten de Berlín, Alemania, en diciembre de ese año.

Llamativas rocas rojas y aguas cristalinas

Rodeada por un bosque de galería, el rojo intenso de su lecho rocoso de origen volcánico y las pequeñas caídas de agua fría y cristalina en distintos niveles, hacen de Kakó Parú o Quebrada de Jaspe uno de los lugares que deben incluirse en la lista cuando vamos a visitar el Parque Nacional Canaima.

Tobogan natural de Jaspe. Foto Wikipedia..

Es un espacio, de 300 metros de longuitud, perfecto para relajarse, darse un baño y compartir con la familia y los amigos, mientras disfrutamos de las maravillas que nos regala la naturaleza. Sin bien hay otros saltos o caidas de agua en la Gran Sabana, sector Oriental del parque, más grandes como  Kamá Merú o Salto Kamá y Arapán Merú o Quebrada Pacheco, por ejemplo, lo que más atrae a los visitantes de la Quebrada Jaspe es la fascinante espectáculo que se produce cuando el sol incide directamente sobre las rocas que conforman el lecho de este cause de agua, transformándolo a la vista en un rojo brillante.

También cautiva la atención del visitante las rayas que están sobre las rocas y que parecen que hubiesen sido talladas con alguna herramienta para tal fin. Además de disfrutar de los «masajes» que proporcionan las cascadas cristalinas, puede divertirse mientras se desliza por la superficie de la rocapulida por la acción del agua que se ha sido denominado “El Tobogan de Jaspe”.

Para llegar a la Quebrada de Jasper hay que recorrer la Troncal 10, la vía que comunica el sur de Venezuela con el norte de Brasil, hasta el kilómetro 273. El acceso está señalizado y hay un estacionamiento. Luego hay que caminar por un un breve sendero de suelo arcilloso bajo la sombra de altos y milenarios árboles.

La leyenda de los abuelos Kueka y kekó

La Abuela Kueka en La Gran Sabana, antes de su secuestro y posterior traslado al Parque Metropolitano Tiergarten, en Berlín donde fue intervenida.

Existen varias versiones de por qué abuela y abuelo quedaron, en medio de la sabana, convertidos en inmensas piedras de jaspe. Las historias refieren al Dios Makunaimu o Makunaima, cuyo padre bajó del cielo. Para el pueblo Pemón, cada piedra, así como cada rincón de la Gran Sabana, fue creado por Makunaimu. Tenía poder sobre el mar, la tierra, las personas, los animales, incluso sobre la enfermedad. Makunaimu creó las plantas medicinales, los pájaros de la selva, el árbol de los frutos y podía convertir a los seres en piedra «kakó».

La historia, aprobada por el Consejo de Ancianos y Ancianos y la Capitanía General de la comunidad de Santa Cruz de Mapurí de La Gran Sabana, cuenta que un buen día Makunaimu, junto a su hermano Chiko, decidió hacer un paseo e invitaron a un pemón de Mapaurí (Brasil) llamado Kaponoko kueka. En el camino se encontraron al jefe (Piasan) de la tribu Macuchi y su hermosa hija.

Abuelo Kako.

Ambos jóvenes se enamoraron. Kaponoko habló con Piasan Macuchi a petición de la muchacha pero el padre enfureció y les negó el permiso para estar juntos, por lo que decidieron fugarse. Para protegerlos en la huida, Makunaimu les dio poder para que se llevaran agujas, cenizas y huevos. Tratando de escapar de una feroz persecución, el joven fue lanzando las agujas que puyaban al grupo que los seguía, cenizas que nublaron el camino y huevos que formaron rocas enormes y mares, para que les fuese imposible alcanzarlos.

Pero el cansancio los venció y tuvieron que detenerse. Viéndolos juntos y agotados Makunaimu les dijo: «Así como están descansando, así quedarán» y los convirtió en piedra: Kako abuela (piedra abuela) y kako abuelo (piedra abuelo). Por siglos fueron venerados como símbolos sagrados.

Existen otras versiones de la historia de Abuela Kueka y el Abuelo Kako y todas coinciden en el relato de un amor imposible que dio origen a su pueblo. Una de ellas cuenta que un joven indígena de la comunidad pemón de Taurepán, decidió escapar de su tribu para asumir su amor por la joven más hermosa del pueblo de Makuxi, a sabiendas de que era prohibido, pues la ley divina imponía que un taurepán no podía juntarse con una mujer que no fuera de su etnia. La pareja decidió huir. El dios Makunaimu los encontró en el camino y al verlos juntos, los condenó a un abrazo eterno convirtiéndolos en dos piedras de jaspe.

Haiman El Trudi, 27 de mayo de 2023

Fuente: Haiman El Troudi

Editado por María Piedad Ossaba

Con información de Minec, Sintiendo a Suramérica y El Viajero Feliz

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