Argelia: 30 años después, las lecciones (no aprendidas) del 5 de octubre de 1988

La paradoja actual en Argelia es, por lo tanto, que la lucha por salvaguardar las conquistas democráticas de Octubre del 88 es en sí misma sospechosa por el sistema de ser una amenaza para la seguridad, una deriva que abre el camino a la inestabilidad, ¡un Octubre 88-bis!

Este 5 de octubre se cumple el trigésimo aniversario del levantamiento popular argelino de 1988, que puso fin al sistema de partido único e inició una apariencia de apertura democrática

Escombros cubriendo la calle Didouche Mourad en el centro de la ciudad  de Argel el 10 de octubre de 1988 después de cinco días de motines (AFP).

“Alboroto de niños”? “Primavera árabe antes de tiempo”, “Manipulación de agencias secretas”, “Conspiración internacional”, “Revolución de Octubre”, ” Caída  un año antes del Muro de Berlín”…. abundan los calificativos para hablar de los acontecimientos que han visto la juventud  argelina enfrentarse a las fuerzas policiales del país del 5 al 10 de octubre de 1988.

Argelia a finales de los años ochenta: un sistema político que busca equilibrar la opción socialista con el canto de sirena del liberalismo, que estaba de moda en esa década. Un pensamiento estatal fragmentado entre ortodoxos de línea dura, centralistas y ortodoxos boumedienistas, y partidarios de las “reformas” estructurales. Reformar para “abrir el Estado a la sociedad, ya no considerarla bajo tutela”, por citar a un ministro del gobierno de Mouloud Hamrouche (1989-1990).

Una sorda  tensión se exaspera entre ambos campos y cada movimiento sospechoso está marcado por el sello  de la sospecha  y de la conspiración. La batalla parece haber comenzado y el escenario adquiere la dimensión de un país, de un momento de la historia.

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Eran los años 80

Las reformas previstas en las oficinas de la  presidencia de la República durante la última mitad de los años ochenta apoyan una idea fuerte: el sistema no sobrevivirá a los sobresaltos de la historia (y de la galopante demografía: en 1986 y 1987, el crecimiento demográfico  superó el crecimiento económico con 900.000 nacimientos por año) si no se abre inteligentemente responsabilizando  las élites estatales y desovietizando los aparatos y las instituciones.

Los reformadores abogan por la liberalización política, pero también económica, con el fin de evitar el señuelo ficticio de la una y la esclavitud económica de la otra cuando estas dos políticas se llevan a cabo por separado o de forma asíncrona. 

Argelia, a finales de los años ochenta, era también una sociedad, un “pueblo”, para utilizar la terminología de las democracias populares de la época. Ya no estamos en el glorioso lema de la Independencia de 1962: “Un solo héroe: el pueblo”. No, este ” pueblo” envejeció muy rápidamente a la sombra de los discursos voluntaristas, pero también a la sombra de los nuevos ricos apparatchiks.

Un “pueblo” nuevo  también, joven y voraz en cultura, en consumo, en apertura y emancipación. De las feministas a los  periodistas, de los izquierdistas clandestinos a los islamistas emboscados, de los sindicalistas a los abogados… las luchas se multiplican a pesar de la chapa de plomo político-policial.

Antes de la explosión de Octubre del 88 , los primeros signos aun están allí: en Cabilia, la revuelta estalló contra la prohibición de la conferencia del escritor y antropólogo Mouloud Mammeri el 20 de abril de 1980. La reivindicación cultural bereber, presentada por las autoridades como una “traición a la nación”, denuncia en realidad la negación de toda una parte de la identidad argelina. Esta identidad, que 132 años de colonialismo francés no han logrado destruir.

Represión, encarcelamiento, la tortura y  exilio fueron el destino de cientos de activistas. Pero el movimiento de 1980 señalaría el comienzo del terremoto que sacudiría la hegemonía del sistema de partido único. 

5 octobre 88

Acumulación de fracasos

A lo largo de los años ochenta, una serie de disturbios sacudió varias ciudades argelinas. De Constantina  en la Casbah de Argel, de Laghouat en el sur a Orán en el norte. Contra los recortes de agua, la mala gestión de los exámenes de secundaria, la injusta  distribución de alojamientos, la escasez, etc., los cargos son numerosos y, por otro lado, el sistema FLN, sólo encuentra la demagogia y el garrote para responder, mientras que el precio del petróleo, principal fuente de dinero para el país, no deja de bajar

«El crecimiento demográfico era una de las razones y estos jóvenes que llegaban  no tenían perspectivas. Fueron los precursores de los harraga [quemadores de puentes y de documentos de identidad en árabe, los emigrantes africanos que intentan llegar a Europa]  y de los suicidios actuales. En mi opinión, se trataba más de motines de la frustración de la nueva generación, que sólo conoció  el esplendor de los años sesenta y setenta. Jóvenes que no podían  acceder al estatuto  adquirido por sus padres. El sistema había fracazado en la transmisión de la memoria. Y había llegado el momento en que la ruptura intergeneracional  se consumía», comentó el sociólogo Hassan Remaoun.

