Cali: el hundimiento
En los últimos meses el alcalde de la ciudad de Cali, Jorge Iván Ospina ha hecho evidente la decadencia ética y política con la que ha decidido gobernar y administrar mal la ciudad, sin importarle que su feria de despilfarro y su afán de alumbrar el camino de la corrupción y la burocracia, como lo viene haciendo, aumenta las nefastas consecuencias que atraviesa la capital de valle, debido a la crisis de salubridad, económica y ambiental.
Para completar este cuadro de mal gobierno, en estos días de Paro Nacional, donde la sucursal del cielo se ha convertido en la capital de la resistencia, el burgomaestre ha mostrado su faceta hematófaga (1), xenófoba (2), racista, y aporofoba (3), convirtiendo las calles de la gran capital del pacífico, en un escenario de operaciones militares contra las manifestaciones de inconformismo, hastío y repudio a las decisiones del gobierno nacional, regional y local.
Jorge Iván Ospina (JIO), tozudamente intenta domar la alegre rebeldía de un pueblo multidiverso, que, danzando a ritmo de la Campana, el Güiro, la Conga, la Marimba… expone e intenta practicar, nuevas formas, más idóneas, éticas y equitativas, de compartir los bienes comunes que nos ha dado la madre tierra.
JIO, implorando la asistencia militar, cacareando el hoy ya fallido discurso de la autoridad heredado de Uribe, desconociendo los saberes ancestrales, descalificando la protesta social y popular, reprimiendo a los manifestantes y repitiendo continuamente el lenguaje que le señala diariamente del señor del mal, ha dejado a Cali huérfana de cualquier atisbo o posibilidad de gobierno democrático, plural y equitativo y al servicio de los necesitados.
Por todo lo anterior, el pueblo caleño ha decidido llamar a las autoridades ancestrales para que les colaboren y seguir convirtiendo sus territorios en talleres de sueños y no en un extenso jardín de paz como desean las camisas blancas, de piel verde y mente negra, que tanto ama Edipo alcalde.
Referencias
(1) Que se alimenta de sangre.
(2) Rechazo al extranjero o inmigrante, cuyas manifestaciones pueden ir desde el simple rechazo, pasando por diversos tipos de agresiones y, en algunos casos, desembocar en un asesinato.
(3) Odio a los pobres.
En Red Podemos: Movimiento Social y Político Por el Buen Vivir
Fuente: El Salmón, 10 de mayo 2021
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Las novias de los tombos gritan paz
Las novias de los tombos gritan paz, son las mismas que hace años gritaban guerra, guerra, más guerra y votaban en contra del proceso de paz.
Después de diez días de paro los paracos, los uribistas, los opus y los tibios, gritan paz, mi papi es policía y paraco pero no lo maten por favor, solo es un cerdo que mata gente porque se lo ordenan y no le alcanzó el Icfes para ir a la universidad, la ignorancia.
Después de días de lluvia de piedras, los noticieros muestran a las novias barriendo el CAI, chupándole el culo a los aguacates, llorando porque los cerdos están agotados, no se les para la verga porque llevan días salvando la patria, descontrolados dando bala, matando jóvenes sin poder bajar a la olla a cobrar.
Después de diez días de lluvia de albóndigas los periódicos llaman a la paz, a no echarle más leña al fuego que quema el CAI pero si publican la foto de los niños y niñas que en Ibagué tiraron la primera piedra, los buscan por vandalismo, ofrecen recompensa por la cabeza de esos pibes mientras piden paz y abrazar a los que disparan a matar, la hipocresía.
Después de diez días de lluvia de hamburguesas, el matarife pierde el control dando una entrevista a los periodistas gringos, se siente emboscado por CNN, se le ve sin corbata, perdido en el tiempo, desubicado y embejucado, igual de ojeroso a mi vecino uribista pidiéndome prestada la bandera blanca que escupió el día del plebiscito por la paz.
Después de diez días de lluvia de bala, el fascismo acude a sus mejores armas, a los represores escolares, a los acosadores universitarios, salen rectores, maestros, periodistas, sindicalistas, defensores de derechos y vendedores de tamales llamando a la paz, a asistir a asambleas, a dialogar y a respetar la vida, ofrecen el campus universitario para reflexionar, a la mierda la reflexión de los intelectuales lame culos, más piedra, más albóndigas, más hamburguesas, más arroz con huevo y menos reflexión.
