El discurso a la Asamblea Federal rusa: Putin se compromete a frenar el capitalismo y apuntalar la soberanía

Putin ve lo que está pasando en el mundo y ha trazado un rumbo que sirve mejor a los intereses del pueblo ruso. Los usamericanos serían afortunados si tuvieran un líder que hiciera lo mismo.

Las elites occidentales y sus lacayos en los medios de comunicación desprecian al presidente ruso Vladimir Putin y no se andan con rodeos al respecto. Las razones deberían ser bastante obvias. Putin ha puesto freno a las ambiciones usamericanas en Siria y Ucrania, se ha alineado con el mayor rival estratégico de Washington en Asia, China, y actualmente está fortaleciendo sus lazos económicos con Europa, lo que supone una amenaza a largo plazo para el dominio usamericano en Asia Central. Putin también ha actualizado su arsenal nuclear, lo que hace imposible que Washington utilice las mismas tácticas de matón que utiliza frente a otros países más vulnerables. Así pues, es comprensible que los medios de comunicación quieran demonizar a Putin y desacreditarlo como un “frio matón de la KGB”. Eso, por supuesto, no es cierto, pero encaja con la falsa narrativa de que Putin está llevando a cabo de forma maníaca una guerra clandestina contra los USA con fines totalmente malignos.

En cualquier caso, la profunda rusofobia de los medios de comunicación ha crecido tanto que son incapaces de cubrir ni siquiera los eventos más simples sin caer en el terreno de la fantasía. Tomemos, por ejemplo, la cobertura del New York Times del reciente discurso de Putin ante la Asamblea Federal, que tuvo lugar el 15 de enero. El análisis del NYT muestra que sus periodistas no tienen ningún interés en transmitir lo que Putin dijo, sino que prefieren usar todos los medios disponibles para persuadir a sus lectores de que Putin es un tirano calculador impulsado por su insaciable ansia de el poder. Miren este extracto del artículo del Times:

“Nadie sabe lo que está pasando dentro del Kremlin en este momento. Y tal vez esa sea precisamente la cuestión. El presidente Vladimir Vladimirovich Putin anunció cambios constitucionales la semana pasada que podrían crear nuevas vías para seguir gobernando Rusia por el resto de su vida … (falso)

La letra pequeña de la legislación muestra que los poderes del primer ministro no se ampliarían tanto como se había anunciado en un principio, a la vez que pareciera que los miembros del Consejo de Estado seguirían al servicio del presidente. Así que tal vez el plan del Sr. Putin es seguir siendo presidente, después de todo … (falso, de nuevo)

Un periodista, Yuri Saprykin, mostró un sentimiento similar en Facebook, pero esta vez en verso:

Vamos a seguir debatiendo sobre cómo no se irá,

Vamos a seguir adivinando si se irá o no.

Y entonces – ¡mira por donde! – no se irá.

Es decir, antes de las elecciones no se irá,

Y después de ellas, definitivamente no se irá”. (falso, por tercera vez)

(“ Big Changes? Or Maybe Not. Putin’s Plans Keep Russia Guessing”New York Times)

Este es un análisis realmente terrible. Es cierto que “Putin anunció cambios constitucionales la semana pasada”, pero no tienen absolutamente nada que ver con ningún siniestro plan para mantenerse en el poder, y cualquiera que lea el discurso debería saberlo. Desafortunadamente, la mayor parte del centenar de artículos o más sobre el tema, llegan a la misma conclusión absurda que el Times, es decir, que los cambios que Putin anunció en su discurso simplemente ocultan su verdadera intención que es extender en el tiempo su cargo por el mayor plazo posible. Una vez más, no hay nada en el discurso mismo que apoye estas afirmaciones, es sólo otro intento de desprestigiar a Putin.

Así pues, ¿qué dijo Putin en su discurso anual a la Asamblea Federal?

