Haití: ¿todo está jodido? No del todo: ya está Ilan-Ilan

Acabo de recibir un magnífico regalo por correo: el CD Kokoda, del grupo Ilan-Ilan, enviado por su animador, el cantautor, mi viejo amigo Reynold Henrys, nombre artístico Renòl.

Reynold es el único gran amigo haitiano que me queda en este mundo. El otro, el poeta militante Rodolphe Moïse, nos dejó hace mucho tiempo, murió en la miseria en París: había escrito la versión en criollo haitiana de La Internacional y conducido programas radiofónicos contra Papa Doc -el espantoso François Duvalier- desde La Habana revolucionaria, antes de acabar como oscuro empleado de la RATP (la compañía de metro y autobuses de París).

Conocí a Reynold a principios de los años 1980 en París, durante una serie para el programa Les Nuits Magnétiques de la radio France-Culture que había titulado Parler créole sous la neige [Hablar criollo bajo la nieve]. A partir de entonces, Reynold se convirtió en mi referente y mi salvavidas cada vez que necesitaba entender una palabra o una expresión criolla, o traducir entre el francés y el criollo haitiano.

Unos años más tarde, una noche, descubrí una faceta de Reynold que desconocía: cantaba y componía. Después del concierto que dio en París con el guitarrista Serge Tamas, le dije: “Reynold, seamos claros: podéis ir más allá de Kassav y de la nebulosa zoukista con vuestras canciones, que son un bienvenido refresco de vuestras raíces musicales calidoscópicas. Adelante, no lo dudéis, entrad en el mundo de la farándula.”

La humildad poética de Reynold le impidió seguir mi consejo durante los siguientes 40 años. Su grupo Ilan-Ilan permaneció confidencial, conocido sólo por unos pocos felices, lejos de cualquier francofolie [francolocuras, nombre de un celebre festival francés de música, NdlT].

Michel-Rolph Trouillot

Pero, de repente, ocurrió un milagro: Reynold, Serge y una banda de músicos consiguieron producir un CD de 16 pistas -intercaladas con interludios vocales e instrumentales- que es una auténtica joya. La mayoría de los textos son del fallecido Michel-Rolph Trouillot (1949-2012), antropólogo y poeta, autor del histórico Ti dife boule sou Istwa Ayiti, el primer libro sobre la revolución de los esclavos de Haití publicado en criollo (1977). Fueron las ediciones Frémeaux & Associés las que editaron el CD, que encuentra así su lugar entre Henri Guédon, Stellio, Malavoi, Ernest Leardée, Moune de Rivel y la Compagnie Créole.

Escuchar a Kokoda es hacer un viaje secular. ¿De dónde viene este título? Del … polaco. Charles Najman* [1956-2016] escribió en la revista Les Inrockuptibles en 1997:“A dos horas de la capital, se esconden en las montañas dos pueblos desconcertantes: Fond-des-Nègres y Fond-des-Blancs. Es en Fond-des-Nègres, la meca del vudú, donde vive la banda de un acordeonista de nombre hechizante: Fragile Fatale. Frágil, como el cuerpo haitiano que parece haber perdido sus últimas defensas inmunitarias con la dictadura y la miseria; Fatal, como la soberanía y la irreductibilidad de su cultura.
El acordeón de Fragile Fatale, que parece salido de un baile musette, se mezcla con los tambores congos de su sociedad vudú, titulada Rasin Guinin. Haití es «un injerto de parisianismo sobre la barbarie africana”, decía un general usamericano en el momento de la ocupación de 1919: quizás no creía decirlo tan bien.
Por uno de los accidentes más singulares de la historia haitiana, todavía se encuentran en Fond-des-Blancs descendientes del regimiento polaco que se negó durante la guerra de independencia a participar en la masacre de seiscientos negros ordenada por el general Leclerc, encargado por su cuñado, Napoleón, a restablecer la esclavitud. Cuando el emperador negro Dessalines proclamó la independencia en 1804, recordó a unas pocas centenas de polacos. Así es como los blancos, nacidos en las riberas del Vístula, fueron considerados negros y haitianos. Hoy en día, en Fond-des-Blancs, todavía se encuentran negros de ojos azules. No es raro verlos bailar la kokoda, una especie de mazurca negra. Reinventando sin cesar su memoria en un gran impulso sincrético, Haití integra incluso a los blancos en su ronda infernal»[Fuente].

No hay ninguna pieza de kokoda en el CD, salvo en forma de un interludio rítmico de chatarra. Pero abundan los ritmos vudú coreando contradanzas y otras cuadrillas. O que la música haitiana tiene en común con la música de todo el Caribe, de Luisiana y de Brasil, es que es una subversión sincrética de las músicas de danza de los amos europeos mediante las percusiones y las cuerdas que ejecutan los ritmos procedentes de las tierras de origen de los esclavos – desde Mauritania al Congo, pasando por el golfo de Guinea y el espacio sahelo-sudanés.

No hay ninguna pieza de kokoda en el CD, salvo en forma de un interludio rítmico de chatarra. Pero abundan los ritmos vudú coreando contradanzas y otras cuadrillas. O que la música haitiana tiene en común con la música de todo el Caribe, de Luisiana y de Brasil, es que es una subversión sincrética de las músicas de danza de los amos europeos mediante las percusiones y las cuerdas que ejecutan los ritmos procedentes de las tierras de origen de los esclavos – desde Mauritania al Congo, pasando por el golfo de Guinea y el espacio sahelo-sudanés.

Estos esclavos (re)convertidos en campesinos después de haber obtenido su libertad por la primera revolución victoriosa de esclavos, crearán un patchwork musical dando sus ritmos a todos los eventos del año, del Carnaval a las ceremonias vudú y/o cristianas. Un patrimonio de una riqueza increíble del que Ilan-Ilan se hace el arqueólogo, los préstamos de la tradición musical apoyando a los hallazgos textuales de un Trouillot, de un Henrys, de un Lofis Rejwi o de un Emmanuel Vilsen, que realizan la proeza de hablar poéticamente de la realidad posmoderna -miseria, migración, dictadura, patriarcado – en un lenguaje venido de muy lejos. En otras palabras, también aquí, una vez más, “el futuro tiene un corazón antiguo” (título de un libro de viaje sobre la Unión Soviética de Carlo Levi, 1956).

En resumen, si quieres experimentar un placer total, compra el CD y escúchalo siguiendo el texto en criollo haitiano y en traducción francesa en el hermoso librito que lo acompaña. Es el único regalo de Navidad imaginable este año (14,99€).

Comprar el CD

FB : https://www.facebook.com/ilanilankokoda

Un pequeño aperitivo

Fausto Giudice

Original: Haïti : tout est foutu ? Pas tout à fait : il y a Ilan-Ilan

Traducido por María Piedad Ossaba para La Pluma y Tlaxcala, 21 de octubre de 2021