Después de diez días de paro la lucha es callejera igual que las hamburguesas del Corral, en la calle hay rabia, hambre, injusticia, piedra y odio porqué se metieron con los que no eran.
Se metieron con la generación que almuerza arroz con huevo, juega Minecraf, mete Pepas Pig, se metieron con los Lechona Barra Brava, los transgéneros agresivos, las feministas violentas, los gays músculos, los indígenas minga, los amigos invisibles de anonymus, los antifascistas y los que se tatúan el mapa de Colombia pero nunca para desgracia de Uribe se tatuaran un Mickey Mouse en las tetas.
Se metieron con la generación que lanzan la primera piedra sin pedir permiso.
Después de diez días de lucha callejera mientras en Siloé, la capital de la nueva Colombia llovían albóndigas contra los aguacates en un universo paralelo llamado Ibagué fumábamos, tomábamos té y putiábamos al matarife mientras veíamos el partido Tolima vs Emelec.
En una tienda del barrio Michael Jordán, a dos cuadras de donde asesinaron a Santiago éramos una masa esperando la noche, los tombos nunca llegaron, no pueden reprimir un grito de gol, ni esquivar la lluvia de hamburguesas todas las noches.
Días antes los verdaderos vándalos verdes nos inauguraron con ocasión de las protestas del primero de mayo por la realización del partido de futbol entre malonarios y las ramericanas en tierra tolimense.
Los vándalos verdes el primero de mayo dieron gas, bala ventiada para que se pudiera jugar el partido, persiguieron en moto desde la calle 37 hasta el salado, dispararon a matar toda la noche y asesinaron a un niño a dos cuadras de su casa que venía de visitar a su novia.
Después de diez días de terror no vemos los videos de las cámaras de seguridad de la mejor esquina de Ibagué, en esa esquina lo mataron, diagonal a las hamburguesas del corral, en el epicentro de Ibagué ejecutaron a Santiago con un tiro en el corazón.
Mataron a un pibe indefenso en la milla de oro de la ciudad musical y no aparecen o ya aparecieron y los desaparecieron los videos de seguridad de los semáforos, centros comerciales e instituciones estatales que hay alrededor del lugar en donde ocurrió el asesinato, la hipocresía cómplice.
Después de diez días de lluvia de piedras la izquierdita que no folla, no tira piedra y no toma coca cola Zero porque se engorda invita a asambleas inútiles, marchas pacíficas, plantones sin plantas, se reúne con el gobierno y dan dedo a los que luchan en la noche. La hipocresía es verde.
Después de diez días de lluvia de cocteles molotov la izquierdita coctelera, corrupta y electorera, acusa al alcalde del asesinar a Santiago pero no tiene huevos para acusar a los tombos, no acusan a los que movieron el gatillo, no ponen para la gasolina, la leche de magnesia, ni para la recompensa a quien entregue el video, la hipocresía es valiente acusando al que no es.
Después de diez días de lluvia de piedra el ejército viendo las cagadas de los tombos se muestra tibio, no ha salido a masacrar marchas como en la dictadura de Rojas Pinilla o a matar a Duque en defensa de la patria, el desgaste lo están haciendo los aguacates.
Un golpe de estado es posible, los sables suenan entre los oficiales que si fueron a la universidad a estudiar pero las órdenes de mover los tanques cascabel rumbo al palacio de Nariño no la dan los generales, ni el matarife por twitter, la da la embajada de Estados Unidos.
A la república bananera y paraca de Colombia no la gobiernan desde el palacio de Nariño, ni el ubérrimo desde su cuenta en twitter, gobiernan los gringos cuando el culo se les quema y la coca se les pone cara porque tienen el patio trasero en llamas.
Es por esto que la matarife se pone nerviosa cuando la CNN gringa la embosca, la interroga, se siente extraditada, se siente igual que su colega el narcotraficante general Noriega, se ve comiendo hamburguesas en Guantamo por el resto de su vida.
Mientras los gringos deciden qué hacer con la republica paraca y dejan de censurar los videos de los policías matando, lluvia de hamburguesas todas las noches o seguiremos comiendo mierda y asistiendo a asambleas inútiles por el resto de nuestras vidas.
El inútil del papá de Duque con la bestia del presidente Belisario Betancur asesino a 30 mil tolimenses en Armero, su hijo no menos inútil está matando un país.
