Cuando queremos espiar por el ojo de la cerradura nunca se puede ver toda la realidad que hay del otro lado, sin embargo se observan detalles que nos permiten intuir, avizorar o confirmar aquella totalidad que no alcanzamos a ver. A continuación, algunas pequeñas partes de ese todo que no siempre vemos.
Los distintos gestos de una misma Cristina
Un hecho puntual protagonizado por la viceprersidenta Cristina Fernández de Kirchner, en la inauguración de la 14° Asamblea Parlamentaria Euro Latinoamericana, ayuda a entender su pensamiento y los rechazo que provoca en ciertos sectores. Inauguró el evento, porque se realizaba en Argentina y ser el Senado, que ella preside, parte sustancial de tal convocatoria.
El acto se hizo en el Centro Cultural Kirchner (CCK) y el cristinismo aprovechó para llenar sus gradas y retomar sus cánticos cuando Cristina ingresó. Pero lo mejor vino con su discurso. Fueron duras y legítimas críticas al sistema institucional, demandando un “rediseño institucional”. Los aplausos acompañaron ese momento, aunque terminó ratificando su adhesión al capitalismo.
Llegó al punto más alto cuando sostuvo que “el bastón y la banda presidencial no significa que tengas el poder”. Allí, sus seguidores se pusieron de pie, festejando sus críticas y diferencias con el papá de Francisco, el hijo recién nacido del presidente Alberto Fernández. La oposición local y los legisladores de la derecha europea criticaron ese discurso, calificándolo como “bochornoso espectáculo”, por colocar temas de política interna en la inauguración de un evento extraño a tales debates.
Pero el colmo, explotado por la prensa, fue un blooper de la expresidenta. Cada vez que se refería al vicepresidente de ese evento –Javi López- lo llamaba “Jordi”, hasta que el mismo involucrado se lo aclaró. Allí Cristina se justificó murmurando “Esto me viene de ver series españolas en Netflix, de ahí me viene… y dale con Jordi”. La prensa se ensañó aclarando que el “Jordi” que la TV española exhibe muy a menudo es el principal protagonista masculino de películas porno.
Más allá de la gaffe de Cristina uno se puede preguntar, el odio que exhiben es por esos errores o por sus críticas a las actuales instituciones que heredamos de la vieja Europa, sin pensar si acá servían o no.
Con el extractivismo damos de comer a los buitres
Llama la atención el modo que oficialismo y oposición están aferrados a darle continuidad al extractivismo. El oficialismo “albertista” lo hace sin medias tintas y algunas variantes del progresismo cristinista, a veces se suman a esa defensa, lo que es particularmente grave si tenemos en cuenta que ese mecanismo es –junto con la deuda- el principal instrumento que nos ata al poder imperial de los grandes centros de poder.
Parecen no percibir que ellos vienen por nuestros bienes comunes. La mayoría de las empresas públicas, que eran las tradicionales “joyas de la abuela” ya están en sus manos y en otras -como la estatal petrolera YPF- tienen una parte de su capital accionario, como estrategia para su apoderamiento definitivo.
Esa política hoy domina el campo con su agricultura tóxica: con la megaminería determinan la política minera; el sur patagónico tiene al fracking como su niña bonita; sin contar lo que pasa con la exploración y explotación mar adentro o con la cuenca hidrocarburífera del Cerro Dragón (que abarca parte de las sureñas provincias de Chubut y Santa Cruz).
Por si esto fuera poco ahora asistimos a la preparación de la megagranjas chinas y la profundización del saqueo del agua. Sin contar que deben estar imaginando la forma de apropiarse del aire que respiramos.
Así, en cada una de estas acciones están creando las condiciones para el desguace nacional. Lo van haciendo de a poco, como para repetir la metáfora de la rana que no salta, por el acostumbramiento, si se la coloca en un recipiente cuya agua se va calentando de a poco. Así es como para los argentinos, este fenómeno está naturalizado y prácticamente no le asignan importancia hasta el momento que la realidad se impone y se enteran que ninguna de estas riquezas les pertenece.
Esto es así. Sin habernos asomado al ojo de la cerradura del reciente anuncio de la inflación de marzo fue del 6,7%, record mensual para los últimos 20 años y que llega al 16,1% para el primer trimestre, cifra no conocida desde 1991. De sus efectos en la vida económica global, en todas y cada de las familias humildes, no hablamos por rabia y vergüenza.
Energía: la guerra más la tradicional improvisación
Si hay un tema que esta confrontación entre Ucrania y Rusia puso en un escenario y que atraviesa a toda la humanidad, es la cuestión energética. Allí Rusia tiene una importancia notoria. En Argentina, la situación local agrava aún más este fenómeno mundial. La improvisación en ambos lados de lo que llaman “grieta” explica mucho más que sus palabras.
Las mayores diferencias se pueden observar en cuestiones como: responsabilidad sobre la crisis actual y lo que uno u otro hizo o dejó de hacer; las inversiones que se hicieron o dejaron de hacerse, en las energías renovables o las razones por las cuales el país carece de los gasoductos que hubieran servido para que pudiera transitar en mejores condiciones la crisis.
Lo concreto es que los mayores problemas actuales giran en torno a los aumentos de precios, algunas dificultades para el aprovisionamiento actual y los riesgos de desabastecimiento de gas, en el próximo invierno.
En estos días, debido a la escasez que determinó un racionamiento de gasoil y a los problemas de su precio, la organización de transportistas de granos inició paros y otras medidas de fuerzas, sin llegar a los cortes de rutas. Las mayores dificultades se observan en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba y están afectando el transporte de la actual cosecha, que es la que debe arrimar los mayores volúmenes de divisas al país.
Como un indicador de la complejidad del problema y de la demostrada incapacidad de resolución digamos que, mientras los transportistas reclaman por los altos precios del gasoil, los comercializadores –agrupados en la Confederación de Entidades de Hidrocarburos (Cecha)- sostienen que el atraso de los precios está en el orden del 32%, aunque inalmente están arreglando por un aumento del 20%.
Respecto al aprovisionamiento de gas, el gobierno lo ha tomado con mayor seriedad. Se estima que el mismo puede traer algunos problemas en la industria pero no en el consumo familiar. El gobierno destacó dos gestiones que aportarían las soluciones. Una con Bolivia a cargo del propio presidente y la otra con Brasil, a través del Ministro de Economía.
Otra contribución al amortiguamiento de esta crisis viene por un mayor aporte de gas a través de los buques metaneros que traen cargas de GNL (gas natural líquido). En el 2021 se recibieron 56 cargas. Para este año se han previsto unas 70 cargas pagándolo a un precio cuatro veces mayor.
Uno de los datos más llamativos del 2021 es que –motivada por la sequía- hubo una caída de la producción de energía hidroeléctrica. Por ejemplo la represa Yaciretá, aportó en el 2021, un 16% menos que en el 2020. Lo cierto es que esta crisis energética se pagará con mayores precios que –casi seguramente- demanden más subsidios, situación que choca con el reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Completando este panorama recordemos que en el primer trimestre se ha consumido casi la mitad del subsidio anual para este sector.