España en los documentos desclasificados de EEUU: Juan Carlos I ofreció a Clinton el apoyo de España a la intervención militar de EEUU en Colombia

La historia concluyó con una paradoja: Santos, firmante de los acuerdos de paz, había sido ministro de Defensa bajo el Gobierno de Uribe en los años de implementación del Plan Colombia.

Según un documento desclasificado del Departamento de Estado, el monarca transmitió en febrero de 2000 al Gobierno estadounidense que buscaría fondos para ayudar a financiar el denominado ‘Plan Colombia’, un acuerdo de asistencia militar puesto en marcha bajo la excusa de la guerra contra el narcotráfico y que se saldó con miles de muertos y graves violaciones de los derechos humanos. Tras aquella promesa del rey, el Gobierno de Aznar aportó 100 millones de dólares.

El rey emérito en una imagen de archivo. — EFE

El ‘Plan Colombia’, que se ejecutó entre los años 2000 y 2016, contó en sus inicios con el respaldo del rey Juan Carlos I y del entonces presidente José María Aznar. Bajo el pretexto de la «lucha contra el narcotráfico», los gobiernos de Bill Clinton y del entonces expresidente colombiano Andrés Pastrana idearon  el polémico «Plan Colombia», nombre bajo el que se ejecutó una estrategia militar continuada en el tiempo que permitió a soldados estadounidenses participar en operaciones militares, pero sobre todo se tradujo en una ayuda económica cercana a 10.000 millones de dólares para la guerra contra las guerrillas con un gran impacto en la población civil. El Gobierno del PP, con el auspicio de la Casa Real, contribuyó a financiar esa operación.

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De acuerdo a un documento desclasificado del Departamento de Estado de EEUU obtenido por Público, el ‘Plan Colombia’ estuvo sobre la mesa durante la reunión oficial que Juan Carlos I mantuvo con Clinton el 23 de febrero de 2000, durante su visita a la Casa Blanca. El rey llevaba un mensaje claro: España ya estaba en marcha para buscar fondos que ayudaran a la intervención estadounidense en suelo colombiano.

 «En América Latina podemos ser útiles, incluso entre bastidores. Conocemos bien a la gente, tenemos los mismos antecedentes. Podemos limpiar asperezas», afirmó Juan Carlos I durante ese encuentro, en el que también estaban presentes el ministro de Exteriores del Gobierno de Aznar, Abel Matutes; la secretaria de Estado de EEUU, Madelaine Albright; el embajador de EEUU en España, Edward Romero; y el representante diplomático del Ejecutivo de Aznar en Washington, Antonio de Oyarzabal. 

Precisamente, el expresidente colombiano Andrés Pastrana, firmante del plan militar junto a Clinton, ahora está al frente de un proyecto de la Fundación FAES que dirige José María Aznar y que busca impulsar a los partidos derechistas en América Latina.  

A comienzos del año 2000, Pastrana era un firme socio de Clinton en su estrategia belicista en Colombia, curiosamente a la vez que en el país sudamericano se buscaba la paz con las FARC en las conocidas negociaciones del Caguán, que resultaron fallidas. El plan inicialmente estaba ideado como una iniciativa contra el narcotráfico, aunque en realidad sirvió para dar alas a la denominada «lucha contra el terrorismo», sobre todo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Esa fórmula de cooperación entre Bogotá y Washington derivó en graves violaciones a los derechos humanos, muy especialmente en los años sucesivos, cuando George W. Bush sucedió a Clinton y Álvaro Uribe a Pastrana. Bush y Uribe sacaron todo el partido posible al Plan Colombia. Entre 2001 y 2016, EEUU destinó 10 mil millones de dólares a programas militares en el territorio colombiano, al tiempo que creó un grupo de trabajo bilateral entre las Fuerzas Armadas de ambos países e impulsó la creación de batallones «antinarcóticos».

La estrategia belicista contra las guerrillas de las FARC y el ELN cogería aún más impulso tras la llegada del también derechista Álvaro Uribe al Gobierno de Colombia en 2002. De hecho, Uribe se apoyó en la ayuda económica estadounidense para poner en marcha lo que denominó Política de Defensa y Seguridad Democrática, en la que tuvo un relevante papel la modernización de las Fuerzas Armadas y la sofisticación de la guerra. Según datos de la plataforma de derechos humanos Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos (CCEEU) el plan impulsado por Clinton «intensificó el conflicto militar». «El costo humano de esta estrategia de seguridad es devastadora y no se puede olvidar», subrayaba dicha organización en un informe divulgado en 2016. 

Los datos son estremecedores. Entre otros aspectos, CCEUU destacaba en su informe que «más de 4.300 civiles fueron asesinados presuntamente por fuerzas militares del gobierno para aumentar el número de bajas», una gravísima violación a los derechos humanos que se conoce por el nombre de «falsos positivos»: las Fuerzas Armadas colombianas ejecutaban extrajudicialmente a civiles, que los hacían pasar por guerrilleros muertos en combate, para inflar el número de «bajas» y acumular éxitos militares contra la guerrilla y el narcotráfico.

