Una fuente cercana a la dirección política de Hamás afirma que el grupo cree que puede derrotar a Israel, pero reconoce el alto precio que están pagando los que están sobre el terreno.
Una importante fuente árabe ha calificado el atentado de Hamás del 7 de octubre como «el mayor error de cálculo de la historia de todos los errores de cálculo». Una operación que, según personas informadas de los detalles de su planificación, iba a ser una misión táctica destinada a asegurar a dos docenas de rehenes militares como máximo, se convirtió en un caótico alboroto cuando la División militar israelí de Gaza se derrumbó.
Cuando combatientes de Hamás y otros actores armados de Gaza irrumpieron en el sur de Israel, atacando bases militares, comunidades de kibbutz y un festival de música, el asalto produjo imágenes espeluznantes de la peor masacre de civiles israelíes desde la creación del Estado.
Los grupos de derechos humanos acusan a Hamás de «asesinatos deliberados de civiles, secuestros y ataques indiscriminados» durante unos sucesos que ahora son objeto de una investigación activa por parte de la Corte Penal Internacional.
Hasta 250 rehenes fueron secuestrados, algunos de ellos extranjeros.En respuesta, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha prometido erradicar a Hamás de Gaza.
Una campaña de bombardeos de represalia destinada a empujar a más de un millón de personas de la mitad norte del país hacia el sur y hacia la frontera egipcia está a punto de entrar en su quinta semana, y los soldados israelíes y los combatientes de Hamás están enzarzados en una batalla.
Los bombardeos han arrasado el norte de Gaza y matado a más de 9.000 palestinos, según cifras del Ministerio de Sanidad palestino. El conflicto no parece que vaya a remitir, mientras Israel y Estados Unidos se resisten a la creciente presión internacional en favor de un alto el fuego.
El buró político de Hamás en Doha se mantuvo al margen de la decisión de Mohammed Deif, comandante de las Brigadas Izz al-Din al-Qassam, de lanzar la incursión, según se informó a Middle East Eye.
Pero como parte de la dirección, el ala política de Hamás ha tenido que asumir su responsabilidad y actualmente es una pieza clave en las negociaciones mediadas por Qatar para la liberación de rehenes.
Este es el balance visto desde fuera del grupo militante, pero no es como el propio Hamás ve estos acontecimientos.
Para saber qué piensa Hamás, MEE habló con una alta fuente palestina en contacto con la dirección política de Hamás.
MEE le planteó tres preguntas principales. ¿Por qué se produjo el ataque cuando se produjo? ¿Son alcanzables los objetivos de guerra de Israel? ¿Qué pensará Hamás que ha conseguido cuando acabe la guerra?
¿Por qué ahora?
El desencadenante del atentado del 7 de octubre fue la preocupación de Hamás por la intención de judíos de extrema derecha de sacrificar un animal en el emplazamiento de la mezquita de Al Aqsa, sentando así las bases para la demolición del santuario de la Cúpula de la Roca y la construcción del Tercer Templo, afirmó.
Hamás había seguido de cerca los planes israelíes de instituir una presencia judía permanente en el complejo de al-Aqsa. Al-Aqsa está considerado el tercer lugar más sagrado del Islam y un símbolo de la identidad palestina. En Israel se conoce como el Monte del Templo.
Ya se había logrado la presencia diaria de judíos de extrema derecha en Al Aqsa, con dos incursiones diarias por la mañana y por la tarde en recorridos protegidos por policías fuertemente armados y de entre 30 minutos y una hora de duración.
Según algunas sectas religiosas mesiánicas como el Instituto del Templo, debe sacrificarse una novilla roja sin mancha para purificar el suelo antes de que pueda reconstruirse el Tercer Templo.
Se han importado vacas Red Angus de EE.UU. para este fin. Un grupo del Tercer Templo dijo a principios de este año que esperaba sacrificar cinco novillas importadas durante la festividad de la Pascua del próximo año, que cae en abril de 2024.
La fuente de MEE afirmó que al-Aqsa ya había sido dividida en el tiempo y señaló que los colonos habían realizado «sacrificios vegetales» en el lugar.
Esto parece ser una referencia a una incursión hace un mes de decenas de colonos que llevaban hojas de palmera para conmemorar la festividad judía de Sujot.
«Lo único que falta es el sacrificio de las vaquillas rojas que importaron de Estados Unidos. Si lo hicieran, sería la señal para reconstruir el Tercer Templo», dijo la fuente.
Hamás ya había advertido a Israel de que estaba jugando con fuego al intentar establecer en al-Aqsa disposiciones similares a las de la mezquita Ibrahimi de Hebrón, que comparten musulmanes y judíos.
Otros grupos palestinos, incluida la Autoridad Palestina, también han advertido a Israel sobre la posibilidad de cambiar el statu quo de la mezquita.
En las tres semanas previas al asalto, hubo tres festivales judíos, que terminaron con Sujot. «El sentimiento de Hamás en Gaza era que al-Aqsa estaba en peligro inminente», dijo la fuente de MEE.
