Errores para hablar de paz con el ELN

Creer que la paz es el fin de la guerra es renunciar a la idea de paz total y de paz social de Petro, y hasta a todos esos libros que han escrito para demostrar que el fin de la guerra no es necesariamente la paz.

No busco defender al ELN, ellos se defienden solos. Busco describir, que no significa justificar, algunos de los errores más comunes al hablar de la paz con los elenos y que ahora se repiten. Revisar dichos errores es clave para el Gobierno de Gustavo Petro, si quiere llevar esas negociaciones a buen puerto.

1) Hay que negociar con el ELN que es y no, como le dije al mismo expresidente Juan Manuel Santos, con el que se inventaron en el parque de la 93, de Bogotá. Inventarle fracturas, reducirlo a narco, llamarlo anacrónico sirve para escribir libros, pero no para construir paz.

2) El ELN no está derrotado. Llamar (como hacía una líder social) a hacer “una encerrona al ELN” es no solo un simplismo sino una táctica, por lo menos, ridícula. Los amigos de la paz debemos tener cuidado de que nuestra simpatía con Petro no nos lleve a simplificar el conflicto social y armado.

3) Amenazarlo con el tren de la paz de Petro, de que si no es ahora no es nunca, es desconocer por completo las historia misma de las negociaciones entre el ELN y el Gobierno. No pueden seguir tratando a ese grupo como si fuera un adolescente. Dejen los ultimatos.

4) El ELN es de izquierda, pero no es petrista. Es más, así lo fuera, el Gobierno de Petro (por duro que suene) no ha hecho sino empezar su mandato, así que no se puede decir que la agenda del ELN está ya resuelta porque ganó las elecciones un proyecto progresista.

Petro envía delegación a Cuba para dialogar con el ELN

5) El primer tema de la negociación, para algunos el único, es la entrega de las armas. Eso significa no haber leído críticamente los procesos de paz en Colombia. Es más, creer que la paz es el fin de la guerra es renunciar a la idea de paz total y de paz social de Petro, y hasta a todos esos libros que han escrito para demostrar que el fin de la guerra no es necesariamente la paz.

6) Borren por completo las negociaciones con las FARC como el único referente sobre el cual se estructure el diálogo con el ELN. Ni los principios de negociar en medio de la guerra, ni el de “nada está acordado hasta que todo esté acordado” serán aceptados por el ELN. Tampoco estarán pidiendo pista para entrar al Congreso. Mejor dicho, no son unas “FARC chiquitas” como las veía un comisionado de paz.

7) No les nieguen su naturaleza política. Creer que son un “grupo multi-crimen” es negar su historia, es tan grave como volver a cero. Nadie está diciendo que el ELN no haya cometido crímenes, pero también los han cometido las Fuerzas Armadas y nadie hablaría de un “Ejército multi-crimen”.

8) “Eso sale en dos tardes”, sugieren algunos. No. Primero, porque no se trata de la lógica rodolfosiana de un “otrosí”, porque el ELN tiene sus tiempos y dinámicas internas que deben ser tenidos en cuenta, porque hay una agenda firmada que el ELN no va a dejar de lado porque sea Petro el presidente y, tal vez lo más importante, porque el progresismo ahora es Gobierno, pero no por ello es poder.

9) Vayan a las fuentes primarias y dejen de aprender del ELN por boca de terceros (si quieren inclúyanme en esa lista de terceros). La palabra “elenólogo” fue creada por Pablo Beltrán, según el mismo me contó. No significa un reconocimiento de quienes estudian y conocen el ELN, como algunos sugieren. Elenólogo significa aquellos que no saben del ELN, pero presumen saber más que el propio ELN. Por eso, es una ofensa y no un reconocimiento.

10) La matriz mediática establecida culpa de todo al ELN, a pesar de que la evidencia muestre lo contrario. Si Petro y su equipo repiten lo mismo, si solo lo reducen a un grupo de radicales, entonces va a ser muy difícil convencer al país de que vale la pena negociar con el ELN. En la promoción de la paz y la búsqueda de la legitimidad (si llegan a un acuerdo) el Gobierno de Petro debe saber que el ELN será un «aliado», no más un enemigo.

11) No esperen que el ELN asuma cruzar por el mismo arco de las FARC: una concentración de tropas, una entrega apresurada de armas, una reducción de la paz al análisis de las consecuencias (víctimas y justicia) evadiendo al tiempo las causas (exclusión), unas curules y poco más.

12) Es posible que todos los puntos anteriores sean motivos de discusión, pero no se trata de presentar sendos argumentos para demostrar que estoy equivocado, yo soy solo un opinador. El problema es la realidad, esa del conflicto social y armado, que está por encima y por fuera de estas palabras. Fin del comunicado.

Victor De Currea-Lugo para La Pluma, 11 de agosto de 2022

Editado por María Piedad Ossaba