¡Qué joder!

Cien años después, aquella España sigue detrás como pesadilla pero también delante como amenaza.

Eso que llaman “España” ha llevado a la justicia, acusados de injurias, a tres humoristas catalanes por una parodia de la Virgen del Rocío. Puesto a buscar agravios yo no conozco afrenta más soez para la venerada que el tenido por el “salto de la reja de Almonte”, en el que miles de fervientes devotos se disputan a hostias el místico goce de tocar el manto de la “blanca paloma”. Es una emoción indescriptible, cuentan los mamporreros que han hecho de este patético espectáculo su mejor expresión religiosa.

Quien no era blanco ni palomo era el negro Cristo de Lepanto de la catedral de Barcelona, la imagen más adorada tras “la Moreneta”. Así fue hasta que, recientemente, nos enteramos que el cristo negro era blanco. Un siglo sin que nadie le pasara un paño a la imagen lo convirtieron en “el Moreneto de Lepanto”.

A España la sigue retratando Valle-Inclán cuando en sus “Luces de bohemia” ya se dolía de un “pueblo miserable que transformaba todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras que disecaban el gato cuando se les moría y cuyo cielo era una kermés sin obscenidades a donde, con permiso del párroco, asistían las hijas de María”.

Cien años después, aquella España sigue detrás como pesadilla pero también delante como amenaza.(Preso politikoak aske)

Koldo Campos Sagaseta, Columna Cronopiando para La Pluma,  29 de mayo de 2023
Editado por María Piedad Ossaba