En la decisión de lanzar el ataque también intervinieron factores a largo plazo.
El destino de los 5.200 prisioneros palestinos detenidos por Israel era una «gran responsabilidad» para los dirigentes de Hamás, dijo la fuente.
«Hamás pensaba todos los días en cómo podrían ser liberados».
El tercer motivo del ataque fue la propia Gaza tras 18 años de asedio desde que Israel retiró a sus colonos de la franja.
«USA y las potencias regionales dejaron a Gaza sin vida pero sin muerte, como si Gaza estuviera encogida en un rincón con respiración asistida, luchando por conseguir comida, dinero o un generador». La irrupción del 7 de octubre fue un gran mensaje de que los gazatíes pueden romper el asedio», afirmó la fuente.
¿Se puede acabar con Hamás?
No era la primera vez que los dirigentes israelíes juraban acabar con Hamás, y todas las guerras anteriores habían terminado con la retirada israelí.
Los dirigentes de Hamás reconocen que la escala de la devastación es diferente, pero siguen creyendo que otra retirada israelí será el resultado final, añadió.
«Israel puede destruir la mitad de Gaza, pero creo que al final el resultado será el mismo. El problema para [el primer ministro israelí, Benjamin] Netanyahu será cómo terminar la batalla con una buena imagen que ofrecer a la gente».
«Pero tiene un gran problema. Aunque tenga éxito en su objetivo bélico de eliminar a los dirigentes de Hamás en Gaza, sigue enfrentándose a interrogantes sobre su responsabilidad en el atentado del 7 de octubre.»
La fuente descartó la perspectiva de que Israel logre su objetivo principal. Afirmó que era físicamente imposible acabar con Hamás debido al tamaño del grupo y de las personas a su cargo en Gaza.
«Hamás forma parte del tejido social. Están los combatientes y sus familias. Están las organizaciones benéficas y sus familias. Están los trabajadores del gobierno y sus familias. Si juntamos todo eso, es una parte muy importante de la población».
Aunque Hamás no preveía una respuesta israelí de esta envergadura, dispone de una extensa red de túneles, que se extienden a lo largo de «muchos cientos de kilómetros», según informó a MEE otra fuente.
La idea de que Hamás dejaría de operar si perdiera la ciudad de Gaza, que las fuerzas israelíes intentan cercar, es por tanto menos probable.
Del mismo modo, Hamás no depende de que Hezbolá se una a la guerra, pero muchos dentro del movimiento ven su participación como inevitable.
Dicen que si Hezbolá permite acabar con Hamás, sólo sería cuestión de tiempo que Israel se volviera contra el grupo libanés.
¿Qué habrá conseguido Hamás cuando acabe esta batalla?
Hamás no cree que se pueda retrasar el reloj hasta el 6 de octubre, cuando termine la guerra, y que Gaza vuelva a empezar de nuevo.
«El ataque del 7 de octubre dio un mensaje directo y exacto de que los palestinos tienen la capacidad de derrotar a Israel y deshacerse de la ocupación. Para Hamás eso es ahora un hecho», afirmó.
Hamás considera que el ataque ha roto un pacto que existía entre el ejército israelí y el pueblo desde la declaración del Estado en 1948.
El pacto tácito era que el pueblo enviaría a sus hijos e hijas al ejército y éste, a cambio, protegería al país.
Según la fuente, Hamás cree que el actual conflicto ha «llevado al pueblo palestino y a la resistencia palestina hacia la victoria y la liberación».
Y añadió: «Creo que Israel perdió mucha confianza en el futuro».
Hamás reconoció el alto precio que está pagando la población de Gaza, dijo. Pero creía que la mayoría elegiría quedarse, en lugar de huir de una segunda Nakba, en referencia al desplazamiento en 1948 de 750.000 palestinos de su patria ancestral. Para la mayoría no hay elección: La frontera de Gaza con Egipto y su frontera con Israel están cerradas y no hay ningún lugar a salvo de los bombardeos.
«Todos los palestinos saben que tienen que permanecer en su tierra, aunque se haya convertido en escombros y vivan en tiendas de campaña», afirmó.
Hamás cree que Israel cometió un enorme error estratégico al rechazar las múltiples iniciativas de paz árabes que habrían permitido poner fin al conflicto.
«Su estrategia era tenerlo todo. Por eso, lo perderán todo. Subestiman a los palestinos», afirmó la fuente.
Dijo que mientras las capitales occidentales esperaban una era después de Hamás, la resistencia palestina esperaba con confianza una era en la que pudieran vivir en un Estado propio.
Reconoció que el ejército israelí tenía una ventaja militar abrumadora. Pero insistió en que los resultados de la guerra no siempre dependen del equilibrio de poder.
«Miren Vietnam, miren Afganistán, miren Argelia. Miren cómo terminaron estas guerras coloniales», dijo.