Sin embargo, en el centro del poder, estas alertas no pasan desapercibidas. «Es inconcebible que hagamos grandes esfuerzos y gastemos sumas colosales de dinero únicamente para promover consignas a las que los ciudadanos argelinos no dan crédito y que nunca benefician a nuestra sociedad», dijo el Presidente Chadli Bendjedid, para sorpresa general en diciembre de 1986.

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Y luego hubo la conflagración

Hasta el día de hoy, tres décadas después de los hechos, pocos son capaces de reconstruir el curso exacto de los acontecimientos que ocurrieron entre el 5 y el 10 de octubre de 1988, ya que la cuestión de las causas y las especulaciones sobre las  manipulaciones y otras conspiraciones  ocupan todo el espacio del debate.

A partir del 3 de octubre, la calle se vio sacudida por los rumores  y las informaciones sobre la huelga en la gran zona industrial de Rouiba (al este de Argel) y sobre estos estudiantes de secundaria, en barrios populares, reprimidos por la policía cuando salían a la calle a manifestarse contra el sistema. El 5 de octubre, en Argel, pero también en otras ciudades del este y el oeste del país, jóvenes amotinados toman el control de las calles, incendiando y saqueando los locales del FLN o los Suks El Fellah (Zocos del campesino), centros comerciales al estilo de las cooperativas soviéticas.

Acorralado, el Presidente Chadli impuso el estado de sitio el 6 de octubre y encomendó a los militares la tarea de “restaurar el orden”. “Los dirigentes del país no habían pensado en crear unidades antidisturbios porque creían que estaban a salvo de las protestas populares debido a su legitimidad histórica y su dedicación al servicio de sus compatriotas”, escribió en sus memorias el ex general Rachid Benyelles.

No del todo adecuada para hacer frente a la revuelta, la tropa, compuesta mayoritariamente por jóvenes reclutas, terminará resbalando y disparando  a la multitud. El Ejército nacional popular dispara contra su pueblo: un trauma que perseguirá  a los militares durante mucho tiempo. En algunos cuarteles y comisarías de policía se denuncian casos de tortura, algunos de los cuales serán debidamente documentados. Se crea un comité contra la tortura, compuesto por médicos, periodistas, activistas de derechos humanos…

Marcha del personal de salud contra la tortura en octubre de 1988

El 10 de octubre, en Bab El Oued, un barrio popular de Argel, los islamistas que toman el tren de la ira social organizan una marcha. Hubo disparos  anónimos dirigidos a los militares, que respondieron. Esa misma noche, el Presidente Chadli apareció deshecho en las pantallas de televisión oficiales para pedir calma.

¿Es la llamada de un presidente presa del  pánico o el efecto de la sangre que se ha derramado en los últimos cinco días? Nadie puede decirlo con seguridad, pero la calle argelina vuelve a la normalidad poco a poco, aunque los tanques del ejército estacionados en los puntos estratégicos de las ciudades y las huellas de la destrucción aún dan fe de la precariedad de esta calma.

Algunos gritan conspiración internacional, porque Argel estaba entonces en el centro de importantes cuestiones regionales. Un proyecto de unión con la Yamahiriya Árabe libia del Coronel Muammar Gaddafi está en el aire, los debates sobre la Unión del Magreb Árabe están avanzando, y el Estado Palestino está por ser proclamado en Argel…..

“No estoy de acuerdo con la teoría del complot. Más bien, tuve la clara impresión de que los acontecimientos de octubre fueron el resultado de un marasmo general y que fueron recuperados para transformarse en una advertencia al presidente para disuadirlo de ir demasiado lejos en las reformas”, revela  el difunto General de División Larbi Belkheir, el poderoso Jefe de Estado Mayor de Chadli en aquel  momento.

Globalmente el balance  oficial de esta semana de octubre de 1988 es de 169 muertos, mientras que las fuentes hospitalarias reportan entre 500 y 1.000 muertos y más de 2.000 heridos. 

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Un muro de Berlín en Argel

Pasó la tormenta de octubre, pero provocó profundos cambios políticos: no fue la “gran noche” argelina ni la “Oktiabrskaia revolutsiïa”  (“revolución de octubre”) de 1917, pero el país experimentó cambios importantes, aunque el sistema político logró mantenerse.

El Presidente Chadli, reelegido para un tercer mandato en diciembre de 1988, obtuvo la aprobación de la cuarta Constitución del país mediante referéndum el 23 de febrero de 1989. Fin del sistema de partido único, proclamación del multipartidismo y de la libertad de prensa, de la acción sindical y de la expresión en general, abandono de la opción socialista…. Argelia derriba su propio muro de Berlín! 

El país conoce su primavera democrática, la televisión estatal se abre a la diversidad y a la creatividad cáustica, los partidos florecen, se crean periódicos, la prensa argelina se convierte en la primera prensa libre en el mundo árabe, la escena cultural estalla, los líderes del exilio Ahmed Ben Bella y Hocine Aït Ahmed regresan al país  después de haber sido borrados, incluso en los libros de texto escolares, los prisioneros políticos son liberados.

