Es hora de castigar a los golpistas

Es necesaria una verdadera lucha por la verdad y la justicia. Es necesario imponer una derrota definitiva al bolsonarismo, no sólo un revés momentáneo. Y para ello, el nuevo gobierno contará, según parece, con el apoyo y la simpatía de la mayoría de la población. No habrá una oportunidad mejor que ésta. Es hora de castigar a los golpistas.

En este artículo el autor analiza los resultados de una encuesta realizada por Datafolha en relación con los actos golpistas de los bolsonaristas que todavía no reconocen la derrota.

Datafolha publicó el pasado 21 de diciembre un detallado sondeo de opinión sobre los actos golpistas que se vienen produciendo en el país desde la derrota de Bolsonaro frente a Lula el pasado 30 de octubre. Según el instituto, el 75% de los encuestados está en contra de este tipo de manifestaciones, mientras que el 21% está a favor. Además, el 56% defiende que debería haber algún tipo de castigo para quienes pidan un golpe de Estado o una dictadura militar, mientras que el 40% está en contra de cualquier tipo de castigo porque es un derecho democrático. La encuesta, realizada cara a cara, entrevistó a 2.026 personas en 126 municipios entre el 19 y el 20 de diciembre. El margen de error es de dos puntos porcentuales por encima o por debajo.

Manifestantes frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia. Fuentes: Esquerda Online (Brasil) [Imagen: Manifestación de partidarios de Bolsonaro. Créditos: Valter Campanato/Agência Brasil]

Algunos registros son especialmente interesantes. Entre los que votaron por Bolsonaro, el 50% dice que se opone a los actos, mientras que entre los votantes de Lula esta tasa alcanza el 96%. Entre los que votaron en blanco o nulo, el 90% está en contra de los actos. En cuanto al castigo, sólo el 29% de los votantes de Bolsonaro defiende algún tipo de castigo, mientras que entre los votantes de Lula esta tasa alcanza el 81%. Entre los que votaron en blanco o nulo, el 58% apoya que haya una persecución jurídica.

El mapa de Datafolha está fuertemente influenciado, por supuesto, por los resultados de la segunda vuelta de las votaciones. En las regiones Centro-Oeste y Norte, por ejemplo, donde ganó Bolsonaro, el 29% de los encuestados apoya las manifestaciones golpistas, mientras que en el Nordeste, este apoyo es de apenas el 14%. Lo mismo ocurre con la posibilidad de castigo. En el Noreste, el 69% cree que los golpistas deben ser castigados, mientras que en el Centro-Oeste y el Norte este porcentaje es del 45% y en el Sur, del 54%.

La religión también es un factor que influye en la opinión de la gente. Entre los católicos, el 80% está en contra de los actos, mientras que entre los evangélicos este porcentaje es del 65%. Paralelamente, el 60% de los católicos defiende algún tipo de castigo para los golpistas, mientras que entre los evangélicos el porcentaje es del 45%.

Entre las mujeres, el 78% rechaza los actos golpistas, mientras que entre los hombres este porcentaje es del 73%.

Por último, los ingresos personales también son un factor que influye en la opinión, ya que los más pobres expresan opiniones más categóricas en contra de los actos y a favor del castigo de los golpistas. Entre los que cobran hasta dos salarios mínimos, el 81% está en contra de los actos y el 63% defiende el castigo. Entre los que cobran hasta diez salarios mínimos, el 51% está en contra de las protestas, mientras que sólo el 33% cree que es necesario algún castigo.

Es decir, en general, aunque teniendo en cuenta las diferentes procedencias políticas, regionales, religiosas y económicas, existe una sólida mayoría social en contra de los actos promovidos por los golpistas y, en general, aunque en menor medida, también existe una mayoría a favor de castigar a los responsables.

Brasil se enfrenta a la posibilidad de producir, tal vez por primera vez en la historia, una verdadera justicia para aquellos que fueron responsables del sufrimiento del pueblo. Bolsonaro y los golpistas conocen sus crímenes y declaran abiertamente su miedo a ser castigados. No es de extrañar que se aferren con uñas y dientes a puestos con foros privilegiados e intenten todo tipo de acuerdos de trastienda para evitar cualquier tipo de persecución jurídica.

Por otra parte, Lula iniciará su tercer mandato con una ola de esperanza que se ha apoderado del país. No es momento de esconder la basura histórica bajo la alfombra. Ya cometimos este error al amnistiar a los asesinos y torturadores de la dictadura militar. El resultado está a la vista: militares y civiles golpistas han vuelto a desplegar sus alas para intentar imponer una nueva dictadura en el país. No podemos repetir este error. Es necesario desbolsonarizar el Estado brasileño, investigar a los organizadores y financiadores, detener y procesar a los actores, desmantelar las redes de apoyo y distribución de mentiras y teorías conspirativas, expulsar a los bolsonaristas de todas las estructuras del Estado. Es necesaria una verdadera lucha por la verdad y la justicia. Es necesario imponer una derrota definitiva al bolsonarismo, no sólo un revés momentáneo. Y para ello, el nuevo gobierno contará, según parece, con el apoyo y la simpatía de la mayoría de la población. No habrá una oportunidad mejor que ésta. Es hora de castigar a los golpistas.

Brasil : operativo contra los golpistas del presidente Jair Bolsonaro.

Henrique Canary

Original: É hora de punir os golpistas

Traducido por : Correspondencia de Prensa.

Traducciiones disponibles: English

* Con información del diario Folha de São Paulo.

Publicado por Rebelión, 24 de diciembre de 2022