Es ahora o nunca, aguante la primera línea y los que tiran la primera piedra.
Carlos Augusto Rojas
Fuente: El Salmón, 10 de mayo 2021
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Cali, capital de la resistencia y la sucursal del infierno del general Zapateiro
No es casual que uno de los focos de las protestas más duras y de los enfrentamientos más violentos de la última semana en Colombia, haya sido Cali. Los informes de brutalidad policial, de asesinatos a manos de los cuerpos y fuerzas de seguridad estatales se amontonan en los archivos de diversos organismos humanitarios, pero siguen escuchándose las ráfagas de disparos de la policía militarizada y de un Ejército desbocado.
Pese a los llamamientos de organismos internacionales como la Unión Europea (UE) y Naciones Unidas de cesar la represión contra los manifestantes, el general Eduardo Zapateiro promueve a sus hombres seguir reprimiendo en las calles de Cali con su armamento de guerra.
Zapateiro ha estado a cargo de diferentes batallones militares nacionales y extraterritoriales (en Israel, en 1982 comandó un Batallón en Sinaí) y actualmente dirige la tropa en el Ejército. Fue un elemento clave en operaciones contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), estuvo al frente de la llamada Operación Fénix de 2008, en la que se asesinó al comandante Raúl Reyes, segundo líder histórico de esta organización guerrillera.
Asimismo, Zapateiro lideró dos operaciones militares para rescatar civiles y militares secuestrados por la guerrilla, las llamadas operaciones Jaque y Camaleón. Operación Jaque se efectúo en coordinación de Alto Mando Militar del gobierno de Uribe bajo el mando de su entonces ministro de Defensa Juan Manuel Santos, con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, en julio de 2008.
Parte de la estrategia usada fue usurpar la figura de la Cruz Roja Internacional: pintaron helicópteros de blanco y usaron los logotipos de esa organización para disuadir. En la ejecución de este plan fue liberada Ingrid Betancourt, excandidata presidencial y excompañera de fórmula de Clara Rojas.
Además, el futbolista de la selección colombiana Juan Fernando Quintero y sus familiares acusan públicamente a Zapateiro de ser parte de la desaparición física de su padre Jaime Enrique Quintero, que en 1995 prestaba servicio militar bajo su mando en Medellín.
De acuerdo con el grupo de hackers Anonymous, el Ejército está creando una cortina de humo en el país. El grupo filtró una presunta conversación del 2 de mayo en Cali en la que se escucha a Zapateiro, quien asegura que recibió la orden del presidente de militarizar la ciudad de Cali y tomar cartas frente a los manifestantes.
«Estamos haciendo las cosas bien (…) Acá estamos ofrendando nuestra vida, nuestra humanidad por salvar la democracia que algunos quieren destruir, estamos haciendo todo bien», indicó Zapateiro a un grupo de policías.
Se suceden asesinatos de jóvenes en los barrios de Siloé, Puerto Rellena, Loma de la Cruza. El gobierno de Iván Duque con sangre y fuego quiere fraccionar, acabar la resistencia popular. “La población ha dado con un cíclope de gran ineptitud política, preformado por un cretinismo individual: el presidente Iván Duque, el cual se perpetua bajo la ignominia escabrosa de su pater familiae: el genocida Álvaro Uribe”, señala Sara Leukos.
El cíclope de Iván Duque recurre a la represión a través Zapateiro quien expresó de manera autosuficiente y autoritariamente: “Tengo 480 hombres orgánicos, 16 pelotones en estos momentos desplegados en Cali. Eso es inicialmente la primera fase, señor presidente, me voy con la segunda orden del señor presidente de la República y es la campaña al apoyo para la recuperación de esta cadena productiva que tenemos que romperla”.
Desconocer a las autoridades
El uribismo le quitó de facto el mando al alcalde de Cali, en la práctica mandan el general Zapateiro y los terratenientes de los ingenios, que se están tomando la ciudad a sangre y fuego; han incendiado casas, en los barrios de Siloé, La Luna, el Lido han entrado disparando con fusiles y los tanques de guerra han entrado a los barrios; se está fraguando un autogolpe.
Una Cali histérica y desabastecida, con pocos alimentos y poca gasolina, que quiere ser escuchada y le responden con represión militar y cerrando el aeropuerto, se convirtió, al mismo tiempo, en la capital de la resistencia y la sucursal del infierno.