Bueno, ahí es donde se pone interesante. Anunció cambios en la red de seguridad social, más ayuda financiera para las familias jóvenes, mejoras en el sistema de salud, aumento de salarios para los maestros, más dinero para educación, hospitales, escuelas y bibliotecas. Prometió lanzar un sistema de “contratos sociales” que obliguen al Estado a reducir la pobreza y elevar el nivel de vida. Se comprometió a proporcionar comidas más saludables a los niños en edad escolar, tasas de interés más bajas para la adquisición de la primera vivienda, mayor apoyo económico para las familias trabajadoras, mayores subsidios a los pensionistas, aumentos del salario mínimo, financiación adicional para una “red de centros de tecnología e ingeniería extracurriculares”. Y Putin también añadió la siguiente perla:

“Es muy importante que los niños que están en el sistema preescolar y en la escuela primaria adopten los verdaderos valores de una familia amplia: que la familia es el amor, la felicidad, la alegría de la maternidad y la paternidad, que la familia es un fuerte vínculo de varias generaciones, unida por el respeto a los ancianos y el cuidado de los niños, que confiere a todos un sentido de confianza, seguridad y confiabilidad. Si las generaciones más jóvenes aceptan esta situación como algo natural, como una parte moral e integral para su vida adulta y como una base de apoyo fiable entonces podremos afrontar el reto histórico de garantizar el desarrollo de Rusia como un país grande y exitoso.”

Naturalmente, una declaración tan franca como ésta nunca aparecerá en las páginas del Times o de cualquier otro medio de comunicación occidental. En su lugar, los usamericanos siguen sometidos a una ducha de implacable palabrería anti-Putin que se ha convertido en un elemento básico de las noticias por cable. El torrente de mentiras, calumnias e invenciones sobre Putin es tan constante y tan abrumador, que lo único de lo que se puede estar absolutamente seguro, es de que no se puede confiar en nada de lo que se escribe sobre Putin en los medios de comunicación generalistas. De eso, no hay duda.

Dicho esto, Putin es un político, lo que significa que podría no cumplir sus promesas en absoluto. Se trata de una posibilidad muy real. Pero si ése es el caso, entonces ¿por qué su exprimer ministro, Dmitry Medvedev, dimitió inmediatamente después del discurso? Medvedev y todo su gabinete dimitieron porque se dieron cuenta de que Putin ha abandonado el modelo occidental de capitalismo y se está moviendo en una dirección totalmente diferente. Putin se centra ahora en el fortalecimiento de unos programas del estado de bienestar que saquen a la gente de la pobreza, eleven el nivel de vida y reduzcan la creciente brecha de desigualdad. Y quiere un nuevo equipo que le ayude a implementar su visión, por lo que Medvedev y el equipo tienen sus papeles de salida. Así es como The Saker lo resumió en un reciente artículo en la revista Unz Review:

“El nuevo gobierno indica claramente dichos objetivos, especialmente con los nombramientos del primer ministro Mikhail Mishustin y su viceprimer ministro Andrey Belusov. Ambos son, según sus manifestaciones públicas, muy partidarios de lo que se llama “capitalismo de Estado” en Rusia. Es decir, una filosofía económica en la que los estados no ahoguen la iniciativa empresarial privada, pero a la vez una filosofía en que el Estado esté directa y fuertemente involucrado en la creación de las condiciones económicas correctas para que el gobierno y el sector privado crezcan. Lo más importante es que este “capitalismo de Estado” también subordina el único objetivo del mundo corporativo (obtener beneficios) a los intereses del Estado y, por lo tanto, a los intereses del pueblo. En otras palabras, ¡adiós al turbo-capitalismo a la manera de los integracionistas atlantistas!” (“The New Russian Government”, The Saker)

Esto es precisamente lo que está ocurriendo en Rusia en este momento. Putin está rompiendo con el modelo capitalista parasitario de Washington y lo está reemplazando por una versión más benigna que atiende más adecuadamente a las necesidades de la gente. Esta nueva versión de “capitalismo gestionado” coloca a funcionarios electos a la cabeza del sistema, a fin de proteger al público del salvajismo de las fuerzas del mercado y de la austeridad permanente. Es un sistema destinado a ayudar a la gente común, no a Wall Street o a la mafia bancaria mundial.

