Venezuela: Tremenda porfía

Esta es otra demostración de que negociar un arreglo equilibrado no ha sido nunca la opción de los sectores más violentos de la oposición.

Lázaro Barredo Medina

Los Estados Unidos no tienen interés alguno en que Venezuela resuelva pacíficamente la crisis política que ellos mismos han impulsado con sus brutales agresiones y las maniobras antinacionales de una oposición entreguista. Por eso se oponen a cualquier búsqueda de diálogo promovida por el Gobierno bolivariano.

Recientemente en Lima, tras la reunión del grupo de países que actúan como lacayos de esta política agresiva, el secretario de Comercio estadounidense dijo claramente que Washington tiene un plan para un gabinete escuálido que aprobaría varias medidas que le permitan relanzar las producciones petrolera y minera y abrir las puertas a las empresas norteamericanas. En otras palabras, los buitres tras el Potosí de todos los oros del siglo XXI.

Esas declaraciones vinieron después de darse a conocer la orden ejecutiva de Donald Trump, que entró en vigor de inmediato, donde establece que “todos los bienes e intereses en propiedad del Gobierno de Venezuela que se encuentran en EE.UU. […] están bloqueados y no pueden ser transferidos, pagados, exportados, retirados ni tratados de otra manera”. Así, descaradamente, se apoderaron del principal activo estatal venezolano en territorio yanqui: la empresa norteamericana Citgo, filial de la venezolana Petróleos de Venezuela (Pdvsa), de activos valorados en 40.000 millones de dólares.

Más descarnado fue todavía el asesor de Seguridad de la Casa Blanca, John Bolton, quien afirmó a los países cipayos de Lima que Washington tomó esta medida porque en Venezuela “el tiempo del diálogo ha terminado, ahora es el momento para la acción”. Y como para que no queden dudas de que EE.UU. sí aplica con total impunidad el terrorismo económico, aseveró categórico que habrá sanciones a las personas extranjeras que brinden apoyo, bienes o servicios a cualquier persona sancionada, incluido el Gobierno de Venezuela. “Hagan negocios con el Gobierno venezolano y están vetados en Estados Unidos”, chantajeó Bolton.

John Bolton en conferencia sobre Venezuela en Lima, Perú.Andina

Desde Caracas, el “encargado” Guaidó, ni corto ni perezoso, y en obediencia absoluta, anunció rápidamente que estaba a favor de las nuevas sanciones económicas del equipo trumpista, que persisten en rendir de hambre y enfermedades al hermano pueblo venezolano bajo el pretexto de deponer al Ejecutivo del presidente Nicolás Maduro.

Con el apoyo de Guaidó a la escalada de sanciones gringas a Venezuela se verifica la certidumbre de varios expertos acerca de que en las negociaciones de Barbados existió “una doble cara” del sector político del autoproclamado mandatario, pues acuden a la mesa de diálogo no para buscar soluciones a la crisis, sino para ver cuánto cede el Gobierno en sus peticiones, mientras sirven a Estados Unidos en el pedido de que Maduro renuncie, a la vez que apoyan una intervención militar extranjera, como se vio con la solicitud de la Asamblea Nacional, en desacato, al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), o un golpe de Estado.

Esta es otra demostración de que negociar un arreglo equilibrado no ha sido nunca la opción de los sectores más violentos de la oposición.

No obstante, según la agencia norteamericana AP, las afirmaciones de Bolton y otros miembros de la administración de Trump, que han acusado al Gobierno de Maduro de utilizar el diálogo para ganar tiempo, difieren de las opiniones de tres personas de diferentes bandos que participaron en las conversaciones, quienes describieron el ambiente de las reuniones como serio y cordial, donde los interrogados de manera anónima insistieron en que se hicieron progresos, aunque aún quedaba distancia para cerrar un acuerdo general basado en seis puntos.

El Gobierno bolivariano no podía hacer otra cosa que cancelar unas negociaciones que están siendo boicoteadas una y otra vez por la interferencia de Washington, pues no le conviene al equipo de Trump alcanzar acuerdos dadas sus concepciones erráticas de política exterior, bajo la creencia de que apretando y apretando van a favorecer la “santa alianza” que en América Latina y el Caribe busca liquidar las opciones progresistas y antimperialistas.

Esta administración no aprende las lecciones del pasado y cree que solucionará las cosas con amenazas y sanciones cada vez mayores. Washington no ha logrado descalabrar la resistencia de los pueblos cuando asumen conscientemente el desafío de defender la independencia nacional y la justicia social.

Tal es la tremenda porfía. De manera incuestionable, toda la actual agresión, empecinada en aplicar tanta brutalidad, no ha mellado ni erosionado en medida significativa el apoyo popular a la Revolución bolivariana, mientras que persiste la incoherencia y desintegración de las fuerzas opositoras, todo lo cual se aprecia en las cada vez más minoritarias reuniones que convoca el “encargado” Guaidó.

Ahora hay en Venezuela una importante manifestación de rechazo popular a la política de Trump. El pueblo chavista desborda las plazas Bolívar en todas las ciudades de la nación sudamericana con la consigna “No más Trump”, en tanto el presidente Maduro convocó en los primeros días de agosto a la recolección de 13 millones de firmas contra el bloqueo económico de los Estados Unidos para ser entregadas el 10 de septiembre a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Durante los tres primeros días de la convocatoria se había recogido el primer millón de rúbricas.

Pese a la desenfrenada guerra mediática que distorsiona las realidades del pueblo venezolano para tratar de justificar la opción estadounidense bajo la pretensión de que la Patria de Bolívar es un “Estado fallido”, la heroica resistencia sigue concitando el más profundo rechazo de la comunidad internacional a este reforzamiento de la guerra no convencional.

Varias naciones, comunidades, organismos internacionales, incluso ante la propia Casa Blanca en Washington, numerosos intelectuales y otras personalidades han expresado su solidaridad con el pueblo venezolano ante el recrudecimiento de las medidas coercitivas y extraterritoriales ya existentes.

Lázaro Barredo Medina*

Editado por María Piedad Ossaba

*Periodista cubano. Fue director del diario Granma y coator del libro «El Camaján». Ahora trabaja como periodista en la Revista Bohemia.

Publicado por  Revista Bohemia, 19 de agosto de 2019