Cali estaba completamente bloqueada por todos sus puntos principales y una red de comités populares integrados por jóvenes, trabajadores, precarios, estudiantes, mujeres, obreros y profesionales ejerce un control del territorio para respaldar el pliego de peticiones de una respuesta efectiva y una solución a los problemas sociales, de salud, empleo, movilidad, hambre, libertades, respeto por la vida.
A los caleños les explotó en las manos una bomba social que se había demorado en estallar: se sumaron en pandemia la pobreza, el hambre, el terrorismo, la delincuencia, una buena dosis de polarización política, el cansancio que produce un gobierno nacional indolente y la ausencia de liderazgo del gobierno local.
Es la verdadera “sucursal del infierno” desde la década de 1930, cuando la guardia cívica, “pájaros” y cuadrillas bandoleras eran contratadas por los terratenientes para desplazar a los colonos (que habían huido de los departamentos de Nariño, Quindío, Antioquia durante la Guerra de los Mil Días).
Luego fue la larga etapa de “La Violencia” y, a partir de mediados de los ’70, el Cartel de Cali (con sus 8.000 parapolíticos del proceso así denominado), seguido por el Cartel del Norte del Valle y sus sucesores antes y después de la “desmovilización” de Uribe y el Plan Colombia de Estados Unidos (con los paramilitares de Los Rastrojos, por ejemplo).
En paralelo, la modernización de la agroindustria azucarera en la zona plana del Valle y la sustitución de la agricultura cafetalera por la cocalera en la zona de ladera redujeron los productores a la condición de siervos de la gleba de terratenientes y traquetos. Y el tiro de gracia fueron los TLC’s con los EEUU y la Unión Europea (2012 y 2013, respectivamente) que impactaron fuertemente al campesinado.
El periodista caleño Juan Andrés Valencia señala que “no son pocos los caleños que creen que se trata de una lucha entre la izquierda y la derecha, entre «una fuerza oscura que quiere derrocar el régimen» y «un régimen opresor establecido».
“Y de ñapa, están convencidos de que la reforma tributaria es lo único que se estaba reclamando. Pero se equivocan. Ese fue solo el detonante. Es ingenuo pensar que el caos que se está viviendo en Cali se reduce a una confrontación entre dos ideologías”, añade.
Hay que tener en cuenta que Cali es una de las dos ciudades más violentas de Colombia y esté dentro de las cincuenta más violentas del mundo: su tasa de 37,68 % de homicidios por cada 100.000 habitantes (puesto 39) así lo confirma.
Desde que se implementó la elección popular de alcaldes y gobernadores en Colombia, Cali ha demostrado una inclinación marcada a elegir candidatos alternativos o progresistas. El mandato del último conservador terminó en el 2001, 20 años atrás.
La universidad pública siempre ha tenido un rol protagónico en las grandes manifestaciones de Cali, ciudad a la que llegan miles de personas buscando oportunidades -inmigrantes del suroccidente colombiano y el Pacífico, víctimas del conflicto- pero también delincuentes para crear o fortalecer bandas dedicadas al tráfico de drogas, lo cual genera guerras entre pandillas por el control de las rutas y los territorios.
Entre el 2016 y el 2019 el desempleo se redujo a niveles históricos, al punto que Cali fue la ciudad que más empleo generó entre las cinco principales del país. Pero llegó la pandemia y con ella, el hambre y más pobreza. Hoy tiene 7.000 policías para dos millones y medio de habitantes.
El alcalde Jorge Iván Ospina fue candidato por el Partido Verde, un político que se ha caracterizado por su capacidad mediática, lo cual hace llamativo el Multitudinarias protestas en Colombia – Télam – Agencia Nacional de Noticiashecho que en esta coyuntura haya decidido guardar silencio y pasar inadvertido, tras señalar que la responsabilidad del orden público era del presidente Duque.
“No tengo pruebas, pero tampoco dudas: el paro en Cali ha sido saboteado. No hay que ser muy inteligente para saber que quien mejor capitalice esta crisis quedará muy bien posicionado en la próxima carrera presidencial. El pulso es evidente”, dice Juan Andrés Valencia.
Camilo Rengifo Marín: Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Publicado por El Salmón, 10 de mayo de 2021
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Editado por María Piedad Ossaba
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