El Teatro Teresa Carreño resuena con canciones y consignas de los cinco continentes. Estamos en la conclusión de la Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP) que, del 24 al 27 de febrero, reunió a 500 delegados y delegados de 90 países. Ingresa el presidente Nicolás Maduro acompañado por la Primera combatiente Cilia Flores. Se levantan las banderas, la de Venezuela está en el centro. Maduro pide que “se la preste” para mantenerla en la mesa durante el discurso que inflamará a la platea. Con él están la Vicepresidenta Delcy Rodríguez, el Viceministro de Comunicaciones Internacionales en el Ministerio de Relaciones Exteriores, William Castillo, y voceros internacionales como João Pedro Stedile, del Movimiento Sin Tierra.
Nicolás Maduro acompañado por la Primera combatiente Cilia Flores
“No somos libres, no somos revolucionarios, no somos independientes sin pagar el precio del valor, de la rebeldía y del coraje”, dice Maduro a la AIP. La asamblea responde con una canción africana, que une a todas y a todos en la lucha de los cimarrones y cimarronas, esclavos que huyen de las cadenas para construir la libertad. “Queremos un mundo sin esclavos ni amos”, dice el presidente. Un mundo en el que cesen las guerras de agresión enmascaradas bajo la intervención “humanitaria”, cuyo verdadero objetivo es apoderarse de los recursos.
Los numerosos representantes haitianos, especialmente las mujeres, han venido a dar testimonio de la lucha y la resistencia que los medios no cuentan. “El pueblo de Haití, nos dice Edwine Décius, de la Plataforma Papda, está luchando nuevamente por su dignidad, por la justicia social y la soberanía. La hipocresía imperialista utiliza la retórica de la ayuda humanitaria para imponer nuevas formas de colonialismo a través de un ejército de ONG y la imposición de la fuerza multinacional, la Minustah. Es el “modelo” que a las potencias lideradas por Estados Unidos le gustaría imponer a Venezuela, utilizando al títere Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino “.
Los días de la reunión internacional fueron también aquellos en los que la amenaza de agresión armada contra el socialismo bolivariano parecía estar más cerca. Una amenaza proveniente de la Colombia de Ivan Duque, en la primera fila del ataque, llevado a cabo bajo el disfraz de la “ayuda humanitaria”. La Colombia de los “falsos positivos” y de la traición a los ideales de Simón Bolívar. En el teatro, en cambio, ondean las banderas del Congreso de los Pueblos y de las organizaciones populares colombianas que, desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, están sufriendo por la guerra sucia de las oligarquías, a sueldo de los intereses norteamericanos.
Desde la gran pantalla preparada para la reunión, se exhiben las imágenes del 23 de febrero, el día en que las derechas venezolanas establecieron su espectáculo macabro para ingresar la “ayuda humanitaria” a la fuerza. Una farsa por el uso y consumo de clientes externos que presidieron las operaciones sin vergüenza, volando como cóndor en la frontera colombiano-venezolana. Los videos desenmascaran las mentiras difundidas por los medios maistream. Vemos a los mercenarios que se preparan para la redada, con la cobertura total del gobierno colombiano. Queman el camión con la supuesta ayuda, para culpar a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Entonces se ve que ese camión transportaba material de guerra, reposición para la nueva violencia de la derecha. Parece claro que, una vez más, fue la determinación del pueblo bolivariano de derrotar los ataques armados de las derechas.
Romain Mingus, un periodista francés que forma parte de la Red Europea en solidaridad con la revolución bolivariana, participó a la AIP después de haber sido testigo directo de los acontecimientos en la frontera. Entonces nos describió así esos días: “El 23 de febrero, en el puente Simón Bolívar, donde miles de personas pasan todos los días, tuvo lugar una verdadera batalla que duró 15 horas. La estrategia de la derecha fue crear un accidente mayor que justificara la intervención armada. Del lado colombiano, llegaron personas que, para el uso y el consumo de los medios internacionales, vinieron a pedirle a la FANB que permitiera el ingreso de la ayuda humanitaria, que abandonara “el régimen de Maduro”, etc., y que de inmediato se convirtieron en agresores y mercenarios. Amenazaron con quemar vivos a esos soldados. Y luego atacaron: con molotov, piedras y balas reales “.