Sin embargo, mientras que los cambios en el modelo económico de Rusia son significativos, son los cambios políticos de Putin los que han llamado más la atención. Esto es lo que dijo:

“Los requisitos del derecho y los tratados internacionales, así como las decisiones de los organismos internacionales pueden ser válidos en el territorio ruso siempre y cuando no restrinjan los derechos y libertades de nuestro pueblo y sus ciudadanos, y no contradigan nuestra Constitución…”

¿Qué significa? ¿Significa que Putin no respetará el derecho internacional o los tratados que ha firmado con sus vecinos? No, no es así. De hecho, Putin ha sido un entusiasta defensor del derecho internacional y del Consejo de Seguridad de la ONU. Cree firmemente que estas instituciones juegan un papel crucial en el mantenimiento de la seguridad mundial, un tema muy próximo a su corazón. Lo que el presidente ruso parece estar diciendo es que los derechos del pueblo ruso y del gobierno ruso soberano tienen prioridad sobre las empresas extranjeras, y los tratados o los acuerdos de libre comercio. Rusia no permitirá que las poderosas e insidiosas multinacionales globalistas tomen el control de las palancas políticas y económicas del poder estatal como han hecho en otros países de todo el mundo. Putin aclaró aún más este punto diciendo:

“Rusia puede seguir siendo Rusia sólo como un estado soberano. La soberanía de nuestra nación debe ser incondicional. Hemos hecho mucho para lograrlo. Restauramos la unidad de nuestro estado y superamos la situación cuando determinados poderes en el gobierno habían sido fundamentalmente usurpados por clanes oligárquicos. … Hemos creado poderosas reservas, lo que aumenta la estabilidad de nuestro país y la capacidad de protegernos de cualquier intento de presión extranjera.”

Para Putin la soberanía, que es el poder supremo de un Estado para gobernarse a sí mismo, es el principio fundamental que legitima al Estado, a condición de que éste represente fielmente la voluntad popular. Y desarrolla  este punto en su discurso, con las siguientes palabras:

“La opinión del pueblo, nuestros ciudadanos como portadores de la soberanía y la principal fuente de poder deben ser decisivos. En última instancia, todo lo decide el pueblo, tanto hoy como en el futuro.”

Así que aunque puede haber diferencias significativas entre la democracia rusa y la usamericana, el principio básico sigue siendo el mismo, la principal responsabilidad del gobierno es llevar a cabo la “voluntad del pueblo”. En este sentido, la filosofía política de Putin no difiere mucho de la de los artífices de la Constitución de los USA Lo que sí es diferente, sin embargo, es el enfoque de Putin sobre el libre comercio. A diferencia de los USA, Putin no cree que los acuerdos de libre comercio deban disminuir la autoridad del Estado. La mayoría de los usamericanos no se dan cuenta de que los acuerdos comerciales como el TLCAN (NAFTA, por sus siglas en inglés) a menudo incluyen disposiciones que impiden al gobierno actuar en el mejor interés de su pueblo. La legislación comercial globalista impide a los gobiernos ofrecer incentivos a las empresas para frenar la externalización de puestos de trabajo industrial, y socavan las normativas ambientales y la legislación relativa a la seguridad alimentaria. Algunos de estos acuerdos incluso protegen a los dueños de las maquiladoras y otros violadores de los derechos humanos contra cualquier tipo de pena o enjuiciamiento.

¿Es de extrañar que Putin no quiera participar en esta inmoral estafa? ¿Es tan extraño que se plantee la necesidad de afirmar claramente que Rusia sólo cumplirá con aquellas leyes y tratados que “no restrinjan los derechos y libertades de nuestro pueblo y ciudadanos y no contradigan nuestra Constitución”? Aquí está Putin de nuevo:

“Por favor, no olviden lo que le pasó a nuestro país después de 1991. Tras el colapso de la Unión Soviética, … también hubo amenazas, peligros de una magnitud que nadie podría haber imaginado antes. … Por lo tanto … debemos crear un sistema sólido, fiable e invulnerable que sea absolutamente estable en cuanto al contorno exterior y que garantice de forma segura la independencia y la soberanía de Rusia.”

