De Roux y la liberación paramilitar

No fue ninguna liberación sino una masacre que resultó en la destrucción del tejido social, la desaparición o debilitamiento de muchas organizaciones sociales.

Durante muchos años he mantenido una disputa pública con el cura Francisco de Roux, bien sea por su apoyo a los monocultivos de palma cuando era director del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio, o su apoyo a procesos de impunidad con el paramilitarismo o ahora en el papel que desempeña en la mal llamada Comisión de la Verdad.

Ahora De Roux nos invita a pelear públicamente con él por sus declaraciones donde afirma que Uribe desmontó el paramilitarismo y que Barrancabermeja fue “liberada” por el paramilitarismo. 

Lo del desmonte del paramilitarismo es un tema sencillo. En vez de entrar en un largo debate estéril e inútil, simplemente hago la pregunta, si Uribe desmontó el paramilitarismo en 2003 con el Acuerdo de Santa Fe de Ralito ¿quién mató a todos los dirigentes sociales luego de eso? ¡Qué nos explica el mismo De Roux! Él no es el único quien dice que Uribe desmontó el paramilitarismo, Uribe mismo también lo dice y varios voceros de entidades internacionales y gobiernos extranjeros le hacen eco. Quizás causa más extrañeza su declaración sobre la supuesta “liberación” de Barrancabermeja a manos de los paramilitares. Sin embargo, no es tan sorprendente y varias personas venimos señalando claramente por donde iba el cura. Vale la pena repasar algunos episodios en su vida de sus posturas sobre el conflicto armado.

Luego del Éxodo Campesino, cuando 10.000 campesinos tomaron la ciudad de Barrancabermeja durante 103 días, los paramilitares desaparecieron a los dirigentes Edgar Quiroga, firmante del acuerdo con el gobierno de Pastrana, y el joven Gildardo Fuentes. De Roux, rompiendo con las posturas de las organizaciones sociales y la misma familia de Edgar, intentó convencerlos sentarse a dialogar con los paramilitares, insinuando que Edgar todavía se encontraba vivo.[1]

Cuando los paramilitares tomaron a Barrancabermeja a sangre y fuego, De Roux intentó convencer a todos de las bondades de las fuerzas armadas del Estado y pidió a las organizaciones sociales confiar en ellas, a pesar de las confabulaciones entre ellos y los paramilitares que veían con sus propios ojos.[2] De Roux se equivoca cuando dice que fueron los paramilitares quienes tomaron a Barrancabermeja. Ellos sí entraron, pero de la mano de las fuerzas armadas y si no fuera por el apoyo estatal nunca habrían tomado a Barrancabermeja o les habría costado mucho más hacerlo.

Masacre del 16 de mayo en Barrancabermeja: aquel 16 de mayo, cuando la muerte se ‘paseó a sus anchas’ por Barrancabermeja, dejando a su paso sangre y dolor… 9 muertos y 25 personas desaparecidas. 

Valga decir, que cuando De Roux habla de “liberación”, tal “liberación” incluye varios hechos entre ellos:

  • El asesinato de 9 personas el 16 de mayo 1998 y la desaparición de 25 más en el sur occidente de la ciudad.
  • La desaparición de Edgar Quiroga y Gildardo Fuentes en 1999
  • La masacre de centenares de dirigentes en el Sur de Bolívar luego del Éxodo Campesino
  • El bloqueo de alimentos y medicamentos impuesto sobre la región del Sur de Bolívar
  • El asesinato, desplazamiento y tortura de centenares de personas en la ciudad durante su reino de terror.

No fue ninguna liberación sino una masacre que resultó en la destrucción del tejido social, la desaparición o debilitamiento de muchas organizaciones sociales.

Luego de la toma paramilitar, el acuerdo firmado con el gobierno de Pastrana y el Plan Integral acordado, quedaron como papel mojado. De Roux tomó la vocería de las comunidades frente al tema de desarrollo y de paso el PDPMM asesoró a una ONG vinculada con el paramilitarismo para redactar su propio proyecto El Plan de Integración Macroeconómico redactado por la ONG Asocipaz.

Cuando Uribe comenzó el proceso de desmonte a que De Roux se refirió, el cura no dudó no sólo en apoyarlo sino en exigir a las víctimas que le dieran un borrón y cuenta nueva. En la ceremonia de desmovilización del Bloque Central Bolívar de los paramilitares en Remedios declaró que:

…la exigencia de la verdad, para que todo el mundo sepa lo que pasó en esta región [Magdalena Medio]; y sobre la verdad se haga justicia, y para que satisfecha toda justicia perdonemos con grandeza; porque en el complicado problema en que estamos metidos los colombianos la justicia sin perdón es la venganza sin salida.[3]

Luego se disculpó con los empresarios y militares por acusarlos de complicidad en las masacres de dirigentes sociales.[4]

Así no hay nada nuevo bajo el sol. Hace casi 20 años cuando se publicó la Estrategia Integral del Paramilitarismo en el Magdalena Medio, muchos no querían criticar al cura públicamente, aunque varios me manifestaron, en privado, su apoyo a las críticas hechas al cura, pero temían por sus proyectos, sus relaciones con gobiernos extranjeros y entidades de cooperación internacional, donde llevar el contrario al cura podía tener consecuencias graves para ellos. Hoy, varios siguen temiendo al cura. 

Algunos sí criticaron las declaraciones del cura, entre ellos Iván Cepeda quien dijo en su cuenta de Twitter

Decir que “Uribe desmontó el paramilitarismo” es un grave equívoco y, por lo menos, una seria ofensa a la memoria de las víctimas. ¿Se olvida que en esos años, el paramilitarismo intentó controlar el Estado, y legalizar la usurpación de millones de hectáreas de tierra?[5]

Pero los largos años de silencio nos han llevado a la situación actual donde De Roux ya tiene la vocería de las víctimas y jugará un papel decisivo en redactar la verdad oficial de la Comisión de la Verdad, y décadas de denuncias de las organizaciones, los ríos de sangre y lágrimas que han corrido por el país, cavando surcos bien profundos en los campos y barrios pobres no contarán para mucho. La victoria de De Roux, es la victoria del silencio frente al papel que ha jugado desde hace mucho tiempo.

La cooperación internacional lo impuso una y otra vez como destacado vocero de una causa que nunca ha sido de él: la defensa de los derechos humanos. La izquierda le alcahueteó más de una vez, desde el mundo sindical hasta el Congreso. En el proceso de paz con las FARC su voz era una voz que todos escuchaban y ahora él hace algo coherente que no le gusta a nadie, pero él no ha cambiado, simplemente muchos preferían no decirle nada. No me gusta tener la razón, cuando la razón es así de mala, pero se los dije, una y otra vez, pero pocos me acompañaron en ese proceso. Allí tienen su cura pintado.

Imagen de portada: “Masacre del 16 de mayo en Barrancabermeja: 21 años “de resistencia y dignidad contra el olvido”. Fuente: Vanguardia (16-05-19).

#SanarNarrando
«La masacre ‘sólo’ duró 45 minutos»

Gearóid Ó Loingsigh para La Pluma

Editado por María Piedad Ossaba

Fuente: El Salmón, 28 de enero de 2022