Según el periodista francés, el número de heridos en el campo chavista supera los 300 de los cuales hablaron los medios de comunicación, “y ciertamente también hubo en el campo opositor. Pero si no hubo muertos fue porque la FANB no tenía y no usó armas letales, y porque vimos el chavismo organizado en acción, el pueblo bolivariano que defendió su soberanía en una perfecta unión cívico-militar “.
En esta gigantesca prueba de guerra contra Venezuela, en el que el imperialismo busca nuevos espacios para imponer su hegemonía, todas las máscaras han caído. “Yo – dice Mingus – estaba el día anterior en Cúcuta, donde la radio y la televisión no hicieron un misterio del verdadero objetivo, que no era el de la presunta ayuda humanitaria, sino de ‘matar al tirano y derrotar la dictadura’. Te cuento un episodio más que indica lo que estaba en juego. Junto con Guaidó, hubo algunos presidentes latinoamericanos como el chileno Sebastián Piñera. Podrían haberse reunido en un centro de congresos o en un hotel de cinco estrellas, que también es más adecuado en términos de seguridad. En su lugar, decidieron concentrarse en la casa de Francisco Santander, el traidor de Bolívar. Un claro mensaje simbólico a la revolución bolivariana “.
Otra cosa interesante, dice el periodista francés, fue “la captura de un mercenario, quien dijo que le pagaron 40 dólares. El 25 de febrero, fui testigo de una reunión surrealista entre el teniente coronel Osorio de la Guardia Nacional Bolivariana y un grupo de 100 guarimberos que pidieron regresar a Venezuela porque no les habían pagado. Qué extraña dictadura, ¿verdad?”
Los delegados de la AIP, muchos de los cuales nunca antes habían estado en Venezuela, pudieron ver directamente la distancia entre la realidad de Venezuela y la contada por los grandes medios. “Muchos pensaron que iban a encontrar un país colapsado, una situación similar a la de Yemen – dice Mingus – tocando una realidad diferente, podrían llevar una imagen real de la revolución bolivariana, que tiene derecho a resolver sus problemas sin interferencia externa. Se dieron cuenta de que el sistema de medios internacional es parte de una guerra psicológica que considera a los ciudadanos del mundo como un objetivo militar. Esperamos que después de esta reunión, los participantes del AIP regresen a su país para explicar los efectos del infame bloqueo financiero y comercial en la vida de los venezolanos. Esperamos que cuenten y multipliquen la fuerza de este gran movimiento de resistencia que defiende su soberanía y autodeterminación, y que es una lección para los pueblos del mundo”.
Un análisis también compartido por la brasileña Cassia Bechara. “Estos fueron días increíbles para nosotros”, nos dice, saliendo del debate final de la Asamblea Internacional de los Pueblos. Cassia es parte de la dirección nacional del Movimiento sin Tierra, y es responsable de las relaciones internacionales para el colectivo, un gran promotor de esta primera reunión internacional.
“En esta situación política, dijo, era una prioridad mostrar la importancia de la revolución bolivariana para los movimientos populares del mundo, fortalecer la mística del pueblo en torno a la defensa del proceso bolivariano, su soberanía, su presidente legítimo, y esto es algo que se logró. Con esta estructura internacional nos hemos fijado dos objetivos: la formación de la Brigada Juvenil Che Guevara, que llegó aquí una semana antes de la reunión. Para entender desde adentro lo que significa la revolución bolivariana, 150 jóvenes de todo el mundo han trabajado en las comunidades, han visitado, discutido y compartido. El segundo objetivo lo conseguimos a través de la discusión y el intercambio de la Asamblea con la experiencia revolucionaria bolivariana. Una emoción indecible, porque una cosa es la teoría, la otra es tocar el trabajo diario de construcción, porque no se trata solo de Venezuela, sino de las esperanzas de todos nosotros: una inspiración concreta para luchar en otras partes del mundo. La mejor solidaridad que podemos traer a Venezuela es hacer la revolución en nuestro país, difundir el contenido internacionalista en nuestras organizaciones y nuestras regiones “.