Entonces, ¿qué pasó después de la disolución de la Unión Soviética?

Los USA enviaron un pelotón de killers economistas a Moscú como contribución a la campaña de “terapia de choque” que hizo colapsar la red de seguridad social, provocó el aumento del desempleo, la falta de vivienda, la pobreza y el alcoholismo en muchos órdenes de magnitud, aceleró el deslizamiento hacia la privatización que alimentó a una generación de oligarcas voraces y sumió a la economía real en una insoportable depresión de largo plazo.

El economista Joseph Stiglitz siguió de cerca los acontecimientos en Rusia en ese momento y lo resumió así:

“En Rusia, se le dijo al pueblo que el capitalismo iba a traer una nueva prosperidad sin precedentes. De hecho, trajo una pobreza sin precedentes, como indican no sólo la caída del nivel de vida, no sólo la caída del PIB, sino la disminución de la esperanza de vida y otros indicadores sociales de gran envergadura, que mostraban un deterioro de la calidad de vida …

El número de personas en situación de pobreza en Rusia, por ejemplo, aumentó del 2% a unas cifras entre el 40 y el 50%, con más de uno de cada dos niños viviendo en familias por debajo del umbral de pobreza. Para la mayoría de estas personas, la economía de mercado era un enemigo peor que lo que los comunistas habían predicho. … En algunos (lugares) de la ex Unión Soviética, el PIB, el ingreso nacional, cayó en más del 70 por ciento. Y ese pastel más pequeño era dividido de manera cada vez más desigual, de modo que unas pocas personas se hicieron con una parte cada vez mayor del pastel y la mayoría de la gente con una parte menor …” (Entrevista de PBS con Joseph Stiglitz, Commanding Heights)

Al mismo tiempo que los agentes de Washington estaban ocupados saqueando Moscú, la OTAN estaba trasladando sus tropas, divisiones blindadas y emplazamientos de misiles más cerca de la frontera de Rusia, en clara violación de las promesas hechas a Mikhail Gorbachev de no desplazar su ejército “ni una pulgada hacia el Este”. En la actualidad, hay más tropas de combate y armamento en el flanco occidental de Rusia que en cualquier otro momento desde la preparación por el ejército alemán de la operación Barbarroja, en junio de 1941. Naturalmente, Rusia se siente amenazada por esta fuerza flagrantemente hostil en su frontera. (Por cierto, esta semana, los USA están llevando a cabo su mayor y más provocativo despliegue en Europa desde la época de la Guerra Fría. De acuerdo con el sitio web de las Fuerzas Armadas de USA en Europa: “El ejercicio Defender-Europa 20 es el despliegue de una fuerza creíble de combate del tamaño de una división de los USA en Europa…” El Pentágono y sus aliados de la OTAN están simulando imprudentemente una guerra total con Rusia para evitar que Moscú refuerce sus lazos económicos con Europa”.) He aquí otras opiniones de Putin:

“Estoy convencido de que ya es hora de llevar a cabo una discusión seria y directa sobre los principios básicos de un orden mundial estable y los problemas más agudos a los que se enfrenta la Humanidad. Es necesario mostrar voluntad política, sabiduría y coraje. Nuestro tiempo exige tener conciencia de nuestra responsabilidad compartida y llevar a cabo acciones reales.”

Este es un tema que Putin ha reiterado muchas veces desde su innovador discurso en Munich en 2007, cuando dijo:

“Estamos viendo un desdén cada vez mayor por los principios básicos del derecho internacional. Y hay normas legislativas independientes que están, de hecho, cada vez más cerca del sistema legislativo de un Estado. Un Estado y, por supuesto, en primer lugar Estados Unidos, ha sobrepasado sus fronteras nacionales en todos los sentidos. Esto es visible en las políticas económicas, políticas, culturales y educativas que impone a otras naciones. Bueno, ¿a quién le gusta esto? ¿Quién está contento con esto?…” (“Las guerras no disminuyen”, el icónico discurso de Putin en Munich en 2007, YouTube)