Pero el sistema político, a pesar de la firme voluntad  de Chadli y de su jefe de gobierno Mouloud Hamrouche, se resiste a los cambios profundos.

“Estas pocas jornadas vividas con el entusiasmo de los jóvenes, la ira y las esperanzas de todas las generaciones sacudieron al régimen autoritario en ese momento y durante algunos meses”, analisa Sadek Hadjeres, ex secretario del Partido de la Vanguardia Socialista  PAGS (partido ex comunista). “Pero la gran ola de fondo no pudo transformar la naturaleza y las lógicas hegemónicas del sistema. El edificio oligárquico, construido sobre la base de una combinación de prácticas superestatalistas y de apetitos liberales cada vez más salvajes, ha sido blanqueado  y pintado con los colores de un pluralismo sin democracia. »

Un pluralismo sin democracia, elecciones sin democracia, instituciones sin representatividad real y reformas voluntaristas pero obstaculizadas por las élites condicionadas por las antiguas prácticas… Algunos analistas no se sorprendieron  por las derivas impuestas por el enfrentamiento entre el Frente de Salvación Islámico (FIS, creado en 1989) y el mando militar.

La “primavera argelina” no durará mucho tiempo  ante la crisis que se perfila y que estalló en forma de una terrible guerra civil que duró más de una década. ¿De quién es la culpa? Los sucesivos traumas y derramamientos de sangre de los años noventa impiden el análisis frio  y la toma de distancia. Pero las miradas del actual gobierno sobre estos acontecimientos arrojan luz sobre la lógica política que ha funcionado para abortar la reforma y la liberalización política del país.   

“Después de haber pasado por el período sangriento de la década de 1990], los ciudadanos se dieron cuenta  de que el período durante el cual el FLN estaba en el poder representaba, en conjunto, los años dorados de Argelia”, declaró en 2006 el portavoz del ex partido único Said Bouhadja, actual Presidente del Parlamento.

La recuperación de “Octubre del 88”

La retórica oficial también ha sabido jugar sobre este antecedente que fue  Octubre de 1988 ante las convulsiones de la “primavera árabe” de 2011.

“No necesitamos revivir una nueva “primavera”, nuestra revolución, ya la hicimos en 1988″, no cesaban de repetir los responsables  argelinos ante los medios de comunicación durante la oleada de movimientos de protesta en 2011 en todo el mundo árabe.

Curioso giro de aquellos que sólo vieron en Octubre del 88 barahúndas y manipulación de una sociedad “inmadura”! Es necesario recordar aquí, para imaginar el lugar de estos acontecimientos en el imaginario colectivo del sistema en vigor, que los heridos y mutilados por el tiroteo durante estos días de otoño de 1988 son considerados como …¡”víctimas de accidentes de trabajo”!

Enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad argelinas y los manifestantes y líderes de la oposición que se oponen a la explotación de gas de esquisto en Argelia, en la capital argelina, el 24 de febrero de 2014 (AFP).        

“La situación actual [en Argelia] se caracteriza por una heterogeneidad conflictiva en el seno de la coalición gobernante y por una impugnación fragmentada en todo el territorio. Estas tensiones estructurales interactúan con los recuerdos del levantamiento popular de octubre de 1988 y de la guerra civil (1992-1999) para mantener la sensación de un desequilibrio que amenaza con degenerar  en un nuevo enfrentamiento fratricida. Podemos hablar de una crisis latente que hace hipersensible  la posibilidad de un evento desencadenante, subversivo y desestructurante  que revelaría  los conflictos subyacentes”, subraya el investigador Thomas Serres, de la Universidad de California en Santa Cruz. 

La paradoja actual en Argelia es, por lo tanto, que la lucha por salvaguardar las conquistas democráticas de Octubre del 88 es en sí misma sospechosa por el sistema de ser una amenaza  para la seguridad, una deriva que abre el camino a la inestabilidad, ¡un Octubre 88-bis!

Treinta años después, ¿qué queda de Octubre del 88? una generación colérica atrapada entre el sueño de la emancipación de la época y el trauma de los años 1990 y, sobre todo, la sensación de un gran derroche.

“Neutralizar las reformas fue muy costoso”, escribe K. Sélim, editorialista del Quotidien d’Oran (Diario de Orán). Argelia ha perdido una población de ejecutivos, la sociedad está sin rumbo, mezclando la renuncia, el incivismo, el fanatismo y el cinismo. No existe ninguna  vida política seria y competitiva que permita orientar los retos y debatir las opciones futuras. Todo se decide a puerta cerrada en el seno del régimen. »

Adlène Meddi عدلان مدي

Original: Algérie : 30 ans après, les leçons (non apprises) du 5 octobre 1988

Traducido por María Piedad Ossaba  –  Fausto Giudice Фаусто Джудиче فاوستو جيوديشي