“…no todos los que gobiernan vienen de casta de reyes.” Sancho Panza.
Cervantes. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Cap. XLII
¿Rescoldo de Mayo del 68? La frase fue inscrita en un muro de París: “Bello como una insurrección impura”.
Terminada la jornada del sábado, el domingo los titulares fueron unánimes: “Chalecos amarillos: la movilización baja”. La TV, la prensa, la radio y el gobierno se muestran satisfechos. Fue lo que predicaron durante la semana, con sospechosa unanimidad. Sin embargo…
Nada está resuelto. La imagen del gobierno y la de Macron están por los suelos. La movilización se desplazó a grandes ciudades como Bordeaux, Toulouse, Marsella y Lyon. Miles de chalecos amarillos –los irreductibles galos– siguen ocupando cientos de rotondas de la red de carreteras francesas. Perseverar en el programa de reformas destinadas a hacer de Francia un remedo del tercer mundo es imposible. Los “galos refractarios al cambio” (Macron) hicieron retroceder al que hasta hace poco fardaba de líder de Europa. El quinquenio de Júpiter duró 18 meses.
Nada está resuelto. Interrogada por un periodista, una madre declara estar dispuesta a continuar la lucha. La razón es simple: “Mientras estemos aquí… existimos”. Esa frase resume en cuatro palabras la acelerada toma de consciencia de los miserables. Unidos representan una fuerza formidable. Durante 40 años soportaron en silencio la degradación de sus condiciones de vida. Ninguna cámara filmó a los invisibles, ningún micrófono se tendió hacia los sin voz. Y he aquí que el mundo entero les ve y les escucha. He aquí que alcaldes, diputados, senadores, ministros y hasta su mismísima excelencia el presidente de la República, admiten que las desigualdades se pasaron de rosca.
Nada está resuelto. Los chalecos amarillos conocen la Historia de su propio país. Uno de ellos remedó el discurso de Macron, parafraseando a Charles de Gaulle en Argel, el 4 de junio de 1958. El gran Charles fue a aplastar el putsch de “un cuarterón de generales jubilados”, y a preparar la independencia de Argelia. Consciente de la reacción que podía generar entre los colonos ese radical cambio de política, inició su discurso ante el gentío reunido en la Plaza del Foro con una frase sibilina: “Je vous ai compris!” (Os he comprendido). Los colonos entendieron exactamente lo contrario de lo que de Gaulle ya había decidido: terminar la guerra y liberar Argelia. La frase que remeda el discurso de Macron es un juego de palabras: “Je vous hais compris!” Se pronuncia igual, pero quiere decir “¡Os odio! «Ningún chaleco amarillo creyó ni una sola de las palabras pronunciadas por Macron.
Nada está resuelto. Las migajas ofrecidas por Macron le impiden cumplir con las órdenes de Bruselas relativas al déficit público. El movimiento chalecos amarillos –osa un economista– le hará perder a Francia un 0,5% del PIB. Nótese la precisión del cálculo… Sindicatos y patrones son contrarios a la desfiscalización de las horas suplementarias. La puesta en obra del pago de los 100 euros prometidos se revela más complicada de lo previsto. Bancos y patrones hacen todo para evitar cualquier contribución de su parte. El Impuesto a la Fortuna sigue penándole a Macron “presidente de los ricos”.
Nada está resuelto. En el ámbito político las reivindicaciones cristalizaron en torno al RIC: Referendo de Iniciativa Ciudadana. Los miserables no renuncian a inmiscuirse en lo que les concierne. Exigen la instauración del RIC en tres ámbitos: a) cambio de Constitución, b) derogación de Leyes, c) remoción de autoridades elegidas que no cumplan sus promesas.
Nada está resuelto: la población rural, unos 22 millones de ciudadanos, inició un proceso de redacción de Cahiers des Doléances (cuadernos de quejas), como hacían los villanos bajo la monarquía. Dichos cuadernos reúnen una masa de reivindicaciones que son el reflejo, aumentado, de lo que exigen los chalecos amarillos. Miles de alcaldes no pueden sino transmitirlos al Eliseo.
Ante lo que precede, los penosos gemidos de los economistas, lloriqueando ante la “baja de la cifra de negocios de los comerciantes”, aparecen como lo que son: jeremiadas. En Mayo del 68 un estudiante previsor ya había respondido inscribiendo en un muro: “Uno no se enamora de una tasa de crecimiento”. Por lo pronto, un chaleco amarillo presente en una rotonda exhibió una pancarta portadora de un ominoso mensaje: “Macron: te retiramos tu Legión de Honor”.
La cuestión que abrió los noticieros en los distintos canales de TV este frío y húmedo domingo de diciembre fue la misma: “¿Se terminó el movimiento de los chalecos amarillos?”
No. Y sigue siendo Bello como una insurrección impura…
Luis Casado para La Pluma, 16 de diciembre de 2018
Editado por María Piedad Ossaba
Publicado por Politika
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