A lo que Putin hace objeción es a que los USA actúen unilateralmente cuando quieran. Es el caprichoso desprecio de Washington por el derecho internacional lo que ha desestabilizado vastas regiones de Oriente Medio y Asia Central y ha puesto a los líderes mundiales al límite sin saber nunca dónde surgirá la próxima crisis o cuántos millones de personas se verán afectadas. Como dijo Putin en Munich, “Nadie se siente seguro”. Nadie siente que puede contar con la protección del derecho internacional o las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Putin:

“Sólo miren la situación en Oriente Próximo y el Norte de África … En lugar de llevar a cabo reformas, la intervención agresiva destruyó las instituciones gubernamentales y el estilo de vida local. En lugar de democracia y progreso, ahora hay violencia, pobreza, desastres sociales y un total desprecio por los derechos humanos, incluido el derecho a la vida …”

El vacío de poder en algunos países de Oriente Medio y África septentrional dio lugar, obviamente, al surgimiento de zonas de anarquía, que se llenaron rápidamente de extremistas y terroristas. El llamado Estado Islámico tiene decenas de miles de militantes que luchan por él, incluidos ex soldados iraquíes que se quedaron en la calle después de la invasión de 2003. Muchos reclutas proceden de Libia, cuyo Estado fue destruido como resultado de una grave violación de la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas número 1973 …”

¿Está Putin exagerando el papel de Washington en la destrucción de de Iraq, Libia, Siria y Afganistán o es una evaluación justa del papel pernicioso y desestabilizador de los USA en la región? Civilizaciones enteras han sido arrasadas, millones han muerto o se han dispersado por la región, con objeto de lograr alguna nebulosa ventaja estratégica o ayudar a Israel a eliminar a sus supuestos enemigos. Y todo este aventurerismo militar se remonta a la disolución de la Unión Soviética y a la respuesta triunfalista de los poderosos usamericanos que vieron el colapso de Rusia como una luz verde para su Nuevo Orden Mundial.

Washington se deleitó con su victoria y abrazó su capacidad de dominar la toma de decisiones a nivel mundial e intervenir unilateralmente donde le pareciera conveniente. La nación indispensable ya no tenía que preocuparse por formalidades como el Consejo de Seguridad de la ONU o el derecho internacional. Incluso la soberanía fue descartada como una noción arcaica que no tenía cabida en el nuevo imperio corporativo sin fronteras. Lo que realmente importaba era extender el capitalismo de estilo occidental a los cuatro rincones de la tierra, particularmente a aquellas áreas que contenían recursos vitales (Oriente Próximo) o un potencial de crecimiento explosivo (Eurasia). Esas regiones eran el verdadero premio.

Pero entonces ocurrió algo inesperado. Las guerras de Washington se prolongaban hasta el infinito mientras nuevos centros de poder emergían gradualmente. De repente, la utopía globalista ya no estaba al alcance, el siglo americano había terminado antes de empezar. Mientras tanto, Rusia y China se volvían cada vez más poderosas. Exigieron el fin del unilateralismo y el retorno al derecho internacional, pero sus demandas fueron rechazadas de plano. Las guerras e intervenciones se prolongaron a pesar de que las perspectivas de victoria eran cada vez más remotas. Aquí está Putin de nuevo:

“No tenemos ninguna duda de que la soberanía es la noción central de todo el sistema de relaciones internacionales. Su respeto y su consolidación ayudarán a garantizar la paz y la estabilidad tanto a nivel nacional como internacional … En primer lugar, debe haber una seguridad igual e indivisible para todos los estados.” (Reunión del Club de Discusión Internacional Valdai, “El futuro en marcha: Remodelando el mundo del mañana, Oficina del Presidente de Rusia)

Efectivamente, la soberanía es el principio fundamental sobre el que descansa la seguridad mundial y, sin embargo, es la soberanía lo que las elites occidentales están tan ansiosas por destruir. Poderosas transnacionales quieren borrar las fronteras existentes para facilitar el flujo libre de bienes y personas en una gigantesca zona de libre comercio interconectada que se extienda por todo el planeta. Y mientras su plan ha sido descarrilado por Putin en Siria y Ucrania, ha logrado avances en África, América del Sur y el Sudeste Asiático. El virus no puede ser contenido, sólo puede ser erradicado. He aquí Putin:

“Esencialmente, todo el proyecto de globalización está hoy en crisis, y en Europa, como bien sabemos, se oyen ahora voces que dicen que el multiculturalismo ha fracasado. Creo que esta situación es en muchos aspectos el resultado de decisiones equivocadas, precipitadas y hasta cierto punto demasiado confiadas, tomadas por las elites de algunos países hace un cuarto de siglo. En aquel entonces, a finales de los años ochenta y principios de los noventa, existía la posibilidad no sólo de acelerar el proceso de globalización, sino también de darle una calidad diferente y hacerlo más armonioso y sostenible por naturaleza.

Pero algunos países que se consideraban vencedores en la Guerra Fría, no sólo se veían así sino que lo decían abiertamente, y tomaron el camino de reformar simplemente el orden político y económico mundial para adaptarlo a sus propios intereses.

En su euforia, abandonaron esencialmente el diálogo sustantivo e igualitario con otros actores de la vida internacional, optaron por no mejorar las instituciones universales o no crear nuevas, e intentaron en su lugar someter al mundo entero a la difusión de sus propias organizaciones, normas y reglas. Eligieron el camino de la globalización y la seguridad para sus ellos mismos, para una minoría selecta y no para todos”. (Reunión del Club de Discusión Internacional de Valdai)

Como dice Putin, había una oportunidad de “hacer la globalización más armoniosa y sostenible”, (tal vez, la iniciativa china del Belt and Road logre precisamente eso), pero las elites de Washington rechazaron esa idea, eligiendo en cambio imponer al mundo su propia visión, llena de autobombo. Como consecuencia de ello, han surgido manifestaciones y disturbios en toda Europa, están aumentando los partidos populistas de derecha y la mayoría de la población ya no confía en las instituciones democráticas básicas. La versión occidental de la globalización ha sido rotundamente repudiada como una estafa que derrama riqueza sobre los multimillonarios intrigantes, mientras que deja en la estacada a los trabajadores comunes. Aquí está Putin de nuevo:

“Parece que las elites son incapaces de ver la profundización de la estratificación en la sociedad y la erosión de la clase media …(pero la situación) crea un clima de incertidumbre que tiene un impacto directo en el estado de ánimo del público.

Estudios sociológicos realizados en todo el mundo muestran que los habitantes de diferentes países y continentes tienden a ver el futuro turbio y sombrío. Es triste. El futuro no los atrae, sino que los asusta. Al mismo tiempo, la gente no ve oportunidades reales o medios para cambiar nada, influir en los acontecimientos y dar forma a la política”. (Reunión del Club de Discusión Internacional de Valdai)

Es cierto que la vida es más difícil ahora y parece que se hace más difícil aún, pero ¿cuál es el remedio de Putin, si es que  tiene uno? ¿Va a detener la marea y revertir los efectos de la globalización? ¿Va a sabotear el plan de Washington para controlar los recursos vitales en el Oriente Próximo, convertirse en el principal actor en Asia Central y reforzar su control sobre el poder mundial?

No, Putin no es tan ambicioso. Como indica en su discurso, su objetivo inmediato es reformar la economía para eliminar la pobreza y distribuir la riqueza de manera más equitativa. Se trata de remedios prácticos que ayudan a suavizar el capitalismo y a disminuir la probabilidad de que estallen disturbios sociales. También quiere evitar las posibles amenazas al Estado, apuntalando la soberanía rusa. Por eso está añadiendo enmiendas a la Constitución. El objetivo es proteger a Rusia de los perniciosos agentes extranjeros o quintacolumnistas que operan dentro del Estado. En resumen: Putin ve lo que está pasando en el mundo y ha trazado un rumbo que sirve mejor a los intereses del pueblo ruso. Los usamericanos serían afortunados si tuvieran un líder que hiciera lo mismo.

Mike Whitney مایک ویتنی

Original: The Federal Assembly Speech; Putin vows to rein in capitalism and shore up sovereignty

Traducido por  S. Seguí

Traducciones disponibles: Português/Galego