El río Amazonas, el más caudaloso del mundo, se está secando por los efectos de la acción directa del hombre y por el cambio climático, lo que causa un grave daño a las poblaciones de Brasil, Perú y Colombia que se encuentran a lo largo de su recorrido al mar.
Con una extensión calculada entre 6.400 y 6.800 kilómetros de longitud, desde su nacimiento en Perú, pasando por Colombia hasta Brasil, donde desemboca en el Océano Atlántico, el Amazonas es también el sistema fluvial más largo de la Tierra.
En los últimos dos meses, las aguas en importantes tramos de este gigante han descendido a niveles históricos, según datos del Servicio Geológico de Brasil. En consecuencia, han sido afectadas la actividad económica, el suministro de alimentos, además de la prestación de servicios como el transporte, la salud y la educación.
Sequía del Amazonas evidencia cambio climático
Para los expertos, la sequía del río Amazonas es evidencia de los estragos de la crisis climática en Sudamérica. Advierten que, en algunas regiones de la Amazonía, la temperatura media ha aumentado un dos por ciento desde la década de 1980 y que la tendencia se mantendrá.
También señalan a la desmedida deforestación de la selva amazónica como otra de las causas de la sequía del río más largo del mundo, así como de los grandes incendios en este pulmón vegetal. De hecho, datos de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada refieren que, en los últimos 20 años, la Amazonía ha perdido 54,2 millones de hectáreas de bosques.
Precisan los expertos que actualmente la estación seca en algunas zonas de la Amazonía dura un mes más que en la década de 1970, por lo que las lluvias son cada vez menos abundantes. En tal sentido, Bernardo Flores, investigador de la Universidad Federal de Santa Catarina, en Brasil, afirma que toda la zona se está calentando mucho más, lo que tiene una enorme influencia en la pérdida de enormes cantidades de agua del río Amazonas.
Dos años consecutivos de grave sequía
La Amazonía lleva dos años consecutivos de grave sequía, por esta razón la estación seca anual, que suele durar de junio a octubre, ha sido especialmente severa este 2024, explicó la directora científica de la Organización de investigación IPAM Amazônia.
Al escenario descrito se sumaron los efectos prolongados del patrón meteorológico natural llamado El Niño que desvío las lluvias a otras regiones, por lo que escasearon durante la estación húmeda, lo que impidió que los ríos pudieran recuperarse.
El Amazonas empezó con desventaja el estiaje (descenso del río) ya que la humedad y las lluvias de los meses de febrero, marzo y abril fueron escasas. Por ello no ha logrado recuperarse en el actual período creciente.
Afectación del transporte fluvial detonante de los problemas
La afectación del transporte fluvial por el descenso del caudal del río Amazonas es el detonante de la crisis que padecen las y los habitantes de las zonas situadas en sus diferentes tramos. A la fecha, grandes embarcaciones han quedado varadas e incluso se han registrado accidentes.
Zonas rurales padecen la alteración de la normal circulación de productos básicos y combustible, lo que además de escasez, amenaza con el aumento de los precios de alimentos y otros rubros. El aislamiento también impide el traslado de enfermos o que niñas, niños y jóvenes puedan acudir a clases.
Pero no sólo pueblos pequeños son afectados por la sequía del río Amazonas. El importante centro internacional de producción de Manaos, ciudad brasileña en el corazón de la selva amazónica, con un estimado de dos millones de habitantes, se ha visto impedido del atraque de los buques de carga.
Caudal del río es de 7,6 metros por debajo de la media
Manaos es la capital del estado brasileño Amazonas. De acuerdo a datos suministrados por el Servicio Geológico de Brasil, que recopila datos desde 1967, en uno de los tramos del río homónimo de esta región, su caudal descendió unos 7,6 metros por debajo de la media para esta época del año.
Asimismo, el nivel del río Negro, uno de los principales afluentes del Amazonas ha descendido a su nivel más bajo jamás registrado. Solo en el puerto de Manaos, el nivel del río ha llegado a registrar 12,66 metros, cuando su nivel normal es de unos 21 metros.
Por esta razón, las empresas de Manaos trabajan intensamente para construir muelles flotantes con el fin de poder descargar los suministros de los contenedores de los buques de carga que no pueden recorrer su ruta habitual, en procura de minimizar la interrupción de la cadena de suministro.
Dragar al Amazonas para garantizar la circulación
Ante la posibilidad de que se acentúe la crisis por la sequía del Amazonas, la República Federativa de Brasil ha decidido dragar tramos del río para garantizar que las personas y los productos puedan seguir circulando por la región. Se trata de recoger sedimentos de cuatro tramos estratégicos del río demasiado superficiales y depositarlos en otras zonas donde el agua es más profunda.
No es la primera vez que las autoridades brasileñas han dragado el río Amazonas. Pero si bien lo han hecho en raras emergencias, ahora se prevé la excavación de su lecho de forma continua durante los próximos cinco años para enfrentar la posibilidad de que se produzcan condiciones de sequía crónica.
También en la República de Perú se espera recurrir al dragado. El gobierno regional de Loreto, zona con grandes dificultades por la situación planteada, espera la declaratoria de emergencia para empezar a dragar el Amazonas y permitir que ingresen embarcaciones grandes.
Advierten sobre peligro para flora y fauna amazónica
Pese a que los promotores del dragado del río Amazonas y algunos de sus afluentes aseguran que existen pocos riesgos para el medio ambiente, algunos científicos advierten que esta acción podría dejar huellas duraderas en los sistemas acuáticos, perturbando y potencialmente dañando su valiosa flora y fauna.
Alertan que los peces y otras formas de vida acuática estarían más expuestos a sustancias químicas tóxicas, como el mercurio, al ser removidos los lechos de los ríos. Destacan que el mercurio puede frenar la reproducción, el crecimiento y el desarrollo neurológico de las especies y volverse más dañino a medida que avanza por la cadena alimenticia.
Sostienen que el dragado también puede aumentar la turbidez del Amazonas, por lo que el agua se oscurecerá y limitará la cantidad de luz solar de la que dependen plantas acuáticas para reproducirse.
A estas advertencias se suma la posibilidad de que sigan secándose los ríos más pequeños, que unen a las zonas rurales con los centros urbanos en la Amazonia, lo que dejará aisladas a muchas aldeas indígenas, como las que habitan en Leticia, capital del departamento colombiano de Amazonas; así como comunidades pesqueras.