Muchas mujeres jóvenes como Cassia animaron las mesas de discusión de la AIP y las Brigadas solidarias. “Pero el problema de género no ha sido suficientemente visibilizado, dice Cassia, aunque debería estar presente constantemente, en cuanto visión del mundo. Vemos que en Venezuela, el 80% de las comunas están compuestas por mujeres, igualmente el CLAP. Un protagonismo que forma parte de la práctica revolucionaria. En la articulación internacional debemos comprometernos más a la participación efectiva de las mujeres Desde este primer momento de encuentro, intentaremos construir una plataforma internacional y unitaria de las fuerzas populares, a partir de una agenda común”.
La experiencia de las brigadas de solidaridad, que ya están presentes en Cuba, Venezuela, Zambia y Haití, puede reproducirse para permitir un trabajo concreto con las comunidades y el intercambio de proyectos e ideales. “La Asamblea, dice Cassia, debe ser parte de la política internacionalista de las organizaciones presentes, los contenidos deben ser expandidos y replicados, tanto en términos de capacitación y de formación, como de acción. Por esta razón, hemos propuesto una serie de fechas, una agenda común para la movilización internacional: el 8 de marzo, día de las mujeres, el primero de mayo de los trabajadores y trabajadoras, el 28 de julio un día internacional para Haití, uno el 7 de abril para la liberación de Lula … y muchos otros, detallados en uno de los documentos finales de la AIP “.
En Brasil, la situación es dramática. “El gobierno fascista de Bolsonaro está implementando todos los instrumentos legales para criminalizar los movimientos de la lucha, a partir del MST. Todos los espacios están siendo militarizados, en todos los órganos de gobierno, tanto a nivel estatal como federal, para cerrar cada pequeña brecha en la cuestión agraria y más allá. Debemos equiparnos para esta nueva fase, también en términos de la seguridad de nuestras ocupaciones, de nuestros militantes y dirigentes. Nos estamos preparando para la resistencia activa “.
El primer frente es el del 8 de marzo. “Nosotras mujeres, dice Cassia, estábamos en la primera fila durante las elecciones con la campaña Ele nao contro Bolsonaro. Ahora estamos sufriendo un ataque sin precedentes. Incluso se está preparando un proyecto de ley para criminalizar el uso de anticonceptivos y de las mujeres que los usan. Las movilizaciones del 8 de marzo que estamos preparando empezando de la capital serán una prueba importante para todos los movimientos de lucha, tanto a nivel concreto como simbólico “.
Desde la plataforma internacionalista, se han difundido diversos documentos y pronunciamientos aprobados por la Asamblea (www.resumenlatinoamericano.org): para apoyar a la revolución bolivariana y su legítimo presidente, Nicolás Maduro, pero también en defensa de la autodeterminación de los pueblos: desde los palestinos a los saharaui, desde los haitianos al puertorriqueños, cubanos, ucranianos, kurdos, vascos, catalános, colombianos. Y para apoyar la resistencia de los afrodescendientes.
El manifiesto de solidaridad con Venezuela enmarca el ataque al socialismo bolivariano en el contexto de la crisis estructural histórica del capitalismo y la tendencia a la guerra imperialista. La AIP llama a poner fin al bloqueo criminal contra Venezuela, invita a “todo el mundo a levantar su voz para construir la paz y detener la guerra”, y defiende el socialismo bolivariano como un “proyecto que aporta sentidos éticos y de futuro para la humanidad”. Un llamado que las organizaciones populares ya están replicando en cada región para decir que “Venezuela no está sola, y que el socialismo bolivariano es nuestra trinchera”.
Geraldina Colotti
Original: Un nuovo internazionalismo nasce in Venezuela
Editado por María Piedad Ossaba
Fuente: FarodiRoma, 5 de marzo de 2019