Cuando Estados Unidos y sus habituales cómplices en el delito saqueaban Iraq, los grandes medios, demostrando que ni siquiera conocían el cuento, llamaban “alibabás” a los iraquíes que, expuestos a morir en los bombardeos, se llevaban de las tiendas destruidas todo lo que pudieran cargar y no les impidiera correr, especialmente televisores y ordenadores. Eran la imagen y el sarcasmo en los informativos de todos los días. Obviamente, la diferencia entre saquear un país o un supermercado es que en el primer caso se trata de un negocio y lo de los “alibabás”… eso era pillaje. Nada que ver con los cientos de pozos de petróleo, bienes, recursos que se repartieron como botín, incluyendo el desvalijado Museo Nacional de Bagdag.
Días atrás, el Imperio Británico, a través de sus empelucadas señorías, se robaba con absoluto descaro 38 toneladas de lingotes de oro del Estado venezolano, casi al mismo tiempo en que el régimen terrorista israelí se anexionaba , otro pedazo de la patria palestina, con la bendición del gobierno estadounidense y el silencio general de la llamada comunidad internacional que, por cierto, tampoco tiene nada que decir ante el permanente saqueo de los recursos saharauis a manos del sultán magrebí. ¿Les cuento quiénes siguen siendo los alibabás para los medios?
(Preso politikoak aske)
Editado por María Piedad Ossaba