Al lado de la enorme desigualdad social que existe en Latinoamérica, élites políticas, económicas y grupos del crimen organizado cooptan o capturan al Estado en diferentes niveles, utilizándolo para sus intereses privados y vaciando la materialidad de la democracia que formal e institucionalmente existe hoy por hoy en la gran mayoría de los países latinoamericanos. Además, a pesar de contar con constituciones avanzadas y modernas e instituciones típicas de las democracias liberales representativas, con frecuencia los Estados en Latinoamérica mantienen el patrimonialismo clientelista sin distinción entre lo público y lo privado, tan característico de la región frente a las relaciones de poder en las sociedades. Otra faceta de varios Estados de la región es que no solo se desdibuja la distinción entre lo público y lo privado, sino también entre lo legal y lo ilegal. En este sentido, la captura del Estado puede no ser ilegal en un sentido meramente formal o formalista, dependiendo de la determinación del propio Estado capturado

Ante este contexto, desde el 2017 Desde la Fundación Heinrich Böll hemos dedicado un proyecto regional a esta cuestión. Partimos de la tesis de que antiguas y nuevas élites usan las instituciones e instrumentos de las democracias formales para hacer cumplir sus propios intereses económicos y políticos de poder. Esto socava los principios básicos de la democracia, como la libertad, la igualdad y el respeto de los derechos humanos, y afecta de manera negativa las promesas de la democracia como modelo político y social, entre ellas, la participación, el bienestar común, la prosperidad y la justicia social. De esta forma, se imposibilita la implementación de políticas públicas a favor de la mayoría de la población.
Por esto, buscamos ampliar el debate sobre el estado de la(s) democracia(s) en América Latina. Queremos analizar y cuestionar los mecanismos de cooptación/captura del Estado, la influencia de redes legales e ilegales de poder que realizan la captura y en las cuales participan algunos elementos del Estado, en el sentido de que distorsionan los procesos democráticos y dificultan o imposibilitan que el Estado trabaje en beneficio de las normas democráticas y, en consecuencia, de mejorar el bienestar, las oportunidades y la justicia en la región. También queremos promover el intercambio de conocimiento entre organizaciones de la sociedad civil y actores clave —incluyendo a los medios, la academia y los representantes de los sistemas políticos y jurídicos— que buscan contener los retrocesos autoritarios en los respectivos países.
Desde principios de este siglo, el análisis de la captura del Estado, sus causas, formas y consecuencias para la democracia y el Estado de derecho han recibido mucha atención. En el 2002, el Banco Mundial, relacionando el concepto de la captura del Estado con la corrupción y la gobernabilidad, la definió como «la capacidad de grupos de interés para influir a través de prácticas corruptas en los procesos de decisión política»; posteriormente, en el 2017, la definió como «la capacidad de algunos actores en la arena política de ser capaces de diseñar o implementar una política que maximiza sus beneficios privados ante el bienestar social, debido a su mayor poder de negociación». Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) entiende la captura del Estado como “el esfuerzo de empresas para moldear las leyes, políticas y regulaciones del Estado para su propio beneficio, a través de la provisión de ganancias privadas ilícitas a funcionarios públicos». La definición clásica y tradicional de la captura del Estado se refiere a la forma en que individuos, grupos o sectores privados con poder económico usan y manipulan procedimientos formales, por ejemplo, procesos legislativos, administrativos o judiciales, para influir de manera indebida en la definición de las políticas públicas a su favor. En un informe de Oxfam del 2018 sobre la relación entre la captura del Estado y la desigualdad, titulado Democracias capturadas: el gobierno de unos pocos, se analizan diversos mecanismos y modalidades para la captura de Estado, entre estos el uso indebido de campañas mediáticas y de lobby por sectores privados con un poder económico desmedido; las puertas giratorias entre el sector público y privado para ocupar puestos en las instituciones estatales, así como el tráfico de influencias; el aprovechamiento de procedimientos legislativos extraordinarios, de mecanismos del sistema electoral y de financiación de partidos, y de marcos regulatorios excluyentes; el control de conocimiento bajo el manto de tecnicismo respecto a asuntos de naturaleza política; y finalmente la judicialización de decisiones sobre políticas públicas.

Ahora bien, ya en el 2008 Luis Jorge Garay Salamanca había analizado el fenómeno de la captura y reconfiguración cooptada del Estado en Colombia en el contexto histórico de la llamada parapolítica, que mostró las estrechas relaciones entre grupos paramilitares y sectores políticos, y su influencia en las elecciones y el ejercicio de la política en el país en los ámbitos local, regional y nacional. Asimismo, ha analizado el papel de grupos armados no estatales frente al ejercicio de funciones cuasiestatales. Según su definición, la reconfiguración cooptada del Estado implica:
[…] organizaciones legales e ilegales que, mediante prácticas ilegítimas, buscan modificar desde adentro el régimen político de manera sistémica e influir en la formación, modificación, interpretación y aplicación de las reglas de juego y de las políticas públicas para obtener beneficios sostenibles y lograr que sus intereses sean validados política y legalmente, y legitimados socialmente en el largo plazo, aunque estos no obedezcan al interés rector del bienestar social.
Durante la última década, el fenómeno de la captura del Estado ha evolucionado y encontrado nuevas expresiones. Ante este contexto, las discusiones sobre este, no solo en Colombia, sino en toda la región, están íntimamente relacionadas con la comprensión y el análisis del concepto del Estado como modelo político y social, así como garante para el bienestar de los ciudadanos.
Con la publicación de este libro de Garay que lleva por título Aparatos estatales y luchas de poderes: de la captura a la cooptación y a la reconfiguración, la Fundación Heinrich Böll busca contribuir a una actualización y profundización del debate conceptual sobre este complejo tema y el papel de los poderes que influyen en los procesos democráticos.
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Acceder al libro en archivo PDF, ingresando al siguiente enlace:
Aparatos estatales y luchas de poderes: de la captura a la cooptación y a la reconfiguración
Fundación Heinrich Böll, Oficina Bogotá, Colombia.
Florian Huber-Laura Isabel Villamizar Pacheco
Editado por María Piedad Ossaba
Fuente: Crónicon, 29 de abril de 2022
Florian Huber: Director Oficina Bogotá-Colombia Fundación Heinrich Böll. Estudios de Derecho en la Universidad de Munich (Alemania) y Granada (España). Maestría en Derecho Internacional de los Derechos Humanos de la Universidad de Essex (Inglaterra). Ha sido asistente de investigación del Instituto de Ciencias Criminales de la Universidad de Göttingen, asesor legal de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y consultor de varias organizaciones no gubernamentales en Colombia.
Laura Isabel Villamizar Pacheco: Coordinadora de Programas Oficina Bogotá -Colombia Fundación Heinrich Böll. Consultora e investigadora. Abogada y Magíster en Derecho Económico de la Universidad del Externado. Ha trabajado en Corpovisionarios, Consejo Nacional Electoral, Comisión Colombiana de Juristas, Corte Constitucional, Congreso de la República, en la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación –CNRR- (práctica universitaria), entre otros.