Según datos actualizados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Colombia –un ente creado en el marco de los acuerdos de paz para buscar justicia en los casos de violaciones cometidas durante el conflicto armado– las víctimas conocidas como «falsos positivos» ascienden a 6.402.

Asimismo, ese conflicto interno dejó «más de 1.000 sindicalistas y 400 defensores/defensoras de los derechos humanos fueron asesinados, y un incontable número de mujeres sufrieron violencia sexual», señala el informe de CCEUU divulgado en 2016.

«Será interesante ver lo que ocurre en Colombia. Tenemos que trabajar juntos en esto», afirmó Clinton durante la reunión mantenida con el rey Juan Carlos I en coincidencia con la puesta en marcha del plan. El presidente estadounidense hizo ver la necesidad de una «fuerte colaboración» por parte de España, tras lo cual Juan Carlos I lanzó la noticia que traía desde Madrid. «Queremos ayudar. La semana pasada tuvimos una reunión en España para recaudar fondos para el Plan Colombia», afirmó el monarca.

Según consta en el acta de la reunión –firmada por Albright y calificada como «confidencial»–, el ministro de Exteriores del Gobierno de Aznar contó entonces que España estaba «presionando» para «conseguir más dinero» para ese plan. «Estamos presionando a los escandinavos, a Alemania y a Francia para que aceleren la financiación. El plan es bueno. Tiene objetivos claros a medio y largo plazo. Necesitamos construir una sociedad civil fuerte e incorporar a los guerrilleros», señaló Matutes. 

Clinton no ocultó su «entusiasmo» e incluso propuso al rey Juan Carlos I que «liderase» la defensa del Plan Colombia en la UE, algo que resultaría «muy positivo». «El futuro de América Latina depende de la preservación de la estabilidad y el fortalecimiento de la democracia», dijo el presidente de EEUU.

Durante aquella reunión, el inquilino de la Casa Blanca admitió que había que «tener cuidado en Colombia». «Queremos ayudar a entrenar a los militares, pero a causa de Vietnam, el Congreso teme que asumamos su conflicto – reconoció-. Hemos tenido que ser muy claros al decir que estamos entrenando a militares limpios de corrupción para luchar contra las drogas y proteger a la fuerza policial civil. No nos vamos a meter en medio de una guerra civil». 

Más allá de cualquier incertidumbre, el Gobierno de Aznar cumplió con la promesa del rey Juan Carlos y se lanzó a la búsqueda de fondos para el Plan Colombia. En julio de 2000, la ‘Mesa de Donantes’ sentó a representantes de distintos gobiernos europeos, latinoamericanos y asiáticos. Se concretó allí una ayuda de 250 millones de dólares para la intervención en suelo colombiano, de los cuales 100 millones serían aportados por España. 

«No se nos toma en serio»

Durante el encuentro con Clinton, el rey Juan Carlos I mezcló las muestras de respaldo hacia el Plan Colombia o su compromiso con la intervención militar en Kosovo con reclamaciones de apoyo a España por parte de EEUU en el escenario internacional. 

«Quería decirles muy abiertamente que tenemos preocupaciones reales de que no se nos tiene en cuenta, no se nos tome en serio, a pesar de nuestras contribuciones y de nuestra lealtad como buen amigo de los Estados Unidos», afirmó Juan Carlos, quien destacó por ejemplo el apoyo de España a la política llevada a cabo por Washington en el conflicto entre Israel y Palestina «aunque ello puede suponer un pequeño coste en términos de nuestras relaciones con los árabes». «Nos gustaría ver más apoyo a nuestro estatus internacional. Hablo de esto como un amigo porque podemos hablar abiertamente», agregó. 

El Plan Colombia lo dieron por concluido en 2016 los presidentes Barack Obama y Juan Manuel Santos, precisamente el mismo año en el que se firmó un acuerdo de paz con las FARC. Ambos mandatarios determinaron que la cooperación entre los dos países a partir de ese momento se pasaba a llamar ‘Paz Colombia». La historia concluyó con una paradoja: Santos, firmante de los acuerdos de paz, había sido ministro de Defensa bajo el Gobierno de Uribe en los años de implementación del Plan Colombia.

Como uña y carne: Juan Carlos y Clinton en el restaurante madrileño Casa Lucio, noviembre de 2007

Firma para exigir la retirada de honores a Juan Carlos de Borbón
Durante semanas hemos informado sobre actividades que no son compatibles con un título honorífico como es el de rey emérito, que le fue concedido en 2014 por el Gobierno de Rajoy. El Ejecutivo actual debe retirar estos honores a Juan Carlos de Borbón, y debe hacerlo ya.

Danilo Albin@Danialri

Fuente: Público, 6 de junio de 2021

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